Oh, Santa Estela, vos, sois la hija
del Dios de la vida, su amada santa
y mártir. Vuestro nombre “Estela”,
que significa brillar como una estrella
a los cielos volvió, pues vuestro
martirio, y amor por Cristo Jesús,
Dios y Señor Nuestro, así lo quiso.
Eutropio, vuestro obispo, os encaminó
hacia ese cielo, pues fuisteis vos,
una sus primeras conversas, fruto
de constante labor pastoral. Y, sí,
fue todo vuestro “pecado”, abrazaros
a la cruz de Cristo, que os inmoló
para gozar de la gloria del cielo,
como premio a vuestra entrega de fe;
Oh, Santa Estela, “fe, amor y luz”.
del Dios de la vida, su amada santa
y mártir. Vuestro nombre “Estela”,
que significa brillar como una estrella
a los cielos volvió, pues vuestro
martirio, y amor por Cristo Jesús,
Dios y Señor Nuestro, así lo quiso.
Eutropio, vuestro obispo, os encaminó
hacia ese cielo, pues fuisteis vos,
una sus primeras conversas, fruto
de constante labor pastoral. Y, sí,
fue todo vuestro “pecado”, abrazaros
a la cruz de Cristo, que os inmoló
para gozar de la gloria del cielo,
como premio a vuestra entrega de fe;
Oh, Santa Estela, “fe, amor y luz”.
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 de Mayo
Santa Estela o Estrella
Virgen y Mártir
Santa Estela o Estrella
Virgen y Mártir
Etimológicamente: Estela = Aquella que brilla como una estrella, es de origen latino. Esta chica, de tan bonito nombre, fue una virgen del siglo III.
En este tiempo había un obispo llamado Eutropio. Tenía un gancho muy grande con la juventud. Realmente la entendía a la perfección. Empleaba noche y día en trabajar apostólicamente con los cristianos.
Durante este tiempo estaba en Charente, Francia. Era el primer obispo que tenía una ciudad que vivía todavía sumida, en su mayoría, en el paganismo.
Le cupo la gloria de que una de las primeras conversiones que se obraron con su pastoral, fue la de la joven Estela o Estrella.
Tenía una fuerte personalidad. El padre le había insistido una y mil veces que no se metiera en las cosas cristianas. Le parecía absurdo y raro para la gente con la que se codeaba.
Todos sus esfuerzos fueron inútiles para lograr que dejara el cristianismo. El padre estaba en un aprieto. Tenía que obedecer las órdenes imperiales, so pena de que lo mataran.
Entonces, con todo el dolor de su alma, entregó a su hija a las autoridades para que hicieran con ella lo que mandaba la ley.
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