02 noviembre, 2025

Los fieles difuntos

 Puede ser una imagen de texto que dice "Conmemoración a Todos los Fieles Difuntos Que sus benditas almas "puedan gozar de la visión de la felicidad eterna". 2 de noviembre aciprensa.com"

02 de octubre
Los fieles difuntos
 
Cada 2 de noviembre, la Iglesia Católica conmemora a todos los fieles difuntos. Es decir, a todos aquellos que han muerto, y que debieron comparecer ante Dios, su misericordia y su justicia. Así, recordamos a nuestros antepasados, amigos y familiares que nos han dejado, y para quienes abrigamos la esperanza del reencuentro definitivo, en la Presencia de Dios.
 
Sentido de la conmemoración
Señala el Martirologio Romano:
 
“Conmemoración de todos los fieles difuntos. La santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna” (elog. del Martirologio Romano).
 
Cementerios y campos santos
 
Hoy miles de personas en todo el mundo visitan los cementerios para honrar la memoria de sus seres queridos y de todos aquellos que partieron al encuentro con Dios.
 
En este día la Iglesia toda dedica la liturgia a animar a los fieles a orar por el eterno descanso de quienes han fallecido, con la esperanza de que todos, en ‘el día que no conoce el final’, nos podamos reunir en el amor infinito de Dios.
 
Caridad, memoria y recogimiento
 
Constituye una obra de caridad indispensable que quienes aún peregrinamos en este mundo oremos y hagamos sacrificios u ofrecimientos por las almas del purgatorio, conscientes de que muchos entre quienes nos han precedido necesitan aún purgar sus faltas para poder gozar de Dios de manera definitiva.
 
Es importante que todos los católicos guardemos el debido respeto en los cementerios y campos santos. Ciertamente, hay una diversidad de costumbres presentes y arraigadas, que pueden o no ser parte de lo que se denomina la Piedad Popular. Como fuere, esta conmemoración no puede ser pretexto para abandonar el recogimiento, la oración de intercesión o la conciencia de que somos pecadores, y necesitamos todos, vivos y muertos, de la misericordia de Dios.
 
¿Qué más recomienda la Iglesia para hoy?
 
Recomendables son las oraciones de intercesión ofrecidas a la Virgen María, de manera especial el Santo Rosario; también es bueno pedir la intercesión de los santos a través de novenas u oraciones votivas; y, finalmente, no debemos olvidar que toda oración debe estar acompañada de obras de caridad o pequeños sacrificios de la vida cotidiana como, por ejemplo, la limosna, esto es, compartir nuestros bienes con los más necesitados.
 
Una mención aparte merece la asistencia a la Santa Misa. Si bien en la mayoría de lugares no es día de precepto o día de guardar, la celebración eucarística es “la oración por excelencia''. Eso no puede ser pasado por alto. Ofrezcamos la Santa Misa por nuestros difuntos.
 
También es muy recomendable averiguar y poner en práctica las distintas alternativas que da la Iglesia universal o las Iglesias locales para obtener la Indulgencia Plenaria por los difuntos fallecidos sin las debidas asistencias espirituales.
 
Indulgencia plenaria por la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos
 
La Penitenciaría Apostólica del Vaticano otorga, todos los años, las facilidades para obtener la indulgencia plenaria en el Día de los Fieles Difuntos, que hoy, 2 de noviembre, celebramos. Es una hermosa oportunidad para que, con la cooperación de los miembros de la Iglesia peregrinante en la tierra, muchas almas necesitadas puedan ser rescatadas del purgatorio.(ACI Prensa).

Solemnidad de Todos los Santos

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 ¡Oh! Santos míos
vosotros habéis corrido
constantes vuestra carrera
a la Cruz de Cristo abrazados
y habéis recibido
vuestro premio prometido:
la Eternidad de la Vida.

Orad os lo suplicamos
para que nosotros también
alcancemos a  morar con vosotros
y podamos ver al fin
el rostro de nuestro Creador
el que hizo los cielos y la tierra
y nos hizo a Su imagen y semejanza.

