¡Oh!, Sagrada Epifanía del Señor, que en Oriente y
en Occidente os celebran y que, sois “manifestación”,
pues Vos, Señor de los cielos y la tierra, os revelasteis
a los paganos en la persona de los tres reyes magos.
Con vos, tres misterios se celebran: la adoración de
los magos, el bautismo de Cristo por Juan el “Bautista”
y el primer milagro de Jesucristo. “Ya viene el Señor
del universo, en sus manos está la realeza, el poder
y el imperio”. El verdadero rey que contemplamos en
esta festividad es el pequeño Jesús, y que, los magos
utilizar supieron su saber astronómico para, al Salvador
descubrir. Así, oro, incienso y mirra, os ofrecieron
en honor a Vuestra realeza, Vuestra divinidad y Vuestra
humanidad. Oh, Melchor, Gaspar y Baltasar, sois los reyes
de la estrella peregrinos y sacerdotes del Dios Altísimo,
que, con lo que estaba escrito, cumplisteis y anticipasteis
nuestra participación en la gloria de la inmortalidad
de Cristo, manifestada en una naturaleza mortal. Sois
pues, los que representáis la fiesta de la esperanza
y que, la Navidad prolongáis en los corazones nuestros,
porque, sólo Dios salva, solo Él, y nadie más, nadie más;
¡oh!, Sagrada Epifanía, “viva” manifestación de Cristo.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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3° de Enero
Solemnidad de la Epifanía del Señor.
Vimos su estrella en el Oriente y venimos a adorarle
Esos magos le llevaron unos regalos al Niño Dios, pero no se dieron cuenta de que ellos fueron quienes recibieron el mayor regalo.
Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12
Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos
magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella
en el Oriente y hemos venido a adorarle.» AL oír esto, el rey Herodes se
sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos
sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del
lugar donde había de nacer el Cristo.
Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.
Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.
Jesús, vengo a este rato de meditación para contemplarte y adorarte,
como aquellos magos de Oriente. Ayúdame a encontrarte, como ellos lo
hicieron, en los brazos de María.
Petición
Jesús, dame la gracia de buscarte siempre. Que seas Tú la causa de todas mis alegrías.
Meditación del Papa Francisco
Los Magos consiguieron superar aquel momento crítico de oscuridad en
el palacio de Herodes, porque creyeron en las Escrituras, en la palabra
de los profetas que señalaba Belén como el lugar donde había de nacer el
Mesías. Así escaparon al letargo de la noche del mundo, reemprendieron
su camino y de pronto vieron nuevamente la estrella, y el Evangelio dice
que se llenaron de “inmensa alegría”. Esa estrella que no se veía en la
oscuridad de la mundanidad de aquel palacio.
Un aspecto de la luz que nos guía en el camino de la fe es también la
santa “astucia”. Es también una virtud, la santa “astucia”. Se trata de
esa sagacidad espiritual que nos permite reconocer los peligros y
evitarlos. Los Magos supieron usar esta luz de “astucia” cuando, de
regreso a su tierra, decidieron no pasar por el palacio tenebroso de
Herodes, sino marchar por otro camino. (S.S. Francisco, 6 de enero de
2014).
Reflexión
Hoy es uno de esos días en que todos quisiéramos de nuevo ser niños.
¡Qué alegría y qué ilusión al habernos ido a la cama pensando: “Esta
noche pasarán por casa los Magos de Oriente y dejarán en ella muchos
regalos para mí” El ejemplo de estos “magos” (en la actualidad
equivaldrían a una especie de astrónomos y no a aquellos que aparecen y
desaparecen un conejo de su sombrero) es un ejemplo de fe y de
sencillez. Su vida estaba resuelta. Eran felices. Tenían una familia
maravillosa. ¿Para qué despeinarse? ¡Vaya ganas de complicarse la vida! Y
sin embargo, ven la estrella y no tardan en seguirla.
Tenían fe y supieron descubrir en el brillo de esa estrella diminuta,
que a ratos se les escabullía, el paso de Dios por sus vidas. Y es que,
hace falta tener los oídos interiores bien limpios para escuchar la voz
de Dios. El rey Herodes, a través de estos magos, recibió también una
invitación de Dios para sumarse a los que adorarían al Niño. Pero la
basura del egoísmo y el ruido del poder acumulado en sus oídos, no le
permitieron escuchar. Se quedó en su palacio y se ensució el alma con la
muerte de tantos inocentes. La sencillez de los magos, se nos presenta
unida a su fe, en el momento del encuentro con el Niño: Y de hinojos le
adoraron, abriendo sus cofres, le ofrecieron como dones de oro, incienso
y mirra…
Unos hombres venían de oriente. Ellos habían visto una estrella
diferente a las demás. Una estrella nacida hacía unos días, lo que
equivaldría a un fenómeno extraordinario. Lo comentan con todos los
habitantes de la ciudad en donde están. La ciudad se sobresalta por tal
anuncio. ¿Qué harías si hoy te preguntaran si has visto la estrella que
acaba de nacer? Al menos yo me sentiría confuso, dado que no soy un
astrónomo, además las noches las ocupo en otras cosas que en estar
mirando el cielo.
Estos hombres los recordamos hoy. Hace más de dos mil años que
observaron el fenómeno de la estrella, y aún hoy se observa este
milagro. Una estrella ha nacido, y nace en esta Navidad, y nacerá en las
siguientes navidades. Esa Estrella la llamamos Jesús. Un Niñito nacido
un lejano 24 de diciembre, y que sigue recibiendo la visita de unos
magos cada año. Unos magos que eran de oriente y que hoy los niños del
mundo quieren muchísimo. Esos magos le llevaron unos regalos al Niño
Dios, pero no se dieron cuenta de que ellos fueron quienes recibieron el
mayor regalo, el conocimiento de Dios a través de la Fe.
Ojalá que en este día, escuchemos la voz del recién nacido. Y si no
la percibimos, lavémonos los oídos, curemos nuestra sordera de alma y no
nos quedemos solos y tristes como Herodes.
Propósito
Vayamos al portal de Belén y con fe y sencillez, desde lo más
profundo de nuestro corazón, adoremos a Jesús, prometiéndole que
seguiremos siempre su estrella.
La adoración de los magos me recuerda lo cerca que estás siempre,
esperando que me dé el tiempo para contemplar y apreciar el infinito
amor que me ofreces. Mi entorno social ofrece tantas falsas alegrías que
necesito, como los magos, seguir tu estrella que muestra el camino, que
aunque a veces parezca difícil, es el único donde podré encontrar la
felicidad verdadera. Señor, ayúdame a salir a predicar tu mensaje de
amor, dame la gracia de salir de mí para ejercer una labor de fermento
dentro de mi familia y en el círculo de mis amigos, para comenzar a
vivir un cristianismo militante, dinámico, lleno de celo, que nunca
pierde de vista la estrella de tu amor.
(http://www.es.catholic.net/op/articulos/11776/la-epifana-del-seor.html)