¡Oh!, Santa Ángela, de la Cruz, vos, sois la hija del Dios
de la vida y su amada santa, y además, del Instituto fundadora
de las Hermanas de la Cruz. En vuestra vida, hicisteis lo
que pocos, al no reservaros derecho ni fama alguna, para vos,
sino, que, os lo donasteis todo para los pobres, a los cuales
llamabais, vuestros “señores”, y los servíais con amor. A
vuestro nombre, Ángela, honor hicisteis, porque significa:
“aquella que trae el mensaje de Dios”. Y, vos, así lo hicisteis.
“Madre de los pobres”, os llamaron y llaman y lo seguirán
haciendo por los tiempos todos, porque, vuestros rasgos de niña
humilde, afectuosa, alegre, devota, y trabajadora, a lo largo
de toda vuestra vida, os acompañaron. La penitencia, la oración,
la limosna, y la entrega por los demás, especialmente por los
pobres, os distinguieron siempre. Tuvisteis de la Santa Cruz,
maravillosa contemplación, por lo que os llamasteis: “Ángela
de la Cruz”, y fundasteis, la “Compañía de Hermanas de la Cruz”,
con sublimes fines: “ayudar y atender a los pobres y a los enfermos,
y limpiar de miserias sus casas”. Con vuestra vida y ejemplo,
nos legasteis para imitaros, la pobreza evangélica, como el
mismo Cristo, y, vuestra humildad, al consideraros nada ser,
en esta vida. ¡Madre! para los pobres, a quienes dabais todo
lo que teníais y ¡Madre! para vuestras Hijas, a quienes queríais
y cuidabais en extremo. Decíais vos: “confianza, en la divina
Providencia, y Amor a la Cruz”, máximo altar, en vuestra vida.
Y, el día llegó, en que, luego de haber gastado vuestra vida,
voló vuestra alma al cielo, para premiada ser, con justicia
con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡Oh!, Santa Ángela de la Cruz, “mensajera del Dios de las vida”.
de la vida y su amada santa, y además, del Instituto fundadora
de las Hermanas de la Cruz. En vuestra vida, hicisteis lo
que pocos, al no reservaros derecho ni fama alguna, para vos,
sino, que, os lo donasteis todo para los pobres, a los cuales
llamabais, vuestros “señores”, y los servíais con amor. A
vuestro nombre, Ángela, honor hicisteis, porque significa:
“aquella que trae el mensaje de Dios”. Y, vos, así lo hicisteis.
“Madre de los pobres”, os llamaron y llaman y lo seguirán
haciendo por los tiempos todos, porque, vuestros rasgos de niña
humilde, afectuosa, alegre, devota, y trabajadora, a lo largo
de toda vuestra vida, os acompañaron. La penitencia, la oración,
la limosna, y la entrega por los demás, especialmente por los
pobres, os distinguieron siempre. Tuvisteis de la Santa Cruz,
maravillosa contemplación, por lo que os llamasteis: “Ángela
de la Cruz”, y fundasteis, la “Compañía de Hermanas de la Cruz”,
con sublimes fines: “ayudar y atender a los pobres y a los enfermos,
y limpiar de miserias sus casas”. Con vuestra vida y ejemplo,
nos legasteis para imitaros, la pobreza evangélica, como el
mismo Cristo, y, vuestra humildad, al consideraros nada ser,
en esta vida. ¡Madre! para los pobres, a quienes dabais todo
lo que teníais y ¡Madre! para vuestras Hijas, a quienes queríais
y cuidabais en extremo. Decíais vos: “confianza, en la divina
Providencia, y Amor a la Cruz”, máximo altar, en vuestra vida.
Y, el día llegó, en que, luego de haber gastado vuestra vida,
voló vuestra alma al cielo, para premiada ser, con justicia
con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡Oh!, Santa Ángela de la Cruz, “mensajera del Dios de las vida”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Marzo
Santa Ángela de la Cruz
María de los Ángeles Guerrero González
Fundadora del Instituto de las Hermanas de la Cruz
Santa Ángela de la Cruz
María de los Ángeles Guerrero González
Fundadora del Instituto de las Hermanas de la Cruz
Martirologio Romano: En Sevilla, en España, santa Ángela de la
Cruz Guerrero González, fundadora del Instituto de las Hermanas de la
Cruz, que no se reservó ningún derecho para sí sino que lo dejó todo
para los pobres, a los cuales acostumbraba llamar sus señores, y los
servía de verdad (1932).