Ayudadnos santos nuestros
en nuestra tribulación en esta tierra
de llanto y de guerra lleno
de niños, mujeres, hombres y ancianos
que nada tienen que ver con sus intrigas
de odio y venganza, hijos del mal  
!Ayudadnos con vuestra Paz! ¡Dadnos vuestra Paz!
Amén


©
by 2024 Luis Ernesto Chacón Delgado
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ORACIÓN POR TODOS LOS SANTOS

Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte,
rogad por nosotros.
Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas,
rogad por nosotros.
Almas cándidas, Santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
rogad por nosotros.
Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
rogad por nosotros.
Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates,
rogad por nosotros.
Vírgenes semejantes a azucenas
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura,
rogad por nosotros.
Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas,
rogad por nosotros.
Doctores cuyas palmas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es raudal de ciencia inextinguible,
rogad por nosotros.
Soldados del ejército de Cristo,
Santas y Santos todos,
rogad que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre vosotros.
Amén

(Autor: Gustavo Adolfo Béquer)

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01 de noviembre
Solemnidad de Todos los Santos 
 
Cada 1 de noviembre la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos, de todos sin excepción: tanto los reconocidos oficialmente como los anónimos. Esta es la gran celebración de aquellos que comparten el triunfo y la gloria de Cristo para toda la eternidad, en virtud a haber cooperado con la Gracia del “Espíritu Santo que habita en nosotros” (2 Tim 1, 14), poniendo todo empeño en seguir de cerca al Maestro.
 
Por eso, la Iglesia se viste de blanco en este día, pues se ve confirmada como madre que convoca a sus hijos a la salvación; mientras que estos se ven fortalecidos por el ejemplo y la intercesión de quienes tomaron la delantera en el camino de la fe, la esperanza y la caridad.
 
Todos estamos llamados a la santidad
 
San Juan Pablo II, en la homilía de la misa dedicada a la Solemnidad de Todos los Santos, en noviembre de un ya lejano 1980, decía: “Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”.
 
Y es que esta Solemnidad es un día propicio para compartir el júbilo por la obra salvífica de Dios a lo largo de los siglos. Obra que no se detiene jamás y que se renueva, a cada instante, en cada ser humano que responde amorosamente a la gracia de Dios, a su misericordia. Ser santo es vivir el llamado a la plenitud humana en el amor.
 
“Son demasiados”: orígenes de la celebración
 
La Solemnidad de Todos los Santos tiene sus orígenes en el siglo IV, cuando el número de mártires de la Iglesia llegó a ser tal que era imposible destinar cada día del año para recordar a cada uno de manera independiente. Entonces, la Iglesia optó por hacer una celebración conjunta para honrar a todos los que habían alcanzado el cielo, en un solo día, una vez al año.
 
Cuando el 13 de mayo de 610, el Papa Bonifacio IV (p. 608-615) dedicó el Panteón romano (donde antaño se daba culto a los dioses) al culto cristiano, consagró el “nuevo” templo a la Bienaventurada Madre de Dios (Santa María la Rotonda) y a todos los mártires. A partir de entonces, la celebración de Todos los Santos quedó fijada en esa fecha y así permanecería por muchos años, hasta que el Papa Gregorio IV (p. 827-844), en el siglo IX, trasladó la celebración al primer día del mes de noviembre. Es muy probable que la decisión del Papa Gregorio haya respondido al deseo de contrarrestar la fiesta pagana del “Samhain” o año nuevo celta, que se celebraba la noche del 31 de octubre. 
 
Contrarrestando el espíritu comercial y pagano
 
Hoy, la Solemnidad de Todos los Santos compite, en distintos ámbitos de la cultura, contra la “noche de Brujas” (Halloween) y su espíritu comercial y profano. Por eso, es necesario que no perdamos de vista aquello a lo que estamos llamados como cristianos: a vivir la santidad y realizar todo bien que provenga de Dios.
 
En el año 2013, el Papa Francisco hizo una hermosa exhortación a la multitud que lo acompañaba en la celebración de esta Solemnidad: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.
 
No olvidemos nunca que ¡estamos llamados a ser santos! Y que debemos recordar y agradecer la vida de tantos hombres y mujeres que lo dieron todo por amor a Jesús. Sus vidas no estuvieron exentas de dificultades, pero haber amado a Cristo honestamente, les valió la paz en medio de la dificultad o el dolor y la alegría en medio de la comunidad de hermanos que es la Iglesia.
 
“Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre” (Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium).
 
¡Feliz Solemnidad de Todos los Santos!(ACI Prensa).