¡Oh! San Pedro Claver, vos, sois el hijo del Dios de la vida y
su amado santo, que desde niño mostrasteis gran inteligencia
y espíritu, razón suficiente, para que vuestros padres os
pusieran al servicio de la Iglesia, en la Compañía de Jesús.
Aconsejado por San Alfonso Rodríguez, portero del monasterio
decidisteis salir de España y dirigiros a evangelizar las Indias
Occidentales, hoy Colombia. Ordenado sacerdote en Cartagena y
observando el servicio y entrega del P. Alfonso Sandoval
en los esclavos negros provenientes del África, decidisteis
convertiros en “esclavo de los negros para siempre”, y pese a
vuestra timidez y falta de confianza en vos mismo, os disteis
a vuestra misión con valor y entusiasmo. Vuestras labores
empezaban con la visita diaria a las barracas en el puerto,
donde conversabais y predicabais la palabra de Dios, logrando
así, la conversión y el bautismo de miles de vuestros negros.
Allí, atendíais a numerosos enfermos y moribundos, a quienes
llevabais medicinas y alimentos, y a los niños, juguetes y
caramelos. Vuestra obra, se extendió por los valles y haciendas
donde predicabais y velabais por el cuidado de vuestra grey,
venciendo obstáculos que os ponian los hacendados. Vuestra
intensa actividad os deterioró la salud, y luego de bendecir a
vuestro sucesor, un día, voló, vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz como justo premio a vuestra
entrega de amor. Ese día, era el de la Natividad de Nuestra
Señora. ¡Qué grande premio! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Santo Patrono y Esclavo de los negros por siempre jamás;
¡oh!, San Pedro Claver, “vivo esclavo de los negros por Cristo”.
su amado santo, que desde niño mostrasteis gran inteligencia
y espíritu, razón suficiente, para que vuestros padres os
pusieran al servicio de la Iglesia, en la Compañía de Jesús.
Aconsejado por San Alfonso Rodríguez, portero del monasterio
decidisteis salir de España y dirigiros a evangelizar las Indias
Occidentales, hoy Colombia. Ordenado sacerdote en Cartagena y
observando el servicio y entrega del P. Alfonso Sandoval
en los esclavos negros provenientes del África, decidisteis
convertiros en “esclavo de los negros para siempre”, y pese a
vuestra timidez y falta de confianza en vos mismo, os disteis
a vuestra misión con valor y entusiasmo. Vuestras labores
empezaban con la visita diaria a las barracas en el puerto,
donde conversabais y predicabais la palabra de Dios, logrando
así, la conversión y el bautismo de miles de vuestros negros.
Allí, atendíais a numerosos enfermos y moribundos, a quienes
llevabais medicinas y alimentos, y a los niños, juguetes y
caramelos. Vuestra obra, se extendió por los valles y haciendas
donde predicabais y velabais por el cuidado de vuestra grey,
venciendo obstáculos que os ponian los hacendados. Vuestra
intensa actividad os deterioró la salud, y luego de bendecir a
vuestro sucesor, un día, voló, vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz como justo premio a vuestra
entrega de amor. Ese día, era el de la Natividad de Nuestra
Señora. ¡Qué grande premio! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Santo Patrono y Esclavo de los negros por siempre jamás;
¡oh!, San Pedro Claver, “vivo esclavo de los negros por Cristo”.
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9 de Septiembre
San Pedro Claver
Nació en 1581 en España, y desde niño mostró grandes cualidades de inteligencia y de espíritu, siendo destinado por sus padres al servicio de la Iglesia. Al terminar sus estudios en la universidad de Barcelona, y tras recibir las órdenes menores, el santo fue aceptado por la Compañía de Jesús.
Gracias a la influencia y consejos de San Alfonso Rodríguez -portero del monasterio jesuita donde San Pedro vivía- el santo decidió abandonar España en 1610 para asumir las misiones de evangelización en las Indias Occidentales, específicamente en la colonia de Nueva Granada, hoy república de Colombia.
En 1615 fue ordenado sacerdote en Cartagena, y fue ahí donde el santo, al ver la entrega y servicio del P. Alfonso Sandoval por los miles de esclavos negros provenientes del África, tomó la decición de convertirse en “esclavo de los negros para siempre” y pese a su timidez y falta de confianza en sí mismo, el santo se entregó a aquella misión con tenacidad y mucho entusiasmo. Sus labores empezaban con la visita casi diaria a las barracas en el puerto, donde conversaba y predicaba la palabra de Dios, logrando la conversión y el bautismo de miles de ellos.
Además, atendía a numerosos enfermos y moribundos, a quienes llevaba medicinas y alimentos, y a los niños, algunos dulces y caramelos. Su obra evangelizadora también se extendió por los valles y haciendas donde el santo iba a predicar y velar por el cuidado de sus “negros”, no sin antes vencer dificultades y penurias por parte de los hacendados.
La intensa actividad del santo deterioró su salud, y luego de bendecir a su sucesor en su misión apostólica falleció el 8 de setiembre de 1654, día de la Natividad de Nuestra Señora, y en medio de grandes muestras de amor y cariño popular. Fue canonizado el 1888, al mismo tiempo que su gran amigo San Alfonso Rodríguez.
(http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=270)