¡Oh!, San Ernesto, vos, sois el hijo del Dios de la vida
y su amado santo, y que, honor hicisteis al significado
de vuestro nombre, que significa: “fuerte en el combate”.
Vivisteis en la Cruzada Primera, con profunda fe y entrega.
Y, en vuestra juventud, monje en la abadía de Zwiefalten
fuisteis y, más tarde os eligieron abad, para dirigir
de manera espiritual y humana, a los sesenta y dos monjes
que teníais. Y, cuando os tocó despediros para la Cruzada,
de vuestros amados les dijisteis: “Creo que no volveré a veros
en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre
por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me
permite sufrir por el amor de Cristo”. ¡Y, así, fue! Pues
no se supo nunca, cómo y dónde moristeis. Pero, si se sabe,
que vos, entregasteis el alma al Padre, para coronada
ser, con corona de luz eterna como justo premio
a vuestra entrega grande e increíble de amor y fe. !Aleluya!
¡oh!, San Ernesto, “vivo amor y soldado de Jesucristo”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
______________________________________
7 de Noviembre
San Ernesto
Abad
y su amado santo, y que, honor hicisteis al significado
de vuestro nombre, que significa: “fuerte en el combate”.
Vivisteis en la Cruzada Primera, con profunda fe y entrega.
Y, en vuestra juventud, monje en la abadía de Zwiefalten
fuisteis y, más tarde os eligieron abad, para dirigir
de manera espiritual y humana, a los sesenta y dos monjes
que teníais. Y, cuando os tocó despediros para la Cruzada,
de vuestros amados les dijisteis: “Creo que no volveré a veros
en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre
por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me
permite sufrir por el amor de Cristo”. ¡Y, así, fue! Pues
no se supo nunca, cómo y dónde moristeis. Pero, si se sabe,
que vos, entregasteis el alma al Padre, para coronada
ser, con corona de luz eterna como justo premio
a vuestra entrega grande e increíble de amor y fe. !Aleluya!
¡oh!, San Ernesto, “vivo amor y soldado de Jesucristo”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Noviembre
San Ernesto
Abad
Etimológicamente significa “fuerte en el combate”. Viene de la lengua
alemana. El joven Ernesto, muerto en el año 1147, vivió de lleno en la
época de la primera cruzada (1099). Fue ella la que permitió abrir
nuevos caminos para los Lugares santos a todos los peregrinos.
Y además, permitió la fundación de cuatro pequeños estados cristianos
en tierras del Islám: Jerusalén, Antioquía, Edesa y Trípoli. Sin
embargo, desde 1144, la caída de Edesa mostró que los musulmanes podían
volver a coger lo que los franceses les habían arrebatado anteriormente,
incluida Jerusalén.
Esto dio lugar a la segunda cruzada (1147-1149). Se sabe por la
historia que fue un desatino. De los 200.000 hombres y mujeres que
partieron para el Oriente, volvieron sólo algunos miles.
Ernesto de Steisslingen fue uno de ellos. En su juventud entró de
monje en la abadía de Zwiefalten, que da al bello lago de Constanza. Lo
eligieron abad durante cinco años para dirigir humana y espiritualmente a
los sesenta y dos monjes que la habitaban. Al término de su mandato, se
marchó de nuevo a la cruzada con el ejército alemán, comandado por el
emperador Conrado III.
Cuando se despidió de sus hermanos religiosos, les dijo: “Creo que no
volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi
sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite
sufrir por el amor de Cristo”.
Sus predicciones se cumplieron. Y desde entonces no se supo nunca cómo y dónde murió.
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