¡Oh!, Santa Rosa de Viterbo, vos, sois la hija del Dios
de la vida, y su amada santa, que por adorno teníais
la piedad, la caridad, la devoción, la elocuencia, la
sabiduría, la obediencia y el amor por lo divino y que,
a los tres años hicisteis votos de perpetua castidad,
paciencia, mansedumbre y compasión. Viendo a vuestra
madre de dolor sumida por la muerte de vuestra tía,
orasteis y orasteis y levantasteis vuestros ojos al
cielo y tocasteis el rostro de vuestra tía llamándola
por su nombre. Y, ella, en el acto, vida tomó y más
tarde pregonó vuestras virtudes a los cuatro vientos.
Vestir el hábito quisisteis de las “Damianitas”, pero,
rechazada fuisteis por ser menor de edad. Por ello, os
aislasteis y buscasteis la soledad del retiro en vuestra
casa, en continuas oraciones, ayunos, mortificaciones
y penitencias. Dios, os dotó de ciencias sobrenaturales,
y una erudición sagrada, revelándoos los misterios
de la Sagrada Escritura. En éxtasis visualizabais la
Gloria maravillosa de Dios y decíais a vuestra madre,
que no había fuerza en el corazón humano para contener
los impulsos del Amor Divino. Os visitó la Santa Madre
de Dios, cuando os creían ya, sin esperanzas de vida, y
os ordenó y reconfortó que, al día siguiente visitaseis
las Iglesias de San Francisco de Asis, la de Juan Bautista
y de Santa María del Podio; y luego vistieseis el hábito
de San Francisco, celebrando así, desposorios con Cristo,
saliendo luego a las calles de Viterbo a exhortar a
los pobladores al arrepentimiento y cambio en sus vidas
corrompidas. Y, así lo hicisteis. Nuestro Señor, se os
apareció vertiendo sangre y también para calmaros, con
un rostro dulce, benigno y hermoso. Nunca conocisteis
libros y sin embargo poseíais especial sabiduría y con
ella, convertíais masivamente a la fe. El maligno ardiendo
en rabia, planeó vuestro destierro que se convirtió
en “premio”. Viterbo, Soriano, Vitorchiano y la bruja
Maliarda saben de vos. “No me admitís viva, pero tiempo
vendrá en que me admitiréis muerta”, dijisteis al no ser
admitida en las Damianitas por vez segunda. Y, por ello,
decidisteis no predicar más y vivir en soledad. Y, avisada
por la luz de cielo de vuestra muerte, a vuestros ancianos
padres consolasteis. Y así, entregasteis vuestra alma
al cielo, para coronada con corona de luz por vuestro amor;
¡oh!, Santa Rosa de Viterbo, “vivo amor del Dios Vivo”.
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________
6 de Marzo
Santa Rosa de Viterbo
Virgen
Nació en la ciudad de Viterbo, a 13 leguas de Roma, Italia, en el año
de 1234. Sus padres Juan y Catalina la bautizaron en la parroquia de
Santa María del Podio, con el nombre de Rosa.
Virtudes
Adornaban a Rosa, aparte de su santidad, la piedad, caridad,
devoción, belleza de su rostro, elocuencia, gracia y donaire de sus
acciones y movimientos, infusa sabiduría, obediencia, amor por lo
divino. A los 3 años hizo votos de perpetua castidad, paciencia,
mansedumbre, compasión y otros.
