¡Oh!, Santa Catalina de Siena, vos, sois la hija del Dios
de la Vida, virgen y doctora de la Iglesia, que, honor disteis
al significado de vuestro nombre: “Pura”, y que, desde pequeña
crecisteis en entendimiento, virtud y santidad, por ello,
Dios, os concedió vuestra primera visión, que os inclinó
a la vida virtuosa, pues cuando cruzabais una calle con vuestro
hermano Esteban, al Señor visteis rodeado de ángeles, y que,
os sonreía y, a la vez, os impartía su bendición. Mas tarde,
vuestro padre, quiso casaros con un hombre rico, pero vos,
erais ya, de Dios, y vuestro padre, contrariado os sometió
a servicios humillantes en vuestra casa. Pero, vos, caíais
en éxtasis y así, os era fácil de sobrellevar tales pruebas.
Finalmente, os admitieron en la tercera orden de Santo
Domingo, pero, seguisteis siendo laica. A los veinticinco años,
vuestra vida pública, como conciliadora de paz entre soberanos
y aconsejando a los príncipes, empezó; por ello, Gregorio XI
Papa, dejó la sede de Aviñon para retornar a Roma. Él, y Urbano,
VI, se sirvieron de vos, como embajadora. Aunque analfabeta,
dictasteis un maravilloso libro titulado “Diálogo de la divina
providencia”, donde recogisteis vuestras experiencias místicas
y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación eterna.
Vuestras trescientas setenta y cinco cartas son consideradas
obra clásica y de gran profundidad teológica. Por ello, se os
considera una de las mujeres más ilustres de la edad media
y maestra también en el uso de la lengua Italiana. Y, así, luego
de haber gastado vuestra santa y corta vida en buena lid, voló
vuestra alma a la cielo, para, coronada ser, con corona de luz
como justo premio, a vuestra entrega de amor y fe. ¡Alelluya!
Patrona de Siena, Italia y Santa Protectora del pontificado;
¡Oh!, Santa Catalina de Siena, “vivo Amor del Dios de la Vida.”
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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de la Vida, virgen y doctora de la Iglesia, que, honor disteis
al significado de vuestro nombre: “Pura”, y que, desde pequeña
crecisteis en entendimiento, virtud y santidad, por ello,
Dios, os concedió vuestra primera visión, que os inclinó
a la vida virtuosa, pues cuando cruzabais una calle con vuestro
hermano Esteban, al Señor visteis rodeado de ángeles, y que,
os sonreía y, a la vez, os impartía su bendición. Mas tarde,
vuestro padre, quiso casaros con un hombre rico, pero vos,
erais ya, de Dios, y vuestro padre, contrariado os sometió
a servicios humillantes en vuestra casa. Pero, vos, caíais
en éxtasis y así, os era fácil de sobrellevar tales pruebas.
Finalmente, os admitieron en la tercera orden de Santo
Domingo, pero, seguisteis siendo laica. A los veinticinco años,
vuestra vida pública, como conciliadora de paz entre soberanos
y aconsejando a los príncipes, empezó; por ello, Gregorio XI
Papa, dejó la sede de Aviñon para retornar a Roma. Él, y Urbano,
VI, se sirvieron de vos, como embajadora. Aunque analfabeta,
dictasteis un maravilloso libro titulado “Diálogo de la divina
providencia”, donde recogisteis vuestras experiencias místicas
y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación eterna.
Vuestras trescientas setenta y cinco cartas son consideradas
obra clásica y de gran profundidad teológica. Por ello, se os
considera una de las mujeres más ilustres de la edad media
y maestra también en el uso de la lengua Italiana. Y, así, luego
de haber gastado vuestra santa y corta vida en buena lid, voló
vuestra alma a la cielo, para, coronada ser, con corona de luz
como justo premio, a vuestra entrega de amor y fe. ¡Alelluya!
Patrona de Siena, Italia y Santa Protectora del pontificado;
¡Oh!, Santa Catalina de Siena, “vivo Amor del Dios de la Vida.”
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Abril
Santa Catalina de Siena
Virgen y Doctora de la Iglesia
Nacida en 1347, Catalina (nombre que significa “Pura”) era la
menor del prolífico hogar de Diego Benincasa. Allí crecía la niña en
entendimiento, virtud y santidad. A la edad de cinco o seis años tuvo la
primera visión, que la inclinó definitivamente a la vida virtuosa.
Cruzaba una calle con su hermano Esteban, cuando vio al Señor rodeado de
ángeles, que le sonreía, impartiéndole la bendición.
Su padre, tintorero de pieles, pensó casarla con un hombre rico. La
joven manifestó que se había prometido a Dios. Entonces, para hacerla
desistir de su propósito, se la sometió a los servicios mas humildes de
la casa. Pero ella caía frecuentemente en éxtasis y todo le era fácil de
sobrellevar.
Finalmente, derrotados por su paciencia, cedieron sus padres y se la
admitió en la tercera orden de Santo Domingo y siguió, por tanto, siendo
laica. Tenía dieciséis años. Sabía ayudar, curar, dar su tiempo y su
bondad a los huérfanos, a los menesterosos y a los enfermos a quienes
cuidó en las epidemias de la peste. En la terrible peste negra, conocida
en la historia con el nombre de “la gran mortandad”, pereció más de la
tercera parte de la población de Siena.
A su alrededor muchas personas se agrupaban para escucharla. Ya a los
veinticinco años de edad comienza su vida pública, como conciliadora de
la paz entre los soberanos y aconsejando a los príncipes. Por su
influjo, el papa Gregorio XI dejó la sede de Aviñon para retornar a
Roma. Este pontífice y Urbano VI se sirvieron de ella como embajadora en
cuestiones gravísimas; Catalina supo hacer las cosas con prudencia,
inteligencia y eficacia.
Aunque analfabeta, como gran parte de las mujeres y muchos hombres de
su tiempo, dictó un maravilloso libro titulado Diálogo de la divina
providencia, donde recoge las experiencias místicas por ella vividas y
donde se enseñan los caminos para hallar la salvación. Sus trescientas
setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica, de gran
profundidad teológica. Expresa los pensamientos con vigorosas y
originales imágenes. Se la considera una de las mujeres más ilustres de
la edad media, maestra también en el uso de la lengua Italiana.
Santa Catalina de Siena, quien murió a consecuencia de un ataque de
apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres años, el 29 de abril de
1380, fue la gran mística del siglo XIV. El papa Pío II la canonizó en
1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en
Roma, donde se la venera como patrona de la ciudad; es además, patrona
de Italia y protectora del pontificado.
El papa Pablo VI, en 1970, la proclamó doctora de la Iglesia. Ella,
Santa Teresa de Avila y Santa Teresita de Lisieux son las tres únicas
mujeres que ostentan este título.
Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy: Santos: Paulino, Severo,
obispos; Agapio, Secundino, Tíquico, Torpetes, Emiliano, mártires; Pedro
de Verona; Roberto (Bob, Boby), monje; Tértula, Antonia, vírgenes;
Hugo, abad.
(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Catalina_de_Siena.htm)