¡Oh!, San Andrés, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su Apóstol y amado santo. Además de ser el primero
en encontrar a Jesús, y convertiros en su primer discípulo,
junto con San Juan, “el evangelista”, y ambos, de Juan
“el Bautista”, discípulos. Éste, viendo a Jesús pasar dijo:
“He ahí el Cordero de Dios”. Y, vos, os emocionasteis, y con Él,
marchasteis sin dudarlo. Mas tarde, a Simón, vuestro hermano,
os lo dijisteis: “Hemos encontrado al Salvador del mundo”.
Y, también él, se fue con Jesús. Vos, sois el propiciador
del “milagro de los cinco panes”, los milagros de Jesús
visteis y sus sermones escuchasteis. El Espíritu Santo,
en Pentecostés os cubrió, hecho lenguas de fuego. A vos,
también os consultó el apóstol San Juan, para escribir
el Evangelio Cuarto, pues dudaba el hacerlo, diciéndole:
“Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.
Predicasteis la Buena Nueva por las ciudades, los campos y
los montes de vuestro tiempo con valentía, milagros y
prodigios obrando, hasta agotaros y entregar vuestra santa
vida, en una muerte y también muerte en forma de equis.
“Yo te venero oh Cruz Santa que me recuerdas la Cruz donde
murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él
en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en
tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.
Fueron vuestras palabras cuando visteis la cruz de vuestro
martirio. Y, así, voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega
sublime de amor, donde el mismo Cristo, os coronó de gloria;
¡Oh!, San Andrés, “vivo martirio de cruz y de fe por Cristo”.
su Apóstol y amado santo. Además de ser el primero
en encontrar a Jesús, y convertiros en su primer discípulo,
junto con San Juan, “el evangelista”, y ambos, de Juan
“el Bautista”, discípulos. Éste, viendo a Jesús pasar dijo:
“He ahí el Cordero de Dios”. Y, vos, os emocionasteis, y con Él,
marchasteis sin dudarlo. Mas tarde, a Simón, vuestro hermano,
os lo dijisteis: “Hemos encontrado al Salvador del mundo”.
Y, también él, se fue con Jesús. Vos, sois el propiciador
del “milagro de los cinco panes”, los milagros de Jesús
visteis y sus sermones escuchasteis. El Espíritu Santo,
en Pentecostés os cubrió, hecho lenguas de fuego. A vos,
también os consultó el apóstol San Juan, para escribir
el Evangelio Cuarto, pues dudaba el hacerlo, diciéndole:
“Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.
Predicasteis la Buena Nueva por las ciudades, los campos y
los montes de vuestro tiempo con valentía, milagros y
prodigios obrando, hasta agotaros y entregar vuestra santa
vida, en una muerte y también muerte en forma de equis.
“Yo te venero oh Cruz Santa que me recuerdas la Cruz donde
murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él
en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en
tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.
Fueron vuestras palabras cuando visteis la cruz de vuestro
martirio. Y, así, voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega
sublime de amor, donde el mismo Cristo, os coronó de gloria;
¡Oh!, San Andrés, “vivo martirio de cruz y de fe por Cristo”.
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30 de Noviembre
San Andrés Apóstol
Siglo I
« Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente fieles en todo, hasta la muerte. »
San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida,
población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del
pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en
Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.
Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo
Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de
Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto
después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de
Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de
Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué
buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió:
“Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca
jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio
donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada
cambió su vida para siempre.
Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos
encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le
consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.
Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que
acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus
labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a
Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y
ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron
definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les
dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.
El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el
que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés
presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por
uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.
En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y
los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y
en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y
obrando milagros y prodigios.
Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice:
“Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio.
Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo:
‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.
Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue
crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que
lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo
durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la
religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le
llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa
que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había
deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al
recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.
La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Apostol.htm)