A los 3 años Resucita a su tía
Viendo Rosa tanta aflicción por el fallecimiento de la hermana de su
madre; en momentos que iban a sepultarla, tras breve oración, levantó
sus ojos al cielo, ante quien es dueño de la Vida y de la Muerte; tocó
el frío rostro de su tía llamándola por su nombre; ella, al momento se
reincorporó, haciéndose más tarde pregonera de las virtudes de su
sobrina. Estos prodigios causaron en Viterbo enconadas opiniones entre
católicos e Imperiales, herejes, cismáticos y seguidores del impío
Federico II. De parte de los católicos, el sumo Pontífice envió un
regimiento al mando del Cardenal Rainero Capoci, quien con ayuda del
pueblo ferviente de Viterbo redujo al Gobernador el Conde Simión, éste a
su vez dio aviso a Federico II, quien no tardó en mandas un ejército
bien pertrechado, trabándose en fieros combates, de cuyas lides salieron
victoriosos los católicos, retirándose los Imperiales con falsos
pretextos.
Su retiro
Después de estos sucesos, la Santa Niña reconoció en las alabanzas y
aplausos, aquel peligro que hace zozobrar la virtud y, cautelando su
temor decidió por el retiro. Tratando de vestir el hábito de las
Damianitas se dirigió al Convento de Santa María de las Rosas, donde fue
rechazada pretextándosele minoría de edad. Así lo quizo Dios, le tenía
deparada mayores empresas que cumplir en la Tierra en favor de la
Divinidad. Buscó la soledad del retiro en su misma casa al lado de sus
padres; durante 3 años vivió en continuas oraciones, ayunos,
mortificaciones y penitencias; visitada solo por sus padres, su confesor
el cura del Convento de Santa María del Podio y su tía quien fuera
resucitada. El Señor la dotó de ciencias sobrenaturales, erudición
sagrada, revelándole los Misterios de la Sagrada Escritura.
Padece de grave enfermedad a los 9 años
Los rigores de su retiro penitente hicieron que cayera enferma de
fiebre maligna durante una año. En su éxtasis visualizaba la perfección
de la Gloria maravillosa de Dios y decía de su Madre, que no había
fuerza en el corazón humano para contener los impulsos del amor Divino.
Cuando la creían ya sin esperanzas de vida, la Santísima Virgen la
visitó, la reconfortó y le ordenó que la día siguiente visitase las
Iglesias de San Francisco de Asis, la de Juan Bautista y de Santa María
del Podio; vistiese el humilde hábito de San Francisco, celebrase
dichosos desposorios con su dulcísimo Hijo y, saliese a las calles de
Viterbo a exhortar a los pobladores a enmendarse y arrepentirse de sus
corrompidas costumbres; que no la acobardasen las persecuciones, que
tendría su apoyo en todo momento, dicho esto la bendijo y desapareció.
Viste el hábito de la Tercera Orden de San Francisco y celebra dichosos Desposorios con Cristo
Rosa que había estado tan grave, se encuentra ahora en perfecta
salud, debido a la protección de la Santísima Virgen María, cuyas
órdenes comunicó a su Madre; disponiendo que una piadosa matrona noble
de nombre Sita, oficiara de Madrina de Bodas. La vistieron con bonitas
galas, adornos y joyas con el hábito talar de paño áspero que no fue
previsto; que sin embargo, Rosa hizo aparecer debajo de la almohada,
bien doblado y a su medida, vio como cordón el cabestro de jumentillo.
Así salió de su casa, seguida de la gente devota, visitó las Iglesias
enunciadas, su confesor ofició una misa en donde recibió en su corazón
al Inmaculado Cordero celestial, al final de la misma dio gracias a su
Divino Esposo por haberla elegido. Se despojó de todas la joyas y galas,
ya de rodillas, su madrina le cortó su dorada cabellera y, con el
crucifijo en la mano hizo los tres votos simples de Obediencia, Pobreza y
Castidad.
Su padre cambia de actitud
Su Padre, por obra del demonio muy furioso castigó a Rosa, por las
frecuentes prédicas y exposiciones en plazas y calles de Viterbo, con el
consiguiente peligro sedicioso a que se exponía, más ella contestó:
“Mucho temo que un vano temor turbe la luz de tu entendimiento y que más
pueda las ilusiones del miedo que las evidencias de tanta maravillas
como has visto a favor de mi celo.” En su Padre obró un cambio, que
pidió perdón a su hija de 10 años de vida.
