Oh, San Andrés, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, su Apóstol y amado santo. El
primero en encontrar a Jesús, y convertiros
en su primer discípulo, junto con San Juan
“el evangelista”, y ambos, de Juan “el Bautista”,
discípulos. Éste, viendo a Jesús, ver pasar
dijo: “He ahí el Cordero de Dios”. Y, vos,
os emocionasteis, y con Él, marchasteis. Mas
tarde, a Simón, vuestro hermano os lo dijisteis,
diciéndole: “Hemos encontrado al Salvador
del mundo”. Y, también, se fue él, con Jesús.
Y, vos, el propiciador del “milagro de los
cinco panes”, visteis los milagros de Jesús,
y sus sermones todos, escuchasteis. El Espíritu
Santo, en Pentecostés recibisteis, hecho
lenguas de fuego. A vos, también os consultó
el apóstol San Juan, para escribir el Evnagelio
Cuarto, pues dudaba el hacerlo. Y vos, le
dijisteis: “Debe escribirlo. Y que los hermanos
revisen lo que escriba”. Predicasteis la Buena
Nueva, por las ciudades, los campos y los montes
de vuestro tiempo, con valentía, milagros y prodigios
obrando, hasta agotaros y entregar vuestra santa
vida, en una muerte y también muerte en cruz,
en forma de equis. “Yo te venero oh Cruz Santa
que me recuerdas la Cruz donde murió mi Divino
Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en
este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme
en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro
en el cielo”. Y, así, fue. Cristo mismo os ciñó
corona de gloria y eternidad, como premio a
a vuestra grande entrega de amor y fidelidad;
Oh, San Andrés, Apóstol, “martirio, luz y fe”.
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Noviembre
San Andrés Apóstol
Siglo I
de la vida, su Apóstol y amado santo. El
primero en encontrar a Jesús, y convertiros
en su primer discípulo, junto con San Juan
“el evangelista”, y ambos, de Juan “el Bautista”,
discípulos. Éste, viendo a Jesús, ver pasar
dijo: “He ahí el Cordero de Dios”. Y, vos,
os emocionasteis, y con Él, marchasteis. Mas
tarde, a Simón, vuestro hermano os lo dijisteis,
diciéndole: “Hemos encontrado al Salvador
del mundo”. Y, también, se fue él, con Jesús.
Y, vos, el propiciador del “milagro de los
cinco panes”, visteis los milagros de Jesús,
y sus sermones todos, escuchasteis. El Espíritu
Santo, en Pentecostés recibisteis, hecho
lenguas de fuego. A vos, también os consultó
el apóstol San Juan, para escribir el Evnagelio
Cuarto, pues dudaba el hacerlo. Y vos, le
dijisteis: “Debe escribirlo. Y que los hermanos
revisen lo que escriba”. Predicasteis la Buena
Nueva, por las ciudades, los campos y los montes
de vuestro tiempo, con valentía, milagros y prodigios
obrando, hasta agotaros y entregar vuestra santa
vida, en una muerte y también muerte en cruz,
en forma de equis. “Yo te venero oh Cruz Santa
que me recuerdas la Cruz donde murió mi Divino
Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en
este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme
en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro
en el cielo”. Y, así, fue. Cristo mismo os ciñó
corona de gloria y eternidad, como premio a
a vuestra grande entrega de amor y fidelidad;
Oh, San Andrés, Apóstol, “martirio, luz y fe”.
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Noviembre
San Andrés Apóstol
Siglo I
« Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente fieles en todo, hasta la muerte. »
San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.
Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió: “Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada cambió su vida para siempre.
Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.
Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.
El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.
En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.
Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice: “Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.
Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.
San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.
Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió: “Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada cambió su vida para siempre.
Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.
Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.
El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.
En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.
Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice: “Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.
Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.
La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Apostol.htm)
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Apostol.htm)
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