11 marzo, 2025

San Sofronio, Patriarca de Jerusalén

 santoral 11 de Marzo San Sofronio de Jerusalen

 

¡Oh! San Sofronio de Jerusalén, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
y su amado santo. Muy joven os sentisteis atraído por todo lo que
fuera aprender, siendo antes de ser monje, profesor de retórica. Por
ello, os llamaron “el escolástico” o “el sofista” y luego entrasteis
como monje en el monasterio de San Teodosio, cerca de Jerusalén.
En Alejandría conocisteis a San Juan Moshu, autor del escrito ascético
“El prado espiritual” o “el jardín de los limoneros”, continuadora
del Patericon Egipcio, convirtiéndoos en su discípulo y juntos
peregrinaron a través de Siria, Palestina, Egipto y Roma. Muerto
San Juan Moshu, en Roma, vos, volvisteis a Jerusalén llevándoos el
cuerpo de San Juan, a quien sepultasteis en el monasterio de San
Teodosio. Junto con San Máximo «el Confesor», y comenzasteis
a luchar contra los monotelitas, apoyada por el emperador bizantino
Heraclio I. Los miafisitas creían que en Cristo había una sola
naturaleza: la divina. Vos, fuisteis elegido patriarca de Jerusalén
y en vuestro discurso ante quienes os eligieron, rechazasteis
la enseñanza monotelita, que fue enviada en forma de carta encíclica
al Papa Honorio y a todos los demás patriarcas, en la que incluía
numerosas citas de fuentes patrísticas, apoyando la existencia de
las dos naturalezas en Cristo: la Divna y la Humana. Vos, además
participasteis en la lucha por la defensa de Jerusalén, pero os visteis
forzado a mediar sobre las condiciones de la rendición de la Ciudad
Santa con los conquistadores árabes, cuando fue tomada por Omar.
Un día delante de la puerta de la Iglesia del Santo Sepulcro,
invitasteis a Omar a entrar en ella, pero el califa se negó diciendo
que si lo hacía, en adelante, sus seguidores cobrarían derechos sobre
esta iglesia, e increíblemente las cosas sucedieron exactamente así,
pues más tarde, todas las iglesias en las que Omar entró fueron
transformadas en mezquitas, lo que no ocurrió con la Iglesia del
Santo Sepulcro, que hasta el día de hoy y para gloria del Dios Vivo
y eterno, se ha mantenido como santuario cristiano. Vos, además
tuvisteis certero éxito en la obtención de derechos civiles
y religiosos para los cristianos, pero a cambio de pagar anualmente
un tributo. Y así, y luego de haber gastado vuestra santa vida en
buena lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser con
corona de luz, como justo premio a vuestro amor y fe por Cristo;
¡Oh! San Sofronio de Jerusalén, «vivo Amor por el Dios Vivo y eterno».

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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11 de marzo
San Sofronio
Patriarca de Jerusalén

San Sofronio nació en Damasco en el año 550 (o 560) siendo árabes sus antepasados. Sus padres, Plinthas y Mira eran piadosos. Siendo muy joven se sentía atraído por todo lo que fuera aprender por lo que, antes de ser monje, fue profesor de retórica. Por ese motivo se le llamó “el escolástico” o “el sofista”. Entró como monje en el monasterio de San Teodosio, cerca de Jerusalén.

Posteriormente marchó a Alejandría donde conoció a San Juan Moshu, que es el autor del escrito ascético “Leimon ho leimonon” o el “Leimonarion” (“El prado espiritual” o “el jardín de los limoneros”), obra que es considerada como la continuación del Patericon Egipcio (Apophthegmata Patrum). Sofronio se convirtió en su discípulo y juntos peregrinaron a través de Siria, Palestina, Egipto y Roma.

Después de la muerte de San Juan Moshu en Roma, San Sofronio se volvió a Jerusalén llevándose consigo el cuerpo de San Juan, que sepultó en el cementerio del monasterio de San Teodosio. Junto con San Máximo el Confesor, San Sofronio comenzó a luchar contra los monotelitas, siendo el primero que se dio cuenta del peligro que suponía esta doctrina que era apoyada por el emperador bizantino Heraclio I (610-641), con la intención de conseguir la reunificación entre la Iglesia miafisita (coptos) y la Iglesia de Constantinopla con el fin último de reforzar las fronteras orientales del Imperio. Los miafisitas creían que en Cristo había una sola naturaleza – la divina – ya que la naturaleza humana desapareció en la naturaleza divina.  

En el año 633, mientras San Sofronio se encontraba aun en Egipto, tuvo una disputa con el Patriarca monotelita Ciro de Alejandría y posteriormente, también con el Patriarca Sergio de Constantinopla al que no pudo convencer sobre la justicia de la fe ortodoxa. Sofronio fue elegido patriarca de Jerusalén en el año 634 y en su discurso ante quienes lo eligieron, rechazó enérgicamente la enseñanza monotelita, siendo enviado este discurso posteriormente en forma de carta encíclica al Papa Honorio y a todos los demás patriarcas. En esta encíclica se incluye numerosas citas de fuentes patrísticas, apoyando la existencia de las dos naturalezas en Cristo (ver el artículo sobre San Máximo el Confesor).  

El Patriarca Sofronio participó activamente en la lucha por la defensa de Jerusalén, pero se vio forzado a mediar sobre las condiciones de la rendición de la Ciudad Santa con los conquistadores árabes, cuando esta fue tomada por Omar en el año 637. Se dice que estando delante de la puerta de la Iglesia del Santo Sepulcro, invitó a Omar a entrar en ella, pero el califa se negó diciendo que si lo hacía, en adelante, sus seguidores cobrarían derechos sobre esta iglesia. Las cosas sucedieron exactamente así, pues más tarde, todas las iglesias en las que Omar entró fueron transformadas en mezquitas, lo que no ocurrió con la Iglesia del Santo Sepulcro, que hasta el día de hoy se ha mantenido como santuario cristiano. San Sofronio tuvo éxito en la obtención de determinados derechos civiles y religiosos para los cristianos, pero a cambio de pagar anualmente un tributo. Un año después de este triste acontecimiento, falleció: exactamente el día 11 de marzo del año 638.

(https://www.aciprensa.com/recursos/biografia-4318)

10 marzo, 2025

San Simplicio, Pontífice 47

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10 de marzo
San Simplicio
Pontífice 47
 
Cada 10 de marzo se celebra al Papa San Simplicio, pontífice número 47 de la Iglesia Católica, quien gobernó al Pueblo de Dios entre los años 468 y 483. Se trata de una figura clave de la historia universal porque durante su pontificado se produjo la caída y fin del imperio romano de Occidente (año 476), después de que el emperador Rómulo Augústulo fue depuesto por Odoacro, rey de la tribu germánica de los hérulos.
 
Una Iglesia sin el apoyo imperial
 
Aquellos fueron tiempos de grandes cambios para el mundo conocido, y particularmente para los cristianos. Precisamente en ese contexto, Simplicio se convirtió en un férreo defensor de la autoridad de la Sede de Pedro y la independencia de la Iglesia Católica respecto del poder político, sobre todo porque desde Bizancio (imperio romano de Oriente) llegaban señales que invitaban a la unificación del fuero político con el religioso.
 