El Señor, atendiendo los amorosos deseos de Rosa, se le aparece en la
Cruz vertiendo sangre y desfigurado su rostro, diciéndole que así, el
amor a los hombres lo llevó hacia la afrentosa Cruz. Visión que le causó
honda pena; mas queriendo consolarla se le aparece nuevamente pero esta
vez con el rostro dulce, benigno y hermoso.
Bendiciones y aliento del Señor
Era maravilloso, Rosa de 10 años, que jamás manejó libros, poseyera
sabiduría del más erudito, gracia de Dios con la que convertía
masivamente a la fe, así: “Mientras Rosa predicaba en la Plaza principal
de Viterbo, un pervertido hereje, lleno de furia diabólica pasando en
medio de los oyentes, lastimó a la Niña en un brazo, ella, serenamente
le dijo que sería castigado por Dios; en efecto, al tercer día se le
cayó toda la barba y la cabellera, hecho que causó revuelo en Viterbo.
En la Plaza principal en otra ocasión, subida ella sobre una piedra, se
le perdía el Sermón, por su baja estatura, por lo que nuestro Señor hico
que se levantara la piedra con ella, a una altura tal, que todos
pudieron verla y escucharla suspensa hasta terminar la maravillosa
exposición, descendiendo luego lentamente hasta su lugar de origen. Así
el Altísimo bendecía y alentaba el corazón de Rosa.
Su destierro
Las masivas conversiones de herejes y cismáticos en Viterbo eran
frecuentes y numerosas. El Gobernador del lugar cautelosamente arrestó a
la Niña y a sus padres, temeroso de que se repitiese la sublevación
anterior por parte de los creyentes.
Imponiéndose ante la Niña y sus padres les dijo que depusieran su
actitud, al no conseguirlo, estuvo a punto de ordenar su ejecución, mas,
sus acusadores disuadieron al tirano proponiéndole ocultarla. De todas
maneras se ordenó su prisión, dictaminando finalmente el Juez su
perpetuo destierro y la confiscación de bienes. Fue así, que una tarde
helada de invierno fue sacada con su padres en dirección de la ciudad de
Soriano; la Santa Niña disimulando su dolor por no afligir más a sus
ancianos padres, pues consolándolos les decía: “Ahora sí se conoce lo
que Dios nos ama, porque estas penas son momentáneas, en cambio el
premio es eterno”, palabras que atenuaron en parte sus tribulaciones y
de no ser por la protección Divina, habrían muerto de frío aquella noche
en medio de la tempestad, porque iban escasos de abrigo y la Niña
descalza. Así, tras una larga peregrinación llegaron a la ciudad de
Soriano donde tuvieron un feliz recibimiento.
Triunfos en la ciudad de Soriano
Esta ciudad estaba infestada de herejes y cismáticos, Rosa llevando
las maravillas de su erudición acerca del Evangelio logró convertirlos a
la fe. En esta ciudad anunció el fallecimiento de Federico II, cruel
Emperador perseguidor de la Santa Iglesia y desobediente al Sumo
Pontífice; en efecto, días más tarde, en el año 1250, murió ahogado con
una almohada por manos de su propio hijo poseído por la codicia y la
ambición de ocupar el trono. Este anuncio maravilló a toda la ciudad.
Rosa predica en la ciudad de Vitorchianio
De Soriano prosigue a Vitorchiano. Aquí los pocos católicos que
habían, estaban sojuzgados y oprimidos por una hechicera llamada
Maliarda, instrumento del demonio, a quien Rosa opacó con sus sabias y
elocuentes prédicas sobre el Evangelio. Con sólo sus 13 años de edad
alcanzó gran número de conversiones; pero la finalidad de Rosa era
convertir a la hechicera, antes que despreciarla por el mal que había
ocasionado en este pueblo.
