¡Oh!, San Estanislao; vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
su Obispo y amado santo que, de gran elocuencia dotado,
no sólo ejemplo disteis como excelso predicador, sino, también
en vuestro obrar diario, a la práctica llevando las palabras
de Isaías Profeta, que dicen: “Ay de los jefes espirituales
que sean como perros mudos que no ladran cuando llegan los
ladrones a robar en el campo del Señor”. Estricto erais a
exigir a cada sacerdote el cumplimento de sus deberes. Cada
año, todas vuestras parroquias visitabais y dedicabais tiempo
a la predicación y a la instrucción de vuestro pueblo. Vuestro
palacio episcopal, lleno vivía de pobres, porque jamás negabais
ayudas a los menesterosos. A las familias con situaciones
económicas penosas, os enviabais generosas ayudas. Varias
veces habíais corregido a Boleslao rey, cuando éste cometía
crueldades o injusticias, pero de pronto se transformó, hasta
el punto de robarse una mujer casada y tomarla como concubina,
y los empleados recurrieron a vos, para llamarle la atención.
Y, vos, le echasteis en su rostro el pecado que cometía y
el ejemplo que daba al pueblo. El reyezuelo, se hizo el sordo y
no os quiso hacer caso y vos, lo amenazasteis si no se arrepentía
de su pecado. Entonces, Boleslao asistió a una Misa en la catedral,
y, vos, mandasteis la Misa suspender, porque no aceptabais
que un pecador escandaloso estuviera allí. Y, estalló, la ira
del sanguinario rey, y tramó venganza, y mientras vos,
estabais celebrando la Santa Misa, cobardemente mandó a
que os mataran en el mismo altar. Pero, los soldados volvieron
del atrio diciéndole de que no os tocaron porque rodeado estabais
de resplandores. Entonces el mismo reyezuelo, al altar subió
y con sus propias manos os asesinó. Y, así, el pueblo empezó a
veneraros como a un gran santo, tanto que, el Papa Inocencio
os canonizó. El malvado os mató el cuerpo, pero jamás vuestra
alma que, presta voló, a los brazos de Dios. Por ello, premio justo
recibisteis, hecho corona de luz, por vuestra entrega de amor y fe;
¡Oh!, San Estanislao, “vivo defensor de la Casa del Dios Vivo”.
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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su Obispo y amado santo que, de gran elocuencia dotado,
no sólo ejemplo disteis como excelso predicador, sino, también
en vuestro obrar diario, a la práctica llevando las palabras
de Isaías Profeta, que dicen: “Ay de los jefes espirituales
que sean como perros mudos que no ladran cuando llegan los
ladrones a robar en el campo del Señor”. Estricto erais a
exigir a cada sacerdote el cumplimento de sus deberes. Cada
año, todas vuestras parroquias visitabais y dedicabais tiempo
a la predicación y a la instrucción de vuestro pueblo. Vuestro
palacio episcopal, lleno vivía de pobres, porque jamás negabais
ayudas a los menesterosos. A las familias con situaciones
económicas penosas, os enviabais generosas ayudas. Varias
veces habíais corregido a Boleslao rey, cuando éste cometía
crueldades o injusticias, pero de pronto se transformó, hasta
el punto de robarse una mujer casada y tomarla como concubina,
y los empleados recurrieron a vos, para llamarle la atención.
Y, vos, le echasteis en su rostro el pecado que cometía y
el ejemplo que daba al pueblo. El reyezuelo, se hizo el sordo y
no os quiso hacer caso y vos, lo amenazasteis si no se arrepentía
de su pecado. Entonces, Boleslao asistió a una Misa en la catedral,
y, vos, mandasteis la Misa suspender, porque no aceptabais
que un pecador escandaloso estuviera allí. Y, estalló, la ira
del sanguinario rey, y tramó venganza, y mientras vos,
estabais celebrando la Santa Misa, cobardemente mandó a
que os mataran en el mismo altar. Pero, los soldados volvieron
del atrio diciéndole de que no os tocaron porque rodeado estabais
de resplandores. Entonces el mismo reyezuelo, al altar subió
y con sus propias manos os asesinó. Y, así, el pueblo empezó a
veneraros como a un gran santo, tanto que, el Papa Inocencio
os canonizó. El malvado os mató el cuerpo, pero jamás vuestra
alma que, presta voló, a los brazos de Dios. Por ello, premio justo
recibisteis, hecho corona de luz, por vuestra entrega de amor y fe;
¡Oh!, San Estanislao, “vivo defensor de la Casa del Dios Vivo”.
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 de Abril
San Estanislao
Obispo y mártir
(año 1079)
Es un santo muy estimado y honrado en Polonia, su patria.
Nació cerca de Cracovia, en el año 1030. Sus padres llevaban treinta
años de casados sin lograr tener hijos y consideraron el nacimiento de
Estanislao como un verdadero regalo de Dios. Lo educaron lo más
piadosamente que pudieron.
Estudió en Polonia y en París y ordenado sacerdote por el obispo de
Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia) fue nombrado Párroco de
la catedral. Se distinguió por su gran elocuencia, por los
impresionantes ejemplos de vida santa que brindaba a todos con su buen
comportamiento y por la reforma de costumbres que lograba conseguir con
sus predicaciones y con su dirección espiritual.