La unificación del poder espiritual con el poder temporal era algo que suscitaba dudas y polémica en Occidente, ya que muchos pensaban que la Iglesia no debía estar sujeta a otro “orden” que no fuese el que proviene de Dios.
 
Nuevas herejías y separación de fueros
 
A la par, el Papa Simplicio se vio obligado a salir al paso de los problemas doctrinales originados por la herejía monofisita del siglo V. Esta postulaba que Jesucristo, Hijo de Dios, poseía una única naturaleza: la divina, lo que constituía un rechazo a su humanidad e iba en detrimento de la dignidad del género humano, precisamente objeto de su obra redentora.
 
En el año 476, el usurpador Flavio Basilisco se apoderó del trono de Zenón, emperador romano de Oriente, y mandó publicar un edicto de carácter religioso rechazando el Concilio de Calcedonia, realizado en 451, es decir, 25 años antes. En este concilio se había condenado el monofisismo. 
 
Simplicio rechazó el edicto de Zenón por considerarlo una intromisión del poder temporal en asuntos de la Iglesia, y tomó una serie de medidas para garantizar que se enseñe y divulgue la verdadera doctrina sobre Jesucristo, contenida en las definiciones del concilio.
 
Sin perder tiempo, Simplicio inició una comunicación epistolar con Acacio, obispo de Constantinopla, y con el mismo Flavio Basilisco, exhortando a ambos a mantenerse fieles a la enseñanza heredada de los Apóstoles. “Esta misma norma de doctrina apostólica se mantiene firmemente por sus sucesores -los de Pedro-, a quien el Señor confió el cuidado de todo el rebaño de ovejas, a quien prometió no dejarle hasta el fin de los tiempos”, escribió el Papa Simplicio el 10 enero del año 476.
 
Urbi et Orbi
 
El santo no solo miró a Oriente; en Europa Occidental se preocupó por nombrar obispos que fueran celosos guardianes de la unidad de la Iglesia, capaces de aclarar cuestiones doctrinales. Entre sus decisiones más importantes estuvo el nombramiento de un obispo como su representante plenipotenciario. Ese fue el caso del obispo de Sevilla -también de nombre Zenón- nombrado Vicario Papal en España para salvaguardar los intereses de la Iglesia en medio de la debacle imperial en la Península, situación que amenazaba la unidad episcopal en ese territorio.
 
San Simplicio inauguró con este tipo de medidas un nuevo tipo de pontificado que habría de desarrollarse en “escenarios” sin precedentes hasta ese entonces, en los que se iban presentando retos distintos. Es en esas circunstancias donde el Papa dio los primeros pasos marcando el derrotero para sus sucesores: la Iglesia ha de estar de cara a la sociedad y el mundo, haciendo presente la Palabra de Dios anunciada por Jesucristo. Es la idea de que la Iglesia no se cierra sobre sí misma, sino que debe cumplir el papel de faro que ilumina en la oscuridad y que, al mismo tiempo, acoge y vela por sus miembros santificando sus vidas.
 
San Simplicio Papa falleció el 10 de marzo del año 483.(ACI prensa).

09 marzo, 2025

Domingo 1 (C) de Cuaresma

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Domingo 09 de marzo
Domingo 1 (C) de Cuaresma
 
Texto del Evangelio (Lc 4,1-13): En aquel tiempo, Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le respondió: «Está escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre’».
 
Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra; y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya». Jesús le respondió: «Está escrito: ‘Adorarás al Señor tu Dios y sólo a Él darás culto’».
 
Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; porque está escrito: ‘A sus ángeles te encomendará para que te guarden’. Y: ‘En sus manos te llevarán para que no ttoda tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno.ropiece tu pie en piedra alguna’». Jesús le respondió: «Está dicho: ‘No tentarás al Señor tu Dios’». Acabada
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«Era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo»
P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat, Barcelona, España)
 
Hoy, Jesús, «lleno de Espíritu Santo» (Lc 4,1), se adentra en el desierto, lejos de los hombres, para experimentar de forma inmediata y sensible su dependencia absoluta del Padre. Jesús se siente agredido por el hambre y este momento de desfallecimiento es aprovechado por el Maligno, que lo tienta con la intención de destruir el núcleo mismo de la identidad de Jesús como Hijo de Dios: su adhesión sustancial e incondicional al Padre. Con los ojos puestos en Cristo, vencedor del mal, los cristianos hoy nos sentimos estimulados a adentrarnos en el camino de la Cuaresma. Nos empuja a ello el deseo de autenticidad: ser plenamente aquello que somos, discípulos de Jesús y, con Él, hijos de Dios. Por esto queremos profundizar en nuestra adhesión honda a Jesucristo y a su programa de vida que es el Evangelio: «No sólo de pan vive el hombre» (Lc 4,4).
Como Jesús en el desierto, armados con la sabiduría de la Escritura, nos sentimos llamados a proclamar en nuestro mundo consumista que el hombre está diseñado a escala divina y que sólo puede colmar su hambre de felicidad cuando abre de par en par las puertas de su vida a Jesucristo Redentor del hombre. Esto comporta vencer multitud de tentaciones que quieren empequeñecer nuestra vocación humano-divina. Con el ejemplo y con la fuerza de Jesús tentado en el desierto, desenmascaremos las muchas mentiras sobre el hombre que nos son dichas sistemáticamente desde los medios de comunicación social y desde el medio ambiente pagano donde vivimos.
San Benito dedica el capítulo 49 de su Regla a “La observancia cuaresmal” y exhorta a «borrar en estos días santos las negligencias de otros tiempos (...), dándonos a la oración con lágrimas, a la lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia (...), a ofrecer a Dios alguna cosa por propia voluntad con el fin de dar gozo al Espíritu Santo (...) y a esperar con deseo espiritual la Santa Pascua».
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Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«Si hemos sido tentados en Él, también en Él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció? Reconócete a ti mismo tentado en Él, y reconócete también vencedor en Él» (San Agustín)
«Cuando estamos en tentación, la Palabra de Jesús nos salva. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza» (Francisco)
«La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás y a la que los hombres le quieren atribuir. Es por eso por lo que Cristo venció al Tentador a favor nuestro: ‘Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado’ (Hb 4,15). La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 540). (evangeli net)


08 marzo, 2025

San Juan de Dios, Fundador de la Comunidad de Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios

