¡Oh!, San Ireneo, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su Obispo, Mártir y amado santo y, el mismo que, a la
cristiandad librasteis de falsarias gnósticas enseñanzas;
que, llenar intentaban las mentes y almas de las gentes
de vuestro tiempo; la fe y la revelación de Dios de lado
dejando. A, vos, que, el privilegio tuvisteis de educado
ser por San Policarpo, otrora del gran San Juan evangelista
discípulo; os bastaron cinco libros del «Adversus haereses»
solo, para su doctrina oscura rebatir, en los que vos,
os mostráis como teólogo equilibrado y penetrante de la
Encarnación redentora, y también como pastor completo,
más apostólico y más católico que haya servido a la Iglesia.
Vuestras argumentaciones contra los herejes, siempre
fueron fruto de la oración y de la caridad.“Con un poquito
de ciencias raras que aprenden, los gnósticos ya se imaginan
que bajaron directamente del cielo; se pavonean como gallos
orgullosos y parece que estuvieran andando de gancho con
los ángeles”. Así, escribíais con brillantez suma que,
vuestros libros fueron traducidos y divulgados por las
iglesias del tiempo vuestro. Además fuisteis un gran
testigo de nuestra fe en tiempos de persecución sangre
y muerte. Y, así y después de haber demostrado el esplendor
de la verdad, entregasteis vuestra alma en buena lid,
siendo martirizado, para corona de luz recibir como
premio a vuestra entrega increíble y grande de amor y fe;
¡oh!, San Ireneo, “Viva fe y oración por el Dios de la Vida”.
© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
28 de junio
San Ireneo de Lyon
Obispo y Mártir
Martirologio Romano: Memoria de san Ireneo, obispo, que, como atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos. Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y, en defensa de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la herejía. († c.202)
Breve Biografía
Pacificador de nombre y de hecho (el nombre “Ireneo” en griego quiere decir pacífico y pacificador), san Ireneo fue presentado al Papa por los cristianos de la Galia con palabras de grande elogio: “Guardián del testamento de Cristo”. En Roma honró su nombre sugiriendo moderación al Papa Víctor, aconsejándole respetuosamente que no excomulgara a las Iglesias de Asia que no querían celebrar la Pascua en la misma fecha de las otras comunidades cristianas.
Con los mismos fines pacificadores este hombre ponderado insistió a los obispos de las otras comunidades cristianas para que trabajaran por el triunfo de la concordia y de la unidad, sobre todo manteniéndose unidos a la tradición apostólica para combatir el racionalismo gnóstico. De sus escritos nos quedan, efectivamente, Los cinco libros del Adversus hæreses, en los que Ireneo aparece no sólo como el teólogo más equilibrado y penetrante de la Encarnación redentora, sino también como uno de los pastores más completos, más apostólicos y más católicos que hayan servido a la Iglesia. Se nota que sus argumentaciones contra Los herejes, aunque nacieron de la polémica, son fruto de la oración y de la caridad.
Ireneo era oriundo de Asia Menor. Entre sus recuerdos de juventud se encuentra el contacto con Policarpo de Esmirna, el santo obispo “que fue instruido por los testigos oculares de la vida del Verbo”, sobre todo por el apóstol Juan, que había fijado su sede en Esmirna. Ireneo, pues, por medio de Policarpo se une a los Apóstoles. Después de dejar el Asia Menor, pasa a Roma y sigue para Lyon (Francia). No perteneció a la lista de los mártires de Lyon, víctimas de la persecución del 177, porque precisamente en ese tiempo su Iglesia lo había enviado a Roma para presentar al Papa Eleuterio algunos asuntos de orden doctrinal, relacionados sobre todo con el error montanista. Este error se debía a un grupo de fanáticos que habían llegado de Oriente, predicando el disgusto por las cosas del mundo y anunciando el inminente regreso de Cristo. De regreso a Lyon, Ireneo sucedió en el 178 al obispo mártir san Fotino, y gobernó la Iglesia de Lyon hasta su muerte, hacia el año 200. Aunque no está comprobado su martirio, la Iglesia lo venera como mártir.
En todo caso, él fue un auténtico testigo de la fe en un período de dura persecución; su campo de acción fue muy vasto, si se tiene en cuenta que probablemente no había ningún otro obispo en las Galias ni en las tierras limítrofes de Alemania. Su lengua era el griego, pero aprendió las lenguas “bárbaras” para poder evangelizar a esos pueblos.
(http://www.es.catholic.net/op/articulos/31934/ireneo-de-lyon-santo.html)