¡Oh!, Santa Angela de Foligno, vos, sois la hija del Dios
de la vida y su amada beata. Aquella mujer que, de Dios mismo
recibió consejo sabio, de que, el camino mejor para la santidad
alcanzar, estudiar la vida de Cristo es, y tratar de imitarlo,
cuestión que vos, hicisteis de singular manera. “Yo, Angela
de Foligno, tuve que atravesar muchas etapas en el camino
de la penitencia o conversión. La primera fue convencerme
de lo grave y dañoso que es el pecado. La segunda el sentir
arrepentimiento y vergüenza de haber ofendido al buen Dios.
La tercera hacer confesión de todos mis pecados. La cuarta
convencerme de la gran misericordia que Dios tiene para
con el pecador que quiere ser perdonado. La quinta el ir
adquiriendo un gran amor y estimación por todo lo que Cristo
sufrió por nosotros. La sexta adquirir un amor por Jesús
Eucaristía. La séptima aprender a orar, especialmente
recitar con amor y atención el Padrenuestro. La octava
tratar de vivir en continua y afectuosa comunicación
con Dios”. Palabras de vuestra autobiografía, que reflejan
vuestro amor con Dios Padre y Cristo Jesús, Dios y Señor
Nuestro. Así, en vos obró, la Divina Providencia, y os
brindó una nueva vida, hasta convertiros en alguien que,
la vida de contemplación y de la comunicación con Dios
amasteis, toda convertida en santa mística, tanto que,
en la Misa, a Jesucristo veíais, en la Santa Hostia muchas
veces. Hoy, ya no lo contempláis de cuando en vez, sino,
por la eternidad, porque, corona de luz tenéis y vivís a
su lado brillando santamente, como premio a vuestro amor,
¡oh!, Santa Angela de Foligno, “viva luz y vida de Cristo”.
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
04 de Enero
Santa Angela de Foligno
Beata
Señor: Tú que le dijiste en una visión a Santa Angela:
“el mejor camino para llegar a la santidad es estudiar la vida de
Cristo en el Evangelio y tratar de imitarlo”. Haz que nosotros
estudiemos la vida de Jesús y la imitemos siempre. Amén.
Murió el 4 de enero de 1309 en Foligno, Italia, donde había nacido en 1248. Iglesia
Es una de las místicas más famosas que ha tenido la Católica (se
llama mística a la persona que se dedica a la vida de contemplación y de
comunicación con Dios).
En los primeros años de su vida fue una pecadora: orgullosa,
vanidosa, poco piadosa y dedicada a la vida mundana. Se casó muy joven y
tuvo varios hijos. Poseía riquezas, castillos, lujos, joyas y fincas,
pero nada de esto la hacía feliz.
En 1283, cuando ella tenía 35 años de edad, mueren sucesivamente su
madre, su esposo y sus hijos. En medio de la inmensa pena, Angela va al
templo y oye predicar a un franciscano, el Padre Arnoldo, y durante el
sermón se da cuenta de lo equivocadamente que ha vivido. Hace una
confesión general de toda su vida. Se hace terciaria franciscana. Va en
peregrinación a Asís, y San Francisco en una visión le dice que es
necesario hacer dos cosas muy importantes: vender todo lo que tiene,
darlo a los pobres, y… dedicarse a meditar en la Pasión de Nuestro Señor
Jesucristo.
Así lo hace. Lo vende todo, menos un castillo o palacio que estima
muchísimo. Hasta que en una visión oye decir a Cristo crucificado: “¿Y
por amor a tu Redentor no serás capaz de sacrificar también tu palacio
preferido?”. Lo vende también y todo el dinero recogido lo distribuye
entre los pobres. Vende todas sus joyas y lujos, reparte el dinero entre
los más necesitados, y se dedica a la vida de contemplación y
meditación en la Vida, Pasión y Muerte del Señor.
Ha sido llamada la Mística de la Pasión de Cristo. Y fue tan grande
el amor que adquirió hacia la Pasión y Muerte del Señor, que le bastaba
mirar una imagen de Jesús doliente u oír hablar de su Santísima Pasión
para que se enrojeciera su rostro y quedara como en éxtasis. En visiones
se la puede comparar a Santa Teresa y a Santa Catalina.
Al Padre Arnoldo le dictó su Autobiografía. En ella dice lo
siguiente: “Yo, Angela de Foligno, tuve que atravesar muchas etapas en
el camino de la penitencia o conversión. La primera fue convencerme de
lo grave y dañoso que es el pecado. La segunda el sentir arrepentimiento
y vergüenza de haber ofendido al buen Dios. La tercera hacer confesión
de todos mis pecados. La cuarta convencerme de la gran misericordia que
Dios tiene para con el pecador que quiere ser perdonado. La quinta el ir
adquiriendo un gran amor y estimación por todo lo que Cristo sufrió por
nosotros. La sexta adquirir un amor por Jesús Eucaristía. La séptima
aprender a orar, especialmente recitar con amor y atención el
Padrenuestro. La octava tratar de vivir en continua y afectuosa
comunicación con Dios”.
En la Santa Misa veía muchas veces a Jesucristo en la Santa Hostia.
A su alrededor se reunía frecuentemente un selecto grupo de hombres y
mujeres, terciarios franciscanos, a los cuales fue bendiciendo uno por
uno como una madre cariñosa, la tarde del 4 de enero de 1309, y luego
santamente y en gran paz, su alma voló a la eternidad.
Sobre su sepulcro se han obrado innumerables milagros.
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Angela_de_Foligno.htm)