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¡Oh!; San Juan de Dios, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado santo y  fundador de la “Comunidad de los Hermanos
Hospitalarios”, que lleva  vuestro nombre. Pastor y luego
soldado, allí, os hicisteis fuerte y resistente para el sufrir. La
Divina Providencia, siempre de vuestro lado estuvo, tanto que,
Nuestra Señora, os salvó de ahorcado ser. Después de la milicia,
vendedor os hicisteis de estampas y religiosos libros. Y, el buen
Jesús, que nunca os dejó, bajo la apariencia de “niño pobre” os
dijo: “Granada será tu cruz”. Y, así fue. “¡Misericordia Señor,
que soy un pecador!”, gritasteis por las calles, a Dios pidiendo
perdón y os confesasteis con San Juan de Ávila y os propusisteis
penitencia especial hacer: fingiros el “loco” para que la gente
os humillara y os hiciera sufrir. Y, la gente, “loco” os creyó,
tanto que, os lanzaban piedras y os daban de golpes y hasta que,
llevado fuisteis al manicomio, y, en él, azotado, para “calmaros”.
Pero, a vos, no os atormentaban ni disgustaban los azotes que os
daban, sino que, feliz a Dios, los ofrecíais. Durante vuestra
estancia, a los pobres y enfermos visteis y, cómo en él, tratados
eran, y, por ello, fundar decidisteis un hospital donde “sólo amor
se diese y sólo amor, como medicina”. Allí, lego en medicina,
erais más, cuando a curar el alma enseñabais y después
el cuerpo. “Loco de amor”, toda vuestra santa vida la gastasteis
en ayudar a los enfermos miserables por amor a Cristo Jesús.
De enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre y amigo
hicisteis. Por la noche, limosnas pedíais para vuestros
pobres, diciendo: “¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien!”.
Y, luego, cerca de la medianoche hacíais el aseo del hospital,
y a la madrugada os echabais a dormir un poco debajo de una escalera.
Dios, os daba muestras de que con vos, estaba, salvándoos siempre
de varios peligros. Un día os recogió una rica señora, para
curaros y exclamasteis: “Oh, estas comodidades son demasiado lujo
para mí que soy tan miserable pecador”. Y, más tarde, sintiendo
que os llegaba la santa muerte, os arrodillasteis en el suelo
y exclamasteis: “¡Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo!”. Y, así,
voló, vuestra alma al cielo, para coronada ser, con corona de luz,
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor. Santo
Patrono de los que trabajan en los hospitales y de los que
propagan la fe con religiosos libros en todo el orbe de la tierra;
¡oh!; San Juan de Dios; “viva locura de Amor por Cristo Jesús”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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8 de Marzo
San Juan de Dios
Fundador de la Comunidad
de Hermanos Hospitalarios
de San Juan de Dios
Año 1550

Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y muere en Granada, España, en 1550 a los 55 años de edad. De familia pobre pero muy piadosa. Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió como religioso en un convento. En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas posesiones, pero él dispuso permanecer libre de compromisos económicos y caseros pues deseaba dedicarse a labores más espirituales.

Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas. La vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido.

La Santísima Virgen lo salvó de ser ahorcado, pues una vez lo pusieron en la guerra a cuidar un gran depósito y por no haber estado lo suficientemente alerta, los enemigos se llevaron todo. Su coronel dispuso mandarlo ahorcar, pero Juan se encomendó con toda fe a la Madre de Dios y logró que le perdonaran la vida. Y dejó la milicia, porque para eso no era muy adaptado.

Salido del ejército, quiso hacer un poco de apostolado y se dedicó a hacer de vendedor ambulante de estampas y libros religiosos.

Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niñito muy pobre y muy necesitado y se ofreció bondadosamente a ayudarlo. Aquel “pobrecito” era la representación de Jesús Niño, el cual le dijo: “Granada será tu cruz”, y desapareció.

Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, de pronto llegó a predicar una misión el famoso Padre San Luis de Avila. Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, nuestro hombre se arrodillo y empezó a gritar: “Misericordia Señor, que soy un pecador”, y salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años.

Se confesó con San Juan de Avila y se propuso una penitencia muy especial: hacerse el loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir muchísimo.

Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos su pecados.

La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas y golpes.

Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas, pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos: azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos.

Aquella estadía de Juan en ese manicomio, que era un verdadero infierno, fue verdaderamente providencial, porque se dio cuenta del gran error que es pretender curar las enfermedades mentales con métodos de tortura. Y cuando quede libre fundará un hospital, y allí, aunque él sabe poco de medicina, demostrará que él es mucho mejor que los médicos, sobre todo en lo relativo a las enfermedades mentales, y enseñará con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su cuerpo.

Sus religiosos atienden enfermos mentales en todos los continentes y con grandes y maravillosos resultados, empleando siempre los métodos de la bondad y de la comprensión, en vez del rigor de la tortura.

Cuando San Juan de Avila volvió a la ciudad y supo que a su convertido lo tenían en un manicomio, fue y logró sacarlo y le aconsejó que ya no hiciera más la penitencia de hacerse el loco para ser martirizado por las gentes. Ahora se dedicará a una verdadera “locura de amor”: gastar toda su vida y sus energías a ayudar a los enfermos más miserables por amor a Cristo Jesús, a quien ellos representan.

Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda. Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por la noche se va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres.

Pronto se hizo popular en toda Granada el grito de Juan en las noches por las calles. El iba con unos morrales y unas ollas gritando: ¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien! Las gentes salían a la puerta de sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. Al volver cerca de medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera. Un verdadero héroe de la caridad.

El señor obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila, y empezó a llamarlo “Juan de Dios”, y así lo llamó toda la gente en adelante. Luego, como este hombre cambiaba frecuentemente su vestido bueno por los harapos de los pobres que encontraba en las calles, el prelado le dio una túnica negra como uniforme; así se vistió hasta su muerte, y así han vestido sus religiosos por varios siglos.

Un día su hospital se incendió y Juan de Dios entró varias veces por entre las llamas a sacar a los enfermos y aunque pasaba por en medio de enormes llamaradas no sufría quemaduras, y logró salvarle la vida a todos aquellos pobres.

Otro día el río bajaba enormemente crecido y arrastraba muchos troncos y palos. Juan necesitaba abundante leña para el invierno, porque en Granada hace mucho frío y a los ancianos les gustaba calentarse alrededor de la hoguera. Entonces se fue al río a sacar troncos, pero uno de sus compañeros, muy joven, se adentró imprudentemente entre las violentas aguas y se lo llevó la corriente. El santo se lanzó al agua a tratar de salvarle la vida, y como el río bajaba supremamente frío, esto le hizo daño para su enfermedad de artritis y empezó a sufrir espantosos dolores.

Después de tantísimos trabajos, ayunos y trasnochadas por hacer el bien , y resfriados por ayudar a sus enfermos, la salud de Juan de Dios se debilitó totalmente. El hacía todo lo posible porque nadie se diera cuenta de los espantosos dolores que lo atormentaban día y noche, pero al fin ya no fue capaz de simular más. Sobre todo la artritis le tenía sus piernas retorcidas y le causaba dolores indecibles. Entonces una venerable señora de la ciudad obtuvo del señor obispo autorización para llevarlo a su casa y cuidarlo un poco.

El santo se fue ante el Santísimo Sacramento del altar y por largo tiempo rezó con todo el fervor antes de despedirse de su amado hospital. Le confió la dirección de su obra a Antonio Martín, un hombre a quien él había convertido y había logrado que se hiciera religioso, y colaborador suyo, junto con otro hombre a quien Antonio odiaba; y después de amigarlos, logró el santo que le ayudaran en su obra en favor de los pobres, como dos buenos amigos.

Al llegar al la casa de la rica señora, exclamó Juan: “Oh, estas comodidades son demasiado lujo para mí que soy tan miserable pecador”. Allí trataron de curarlo de su dolorosa enfermedad, pero ya era demasiado tarde.

El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: “Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo”, y quedó muerto, así de rodillas.

Había trabajado incansablemente durante diez años dirigiendo su hospital de pobres, con tantos problemas económicos que a veces ni se atrevía a salir a la calle a causa de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad, que siendo el más grande santo de la ciudad se creía el más indigno pecador. El que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio por el obispo, las autoridades y todo el pueblo, como un santo.

