¡Oh!, San Eleuterio, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
que honor hicisteis al significado de vuestro nombre: “Aquél
que se comporta con generosidad y libertad”. Os, tocó vivir
en tiempos difíciles, a los que os sobrepusisteis, de amor
y fe, lleno, pues, los cristianos de entonces de la idolatría
a la herejía arriana pasaron, mal convertidos. Medardo Santo,
contó de vos, anécdotas varias y predijo que seriáis obispo,
cosa que fuisteis a su tiempo, con el pago del martirio, que
aceptasteis por Cristo, no sin antes, diseminar la santa
palabra de Dios, entre un pueblo descreído, duro e idólatra,
que, con rey a la cabeza, en masa se bautizaron. En la catedral
de Tournai, vuestros restos reposan hoy, como pago a vuestro
humilde e infatigable trabajo evangélico, en favor de los
pueblos bárbaros. Y, así, como vinisteis al mundo, así también,
a la gloria partisteis, volando vuestra alma al cielo para,
corona de luz recibir, como premio justo a vuestra entrega
de amor. Evangelizador de los pueblos bárbaros de la galia;
¡oh!, San Eleuterio “vivo obrero de la luz de Cristo Jesús”.
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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20 de Febrero
San Eleuterio de Tournai
Obispo
Martirologio Romano: En Tournai, en la Galia Bélgica, san
Eleuterio, obispo (c. 530). Etimológicamente: Eleuterio = Aquel que se
comporta con generosidad y libertad, es de origen griego.
Este nombre, raro en nuestros días, era muy común en los primeros
siglos del cristianismo, y lo llevan catorce santos, entre los cuales un
Papa que gobernó la Iglesia del año 175 al 189 y que parece murió
mártir.
Hoy el Martirologio Romano recuerda a dos obispos con el mismo
nombre: San Eleuterio de Constantinopla, que gobernó a la Iglesia
bizantina a comienzos del siglo II o a fines del siglo V. La fecha es
muy imprecisa. EL otro es San Eleuterio, obispo de Tournai (Bélgica), en
donde se le tiene mucha devoción.
Este santo, muy popular en el norte de Europa, vivió en un periodo
sumamente difícil en la historia de Francia: probablemente nació en el
año 456, y murió en el 531.
Es la época en que la Galia, ya meta de varias migraciones bárbaras,
como la de los Burgundes y la de los Visigodos – convertidos mal al
cristianismo, pues pasaron de la idolatría a la herejía arriana – se
convirtió en tierra de conquista de los Francos del rey Clodoveo. A la
conversión de estos contribuyeron la esposa cristiana, Clotilde,
venerada como santa, el obispo de Reims, San Remigio, y San Eleuterio,
elegido obispo de Tournai en el 484, cuando Clodoveo había hecho de esta
ciudad la capital de su reino, antes de emprender la conquista de la
región parisiense.
Aunque no poseamos ningún documento históricamente seguro sobre la
actividad de este santo obispo y sobre su obra misionera, una biografía
atribuida a San Medardo, coetáneo y hasta compañero de juegos en la
infancia, cuenta muchas anécdotas de la vida de San Eleuterio y sobre
sus contactos con el rey pagano Clodoveo. EL mismo Medardo le predijo
que un día llegaría a ser obispo, pero esa profecía equivalía a un
augurio de vida difícil, incluyendo el martirio.
Los pueblos bárbaros, que de las regiones orientales se iban
trasladando hacia las verdes colinas de Francia, no conocían otra
autoridad sino la de su rey. Al obispo de Tournai le correspondió la
tarea de sembrar la palabra de Dios entre un pueblo rudo e idólatra, los
Francos, que en el 506 recibirán en masa el bautismo, siguiendo el
ejemplo de su rey, después de la victoria contra los Alemanes de
Tolbiac. Pero el honor de esta abundante mies le corresponderá a San
Remigio.
En la catedral de Tournai, meta de numerosas peregrinaciones, reposan
los restos de San Eleuterio, el humilde e infatigable obrero del
Evangelio, que tuvo como campo de trabajo la nueva frontera del
cristianismo, representada por los pueblos bárbaros.
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