¡Oh! San Valerio, vos, sois el hijo del Dios de la vida y
su amado Santo, nacido en alcurnia noble y cristiana
en Zaragoza, la ciudad de los “innumerables mártires”
según Prudencio, el poeta. Vos, después de ser servidor
del mundo, y venciendo la adversidad, llegasteis a ser
uno de los más célebres prelados de 1a Iglesia de España,
felizmente para vos, y alegría de vuestra feligresía
en vuestra sede episcopal donde nacisteis. Os distinguisteis
por vuestro espíritu de mortificación y por vuestras
virtudes cristianas. Los últimos años de vuestra santa
vida, no pudisteis con el cargo de la predicación cumplir
por lo que os llamaron “el tartamudo” y Vicente, humilde y
grande diácono, os sustituyó en esta misión con su gran
voz, elocuencia y fidelidad a vos. Daciano, de gobernador
romano hacía en la provincia y su odio era a muerte contra
los cristianos, y os encontró a vos, que os negasteis
a apostatar de vuestra fe, obligándoos a permanecer
en el destierro, pero, amando a Dios y a la Iglesia,
como vos la masteis, voló vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz y eternidad como justo
premio a vuestra increíble entrega de amor y fe. ¡Aleluya!
¡oh!, San Valerio, “vivo y valeroso soldado del Dios Vivo”
su amado Santo, nacido en alcurnia noble y cristiana
en Zaragoza, la ciudad de los “innumerables mártires”
según Prudencio, el poeta. Vos, después de ser servidor
del mundo, y venciendo la adversidad, llegasteis a ser
uno de los más célebres prelados de 1a Iglesia de España,
felizmente para vos, y alegría de vuestra feligresía
en vuestra sede episcopal donde nacisteis. Os distinguisteis
por vuestro espíritu de mortificación y por vuestras
virtudes cristianas. Los últimos años de vuestra santa
vida, no pudisteis con el cargo de la predicación cumplir
por lo que os llamaron “el tartamudo” y Vicente, humilde y
grande diácono, os sustituyó en esta misión con su gran
voz, elocuencia y fidelidad a vos. Daciano, de gobernador
romano hacía en la provincia y su odio era a muerte contra
los cristianos, y os encontró a vos, que os negasteis
a apostatar de vuestra fe, obligándoos a permanecer
en el destierro, pero, amando a Dios y a la Iglesia,
como vos la masteis, voló vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz y eternidad como justo
premio a vuestra increíble entrega de amor y fe. ¡Aleluya!
¡oh!, San Valerio, “vivo y valeroso soldado del Dios Vivo”
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Enero
San Valerio
Obispo
De este nombre en Tréveris, continúa la primera implantación del cristianismo en la gran metrópoli de Roma dentro de Germania.
Su recuerdo sigue en una fecha al del prudente y anciano obispo de
Zaragoza, San Valerio «el tartamudo»; desterrado a Francia por Daciano a
raíz del martirio de San Vicente, su diácono; y celebrado también con
el nombre de San Valero, desde Aragón a Anet y el Franco Condado.
El origen de este nombre está en el latín Valerus, probablemente de
valeo, “ser fuerte, valeroso”. Nació en una ilustre familia cristiana
sobre la segunda mitad del siglo III en la ciudad de Zaragoza denominada
la ciudad de los “innumerables mártires” según canta el vate (poeta)
cristiano Prudencio en el Peristephanon o Las Coronas. San Valero
(después de abandonar ser servidor del mundo, no sin antes vencer
grandes dificultades) fue uno de los más célebres prelados de 1a Iglesia
de España, concretamente, de la sede episcopal de su ciudad natal. Se
distinguió nuestro santo por su gran espíritu de mortificación y por sus
sólidas virtudes cristianas.
La tradición narra que los últimos años de su episcopado no pudo
cumplir con el cargo de la predicación por lo que fue llamado “el
tartamudo”. A fin de sustituirle en esta misión de la predicación
encontró como gran y humilde diácono a Vicente, a quien trajo de la
ciudad de Huesca. Fue éste un clérigo elocuente, de alta voz y fiel
colaborador de su Obispo.
Era Daciano el gobernador romano de toda esa provincia. Fue célebre
su odio hacia todos los cristianos. A san Valerio, ante su negativa de
renegar de su credo cristiano, le obligó a permanecer en destierro cerca
de Barbastro donde, lleno de amor a Dios y a la Iglesia, murió hacia el
año 315.
(http://santoralsantamarialamayor.blogspot.com/2010/01/san-valerio-obispo.html)