Después de muerto obtuvo de Dios muchos milagros en favor de sus devotos y el Papa lo declaró santo en 1690. Es Patrono de los que trabajan en hospitales y de los que propagan libros religiosos.

San Juan de Dios: alcánzanos de Dios un gran amor hacia los enfermos y los pobres.

NOTA: Los religiosos Hospitalarios de San Juan de Dios son 1,500 y tienen 216 casas en el mundo para el servicio de los enfermos. Los primeros beatos de Colombia pertenecieron a esta santa Comunidad.

Todo lo que hicisteis con cada uno de estos mis hermanos enfermos, conmigo lo hicisteis (Jesucristo Mt. 25,40).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Juan_de_Dios.htm)

07 marzo, 2025

Santas Perpetua y Felicidad, Mártires

 

 

¡Oh!, Santas Perpetua y Felicidad; vosotras, sois las hijas
del Dios de la Vida, y sus amadas santas. Jóvenes madres, que
entregasteis vuestro corazón abierto a Jesús en tiempos de
idolatría y paganismo. Decíais Perpetua a vuestro padre, quien
deseaba a toda costa que vos fueseis pagana: “Yo lo que más
le pedía a Dios era que nos concediera un gran valor para ser
capaces de sufrir y luchar por nuestra santa religión”. “Desde
que tuve a mi pequeñín junto a mí, ya aquello no me parecía
una cárcel sino un palacio, y me sentía llena de alegría. Y
el niño también recobró su alegría y su vigor”. “Y, yo que
soy cristiana, no me puedo llamar pagana, ni de ninguna otra
religión, porque soy cristiana y lo quiero ser para siempre”.
Y los verdugos os decían: “Ahora se queja por los dolores de
dar a luz. ¿Y cuando le lleguen los dolores del martirio qué
hará? Y, respondisteis: “Ahora soy débil porque la que sufre
es mi pobre naturaleza. Pero cuando llegue el martirio me
acompañará la gracia de Dios, que me llenará de fortaleza”.
A los reos, condenados a muerte se les permitía hacer una
“cena de despedida”, pero vosotras, acompañadas de los demás
mártires, hicisteis de la vuestra, una “Cena Eucarística”. Y,
dos santos diáconos os llevaron la santa comunión, y después
de orar y animaros unos a otros os abrazasteis y despedisteis
con el beso de la Paz. ¡Todos animosos y alegres de entregar
la vida y proclamar vuestra fe en Jesucristo! Y, de pronto
vuestra hora os llegó: una furiosa vaca os corneó casi hasta
morir y saliendo airosas, dijisteis vos, Perpetua: «¿Y dónde
está esa tal vaca que nos iba a cornear?» Y, luego el impío
pagano pueblo, a gritos pidió que os cortaran vuestras cabezas.
A vos, Felicidad, os la cortaron; pero, el verdugo que tenía
que mataros a vos, Perpetua, erró el golpe, y seguidamente
extendiendo vuestra cabeza, le indicasteis dónde os debía
de dar el machetazo. Y, así, vos, Perpetua; rica e instruida
y vos, Felicidad; humilde y sencilla sirvienta, y ambas
jóvenes esposas prefirieron renunciar a los goces de esta
vida y permaneciendo fieles a la religión de Jesucristo,
legaron al mundo vuestro amor por Cristo, antes que vuestra
traición. Y, así, vuestras almas volaron al cielo, para ser
coronadas de luz, como premio justo a vuestro amor y fe;
¡oh!, Santas Perpetua y Felicidad, “vivas mártires de Dios Vivo”.
 
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Marzo
Santas Perpetua y Felicidad
Mártires
(año 203)

Estas dos santas murieron martirizadas en Cartago (África) el 7 de marzo del año 203.

Perpetua era una joven madre, de 22 años, que tenía un niñito de pocos meses. Pertenecía a una familia rica y muy estimada por toda la población. Mientras estaba en prisión, por petición de sus compañeros mártires, fue escribiendo el diario de todo lo que le iba sucediendo.

Felicidad era una esclava de Perpetua. Era también muy joven y en la prisión dio a luz una niña, que después los cristianos se encargaron de criar muy bien.

Las acompañaron en su martirio unos esclavos que fueron apresados junto a ellas, y su catequista, el diácono Sáturo, que las había instruido en la religión y las había preparado para el bautismo. A Sáturo no lo habían apresado, pero él se presentó voluntariamente.

Los antiguos documentos que narran el martirio de estas dos santas, eran inmensamente estimados en la antigüedad, y San Agustín dice que se leían en las iglesias con gran provecho para los oyentes. Esos documentos narran lo siguiente.

El año 202 el emperador Severo mandó que los que siguieran siendo cristianos y no quisieran adorar a los falsos dioses tenían que morir.

Perpetua estaba celebrando una reunión religiosa en su casa de Cartago cuando llegó la policía del emperador y la llevó prisionera, junto con su esclava Felicidad y los esclavos Revocato, Saturnino y Segundo.

Dice Perpetua en su diario: “Nos echaron a la cárcel y yo quedé consternada porque nunca había estado en un sitio tan oscuro. El calor era insoportable y estábamos demasiadas personas en un subterráneo muy estrecho. Me parecía morir de calor y de asfixia y sufría por no poder tener junto a mí al niño que era tan de pocos meses y que me necesitaba mucho. Yo lo que más le pedía a Dios era que nos concediera un gran valor para ser capaces de sufrir y luchar por nuestra santa religión”.

Afortunadamente al día siguiente llegaron dos diáconos católicos y dieron dinero a los carceleros para que pasaran a los presos a otra habitación menos sofocante y oscura que la anterior, y fueron llevados a una sala a donde por lo menos entraba la luz del sol, y no quedaban tan apretujados e incómodos. Y permitieron que le llevaran al niño a Perpetua, el cual se estaba secando de pena y acabamiento. Ella dice en su diario: “Desde que tuve a mi pequeñín junto a mí, ya aquello no me parecía una cárcel sino un palacio, y me sentía llena de alegría. Y el niño también recobró su alegría y su vigor”. Las tías y la abuelita se encargaron después de su crianza y de su educación.

El jefe del gobierno de Cartago llamó a juicio a Perpetua y a sus servidores. La noche anterior Perpetua tuvo una visión en la cual le fue dicho que tendrían que subir por una escalera muy llena de sufrimientos, pero que al final de tan dolorosa pendiente, estaba un Paraíso Eterno que les esperaba. Ella narró a sus compañeros la visión que había tenido y todos se entusiasmaron y se propusieron permanecer fieles en la fe hasta el fin.

Primero pasaron los esclavos y el díacono. Todos proclamaron ante las autoridades que ellos eran cristianos y que preferían morir antes que adorar a los falsos dioses.