Etimológicamente: Ángela = Aquella que trae el mensaje de Dios, es de origen griego.
Fecha de canonización: 4 de mayo de 2003 por S. S. Juan Pablo II.
María de los Ángeles Martina de la Santísima Trinidad Guerreo
González, o Sor Ángela de la Cruz, es conocida en su ciudad natal,
Sevilla, como “madre de los pobres”. Nace en 1846 en el seno de una
familia sencilla y trabajadora. Niña humilde, afectuosa, alegre, devota,
trabajadora… La penitencia, la oración, la limosna, la entrega… son
propios de ella. Con 13 años entra a trabajar en un taller de zapatería,
donde se ganará el cariño, el respeto y la admiración de sus
compañeras. Los pobres de su barrio saben de sus limosnas y ayudas. A
los 16 años conoce al Padre José Torres que la ayudará a madurar en su
fe y en su vocación, y la orientará hacia el apostolado. Sus intentos de
ingresar en las Carmelitas Descalzas de Sevilla y en las Hijas de la
Caridad fracasan por motivos de salud.
Con humildad y sencillez, esta mujer, que apenas sabe escribir,
pondrá por escrito, a petición del P. Torres, lo que siente: narra una
contemplación que ha tenido de la Santa Cruz, a partir de la cual se
llamará Ángela de la Cruz; o cómo concibe ese Calvario que quiere que
sea su vida: sólo tiene 27 años. El 2 de agosto de 1875 nace la
“Compañía de Hermanas de la Cruz” , con el fin de ayudar y atender a los
pobres y a los enfermos, y limpiar de miserias sus casas. Las
religiosas viven en conventos que son un como un “Calvario”, con una
imagen preciosa de la Virgen María en el Oratorio; con una existencia
austera, en silencio casi absoluto, de oración y meditación continua.
Las vocaciones aumentan, así como las peticiones de ayuda de los más
pobres y necesitados, incluso de los ricos, y se suceden las
fundaciones. La Madre Ángela de la Cruz, que morirá en 1932, estará toda
su vida pendiente de todas y cada una de sus hijas, y de cuantos acuden
buscando su consejo y su apoyo.
¿Qué podemos aprender de Sor Ángela de la Cruz?
Sor Ángela de la Cruz fue pobre: su máxima era vivir la pobreza
evangélica, como Jesucristo, porque sólo desde la pobreza podrá
comprender y ayudar a los pobres. Dedica su comida y las limosnas que
recibe para los pobres del barrio. Su atención a los pobres le lleva a
‘chupar’ la supuración de las llagas de una enferma a punto de morir, y
que sana al poco tiempo. Ese desprendimiento la lleva a concebir una
Compañía en la que sus monjas estén al servicio de los pobres,
desprendidas de todo, sin más ropa que la puesta, con un régimen de
comidas austero, dormir en tarimas de madera… sus religiosas son
mendigas, y todo lo reciben de limosna. Con un objetivo cristiano:
llevar todas las almas a Dios.
Humilde: ser ‘nada’ en la voluntad de Dios; obedecer continuamente;
vivir en una actitud continua de recogimiento; aceptar las reprimendas y
no justificarlas cuando son injustas. Humildad que se plasma en sus
Hijas: piden limosna, visitan y ayudan a los enfermos.
Madre: madre para los pobres, a quienes da todo lo que tiene, y sobre
todo su amor. Madre para sus Hijas, a quienes quiere y cuida, a quienes
dirige cartas circulares, y cartas personales; a quienes exhorta a
vivir muy unidas, con paz y tranquilidad, siendo ángeles de paz, con un
testimonio de pobreza evangélica y de alegría. Madre que creará
internados para las hijas huérfanas de los enfermos que asisten las
Hermanas, y escuelas para las niñas humildes, incluso escuelas nocturnas
para las obreras. Pobreza sí, miseria no. Confianza: en la divina
Providencia y en las personas que la Divina Providencia ponía a su lado.
Amor a la Cruz: las casas de las Hermanas son como un Calvario, y en el dormitorio hay un altar con una Cruz.
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