¡Oh!, San Eliseo, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su Profeta amado y santo que, al significado de vuestro
nombre: “Dios es mi salvación”, honor le hicisteis, de Elías
heredando, vuestro padre espiritual, su “doble espíritu”.
Y, así, Dios, os eligió de especial manera, para que vos,
lo siguierais a Él. Vos, a vuestro “maestro” por la cantidad
de vuestros milagros superasteis, porque vos, “maestro
y padre” de las gentes de vuestro tiempo, fuisteis. Vuestro
mensaje, a través de los tiempos resplandece, y se oye vuestra
voz aún, a todas las gentes exhortando de la tierra, para
“que estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir la llamada.
Que, procuremos encarnar el doble espíritu: oración y apostolado.
Que seamos fieles a nuestro Maestro. Que procuremos el bien
de todos nuestros hermanos”. El Monte Carmelo, de vos, sabe
y, vuestro ejemplo surge en medio del mundo de hoy, donde
el relativismo, reinar quiere, porque saber de Dios, ya no
desea. Precursor carmelitano, gozáis hoy, de las alegrías
del cielo, como justo premio, a vuestro grande amor y fe;
¡oh!, San Eliseo, Profeta, “Dios es mi salvación eterna”.
su Profeta amado y santo que, al significado de vuestro
nombre: “Dios es mi salvación”, honor le hicisteis, de Elías
heredando, vuestro padre espiritual, su “doble espíritu”.
Y, así, Dios, os eligió de especial manera, para que vos,
lo siguierais a Él. Vos, a vuestro “maestro” por la cantidad
de vuestros milagros superasteis, porque vos, “maestro
y padre” de las gentes de vuestro tiempo, fuisteis. Vuestro
mensaje, a través de los tiempos resplandece, y se oye vuestra
voz aún, a todas las gentes exhortando de la tierra, para
“que estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir la llamada.
Que, procuremos encarnar el doble espíritu: oración y apostolado.
Que seamos fieles a nuestro Maestro. Que procuremos el bien
de todos nuestros hermanos”. El Monte Carmelo, de vos, sabe
y, vuestro ejemplo surge en medio del mundo de hoy, donde
el relativismo, reinar quiere, porque saber de Dios, ya no
desea. Precursor carmelitano, gozáis hoy, de las alegrías
del cielo, como justo premio, a vuestro grande amor y fe;
¡oh!, San Eliseo, Profeta, “Dios es mi salvación eterna”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de junio
San Eliseo Profeta
Año 850 a. de C.
San Eliseo Profeta
Año 850 a. de C.
Omnipotente y sempiterno Dios, que te manifiestas admirablemente
en la elección de los profetas; concédenos, te rogamos, que, así como el
espíritu de Elías lo duplicaste en Eliseo, así también te dignes
duplicar en nosotros la gracia del Espíritu Santo, para que podamos
realizar obras virtuosas. Amén.
Biografía
Eliseo (”Dios es mi salvación”) es una figura dominante del siglo IX
antes de Cristo. Conocemos el nombre de su padre, Safat, originario de
Abel Meholah, al sur de Bewt-Shan, y sabemos que su familia era
acomodada (1 Re 19, 16-19). El Carmelo desde siempre consideró a este
discípulo de San Elías, de quien heredó su doble espíritu, como su
segundo padre espiritual.
Dios le elige directa y especialmente (1 Re 19,16) para que vaya en
seguimiento de Elías (1 Re 19,l9ss), al cual sucederá después de la
misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la medida
establecida por la Ley para los primogénitos: el doble que los otros
herederos [2 Re 2,1-15].
Su condición de “hombre de Dios” se revela
principalmente en los prodigios de todo género con que está entretejida
su vida. Los obra por si mismo, para personas particulares y para
comunidades enteras. Vivió hacia 850-800, sucesor de san Elias, al que
supera ciertamente por el número y lo llamativo de sus milagros, pero no
por su personalidad y su influencia religiosa. Así, Elías es mencionado
en el Nuevo Testamento, significativamente, 30 veces; Eliseo sólo una
vez (Lc 4,27).
Su historia, casi legendaria y a veces plagiada de la de Elías, fue
recogida en 1 y 2 Re (1 Re 19, 19-21,2 Re, 13-8, 15,9,1-15,13, 14,-21).
Con la unción de Yehú provocó la caída de la dinastía de Ajab. Gozaba de
gran estimación entre los reyes Yosafat (2 Re 3,12) y Yoás (2 Re
13,14-19). Parece que incluso sus propios huesos obraban milagros (2 Re
13,20s). Eliseo aparece en la Biblia cuando Elías es arrebatado y su
carisma pasa a Eliseo (2 Re 1), y concluye con el milagro que tuvo lugar
con el cadáver del profeta ya enterrado (2Re 13,21).
La mayoría de las narraciones, que semejan hermosas “florecillas”,
muestran a Eliseo rodeado de unos grupos que reciben el nombre de
“discípulos (o hijos) de los profetas”.
¿Los carmelitas sucesores de “los hijos de los Profetas”?
Esta es una cuestión ya superada, pero quizá sea bueno recordar aquí
quiénes eran estos “hijos de los Profetas” a los que muchos autores de
dentro y fuera de la Orden señalaron durante siglos como predecesores de
los actuales carmelitas, que tienen su verdadero origen a finales del
siglo XII. San Eliseo era el Maestro y Padre de todos estos grupos, a
quien acudían y obedecían: 2 Re 4,38;6, 1-2,12-21…
Quizá no nos equivoquemos si consideráramos a esas confraternidades
de profetas como los últimos portadores de una fe en Yahvé, pura y sin
mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si estimamos en alto grado su
importancia en orden a la pervivencia de la fe en Yahvé, y en especial
para el sello característico que tendrá en adelante. En último término,
éste es el punto del que partió aquella inaudita radicación de la fe
yahvista y del derecho divino que nos encontramos en los profetas más
tardíos.
Los sorprendentes descubrimientos en las grutas situadas al noroeste
del mar Muerto, no solamente nos proporcionan noticia de un
establecimiento de esenios de estricta observancia, un siglo antes y un
siglo después del nacimiento de Cristo, sino que nos proporcionan
también una visión exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida
comunitaria dirigida autoritativamente (todo ello gracias al documento
llamado “Reglas de la secta”), muestran bajo nueva luz los relatos
referentes a las fraternidades de profetas de la época de Eliseo.
Su mensaje
Que estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir la llamada.
Que procuremos encarnar el doble espíritu: oración y apostolado.
Que seamos fieles a nuestro Maestro.
Que procuremos el bien de todos nuestros hermanos.
Que procuremos encarnar el doble espíritu: oración y apostolado.
Que seamos fieles a nuestro Maestro.
Que procuremos el bien de todos nuestros hermanos.