Luego llamaron a Perpetua. El juez le rogaba que dejara la religión de Cristo y que se pasara a la religión pagana y que así salvaría su vida. Y le recordaba que ella era una mujer muy joven y de familia rica. Pero Perpetua proclamó que estaba resuelta a ser fiel hasta la muerte, a la religión de Cristo Jesús. Entonces llegó su padre (el único de la familia que no era cristiano) y de rodillas le rogaba y le suplicaba que no persistiera en llamarse cristiana. Que aceptara la religión del emperador. Que lo hiciera por amor a su padre y a su hijito. Ella se conmovía intensamente pero terminó diciéndole: ¿Padre, cómo se llama esa vasija que hay ahí en frente? “Una bandeja”, respondió él. Pues bien: “A esa vasija hay que llamarla bandeja, y no pocillo ni cuchara, porque es una bandeja. Y yo que soy cristiana, no me puedo llamar pagana, ni de ninguna otra religión, porque soy cristiana y lo quiero ser para siempre”.

Y añade el diario escrito por Perpetua: “Mi padre era el único de mi familia que no se alegraba porque nosotros íbamos a ser mártires por Cristo”.

El juez decretó que los tres hombres serían llevados al circo y allí delante de la muchedumbre serían destrozados por las fieras el día de la fiesta del emperador, y que las dos mujeres serían echadas amarradas ante una vaca furiosa para que las destrozara. Pero había un inconveniente: que Felicidad iba a ser madre, y la ley prohibía matar a la que ya iba a dar a luz. Y ella sí deseaba ser martirizada por amor a Cristo. Entonces los cristianos oraron con fe, y Felicidad dio a luz una linda niña, la cual le fue confiada a cristianas fervorosas, y así ella pudo sufrir el martirio. Un carcelero se burlaba diciéndole: “Ahora se queja por los dolores de dar a luz. ¿Y cuando le lleguen los dolores del martirio qué hará? Ella le respondió: “Ahora soy débil porque la que sufre es mi pobre naturaleza. Pero cuando llegue el martirio me acompañará la gracia de Dios, que me llenará de fortaleza”.

A los condenados a muerte se les permitía hacer una Cena de Despedida. Perpetua y sus compañeros convirtieron su cena final en una Cena Eucarística. Dos santos diáconos les llevaron la comunión, y después de orar y de animarse unos a otros se abrazaron y se despidieron con el beso de la paz. Todos estaban a cual de animosos, alegremente dispuestos a entregar la vida por proclamar su fe en Jesucristo.

A los esclavos los echaron a las fieras que los destrozaron y ellos derramaron así valientemente su sangre por nuestra religión.

Antes de llevarlos a la plaza los soldados querían que los hombres entraran vestidos de sacerdotes de los falsos dioses y las mujeres vestidas de sacerdotisas de las diosas de los paganos. Pero Perpetua se opuso fuertemente y ninguno quiso colocarse vestidos de religiones falsas.

El diácono Sáturo había logrado convertir al cristianismo a uno de los carceleros, llamado Pudente, y le dijo: “Para que veas que Cristo sí es Dios, te anuncio que a mí me echarán a un oso feroz, y esa fiera no me hará ningún daño”. Y así sucedió: lo amarraron y lo acercaron a la jaula de un oso muy agresivo. El feroz animal no le quiso hacer ningún daño, y en cambio sí le dio un tremendo mordisco al domador que trataba de hacer que se lanzara contra el santo diácono. Entonces soltaron a un leopardo y éste de una dentellada destrozó a Sáturo. Cuando el diácono estaba moribundo, untó con su sangre un anillo y lo colocó en el dedo de Pudente y este aceptó definitivamente volverse cristiano.

A Perpetua y Felicidad las envolvieron dentro de una malla y las colocaron en la mitad de la plaza, y soltaron una vaca bravísima, la cual las corneó sin misericordia. Perpetua únicamente se preocupaba por irse arreglando los vestidos de manera que no diera escándalo a nadie por parecer poco cubierta. Y se arreglaba también los cabellos para no aparecer despeinada como una llorona pagana. La gente emocionada al ver la valentía de estas dos jóvenes madres, pidió que las sacaran por la puerta por donde llevaban a los gladiadores victoriosos. Perpetua, como volviendo de un éxtasis, preguntó: ¿Y dónde está esa tal vaca que nos iba a cornear?

Pero luego ese pueblo cruel pidió que las volvieran a traer y que les cortaran la cabeza allí delante de todos. Al saber esta noticia, las dos jóvenes valientes se abrazaron emocionadas, y volvieron a la plaza. A Felicidad le cortaron la cabeza de un machetazo, pero el verdugo que tenía que matar a Perpetua estaba muy nervioso y equivocó el golpe. Ella dio un grito de dolor, pero extendió bien su cabeza sobre el cepo y le indicó al verdugo con la mano, el sitio preciso de su cuello donde debía darle el machetazo. Así esta mujer valerosa hasta el último momento demostró que si moría mártir era por su propia voluntad y con toda generosidad.

Estas dos mujeres, la una rica e instruida y la otra humilde y sencilla sirvienta, jóvenes esposas y madres, que en la flor de la vida prefirieron renunciar a los goces de un hogar, con tal de permanecer fieles a la religión de Jesucristo, ¿qué nos enseñarán a nosotros? Ellas sacrificaron un medio siglo que les podía quedar de vida en esta tierra y llevan más de 17 siglos gozando en el Paraíso eterno. ¿Qué renuncias nos cuesta nuestra religión? ¿En verdad, ser amigos de Cristo nos cuesta alguna renuncia? Cristo sabe pagar muy bien lo que hacemos y renunciamos por El.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felicidad_y_Perpetua.htm)

06 marzo, 2025

San Olegario, gobernó tres diócesis al mismo tiempo

 Imagen

 

¡Oh!, San Olegario, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
su obispo y arzobispo y amado santo, cuando vuestra sede
antiquísima, liberada fue del yugo de los musulmanes.
Vuestro biógrafo dice de vos así: «Guardián celoso y
maestro de la castidad, afable para todos, generoso con
los pobres, esquivo de la vanagloria, despegado de la
pompa mundanal y amante de fiel de la paz no fingida».
Vuestro padre quiso llevar y dirigir vuestros estudios
según los criterios de la época en que vivía, y los encargó
a los canónigos de la catedral, donde vos os distinguisteis
por vuestra piedad, vuestro aprovechamiento y vuestra
afición a leer a los Santos Padres. Tanto los leísteis,
meditasteis y estudiasteis que os convertisteis en santo
varón, pues, anhelabais la perfección espiritual de vuestra
vida. Y, así, empapado en tan sabrosas lecturas, ingresasteis
al convento de canónigos regulares de la orden de San Agustín,
e imitarlos en todas sus virtudes. Jamás hicisteis distinción
alguna entre ricos y pobres, pues a todos considerabais,
hijos de Dios. Participasteis en los concilios de Tarragona,
Toulouse, Reims y Lateranense I, san Clermont, y con vuestra
preparación intelectual, lograsteis derrotar a vuestros
enemigos de siempre: los herejes. Y, así, y luego de haber
gastado vuestra santa vida en buena lid, voló voló vuestra
alma al cielo, para coronada ser con corona de luz, como
justo premio a vuestra grande entrega de amor y fe;
¡oh!, San Olegario, «viva lanza del Dios de la Vida y del Amor».

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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6 de marzo
San Olegario
Obispo

Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: En Barcelona, de Cataluña, en España, san Olegario, obispo, que asumió también la cátedra de Tarragona cuando esta antiquísima sede fue liberada del yugo de los musulmanes († 1137). Etimológicamente: Olegario = Aquel de la lanza invulnerable, es de origen germánico.

