¡Oh!, Santa Rosalía de Palermo, sois vos,
la hija del Dios de la Vida, y su amada santa;
una “guirnalda de rosas”; una “Rosalinda de alma
y espíritu”. A vos, desde los catorce años
el Espíritu Santo, os embelesó y os invitó a
los montes “El Pellegrino y el Cocino”,
que muy bien y mucho, saben de vos, y claro,
más el Dios de la Vida, que grabó en su retina,
la vida de vuestra ascesis, oración y penitencia.
En la Edad Media, os dedicaron varias iglesias
y se os consideró “Protectora y Patrona de Palermo”.
“Abogada contra la peste y los terremotos
y escudo de honor”. La iconografía os representa como
ermitaña o bien revestida con hábito agustino,
y con vuestros principales atributos que son:
una corona de rosas, en alusión a vuestro nombre;
un crucifico y una calavera, por vuestra ascesis.
Un día, voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser, con corona de luz como justo premio a vuestra
entrega de amor, fe y misericordia. ¡Aleluya!
“Santa Patrona y protectora de Palermo”;
¡oh!, Santa Rosalía, “viva y amorosa discípula de Dios”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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4 de Septiembre
Santa Rosalía
“Guirnalda de rosas”, en latín; quizá derivado del germánico Rosalinda: “Escudo del honor”
Vivió en el siglo XII y murió hacia 1160. Aunque se desconocen datos
sobre su patria y vida, una leyenda asegura que a los 14 años se retiró a
una cueva del monte Coscina y luego a otra del monte Pellegrino,
cercano a Palermo. En la Edad Media se le dedicaron varias iglesias y se
le consideró Protectora y Patrona de Palermo. Sus restos fueron
descubiertos un 15 de julio y el Papa Urbano VIII la incluyó como santa
en el Martirologio. Se le invoca como abogada contra la peste y los
terremotos. La iconografía la presenta como ermitaña o bien revestida
con hábito agustino. Sus principales atributos son: una corona de rosas,
en alusión a su nombre; y un crucifico y una calavera, por su ascesis.