07 febrero, 2015

San Ricardo, el Sajón

   

 ¡Oh!, San Ricardo, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo, que, piadosa y noble vida llevasteis a
vuestra familia valores trasmitiendo preciados, tanto que,
un viaje a Roma y Tierra Santa emprendisteis, pero, quiso
Dios, que, repentinamente os presentaseis ante Él, en Lucca
falleciendo, y, aún así, muerto como estabais realizasteis
milagros varios y, son testigos de ello, vuestros hijos que 
más tarde y para alegría vuestra, canonizados fueron, y hoy, 
os acompañan en la celeste mansión de Dios. Allí están: San 
Winebaldo, San Wilibaldo y Santa Walpurga, vuestra amada 
hija. Y, vos, como sabéis, luciendo estáis corona eterna de 
luz, como premio a vuestros sueños y entrega de amor y fe;
¡oh!, San Ricardo, “amor, fe y sueños, todo por Cristo Jesús”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Febrero
San Ricardo, el Sajón
Rey de Inglaterra
(¿?-722)
 
Nació en Inglaterra. Sus orígenes no han sido del todo corroborados por datos históricos.

Puesto que el primer rey inglés con ese nombre fue Ricardo Corazón de León, quien viviría varios siglos más tarde, se ha puesto en duda que nuestro San Ricardo haya sido rey de Inglaterra. Probablemente haya sido príncipe de Wessex; o sea un gran señor feudal.

Llevó una vida noble y piadosa, y supo transmitir estos valores a la familia que formó. Ya en la edad madura decidió aventurarse a realizar su mayor sueño, que era el de conocer Roma, la “Ciudad Eterna” y Tierra Santa. Y emprendió el viaje, en compañía de sus hijos, en el año 720.

Cruzaron a Francia y comenzaron la larga travesía, primero por el río Sena, y en Rouen continuaron a pie, visitando varios santuarios. Sin embargo, al llegar a la villa de Lucca, San Ricardo falleció repentinamente.

En Lucca se le empezó a venerar muy pronto, pues se dice que aún muerto realizó varios milagros de curación de enfermos, quienes rezaban ante su tumba. La fama de San Ricardo, “rex Anglorum”, se extendió, y sus reliquias se conservan todavía en ese lugar.

Sus hijos, acompañantes suyos en la peregrinación que nunca llegó a Roma, con el tiempo fueron canonizados también: San Winebaldo, San Wilibaldo y Santa Walpurga.

SAN RICARDO EL SAJÓN nos enseña la importancia de intentar realizar nuestros sueños hasta el final.