Fecha de canonización: 25 de mayo de 1675 por el Papa Clemente X.


Breve Biografía

De este joven dice su biógrafo estas palabras que llegan a lo más íntimo del alma:» Guardián celoso y maestro de la castidad, afable para todos, generoso con los pobres, esquivo de la vanagloria, despegado de la pompa mundanal y amante de fiel de la paz no fingida».

Si estas palabras se aplicasen a tu vida personal, te encontrarías más feliz de lo que te hallas en este instante. No me cabe la menor duda.

Nació en la bella ciudad de Barcelona, abierta al mar y a las nuevas corrientes de la cultura y del Evangelio.

Su familia era de origen noble por parte del padre y de la madre. Ambos se preocuparon por darle una educación en los valores que nunca defraudan del Evangelio.

El padre – cosa rara hoy en día – quiso llevar y dirigir sus estudios según los criterios de la época en que le tocó vivir. Cuando vio que su preparación intelectual y humanista la recibiría mejor en los canónigos de la catedral, no tuvo inconveniente en confiarles su educación como persona humana.

En los estudios que le prepararían para ser sacerdote, se distinguió por su piedad sincera, su aprovechamiento y su afición o “hobby” por leer a los Santos Padres. Tanto los leyó, meditó y estudió que se convirtió en una verdadero especialista.

El anhelaba la perfección espiritual de su vida. Por eso, al enterarse de que había cerca de Barcelona un convento de canónigos regulares de san Agustín, no dudó lo más mínimo en irse para imitar su virtud. Cuando murió el obispo de Barcelona, desde la aristocracia hasta la gente sencilla, pensó en que el mejor sucesor sería Olegario.

El mismo Papa Pascual II tuvo que obligarle a que aceptara el cargo. No hizo en su misión de pastor distinción alguna entre ricos y pobres. Todos eran hijos de Dios. Participó en algunos concilios de Tarragona, Toulouse, Reims y Lateranense I, san Clermont. Y dada su preparación intelectual, logró derrotar a sus enemigos, los herejes. Murió en el año 1137.

(https://es.catholic.net/op/articulos/31801/olegario-santo.html)

 

05 marzo, 2025

San Adrián Mártir

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5 de marzo
San Adrián
Mártir
 
Cada 5 de marzo, la Iglesia celebra a San Adrián mártir, víctima de la última y más terrible de las persecuciones que padecieron los cristianos de la antigüedad, promovida por el emperador Diocleciano.
De acuerdo a la tradición, Adrián se enamoró de una joven cristiana de nombre Natalia, con quien contrajo matrimonio.
 
Perseguidor
 
San Adrián, cuyo nombre romano fue Adriano de Nicomedia, nació en Constantinopla (Imperio romano de Oriente) a finales del siglo III (ca. 278). Se cree que fue hijo del césar Marco Aurelio Probo y, como muchos jóvenes pertenecientes a la nobleza, integró el ejército imperial.
 
Adriano fue parte de la guardia del emperador Galerio y antes de su conversión había sido perseguidor de cristianos, primero bajo el mando de Maximiano y después bajo Galerio.
 
La sangre de los mártires
 
En una ocasión, en cumplimiento de su deber, Adriano presenció el juicio organizado contra un grupo de veintidós cristianos, finalmente condenados a ser torturados y ejecutados. La serenidad, la paz y el valor con los que estos hombres afrontaron el dolor y la muerte produjeron un impacto tremendo en su corazón. Tras aquella experiencia el joven soldado decidió convertirse al cristianismo. Bautizado, Adriano contrajo matrimonio con una joven de nombre Natalia, quien como él también alcanzaría la santidad.
 
Lo que vendría después fue un camino marcado por la práctica de la caridad y una experiencia de libertad que jamás pudo alcanzar ni con las riquezas o el honor que solían recibir los militares. Se sabe, no obstante, que aquellos dones y virtudes se perfeccionaron en la prueba: Adriano sería denunciado por su fe y sometido a terribles tormentos después de ser apresado junto a algunos compañeros, con los que se dirigía a Cesarea a anunciar a Cristo.
 
A Adriano le tocó comparecer ante el gobernador de Palestina, Firmiliano, quien lo mandó azotar con garfios de hierro para después arrojarlo a las fieras, claro está, por no haber aceptado la oferta de dejarlo en libertad si renegaba de su fe. Rechazado el indigno ofrecimiento, Adriano solo podía esperarle la muerte.
 
El amor de Natalia
 
San Adrián logró sobrevivir a los ataques de un león, razón por la cual se decidió degollarlo. Su ejecución se produjo alrededor del año 309, en la antigua ciudad de Nicomedia, reino de Bitinia (actual territorio de Turquía). Su esposa, Santa Natalia, lo acompañó en la hora de la prueba, dándole ánimo y consuelo.
 
En algunos lugares su fiesta se celebra el 8 de septiembre, día que corresponde al traslado de sus restos a la antigua iglesia -posteriormente desacralizada- de San Adriano en el Foro, en la ciudad de Roma (Italia).(ACI prensa).

04 marzo, 2025

San Giovanni Antonio Farina, Fundador del Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones

 

 Giovanni Antonio Farina - Wikipedia, la enciclopedia libre

    

 ¡Oh! San Giovanni Farina, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, que llegasteis a ser considerado uno de los más
ilustres pastores del siglo veinte. A vos, os conocieron como el
“el hombre de la caridad” o “el obispo del pueblo”, por vuestro
amor a los pobres, los abandonados, sufrientes y enfermos. Vos,
fuisteis el fundador de las «Hermanas Maestras de Santa Dorotea
de Vicenza e Hijas de los Sagrados Corazones», instituto con
gran presencia en varios países del mundo. Vos, a la edad de
quince años ingresasteis al seminario diocesano de Vicenza y seis
años más tarde fuisteis designado maestro de aquella institución.
Cuando os ordenaron sacerdote y, durante los primeros dieciocho
años de vuestro ministerio, ocupasteis una cátedra del seminario;
siendo además capellán de la parroquia de San Pedro de Vicenza
a lo largo de diez años. Vuestro amor por el espíritu, os hizo
participar en distintos proyectos espirituales y culturales,
además de apoyar incontables obras caritativas, entre las cuales
asumisteis la dirección de la escuela pública primaria y superior
de Vicenza. Inaugurasteis la primera escuela popular femenina y
fundasteis el «Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea,
Hijas de los Sagrados Corazones», dedicada a la educación y
formación de las niñas pobres, sordomudas y ciegas; y la asistencia
de enfermos y ancianos. Organizasteis asociaciones en cada una
de las parroquias que estaban bajo vuestra jurisdicción para la
ayuda material y espiritual de los más pobres. Impulsasteis de
forma vívida la práctica de los ejercicios espirituales y de la
asistencia a los sacerdotes de escasos recursos, retirados
o enfermos. Cuidasteis también la formación doctrinal y cultural
del clero y de los fieles; así como de la instrucción y catequesis
para los jóvenes. Vos, reunisteis las cualidades del buen pastor,
indispensables para ser un fiel y extraordinario obispo del Señor.
Convocasteis a un Sínodo diocesano en Vicenza, para promover el
fortalecimiento espiritual del clero a través de la devoción al
Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen María, y cultivar el amor
y la piedad a la Eucaristía. Al final de vuestros días os felicitaron
y reconocieron vuestra labor, no exenta de sufrimientos y acusaciones.
Y, así, y luego de gastar vuestra santa vida en buena lid, voló
vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona de luz y eternidad
Una religiosa ecuatoriana de la congregación que vos, fundaseis
Sor Inés Torres Córdova, le detectaron un tumor con metástasis,
y por increíble que parezca fue curada milagrosamente, por la
intercesión de vos, Padre Fundador. Os beatificó Juan Pablo Segundo
y fuisteis canonizada por el Papa Francisco. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Oh! San Giovanni Farina, «vivo amor por el Dios de la Vida y del Amor»

