Oh, San Gaudencio, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo,
que, intercedisteis por San Crisóstomo,
durante la persecución de los cristianos
en Constantinopla. A vos, os recuerdan
las gentes de vuestro tiempo, porque
ocupáis en la historia de la antigua
literatura cristiana, un lugar especial,
por vuestras incontables obras, que
hablan por sí mismas, de vuestro amor
a Cristo, Dios y Señor Nuestro, en las
tareas de evangelización y conversión.
Os gustaba escribir sermones y homilías,
basados en el "libro de la vida", con
estilo, elegante, fácil y ameno. También,
sobre Filastro, su vida y escritos, que
titulasteis “Liber de vita sancti Philatrii”.
Y, que, gracias a vos, conocemos hoy día.
Vuestra alma, al cielo voló, y premiada
fue, con corona de luz eterna, como justo
premio a vuestra entrega de amor y fe;
oh, San Gaudencio, “amor, luz y fe”.
© 2013 Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Octubre
San Gudencio de Brescia
Obispo
San Gaudencio vivió a finales del siglo IV o principios del siglo V ignorándose su patria, la fecha de su nacimiento y aún la historia de sus primeros años. Pero se sabe que después de la muerte del obispo Filastro, ocurrida en el año 387, fue elegido obispo de Brescia y que aunque al principio no quiso aceptar el nombramiento, se vio obligado a ello por el afecto del pueblo y las repetidas instancias de los obispos de la provincia entre los cuales figuraba San Ambrosio.
San Gaudencio mantuvo una gran amistad con el obispo de Milán y fue uno de los latinos enviados a Constantinopla en los años 404 y 405 para interceder a favor de San Crisóstomo durante la persecución.
En la historia de la antigua literatura cristiana ocupa un distinguido lugar San Gaudencio por muchas obras que de él se conservan. Se le deben principalmente las noticias que nos quedan de Filastro, consignadas en un discurso suyo sobre la vida y escritos de este prelado y que suele también titularse Liber de vita sancti Philatrii.
Se conservan también diez sermones y algunas homilías sobre diferentes pasajes de la Biblia entre otras, las que pronunció el día de su consagración, muy interesante para la historia de su vida.
Dupín dice de él en su Nouvelle bibliothèque que su estilo es sencillo pero descuidado, sus alegorías violentas, sus sermones secos, estilo muy poco atractivo y superficial. Pero en cambio, Pablo Galearti afirma que su estilo, aunque sencillo, es elegante, fácil y ameno.
(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)
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