Rosa convierte a Maliarda
Rosa cura a una niña llamada Delicada de una ceguera congénita,
imponiendo sus manos, toca los párpados con sus dedos y pronuncia en voz
alta: “Delicada, en nombre del Dulcísimo Jesús, te doy la vista” y
luego de hacer la señal de la Cruz, se abrieron sus ojos, como dos
bellas estrellas. Este milagro en presencia de tanta gente fue un pregón
clamoroso. Como decíamos, Rosa quería ganar para Dios el alma de la
hechicera Maliarda y dejar burlada la astucia del demonio. Así que tanto
a católicos como a cismáticos les pareció forzoso una contienda de Rosa
contra Maliarda en el Templo Principal de la ciudad; pues, luego de una
elocución nada convincente de Maliarda, Rosa contestó… que ella
predicaba las enseñanzas del Salvador escritas en el Sagrado Evangelio y
que Dios la había puesto a vista de todos para alumbrar tanta ceguedad.
Al día siguiente entraría dentro de una pira encendida, para que todo
el que viere las llamas y luces dé testimonio de la verdad; la Santa
Niña, luego de orar y encomendarse, subió y entró a la hoguera
encendida, cuyos resplandores publicaron la grandeza del Creador y
descubrieron la hermosura de Rosa como cuando el oro sale del crisol.
Este estupendo prodigio corrió los vicios y errores a todos los
habitantes de Vitorchiano y permitió que se sujetaran a la obediencia
del Sumo Pontífice y la Santa Iglesia.
Solemne Bula de Inocencio IV
El papa Inocencio IV informado de los servicio de Rosa a favor de la
Iglesia, resolvió expedir una solemne Bula dirigida al Prior de Santo
Domingo y al Archipiestre de San Sixto de Viterbo, para que se hiciera
exacta y jurídica averiguación de las virtudes, obras y milagros de
rosa. Esta Bula, es sin duda uno de los más esclarecidos elogios, que se
pueden hacer de Santa rosa de Viterbo.
Rosa solicita vestir el hábito de las Damianitas y se la niegan
A Rosa le pareció que ya convenía tomar otro modo de vida más
apropiado a su sexo y vocación. Al haber observado notoria mejoría en el
estado espiritual de la ciudad de Viterbo, con menos herejes y
cismáticos, pues tampoco el encierro en su casa cumplía los objetivos,
dado que, sus paisanos la obligaban a dejar el retiro así que, determinó
pedir el hábito de las Damianitas en el Convento de Santa María de las
Rosas, donde su petición fue denegada por segunda vez; ya no con la
excusa de su minoría de edad, sino por falta de vacancia. Conoció en
pero, que la causa de no ser admitida era otra y respondió: “No me
admitís viva, pero tiempo vendrá en que me admitiréis muerta”, lo cual
se cumplió tal y conforme lo había anunciado. Resolvió entonces no
predicar más y vivir en soledad, sepultando el silencia las voces de su
fama.
Su muerte
Rosa, envuelta en su amada soledad se prepara para morir. avisada y
revelada por luz del Cielo, días antes, previno a sus padres con gran
discreción, consolándolos. Su acentuada debilidad, producto de sus
fervorosas penitencias, dio lugar a su fallecimiento el 06 de Marzo de
1252, antes que cumpliera sus 18 años. Su cadáver quedó hermosísimo como
si sólo durmiese. Su confesor, que la había asistido con la Santa
Unción, estimó prudente dar secreta sepultura en el Templo de Santa
María del Podio, su parroquia. La numerosa feligresía procedente de
todos los estados concurría acongojada y muy afligida por su sentida
muerte.
Nota: El presente documento es una trascripción del original suscrito
por Don Hugo Mosquera Díaz (Sec. Adm. Sec.), quien lo presentó con
motivo del 102 Aniversario del plantel el año de 1988. A él nuestro
agradecimiento y reconocimiento a su encomiable labor.