¡Oh!, Beato Santiago Alberione, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, y su amado santo, que, por la evangelización
del mundo, os dedicasteis a poner al servicio del mundo los
medios de comunicación social, para la verdad de Cristo,
Dios y Señor Nuestro, diseminar, fundando la “Congregación
de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol”. Y, por ello, sois
hoy por hoy, considerado el apóstol más creativo del siglo
veinte. Vos, niño aún, aspirabais Cura ser, y Dios os llenó
el alma para el logro de aquél sueño. Y, así fue y Él, os
donó aquella gracia, tanto que, una “luz especial”, os vino
de la Santa Hostia, como signo divino de vuestro andar
futuro. Vuestra misión, predicar el Evangelio a todos los
pueblos, imitando el espíritu de San Pablo, utilizando los
medios de comunicación, cosa que vos, nos legasteis en:
“Apuntes de teología pastoral”, y en “La mujer asociada al
celo sacerdotal”. Pensando en vuestra fundación
la “Pía Sociedad de San Pablo”, compuesta de hermanos
y hermanos, y de ellas, es Teresa Merlo, quien os sigue,
con la congregación de las “Hijas de San Pablo”. Luego
vos, diríais “San Pablo me curó”, pues sufristeis males del
cuerpo de forma repentina. El Divino Maestro, os dijo en
sueños: “No temáis, Yo, estoy con vosotros, desde aquí quiero
iluminar, caminad en continua conversión”. Más adelante fundasteis
“Las Pías Discípulas del Divino Maestro”. Apostólicamante
difundisteis las ediciones populares de los Libros Sagrados,
y la Doctrina Cristiana, para evangelizar a la gente de todo
el orbe de la tierra. “Vida Pastoral”, “El Domingo”, “Familia
Cristiana”, “La Madre de Dios”, “Pastor bonus”, “Camino,
Verdad y Vida”, “La Vida en Cristo”, “En la Iglesia”, y el
“Giornalino 1”, son vuestros preciosos legados. Fundasteis
también, las “Hermanas de Jesús Buen Pastor” . “La
primera preocupación en la familia Paulina, será la de la
vida, la segunda, la santidad de la doctrina”, señalasteis
con amor, antes de lanzaros a vuestro proyecto Mayor: “La
enciclopedia sobre Jesús Maestro”. El “Instituto Regina
Apostolorum”, los Institutos de vida secular consagrada: San
Gabriel Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote
y la Santa Familia, también los fundasteis . El Papa Paulo VI,
dijo en vida de vos, así: “Miradlo: humilde, silencioso,
incansable, siempre alerta, siempre ensimismado en sus
pensamientos, que van de la oración a la acción, siempre
atento a escrutar los “signos de los tiempos”. Es decir, las
formas más geniales de llegar a las almas. Nuestro P. Alberione
ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse,
nuevos medios para vigorizar y ampliar su apostolado, y nueva
conciencia de la validez y de la posibilidad de su misión
en el mundo moderno y con los medios modernos. Deje, querido
P. Alberione, que el Papa goce de esta prolongada, fiel e
incansable fatiga y de los frutos por ella producidos para
gloria de Dios y bien de la Iglesia”. Y, así, y luego de haber
gastado vuestra santa vida, os llegó el dulce sueño de la
muerte, que os elevó a la Casa del Padre, para coronado ser
de luz como premio a vuestra increíble entrega de amor y fe;
¡Oh!, Beato Santiago Alberione, “viva Palabra del Dios Vivo”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Noviembre
Beato Santiago Alberione
Sacerdote
Presbítero y Fundador de la Congregación
de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol
Martirologio Romano: En Roma, beato
Santiago Alberione, presbítero, que, solícito por la evangelización, se
dedicó enteramente a poner al servicio de la sociedad humana los
instrumentos de comunicación social para promover la verdad de Cristo,
fundando, además, la Congregación de la Pía Sociedad de San Pablo
Apóstol (1971).
Fundador de la Familia Paulina, fue uno de los apóstoles más
creativos del siglo XX. Nacido en San Lorenzo di Fossano (Cúneo, Italia)
el 4 de abril de 1884, recibió el bautismo al día siguiente. La familia
Alberione, compuesta por Michele y Teresa Allocco más seis hijos,
pertenecía a la clase campesina, era profundamente cristiana y
trabajadora.
El pequeño Santiago, cuarto de los hijos, experimenta pronto la
llamada de Dios: el primer año de la escuela elemental, al preguntarle
la maestra qué hará cuando sea mayor, respondió: “Quiero ser cura”. Los
años de la niñez se orientan en esa dirección.
Trasladada la familia al pueblecito de Cherasco, parroquia de San
Martín, diócesis de Alba, el párroco don Montersino ayuda al adolescente
a tomar conciencia y a responder a la llamada. A los 16 años, Santiago
es admitido en el seminario de Alba y enseguida se encuentra con quien
le será padre, guía, amigo y consejero durante 46 años: el canónigo
Francisco Chiesa.
