¡Oh!, San Marcos Evangelista, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo e intérprete de San Pedro
y primo de Bernabé . Nunca oísteis a Jesús predicar, pero
conocisteis a sus discípulos, sin llegar a ser uno de ellos.
Acompañasteis a Pablo y Bernabé, a Chipre y Perges, de
donde volvisteis sin causa alguna. Bernabé, quiso llevaros
nuevamente, pero Pablo, no lo quiso. Y, vos, seguisteis
a Bernabé una vez más hasta Chipre, pero cosas de Dios,
vos, aparecisteis junto a Pablo en Roma. Fuisteis también,
discípulo de Pedro, pues él, os llamó “hijo” en su primera
carta. Vuestro evangelio, parecido tiene al libro de los
Hechos de los Apóstoles, y, la segunda carta a Timoteo
lo señala como compañero vuestro. Vos, fundasteis la Iglesia
de Alejandría, y vuestro Evangelio, un espíritu observador
y ágil posee. Sólo vos, resaltáis, el verdor de la hierba
sobre la que Jesús, sentar hizo a la muchedumbre, antes
de multiplicar los panes y los peces. Vuestro escrito,
profundidad posee y demuestra singular valía teológica,
pues vos, presentáis a Jesús siendo recibido con alegría
por la gente, narrando cuando el Señor se retira de Galilea,
para dedicarse a la instrucción de sus discípulos, quienes
todos a la vez, y por boca de Pedro, confiesan la divinidad
de Cristo, vuestro Maestro, y que, más tarde, fuera humillado
por la maldad y la ignorancia de los hombres que él, había
venido a rescatar, pero, luego es exaltado por Dios, Su Amado
Padre y nuestro; como ha de serlo, con todo el que, a Él,
de corazón se le una y lo siga en el camino. Por todo ello,
hoy, coronado de luz estáis, como premio a vuestro santo amor;
¡oh!, San Marcos Eangelista, “vivo Evangelio del Dios Vivo”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Abril
San Marcos
Evangelista
de la Vida, su amado santo e intérprete de San Pedro
y primo de Bernabé . Nunca oísteis a Jesús predicar, pero
conocisteis a sus discípulos, sin llegar a ser uno de ellos.
Acompañasteis a Pablo y Bernabé, a Chipre y Perges, de
donde volvisteis sin causa alguna. Bernabé, quiso llevaros
nuevamente, pero Pablo, no lo quiso. Y, vos, seguisteis
a Bernabé una vez más hasta Chipre, pero cosas de Dios,
vos, aparecisteis junto a Pablo en Roma. Fuisteis también,
discípulo de Pedro, pues él, os llamó “hijo” en su primera
carta. Vuestro evangelio, parecido tiene al libro de los
Hechos de los Apóstoles, y, la segunda carta a Timoteo
lo señala como compañero vuestro. Vos, fundasteis la Iglesia
de Alejandría, y vuestro Evangelio, un espíritu observador
y ágil posee. Sólo vos, resaltáis, el verdor de la hierba
sobre la que Jesús, sentar hizo a la muchedumbre, antes
de multiplicar los panes y los peces. Vuestro escrito,
profundidad posee y demuestra singular valía teológica,
pues vos, presentáis a Jesús siendo recibido con alegría
por la gente, narrando cuando el Señor se retira de Galilea,
para dedicarse a la instrucción de sus discípulos, quienes
todos a la vez, y por boca de Pedro, confiesan la divinidad
de Cristo, vuestro Maestro, y que, más tarde, fuera humillado
por la maldad y la ignorancia de los hombres que él, había
venido a rescatar, pero, luego es exaltado por Dios, Su Amado
Padre y nuestro; como ha de serlo, con todo el que, a Él,
de corazón se le una y lo siga en el camino. Por todo ello,
hoy, coronado de luz estáis, como premio a vuestro santo amor;
¡oh!, San Marcos Eangelista, “vivo Evangelio del Dios Vivo”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Abril
San Marcos
Evangelista
Según tradición eclesiástica, Marcos, llamado también Juan
Marcos o simplemente Juan, es el autor de un evangelio y el intérprete
que traducía a Pedro en sus predicaciones frente a auditorios de habla
griega.Era hijo de una cierta María, cuya casa de Jerusalén estaba
abierta a la primitiva comunidad Cristiana. Primo de Bernabé,
probablemente fuera como él de estirpe sacerdotal.
Afirma por una parte la tradición que Marcos nunca habría oído
personalmente la predicación del Señor, pero por otra muchos han querido
descubrirlo en aquel muchacho que huyó desnudo en el huerto de
Getsemaní, episodio que sólo el evangelio a él atribuido refiere. Tal
vez haya conocido al grupo de seguidores sin llegar a ser propiamente
discípulo.
Al comenzar la expansión del evangelio, Pablo y Bernabé salieron de
Jerusalén hacia Antioquía llevando con ellos a Marcos; éste los acompañó
en sus primeras empresas misionales, a Chipre y Perges, de donde
regresó por causas desconocidas.
Bernabé, deseoso de llevar nuevamente a Marcos con ellos cuando el
apóstol planeaba su segundo viaje, encontró la oposición de Pablo, que
partió solo. Marcos siguió, pues, a Bernabé una vez más hasta Chipre.
Sin embargo, Marcos reaparece junto a Pablo en Roma, pero es creencia
que fue más bien discípulo de Pedro, quien confirma esta suposición al
llamarlo “hijo” suyo en su primera carta. El evangelio que se le
atribuye, además, sigue muy de cerca el esquema de los discursos de
Pedro que nos ha conservado el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Nada sabemos de su existencia posterior. La segunda carta a Timoteo
lo señala entre los compañeros de este discípulo de Pablo; conforme a un
dato que recoge el historiador Eusebio de Cesarea (a comienzos del
siglo IV), la Iglesia de Alejandría lo habría tenido por fundador. Sus
últimos años y el lugar de su muerte nos son desconocidos.
El breve relato que lleva su nombre descubre un espíritu observador y
ágil. Sólo Marcos, por ejemplo, destaca el verdor de la hierba sobre la
que Jesús hizo sentar a la muchedumbre hambrienta antes de multiplicar
los panes y los pescados por primera vez.
Las grandes líneas de su evangelio, en tanto, trasuntan una profunda
credibilidad histórica y demuestran singular valor teológico. Marcos
comienza por presentar a Jesús bien recibido por la gente, pero pronto
su humilde mesianismo, tan alejado de las reivindicatorias expectativas
populares de los judíos, ocasiona la decepción de la masa; apagado el
entusiasmo primerizo, el Señor se retira de Galilea para dedicarse de
lleno a la instrucción de los discípulos, quienes por boca de Pedro
confiesan la divinidad de su Maestro. A partir de este reconocimiento de
Cesarea, todo el relato se orienta a Jerusalén; en la ciudad santa,
finalmente, la oposición crece y culmina en el juicio inicuo y la
pasión, que alcanza su victoriosa respuesta cuando Cristo abandona su
tumba, de acuerdo con lo que había profetizado de si mismo.
El secreto mesiánico, del que Marcos hace un tema central, da así
todo su fruto: Jesús, siervo humillado por la maldad y la ignorancia de
los hombres que él había venido a rescatar, es exaltado por Dios, como
ha de serlo todo el que a él se una de corazón y lo siga en el camino,
el único que permite comprender esa “Buena Noticia de Jesús, Mesías,
Hijo de Dios” que Marcos nos ha trasmitido en un lenguaje popular,
muchas veces incorrecto en la forma, pero vivaz y lleno de encanto.
(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marcos_evangelista.htm)