¡Oh!, San Néstor de Magido, vos, sois el hijo del Dios de la vida
su Obispo y amado santo, que, con estoicismo aceptasteis vuestro
martirio. Y no cualquier martirio, sino, el mismo de Nuestro
Señor Jesucristo: ¡crucificado ser! Por ello, quiso Dios,
que, recordado fuerais por siempre, tal y conforme es el
significado de vuestro nombre: “aquél que es recordado”.
Perseguido vivisteis y buscasteis para los cristianos
y paganos refugio, menos para vos, salvando así, sus vidas.
Vos, en cambio esperasteis en oración, la hora de vuestro
martirio. El gobernador de convenceros trató, con halagos
y luego con amenazas, de que renegaseis de vuestra fe,
pero vos, os mantuvisteis leal a Cristo, y os enviaron
al “potro”, donde el verdugo os desgarró la piel, pero
vos, impasible permanecisteis y os negasteis a adorar dioses
falsarios, y entonces el gobernador, os condenó a crucificado
morir. Y, así, crucificado y todo, a los cristianos que
os rodeaban, los exhortabais a seguir al Dios de la Vida,
hasta vuestro último aliento. ¿Vuestra muerte? Un triunfo
extraordinario, porque cuando vos expirasteis, tanto
cristianos como paganos se arrodillaron a orar y alabar
a Jesús. ¡Sí!, cierto es, que os mataron el cuerpo, pero,
jamás vuestra alma, que presta voló a los brazos de Dios,
quien os coronó, con corona de luz, como justo premio a
vuestro martirio y vuestra entrega de amor increíble;
¡oh!, San Néstor, “vívido Jesús en la Cruz de Cristo”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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su Obispo y amado santo, que, con estoicismo aceptasteis vuestro
martirio. Y no cualquier martirio, sino, el mismo de Nuestro
Señor Jesucristo: ¡crucificado ser! Por ello, quiso Dios,
que, recordado fuerais por siempre, tal y conforme es el
significado de vuestro nombre: “aquél que es recordado”.
Perseguido vivisteis y buscasteis para los cristianos
y paganos refugio, menos para vos, salvando así, sus vidas.
Vos, en cambio esperasteis en oración, la hora de vuestro
martirio. El gobernador de convenceros trató, con halagos
y luego con amenazas, de que renegaseis de vuestra fe,
pero vos, os mantuvisteis leal a Cristo, y os enviaron
al “potro”, donde el verdugo os desgarró la piel, pero
vos, impasible permanecisteis y os negasteis a adorar dioses
falsarios, y entonces el gobernador, os condenó a crucificado
morir. Y, así, crucificado y todo, a los cristianos que
os rodeaban, los exhortabais a seguir al Dios de la Vida,
hasta vuestro último aliento. ¿Vuestra muerte? Un triunfo
extraordinario, porque cuando vos expirasteis, tanto
cristianos como paganos se arrodillaron a orar y alabar
a Jesús. ¡Sí!, cierto es, que os mataron el cuerpo, pero,
jamás vuestra alma, que presta voló a los brazos de Dios,
quien os coronó, con corona de luz, como justo premio a
vuestro martirio y vuestra entrega de amor increíble;
¡oh!, San Néstor, “vívido Jesús en la Cruz de Cristo”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Febrero San Néstor de Magido Obispo y Mártir
Martirologio Romano: En Perge, en
Pamfilia, pasión de san Néstor, obispo de Magido y mártir, que en tiempo
de la persecución bajo el emperador Decio fue condenado por el prefecto
de la provincia a ser clavado en una cruz, para que sufriese la misma
pena que el Crucificado a quien confesaba (c. 250).
Etimológicamente: Néstor = Aquel que es recordado, es de origen griego.
Polio, gobernador de Panfilia y Frigia durante el reinado de Decio,
trató de ganarse el favor del emperador, aplicando cruelmente su edito
de persecución contra los cristianos. Néstor, obispo de Magido, gozaba
de gran estima entre los cristianos y los paganos, y comprendió que era
necesario buscar sitios de refugio para sus fieles. Rehusando a ser
oculto, el Obispo esperó tranquilamente su hora de martirio, y cuando se
encontraba en oración, oficiales de la justicia fueron en su búsqueda.
Luego de un extenso interrogatorio y amenazas de tortura, el Obispo
fue enviado ante el gobernador, en Perga. El gobernador trató de
convencer al santo –primero con halagos y luego con amenazas- de que
renegara de la religión cristiana, pero Néstor se mantuvo firme en el
Señor, siendo enviado al potro, donde el verdugo le desgarraba la piel
de los costados con el garfio. Ante la firme negativa del santo de
adorar a los paganos, el gobernador lo condenó a morir en la cruz, donde
el santo todavía tuvo fuerzas para alentar y exhortar a los cristianos
que le rodeaban. Su muerte fue un verdadero triunfo porque cuando el
Obispo expiró sus últimas palabras, tanto cristianos como paganos se
arrodillaron a orar y alabar a Jesús.
Fuente: ACIprensa.com
(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=40916)