14 marzo, 2020

Santa Matilde

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¡Oh!; Santa Matilde, vos, sois la hija de Dios de la Vida,
y su amada santa, que honor hicisteis al significado de
vuestro nombre: “valiente en la batalla”. Desde niña
fuisteis piadosa y caritativa para con los pobres. Os
casasteis con Enrique de Sajonia, en matrimonio feliz.
Él, muchos triunfos obtuvo en la lucha por defender Alemania
de las invasiones extranjeras, todos gracias a vuestras
oraciones. Cuando fue nombrado rey vuestro esposo, vos reina,
no dejasteis vuestros modos humildes y piadosos de vivir.
En vuestro palacio, parecíais más, una buena mamá que una
reina, y vuestra piedad, semejante era al de una religiosa
que, al de una mujer de mundo; pues erais muy generosa al
repartir limosnas entre los pobres y desposeidos. Vuestro
esposo, jamás os pidió cuentas de los gastos que vos hacíais,
porque convencido estaba de que todo lo repartíais a los más
necesitados. Cuando quedasteis viuda, ofrecisteis una Misa
por el descanso del alma de vuestro esposo y arrodillándoos
ante el Santo Sacramento os quitasteis todas vuestras joyas
y las dejasteis como ofrenda ante el altar y ofrecisteis
a Dios el sacrificio de no volver a usar joyas nunca más.
Otón y Enrique, vuestros hijos, luego de disputar el poder
entre ellos, hicieron las paces, gracias a vos, pero entonces
ambos os acusaron de que todo el dinero que vos afirmabais
aber entregado a los pobres, lo teníais guardado y os
sometieron a humillaciones y vejámenes innombrables, pero,
jamás hallaron ni un céntimo. Vos, decías con fino humor:
“Es verdad que se unieron contra mí, pero por lo menos se
unieron”. Más tarde, os pidieron perdón y, os trajeron
a palacio, permitiéndoos seguir repartiendo limosnas a cuantos
os lo pedían. Otón, os amaba y veneraba tanto que, cuando
lo coronaron en Roma, os dejó encargada del gobierno de
Alemania. Cuando cumplisteis setenta años y viendo ya pasar
a la eternidad, repartisteis entre los más pobres todas
vuestras posesiones y así, rodeada de vuestros hijos y nietos,
voló vuestra santa alma al cielo para coronada ser de luz,
como premio a vuestro gran amor. Patrona de los Matrimonios
y familias numerosas de todo el orbe de la tierra.!Aleluya!
¡Oh!; Santa Matilde, “vivo Amor y Paz del Dios de la Vida.”



© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de Marzo
Santa Matilde
Reina

Petición


Matilde; reina santa y generosa: haz que todas las mujeres del mundo que tienen altos puestos o bienes de fortuna, sepan compartir sus bienes con los pobres con toda la generosidad posible, para que así se ganen los premios del cielo con sus limosnas en la tierra.

Matilde significa: “valiente en la batalla”. Era descendiente del famoso guerrero Widukind e hija del duque de Westfalia. Desde niña fue educada por las monjas del convento de Erfurt y adquirió una gran piedad y una fortísima inclinación hacia la caridad para con los pobres.

Muy jóven se casó con Enrique, duque de Sajonia (Alemania). Su matrimonio fue excepcionalmente feliz. Sus hijos fueron: Otón primero, emperador de Alemania; Enrique, duque de Baviera; San Bruno, Arzobispo de Baviera; Gernerga, esposa de un gobernante; y Eduvigis, madre del famoso rey francés, Hugo Capeto.

Su esposo Enrique obtuvo resonantes triunfos en la lucha por defender su patria, Alemania, de las invasiones de feroces extranjeros. Y él atribuía gran parte de sus victorias a las oraciones de su santa esposa Matilde.

Enrique fue nombrado rey, y Matilde al convertirse en reina no dejó sus modos humildes y piadosos de vivir. En el palacio real más parecía una buena mamá que una reina, y en su piedad se asemejaba más a una religiosa que a una mujer de mundo. Ninguno de los que acudían a ella en busca de ayuda se iba sin ser atendido.

Era extraordinariamente generosa en repartir limosnas a los pobres. Su esposo casi nunca le pedía cuentas de los gastos que ella hacía, porque estaba convencido de que todo lo repartía a los más necesitados. Tampoco se disgustaba por las frecuentes prácticas de piedad a que ella se dedicaba, la veía tan bondadosa y tan fiel que estaba convencido de que Dios estaba contento de su santo comportamiento.

Después de 23 años de matrimonio quedó viuda, al morir su esposo Enrique. Cuando supo la noticia de que él había muerto repentinamente de un derrame cerebral, ella estaba en el templo orando. Inmediatamente se arrodilló ante el Santísimo Sacramento y ofreció a Dios su inmensa pena y mandó llamar a un sacerdote para que celebrara una misa por el descanso eterno del difunto. Terminada la misa, se quitó todas sus joyas y las dejó como un obsequio ante el altar, ofreciendo a Dios el sacrificio de no volver a emplear joyas nunca más.

Su hijo Otón primero fue elegido emperador, pero el otro hermano Enrique, deseaba también ser jefe y se declaró en revolución. Otón creyó que Matilde estaba de parte de Enrique y la expulsó del palacio. Ella se fue a un convento a orar para que sus dos hijos hicieran las paces. Y lo consiguió. Enrique fue nombrado Duque de Baviera y firmó la paz con Otón. Pero entonces a los dos se les ocurrió que todo ese dinero que Matilde afirmaba que había gastado en los pobres, lo tenía guardado. Y la sometieron a pesquisas humillantes. Pero no lograron encontrar ningún dinero. Ella decía con humor: “Es verdad que se unieron contra mí, pero por lo menos se unieron”.

Y sucedió que a Enrique y a Otón empezó a irles muy mal y comenzaron a sucederles cosas muy desagradables. Entonces se dieron cuenta de que su gran error había sido tratar tan mal a su santa madre. Y fueron y le pidieron humildemente perdón y la llevaron otra vez a palacio y le concedieron amplia libertad para que siguiera repartiendo limosnas a cuantos le pidieran.

Ella los perdonó gustosamente. Y le avisó a Enrique que se preparara a bien morir porque le quedaba poco tiempo de vida. Y así le sucedió.

Otón adquirió tan grande veneración y tan plena confianza con su santa madre, que cuando se fue a Roma a que el Sumo Pontífice lo coronara emperador, la dejó a ella encargada del gobierno de Alemania.

Sus últimos años los pasó Matilde dedicada a fundar conventos y a repartir limosnas a los pobres. Otón, que al principio la criticaba diciendo que era demasiado repartidora de limosnas, después al darse cuenta de la gran cantidad de bendiciones que se conseguían con las limosnas, le dio amplia libertad para dar sin medida. Dios devolvía siempre cien veces más.

Cuando Matilde cumplió sus 70 años se dispuso a pasar a la eternidad y repartió entre los más necesitados todo lo que tenía en sus habitaciones, y rodeada de sus hijos y de sus nietos, murió santamente el 14 de marzo del año 968.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Matilde.htm)