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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04 de Marzo
San Giovanni Antonio Farina
Fundador

San Giovanni Antonio Farina fue Obispo de las ciudades de Treviso y de Vicenza, en Italia, llegando a ser considerado como uno de los más ilustres pastores del siglo XIX. En vida fue conocido como “el hombre de la caridad” o “el obispo del pueblo”, debido a su predilección por el servicio a los pobres, los abandonados, sufrientes y enfermos.

Fue el fundador de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea de Vicenza, Hijas de los Sagrados Corazones, instituto que actualmente tiene presencia en varios países del mundo.

Antonio Farina nació el 11 de enero de 1803, en la ciudad italiana de Vicenza, que luego estaría bajo su cuidado apostólico. A la edad de 15 años ingresó al seminario diocesano de dicha ciudad y seis años más tarde sería designado maestro de la institución.

En 1827 fue ordenado sacerdote y, durante los primeros 18 años de su ministerio, se ocupó de una cátedra del seminario; además, fue capellán de la parroquia de San Pedro de Vicenza a lo largo de una década. Participó en distintos proyectos culturales, espirituales y apoyó innumerables obras caritativas, entre las cuales estuvo la dirección de la escuela pública primaria y superior de Vicenza.

En 1831 inauguró la primera escuela popular femenina y en 1836 fundó el instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones, institución dedicada a la educación de niñas pobres, sordomudas y ciegas; así como a la asistencia de enfermos y ancianos.

Después de ser nombrado obispo en 1850, Mons. Giovanni organizó asociaciones en cada una de las parroquias que estaban bajo su jurisdicción para la ayuda material y espiritual de los más pobres. Al mismo tiempo, fue un gran impulsor de la práctica de los ejercicios espirituales y de la asistencia a los sacerdotes de escasos recursos, retirados o enfermos. Por otro lado, cuidó de la formación doctrinal y cultural del clero y de los fieles; así como de la instrucción y catequesis para los jóvenes. Mons. Giovanni reunió las cualidades del buen pastor, indispensables para ser un buen obispo.

Convocó a un Sínodo diocesano en Vicenza -evento que no había sido celebrado desde 1689- para promover el fortalecimiento espiritual del clero a través de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen María, como también de la piedad a la Eucaristía.

Los últimos años de su vida estuvieron caracterizados por reconocimientos públicos por su labor apostólica y su caridad, pero inevitablemente también por fuertes sufrimientos e injustas acusaciones.

Tras su fallecimiento el 4 de marzo de 1888, debido a un ataque de apoplejía, su fama de santo se extendió tanto en ambientes eclesiásticos como civiles.

En 1978 una religiosa ecuatoriana perteneciente a la congregación que fundó, Sor Inés Torres Córdova, afectada por un grave tumor con metástasis, fue curada milagrosamente después de haber pedido la intercesión del Padre Fundador.

Giovanni Antonio Farina fue beatificado en 2001 por el Papa Juan Pablo II y canonizado en el año 2014 por el Papa Francisco. Su fiesta se celebra el 4 marzo.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-al-beato-giovanni-antonio-farina-el-obispo-del-pueblo-47704)

03 marzo, 2025

Santa Catalina Drexel, Apóstol de los indios americanos y personas de raza negra

 

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¡Oh! Santa Catalina Drexel, vos, sois la hija del Dios de la Vida,
y su amada santa, y que, desde pequeña os enseñaron a utilizar
vuestra riqueza de manera generosa. Vuestra hermana mayor, Isabel,
abrió una escuela para huérfanos y vuestra hermana menor, fundó
una escuela para personas pobres de color. Vos, cuidasteis con
amor filial a vuestra madre, al final de sus días hasta su muerte.
Un día, vos, le pedisteis al Papa León Trece, que enviara más
misioneros al estado de Wyoming, para vuestro amigo el Obispo James
O’Connor. Y, el Papa os respondió, «¿Por qué tú no te haces misionera?”.
Entonces visitasteis los estados de Norte y Sur Dakota, y conocisteis
al jefe de la tribu Sioux y con él, empezasteis vuestra ayuda a las
misiones con los indios americanos, gastando millones de la fortuna
vuestra familia. Cierto día, cautivada por el Espiritu Santo, entrasteis
al noviciado de las Hermanas de la Misericordia y más tarde,
fundasteis las «Hermanas del Santísimo Sacramento para los indios
y negros», en Santa Fe. La Madre Francisca Cabrini, os aconsejó
que recibieseis la aprobación de Roma para la orden, cosa que así
fue. Vos, con vuestro carisma y amor, lograsteis tener en trece
estados, un sistema de escuelas católicas para indios americanos
y personas de raza negra, que incluía misiones, escuelas rurales,

para los indios y la Universidad Xavier en New Orleans, la primera
universidad en Estados Unidos para los personas de raza negra.
Y como todo en esta vida, nada para el Señor es fácil, sufristeis
ataques y persecuciones de vuestros detractores, de los cuales siempre
salisteis airosa. Después de un ataque al corazón, pasasteis los
últimos veinte años de vuestra vida concentrada en la oración
y la meditación. Y, así y después de haber gastado vuestra vida
en buena lid, voló vuestra alma al cielo para recibir corona de luz
y eternidad como justo premio a vuestra entrega de amor y fe.
¡Oh! Santa Catalina Drexel, «viva apóstol de los indios americanos
y personas de raza negra del Dios de la Vida y del Amor. ¡Aleluya!

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado


03 de Marzo
Santa Catalina Drexel
Apóstol de los indios americanos
y personas de raza negra

Nació el 26 de Noviembre del 1858 en Filadelfia, Pennsylvania, USA. Sus padres, Francis A. y Enma Drexel, eran una familia muy rica. Desde pequeña le enseñaron a utilizar su riqueza generosamente. Su hermana mayor, Isabel, abrió en Pennsylvania, USA, una escuela para huérfanos; su hermana más joven fundó una escuela para personas pobres de raza negra en Virginia.

Catalina cuidó de su madre por tres años hasta que esta murió en 1883. Preocupada por la gran necesidad en que se encontraban los indios americanos, Catalina le pidió al Papa León XIII, durante una audiencia en 1887, que enviara más misioneros al estado de Wyoming, para su amigo el Obispo James O’Connor. El Papa le respondió, «¿Por qué tú no te haces misionera?”.

Catalina visitó los estados de Norte y Sur Dakota, conoció al jefe indio de la tribu Sioux y comenzó su ayuda sistemática a las misiones con los indios americanos. Con el tiempo gastó millones de la fortuna de la familia en esta ayuda.

