Cuaresma y Semana Santa
Martes Santo
Lo que vas a hacer, hazlo pronto
Juan 13, 21-33.36-38.
En nuestras manos está ser un discípulo fiel y generoso o ser otro Judas.
Por: Miguel Ángel Andrés | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33.36-38:
Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró:
«En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará». Los
discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de
sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús.
Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está
hablando». El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor,
¿quién es?» Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a
mojar». Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón
Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le
dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Pero ninguno de los comensales
entendió por qué se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos
pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la
fiesta», o que diera algo a los pobres. En cuanto tomó Judas el bocado,
salió. Era de noche. Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido
glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios
ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le
glorificará pronto». «Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con
vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos,
que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a
vosotros. Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le
respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más
tarde». Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi
vida por ti». Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad,
en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres
veces».
Oración introductoria
Señor, ¿estoy realmente dispuesto a dar todo por Ti? Que ingenuo soy
al pensar que podría renunciar a todo por tu amor sino logro serte fiel
en el día a día. Permite que esta oración me lleve a crecer en el amor,
en lo ordinario del día de hoy, para que así confíe auténticamente en tu
gracia y pueda entregarte todo.
Petición
Dame la sabiduría para entender, Señor, que la fidelidad no es otra cosa que la obediencia pronta a tus inspiraciones.
Meditación del Papa Francisco
Hoy quiero invitaros a rezar por nosotros, obispos, porque también
nosotros somos pecadores, también nosotros tenemos debilidades, también
nosotros corremos el peligro de Judas: también él había sido elegido
como columna.
Sí, también nosotros corremos el peligro de no rezar, de hacer algo
que no es anunciar el Evangelio y expulsar los demonios. Por eso hay que
rezar para que los obispos sean lo que Jesús quería, y que todos
nosotros demos testimonio de la resurrección de Jesús.
El pueblo de Dios reza por los obispos, en cada misa se reza por los
obispos del lugar: se reza por Pedro, la cabeza del Colegio episcopal, y
se reza por el obispo del lugar. Pero esto puede ser insuficiente: se
dice el nombre por costumbre y se va adelante. Es importante rezar por
el obispo con el corazón, pedir al Señor: «Señor, protege a mi obispo;
protege a todos los obispos, y mándanos obispos que sean verdaderos
testigos, obispos que recen y obispos que nos ayuden, con su
predicación, a comprender el Evangelio, a estar seguros de que tú,
Señor, estás vivo, estás entre nosotros».
Rezar por nuestros obispos: es una tarea de los fieles. En efecto, la
Iglesia sin obispo no puede ir adelante. Por eso, entonces, la oración
de todos nosotros por nuestros obispos es una obligación, pero una
obligación de amor, una obligación de hijos para con el Padre, una
obligación de hermanos, para que la familia permanezca unida en la
confesión de Jesucristo, vivo y resucitado. (Cf Homilía de S.S.
Francisco, 22 de enero de 2016, en Santa Marta).
Reflexión
Cristo se turba. Y no era para menos. La situación era
desconcertante. Había amado excepcionalmente a Judas, le permitió ver
milagros, le reveló los secretos del cielo y le ofrecía el camino hacia
el mismo, pero…
Cristo se duele y se apena por el resultado de esa inversión de amor.
Su gran corazón le llevó a darlo todo. Desde un inicio Él sabía que el
material de Judas era difícil, poco prometedor, pero no por eso le
despreció. Al contrario, le amó con más intensidad y muestra de ello es
que, según las referencias de los evangelios, nadie fuera de aquél
discípulo infiel besó con tanta confianza al maestro. Sin embargo, el
corazón duro de aquel hombre no se abrió a su amor y por ello se duele.
¿Seguirá turbándose Cristo? Cristo es el mismo siempre. Sigue con ese
corazón sin límites. Quiere lograr de nosotros un santo. Él nos conoce.
Tiene en cuenta nuestras cualidades y defectos. Sabe que son muchos
nuestro fallos para la obra que pretende lograr. Pero no nos
preocupemos. Él dará, amará y perdonará todo lo que sea necesario. Lo
que debemos hacer es abrir nuestro corazón y ser buen administrador de
ese amor que tiene tantas esperanzas en nosotros. En nuestras manos está
ser un discípulo fiel y generoso o ser otro Judas, traidor del plan y
del amor del Dios.
Propósito
Ante las preocupaciones y los problemas del día, decir: Jesús en ti confío.
Diálogo con Cristo
Gracias, Padre mío, por recordarme lo frágil que puede ser mi
voluntad. Quiero ser tu amigo fiel que nunca llegue a desconfiar de tu
misericordia. Permite que mi servicio a los demás sea humilde y
generoso, que no haya nunca un interés egoísta o fines utilitaristas en
mis relaciones con los demás.