Al término del Año Santo 1900, habiéndose sentido interpelado por la
encíclica de León XIII “Tametsi futura”, Santiago vive la experiencia
determinante de su vida. La noche del 31 de diciembre de 1900, puente
entre los dos siglos, el joven seminarista reza cuatro horas seguidas
ante el Smo. Sacramento y proyecta en la luz de Dios su futuro. Una “luz
especial ” le vino de la Hostia, y desde aquel momento se siente
“profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por
los hombres del nuevo siglo”: “obligado a servir a la Iglesia” con los
nuevos medios que el ingenio humano presentaba.
El itinerario del joven Alberione prosigue intensamente durante los
años del estudio de la filosofía y la teología. El 29 de junio de 1907
es ordenado sacerdote. Sigue una breve pero decisiva experiencia
pastoral en Narzole (Cúneo), como vicepárroco. Allí encuentra al
jovencito José Giaccardo, que para él será lo que fue Timoteo para el
apóstol Pablo. Y también allí, el P. Alberione madura la comprensión de
lo que puede hacer la mujer implicada en el apostolado.
En el seminario de Alba desempeña el cargo de Padre espiritual de los
seminaristas mayores y menores, y da clases de varias asignaturas. Se
presta para la predicación, catequesis y conferencias en diversas
parroquias de la diócesis. Dedica asimismo mucho tiempo al estudio sobre
la situación de la sociedad civil y eclesial de su tiempo y sobre las
nuevas necesidades que se entrevén.
Comprende que el Señor le guía a una misión nueva: predicar el
Evangelio a todos los pueblos, en el espíritu del apóstol Pablo,
utilizando los medios modernos de comunicación. Atestiguan tal
orientación dos libros suyos: Apuntes de teología pastoral (1912) y La
mujer asociada al celo sacerdotal (1911-1915).
Dicha misión, para tener carisma y continuidad, debe ser asumida por
personas consagradas, pues “las obras de Dios se hacen con los hombres
de Dios”. Y así, el 20 de agosto de 1914, mientras en Roma muere el papa
Pío X, en Alba el P. Alberione da inicio a la “Familia Paulina” con la
fundación de la Pía Sociedad de San Pablo. El comienzo es pobrísimo, de
acuerdo con la pedagogía divina: “empezar siempre desde un pesebre”.
La familia humana —en la que el P. Alberione se inspira— está
compuesta de hermanos y hermanas. La primera mujer que sigue al P.
Alberione es una muchacha veinteañera de Castagnito (Cúneo): Teresa
Merlo. Con su aporte, Alberione da comienzo a la congregación de las
Hijas de San Pablo (1915). Lentamente la “Familia” se desarrolla, las
vocaciones masculinas y femeninas aumentan, el apostolado se delinea y
toma forma.
En diciembre de 1918 se produce una primera partida de “hijas” hacia
Susa (Turín): empieza una intrépida historia de fe y de iniciativas, que
engendra incluso un estilo característico, denominado “a la paulina”.
Este camino parece interrumpirse en 1923, cuando el P. Alberione enferma
gravemente y el diagnóstico de los médicos no deja esperanzas. Pero el
Fundador reemprende milagrosamente el camino: “San Pablo me curó”,
comentará después. Por entonces aparece en las capillas paulinas la
frase que, en sueño o en revelación, el divino Maestro dirige al
Fundador: “No temáis – Yo estoy con vosotros – Desde aquí quiero
iluminar – Caminad en continua conversión”.
Al año siguiente viene a la vida la segunda congregación femenina:
las Pías Discípulas del Divino Maestro, para el apostolado eucarístico,
sacerdotal, litúrgico. A guiarlas en la nueva vocación, el P. Alberione
llama a la joven Hna. Ma. Escolástica Rivata, que morirá a los noventa
años en olor de santidad.
En el campo apostólico, el P. Alberione promueve la impresión de
ediciones populares de los Libros Sagrados, y con las publicaciones
periódicas se lanza a las formas más rápidas para hacer llegar el
mensaje de Cristo a los lejanos. En 1912 ya había aparecido la revista
Vida Pastoral destinada a los párrocos; El Domingo, hojita semanal para
la animación de la liturgia dominical, sale en 1921; en 1931 nace
Familia Cristiana, revista semanal con la finalidad de alimentar la vida
cristiana de las familias. Seguirán: La Madre de Dios (1933), “para
desvelar a las almas las bellezas y las grandezas de María”; Pastor
bonus (1937), revista mensual en latín; Camino, Verdad y Vida (1952),
revista mensual para dar a conocer y enseñar la doctrina cristiana; La
Vida en Cristo y en la Iglesia (1952), con el fin de hacer “conocer los
tesoros de la Liturgia, difundir cuanto sirve a la Liturgia, vivir la
Liturgia según la Iglesia”. El P. Alberione piensa también en los
muchachitos: para ellos empieza a publicar en 1924 Il Giornalino 1.