Entró el noviciado de las Hermanas de la Misericordia (Sisters of Mercy). Fundó las Hermanas del Santísimo Sacramento para los indios y negros, en Santa Fe, New Mexico, USA en 1891.

La Madre Francisca Cabrini, quien también es santa canonizada, le aconsejó que recibiera la aprobación de Roma para la orden. Recibió dicha aprobación en el año 1913.

En el año 1942 tenía un sistema de escuelas católicas para indios americanos y personas de raza negra en 13 estados. Este sistema incluía 40 misiones, 23 escuelas rurales, 50 misiones para los indios y la Universidad Xavier en New Orleans, Louisiana, USA, la primera universidad en Estados Unidos para los personas de raza negra. Por todo esto Catalina sufrió persecusión.

Después de un ataque al corazón, pasó los últimos 20 años de su vida concentrada en la oración y meditación. Murió el 3 de marzo, 1955, en la casa madre de su comunidad, Bensalem, Pennsylvania.

Fue beatificada el 20 de Noviembre de 1988 por San Juan Pablo II y canonizada por él mismo el 1 de octubre de 2000. Es considerada apóstol de los indios americanos y personas de raza negra. Se le recuerda cada 3 de marzo.

(https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=704)

02 marzo, 2025

Domingo 8 (C) del tiempo ordinario

Imagen

 

Domingo 2 de octubre

Domingo 8 (C) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 6,39-45): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo por encima del maestro. Todo discípulo que esté bien formado, será como su maestro. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo’, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano».

»Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca».

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«El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno»

Dr. Johannes VILAR (Köln, Alemania)

Hoy hay sed de Dios, hay frenesí por encontrar un sentido a la existencia y a la actuación propias. El boom del interés esotérico lo demuestra, pero las teorías auto-redentoras no sirven. A través del profeta Jeremías, Dios lamenta que su pueblo haya cometido dos males: le abandonaron a Él, fuente de aguas vivas, y se cavaron aljibes, aljibes agrietados, que no retienen el agua (cf. Jer 2,13).

Hay quienes vagan entre medio de pseudo-filosofías y pseudo-religiones —ciegos que guían a otros ciegos (cf. Lc 6,39)— hasta que descorazonados, como san Agustín, con el esfuerzo proprio y la gracia de Dios, se convierten, porque descubren la coherencia y trascendencia de la fe revelada. En palabras de san Josemaría Escrivá, «La gente tiene una visión plana, pegada a la tierra, de dos dimensiones. —Cuando vivas vida sobrenatural obtendrás de Dios la tercera dimensión: la altura, y, con ella, el relieve, el peso y el volumen».

Benedicto XVI iluminó muchísimos aspectos de la fe con textos científicos y textos pastorales llenos de sugerencias, como su trilogía «Jesús de Nazaret». He observado cómo muchos no-católicos se orientan en sus enseñanzas (y en las de san Juan Pablo II). Esto no es casual, pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, no hay árbol malo que dé fruto bueno (cf. Lc 6,43).

Se podrían dar grandes pasos en el ecumenismo, si hubiere más buena voluntad y más amor a la Verdad (muchos no se convierten por prejuicios y ataduras sociales, que no deberían ser freno alguno, pero lo son). En cualquier caso, demos gracias a Dios por esos regalos (Juan Pablo II no dudaba en afirmar que Concilio Vaticano II es el gran regalo de Dios a la Iglesia en el siglo XX); y pidamos por la Unidad, la gran intención de Jesucristo, por la que Él mismo rezó en su Última Cena.

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Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Parece, en verdad, que el conocimiento de sí mismo es el más difícil de todos. Ni el ojo que ve las cosas exteriores se ve a sí mismo, y hasta nuestro propio entendimiento, pronto para juzgar el pecado de otro, es lento para percibir sus propios defectos» (San Basilio el Grande)

«La vida de Cristo se convierte en la nuestra; recibimos una forma nueva de ser: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús» (Francisco)

. «El ejercicio de todas las virtudes está animado e inspirado por la caridad. Esta es ‘el vínculo de la perfección’ (Col 3,14); es la forma de las virtudes; las articula y las ordena entre sí; es fuente y término de su práctica cristiana. La caridad asegura y purifica nuestra facultad humana de amar. La eleva a la perfección sobrenatural del amor divino» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.827). (evangeli net).

01 marzo, 2025

San Albino, Obispo y confesor

 

 San Albino - 1 de Marzo | Arquidiócesis de Bogotá

 

 ¡Oh! San Albino vos, sois el Hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y que, durante el gobierno de vuestra
diócesis censurasteis las costumbres de los poderosos
y promovisteis el Tercer Concilio de Orleans. Vos,
sois patrono de los niños enfermos de ceguera y de tos
ferina, y patrono muchas parroquias de Francia. Además,
vuestro culto se propagó en Italia, España, Alemania
y Polonia, por vuestra fama de taumaturgo en los enfermos
y ciegos. Vos, siendo de familia noble, renunciasteis
a vuestro título y a vuestra herencia para ingresar al
monasterio Tincillac, siguiendo la Regla del gran
San Agustín, donde os convertisteis en superior del
monasterio y más tarde, os eligieron obispo de Angers.
Ente vuestros más famosos milagros están el del joven
Albaldo, a quien resucitasteis. Un día, se derrumbó
la pared de una prisión y los presos pudieron escapar;
pero inmediatamente fueron a veros y os prometieron
cambiar sus torcidas vidas. Y, así, en medio de vuestros
prodigios, vuestra alma voló al cielo para coronada ser
de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor y fe;
¡Oh! San Albino, «Viva presencia del Dios Vivo y eterno».


© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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01 de Marzo
San Albino
Obispo y confesor

San Albino fue Obispo de la ciudad de Angers (Francia) entre el año 529 y el 550. Durante el gobierno de su diócesis censuró fuertemente las costumbres de los poderosos y promovió el III Concilio de Orleans.


El Santo es patrono de los niños enfermos de ceguera y de tos ferina, y titular de numerosas parroquias en Francia. Además, su culto se propagó en Italia, España, Alemania y Polonia debido a los diversos milagros que se le atribuyeron, sobre todo curaciones a enfermos y ciegos.

Albino nació en el 496 en Vannes (Francia), y a pesar de que provenía de una familia noble, decidió renunciar a su título y su herencia para ingresar al monasterio Tincillac, donde se seguía la Regla de San Agustín. Allí a los 35 años se convirtió en superior del monasterio, hasta el año 529 cuando fue elegido obispo de Angers.

Entre otros de sus milagros se cuenta que resucitó a un joven llamado Albaldo. Y en otra ocasión, después de interceder sin éxito por unos prisioneros, se derrumbó durante la noche una parte del muro de la prisión y éstos pudieron escapar; inmediatamente fueron a ver al santo y le prometieron cambiar de vida.

Falleció en el 550 y fue sepultado en la iglesia dedicada originalmente a San Germán de Auxerre (Angers) levantada por el rey franco Childeberto I y San Germán de Paris. Esta sería conocida más adelante por su advocación a San Albino. Su fiesta se celebra el 1 de marzo.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-a-san-albino-patrono-de-ninos-enfermos-de-ceguera-80245)