¡Oh!, San Job, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su más admirable siervo y santo, que, puesto
a prueba por Él, nunca dejasteis de amarlo y cada
vez más y más, a pesar de que, vos, mas dolor en
vuestra alma y cuerpo recibíais. Vuestra paciencia
admirable os ha encumbrado, para siempre, como
eterno paradigma del amor y de la paciencia sin
límites. Y, como erais de sencillez grande y hombre
recto, jamás dejasteis de temer a Dios y os declarasteis
enemigo abierto del mal. Hijos e hijas, una fortuna
cuantiosa en animales y servidumbre, hicieron de vos,
el hombre más rico de vuestro tiempo. Y, entonces,
permitió Dios, vuestro Padre, que el Demonio a vos,
os sometiera a crueles pruebas, sin quitaros la vida.
Así, vuestros rebaños perdisteis por el robo y el
fuego y vuestra casa, reducida a escombros quedó,
matando a todos vuestros hijos. Así, vuestro cuerpo,
cubierto fue de úlceras y luego, arrojado fuisteis
a un basural. Y, a vos, no os quedó decir con gran
humildad: “Desnudo salí del vientre de mi madre,
desnudo volveré a la tierra. El Señor me lo dio todo
y Él me lo quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!”.
Ello, asombró al gran Dios y destruyó al Demonio
de increíble manera. Y, sí, así, es nuestro Dios,
bendito sea su Santo Nombre, por siempre jamás,
porque Él, es el dueño de la Vida, y, Él, mismo,
a la hora de vuestra muerte os premió con corona de
luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Job, “vivo siervo del amor, la fe y la paciencia”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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y su más admirable siervo y santo, que, puesto
a prueba por Él, nunca dejasteis de amarlo y cada
vez más y más, a pesar de que, vos, mas dolor en
vuestra alma y cuerpo recibíais. Vuestra paciencia
admirable os ha encumbrado, para siempre, como
eterno paradigma del amor y de la paciencia sin
límites. Y, como erais de sencillez grande y hombre
recto, jamás dejasteis de temer a Dios y os declarasteis
enemigo abierto del mal. Hijos e hijas, una fortuna
cuantiosa en animales y servidumbre, hicieron de vos,
el hombre más rico de vuestro tiempo. Y, entonces,
permitió Dios, vuestro Padre, que el Demonio a vos,
os sometiera a crueles pruebas, sin quitaros la vida.
Así, vuestros rebaños perdisteis por el robo y el
fuego y vuestra casa, reducida a escombros quedó,
matando a todos vuestros hijos. Así, vuestro cuerpo,
cubierto fue de úlceras y luego, arrojado fuisteis
a un basural. Y, a vos, no os quedó decir con gran
humildad: “Desnudo salí del vientre de mi madre,
desnudo volveré a la tierra. El Señor me lo dio todo
y Él me lo quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!”.
Ello, asombró al gran Dios y destruyó al Demonio
de increíble manera. Y, sí, así, es nuestro Dios,
bendito sea su Santo Nombre, por siempre jamás,
porque Él, es el dueño de la Vida, y, Él, mismo,
a la hora de vuestra muerte os premió con corona de
luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Job, “vivo siervo del amor, la fe y la paciencia”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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8 de Mayo
San Job
Ejemplo de paciencia y fe
Personaje bíblico admirable por su paciencia. Vivía en Arabia hacia el siglo XIV a.C. Hombre sencillo y recto, temeroso de Dios y enemigo del mal, habitaba la tierra de Hus. Tenía 7 hijos y 3 hijas y una gran fortuna en animales y servidumbre. Era el hombre más rico de la comarca.
El relato bíblico dice que Dios permitió que el Demonio sometiera a Job a las más rudas pruebas: hacerlo sufrir toda clase de padecimientos, menos quitarle la vida. Así, Job fue perdiendo sus rebaños por el robo, el fuego y otras calamidades; su casa quedó reducida a escombros aplastando y matando a todos sus hijos, y una enfermedad cubrió su cuerpo de úlceras y lo arrojó a un basural.
En medio de tantas desgracias Job no perdió su fe en Dios y exclamaba: “Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo volveré a la tierra. El Señor me lo dio todo y Él me lo quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!”.
(http://aica.org/aica/santoral/Santos/san_job_10_MAY.htm)