Oh, Rosario Santo, ¡Señora Nuestra!.
Escuchad hermanos míos:
Si queréis en paz vivir y gozar
De salud de cuerpo y alma,
El Rosario Santo debéis de rezar.
El, os dará la paz, que andáis
Buscando y él, os acompañará
Todos los días de vuestra vida,
Porque, el mismo Cristo estará
En vuestro corazón siempre.
Hacedlo como Agustín, el primero
Entre todos, en haberlo aprendido
De boca de Nuestra Señora y
Por quien se expandió por todo
El orbe de muestro mundo.
Ya lo sabéis, que, nada os cuesta
Y viviréis con cada misterio,
Cantando en vuestra alma, la vida,
Pasión, muerte y resurrección de
De Jesucristo Dios y Señor Nuestro.
Aquí, os lo digo cómo debéis hacerlo:
La Señal de la Cruz, primero
Seguido del Credo y del Padre
Nuestro, tres Ave Marías y el Gloria.
El Primer Misterio, anunciad y Meditadlo,
A continuación, el Padre Nuestro rezad,
Más diez Ave Marías, y el Gloria al
Padre, al Hijo y al Santo Espíritu.
Haced todo lo anterior, para los
Restantes cuatro Misterios, según el
Día que corresponda, sin olvidar su
Meditación. Al finalizar; rezad el Salve.
Como complemento, podéis rezar
Las letanías, que son fuerza, vida
Y fe, inspiradas en Nuestra Señora;
Criatura perfecta, del Dios de la vida.
Así, entonces sabremos el por qué,
De aquél estribillo que dice:
“El Rosario es la mejor canción
Cuando se la canta con el corazón”.
Porque de María Virgen, Madre de Dios
Como arma poderosa, llegó a nosotros
Para vencer a los enemigos de la fe;
Oh, Rosario Santo ¡Señora Nuestra!.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Octubre
Nuestra Señora del Rosario
Fiesta
Martirologio Romano: Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios.
Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a la imagen.
En el siglo XV su devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que siglos atrás dio a Santo Domingo.
El rezo del Santo Rosario es una de las devociones más firmemente arraigada en el pueblo cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de Lepanto (1571), victoria atribuída a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. Más hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María. La celebración de este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.