El señor obispo deseaba que Estanislao fuera su sucesor, pero él no
aceptaba ser obispo porque se creía indigno de tan alta dignidad. Sin
embargo al morir el prelado, el pueblo lo aclamó como el más digno para
ejercer el obispado, el cual ejerció por siete años, desde el año 1072,
hasta el año de su muerte, en 1079.
Era muy estricto en exigir a cada sacerdote el cumplimento exacto de
sus deberes sacerdotales. Visitaba cada año a todas las parroquias y
dedicaba mucho tiempo a la predicación y a la instrucción del pueblo. Su
palacio episcopal vivía lleno de pobres, porque jamás negaba ayudas a
los necesitados. Tenía la lista de las familias que estaban pasando por
situaciones económicas más penosas, para enviarles sus generosas ayudas.
El rey de Polonia Boleslao, era un valiente guerrero pero se dejaba
dominar demasiado por sus pasiones. Al principio se entendía muy bien
con el obispo Estanislao, pero luego empezó a cometer faltas muy graves
que escandalizaban y daban muy mal ejemplo al pueblo y entonces el
obispo tuvo que intervenir fuertemente. San Estanislao recordaba muy
bien aquel mandato de San Pablo “Es necesario reprender, aconsejar y
hasta amenazar, con toda paciencia y doctrina, porque llega el tiempo en
que los hombres arrastrados por sus propias pasiones ya no quieren oír
las doctrinas verdaderas, sino las falsedades” (2 Tim. 4,2).
Este santo obispo era de carácter amable y humilde, pacífico y amigo
de arreglar todos los asuntos por las buenas. Trataba de ser severo
consigo mismo pero totalmente comprensivo con los demás. Era un alma que
jamás demostraba orgullo y ponía gran cuidado para no dejarse dominar
por la ira. Siempre estaba en disposición para ayudar a los necesitados.
Pero conocía muy bien la famosa frase del profeta Isaías: “Ay de los
jefes espirituales que sean como perros mudos que no ladran cuando
llegan los ladrones a robar en el campo del Señor”. Y él no quería ser
perro mudo que se queda sin dar la voz de alerta ante los enemigos y los
peligros.
Varias veces había corregido a Boleslao cuando éste cometía
crueldades o injusticias y el rey había mostrado cierto arrepentimiento y
deseos de corregirse. Pero de pronto la medida de sus maldades rebosó
cuando Boleslao se robó una mujer casada para llevársela como concubina a
su palacio. Las gentes se escandalizaron. Ninguno de los altos
empleados se atrevía a corregir al rey escandaloso. Y pidieron al obispo
que se arriesgara a llamarle la atención al terrible monarca.
Estanislao se presentó valerosamente ante el rey le echó en cara el
pecado tan escandaloso que estaba cometiendo, y el pésimo ejemplo que
estaba dando a todo ese pueblo tan católico. Boleslao se hizo el sordo y
no le quiso hacer caso y entonces el obispo con toda la autoridad de su
cargo lo amenazó con terribles castigos si no se arrepentía de su
pecado impuro y no dejaba aquella mala amistad.
Boleslao creyó que el obispo no iba a proceder tan fuertemente, y se
atrevió a asistir a una misa en la catedral. Pero Estanislao mandó
suspender la misa porque no aceptaba que un pecador tan rebelde y
escandaloso estuviera allí dando mal ejemplo a todos. Entonces estalló
ferozmente la ira del sanguinario rey.
Boleslao se propuso vengarse y un 11 de abril mientras San Estanislao
estaba celebrando la Santa Misa, mandó el furibundo rey a sus soldados a
que lo mataran allí mismo en el altar. Los soldados volvieron al atrio
diciéndole que no se habían atrevido a tocar a aquel hombre de Dios que
aparecía rodeado de resplandores. Entonces el mismo Boleslao subió al
altar y con sus propias manos asesinó al santo obispo el 11 de abril del
año 1079. Fue un crimen que nunca pudo olvidar y que lo atormentó día y
noche durante todo el resto de su vida.
El rey hizo que el cadáver del santo quedara en el campo sin
sepultar, para que lo devoraran los cuervos. Pero entonces aparecieron
dos águilas que no dejaron que ningún gallinazo se acercara al cuerpo
del difunto. Hasta que llegaron unos devotos fervorosos y le dieron
santa sepultura, en la capilla de San Miguel.
Desde entonces las cosas comenzaron a suceder cada día más de mal en
peor para el rey Boleslao que tuvo que llorar muy amargamente el crimen
tan espantoso que cometió. El pueblo empezó a venerar como a un gran
santo a Estanislao, y el Papa Inocencio lo canonizó, o sea lo declaró
santo en el año 1253.
Petición
San Estanislao, pídele a Dios que haya muchos obispos y
sacerdotes que como tú a imitación de San Juan Bautista que se atrevió a
enfrentársele al rey Herodes y decirle: “No te es permitido vivir con
una mujer que no es tu esposa”, y no dejó de decírselo aunque esto le
llevó a ser asesinado por orden de tan malvado rey, que así también en
este tiempo siempre haya muchos valerosos sacerdotes y obispos que se
atrevan a oponerse a los que dan escándalo y mal ejemplo, aunque esto
los lleve a ser perseguidos y sufrir martirios.
Y a los que se atreven a atacar a los enviados de Dios, que no olviden las palabras del libro Santo: “No
toquéis a mis ungidos. No hagáis daño a los que Yo envío para comunicar
mis mensajes (Salmo 105). Porque el que ataca a uno de mis enviados, es
como si me hiriera a Mí en la pupila de mis ojos, dice el Señor”.
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