Oh, San Néstor, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, y que, con estoicismo aceptasteis
vuestro martirio, y no cualquier martirio,
sino, el mismo de Nuestro Señor Jesucristo:
¡Ser crucificado!. Por ello, quiso Dios, que,
recordado fuerais por siempre, honor haciendo
al significado de vuestro nombre, “Néstor”:
“Aquél que es recordado”. Vivisteis tiempos
de persecución y vos, presuroso, refugio
buscasteis para cristianos y paganos, -menos
para vos- y así, salvasteis sus vidas. Vos,
en cambio esperasteis en oración constante,
la hora de vuestro martirio. Y, así, llegó.
Y, prisionero hecho y, sometido a interrogatorios
y amenazas de tortura, permanecisteis impasible
y firme en el Señor, negándoos a renegar y
renunciar a vuestra fe. El garfio su trabajo
hizo, desgarrándoos la piel, pero jamás vuestra
alma, que, crucificado, y con fuerzas aún,
alentabais y exhortabais a cristianos y paganos,
a imitar y seguir a Cristo Jesús Nuestro Señor,
quien, os premió, con justicia, con corona
de luz, como justo premio a vuestro amor;
oh, San Néstor, “por amor, recuerdo eterno”.
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Febrero
San Néstor de Magido
Obispo y Mártir
Martirologio Romano: En Perge, en Pamfilia, pasión de san Néstor, obispo de Magido y mártir, que en tiempo de la persecución bajo el emperador Decio fue condenado por el prefecto de la provincia a ser clavado en una cruz, para que sufriese la misma pena que el Crucificado a quien confesaba (c. 250).
Etimológicamente: Néstor = Aquel que es recordado, es de origen griego.
Polio, gobernador de Panfilia y Frigia durante el reinado de Decio, trató de ganarse el favor del emperador, aplicando cruelmente su edito de persecución contra los cristianos. Néstor, obispo de Magido, gozaba de gran estima entre los cristianos y los paganos, y comprendió que era necesario buscar sitios de refugio para sus fieles. Rehusando a ser oculto, el Obispo esperó tranquilamente su hora de martirio, y cuando se encontraba en oración, oficiales de la justicia fueron en su búsqueda.
Luego de un extenso interrogatorio y amenazas de tortura, el Obispo fue enviado ante el gobernador, en Perga. El gobernador trató de convencer al santo –primero con halagos y luego con amenazas- de que renegara de la religión cristiana, pero Néstor se mantuvo firme en el Señor, siendo enviado al potro, donde el verdugo le desgarraba la piel de los costados con el garfio.
Ante la firme negativa del santo de adorar a los paganos, el gobernador lo condenó a morir en la cruz, donde el santo todavía tuvo fuerzas para alentar y exhortar a los cristianos que le rodeaban. Su muerte fue un verdadero triunfo porque cuando el Obispo expiró sus últimas palabras, tanto cristianos como paganos se arrodillaron a orar y alabar a Jesús.
(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=40916)
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