Se pone mano asimismo a la construcción del gran templo dedicado a
san Pablo en Alba. Seguirán los otros dos a Jesús Maestro (en Alba y
Roma) y el santuario a la Reina de los Apóstoles (Roma). Sobre todo se
mira a salir de los confines locales y nacionales. En 1926 nace la
primera Casa filial en Roma, seguida en los años sucesivos por muchas
fundaciones en Italia y en otras naciones.
Entretanto crece el edificio espiritual: el Fundador inculca el
espíritu de entrega mediante “devociones” de fuerte dinamismo
apostólico: a Jesús Maestro y Pastor “Camino y Verdad y Vida”, a María
Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles; a san Pablo apóstol. Es
precisamente la referencia al Apóstol lo que califica en la Iglesia a
las nuevas instituciones como “Familia Paulina”. La meta ansiada por el
Fundador como primer empeño, es la conformación plena con Cristo: acoger
todo el Cristo Camino y Verdad y Vida en toda la persona, mente,
voluntad, corazón, fuerzas físicas. Orientación codificada en el librito
Donec formetur Christus in vobis (1932).
En octubre de 1938 el P. Alberione funda la tercera congregación
femenina: las Hermanas de Jesús Buen Pastor o “Pastorcitas”, destinadas
al apostolado pastoral directo en auxilio de los Pastores.
Durante el obligado paréntesis de la segunda guerra mundial
(1940-1945), el Fundador no se detiene en su itinerario espiritual. Va
acogiendo en medida creciente la luz de Dios en un clima de adoración y
contemplación. De ello son testimonio los Cuadernillos espirituales, en
los que anota las inspiraciones y los medios que adoptar para responder
al proyecto de Dios. En esta atmósfera espiritual nacen las meditaciones
que cada día dicta a los hijos e hijas, las directrices para el
apostolado, la predicación de incontables retiros y cursos de ejercicios
(recogidos en sendos opúsculos). El empeño del Fundador es siempre el
mismo: hacer comprender a todos que “la primera preocupación en la
Familia Paulina será la santidad de la vida, la segunda la santidad de
la doctrina”. A la luz de esto hay que entender su Proyecto de una
enciclopedia sobre Jesús Maestro (1959).
En 1954, recordando el 40 aniversario de fundación, el P. Alberione
aceptó por primera vez que se escribiera de él en el volumen Mi protendo
in avanti 2, y consintió en facilitar algunos apuntes suyos acerca de
los orígenes de la fundación. Surgió así el librito Abundantes divitiæ
gratiæ suæ, que se considera como la “historia carismática de la Familia
Paulina”. Familia que fue completándose entre 1957 y 1960, con la
fundación de la cuarta congregación femenina, el Instituto Regina
Apostolorum para las vocaciones (Hermanas “Apostolinas”), y de los
Institutos de vida secular consagrada: San Gabriel Arcángel, Virgen de
la Anunciación, Jesús Sacerdote y Santa Familia. Diez instituciones
(incluidos los Cooperadores Paulinos), unidos todos ellos por el mismo
ideal de santidad y de apostolado: la reafirmación de Cristo “Camino,
Verdad y Vida” en el mundo, mediante los instrumentos de la comunicación
social.
A lo largo de los años 1962-1965, el P. Alberione es protagonista
silencioso pero atento del Concilio Vaticano II, a cuyas sesiones
participa diariamente. Entre tanto, no faltan tribulaciones y
sufrimientos: la muerte prematura de sus primeros colaboradores, Timoteo
Giaccardo y Tecla Merlo; la preocupación por las comunidades en países
con dificultades y, personalmente, una martirizadora escoliosis, que le
atormentaba noche y día.
Vivió 87 años. Cumplida la obra que Dios le había encargado, el 26 de
noviembre de 1971 dejó la tierra para ocupar su sitio en la Casa del
Padre. Sus últimas horas se vieron confortadas con la visita y la
bendición del papa Pablo VI, que nunca ocultó su admiración y veneración
por el P. Alberione. Es conmovedor el testimonio que dio de él en la
audiencia concedida a la Familia Paulina el 28 de junio de 1969 (el
Fundador tenía 85 años):
“Miradlo: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre
ensimismado en sus pensamientos, que van de la oración a la acción,
siempre atento a escrutar los “signos de los tiempos”, es decir, las
formas más geniales de llegar a las almas… Nuestro P. Alberione ha dado a
la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para
vigorizar y ampliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de
la validez y de la posibilidad de su misión en el mundo moderno y con
los medios modernos. Deje, querido P. Alberione, que el Papa goce de
esta prolongada, fiel e incansable fatiga y de los frutos por ella
producidos para gloria de Dios y bien de la Iglesia”.
El 27 de Abril de 2003 fue beatificado por el papa Juan Pablo II
Texto reproducido con autorización de Vatican.va
(http://es.catholic.net/busqueda/index.phtml?w=Santiago+Alberione&s=2&and=1)