¡Oh!, San Félix de Nola, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo y que, con amor os abrazasteis a la cruz
de Cristo, para su soldado por siempre ser. Y, grande debió
ser vuestra obra, para que, a vos os rindieran homenajes
otros santos. Padecisteis las persecuciones por Decio
y Valeriano, pero, san Paulino, gran poeta y obispo de Nola,
vuestra biografía escribió y os tuvo, como santo protector.
También lo hicieron Beda, san Agustín y san Gregorio Turonense,
tanto que, san Dámaso Papa, os dedicó un vívido poema. El
impío Decio, para destruir la Iglesia, ordenó apresar
y procesar a los obispos, presbíteros y diáconos, y entonces,
Máximo, Obispo, en las montañas de los Apeninos se refugió,
y como vos, presbítero erais, en la ciudad os quedasteis
a cargo de vuestros fieles, para cuidarlos y protegerlos. Y,
mientras vuestro Obispo, en las montañas refugiado estaba,
hambre, frío, dolor y tristeza padeciendo; vos, amor, caridad
y lealtad le demostrasteis, socorriéndole y sorteando graves
peligros y riesgos de la persecución de vuestro tiempo. Así,
tamaña fue vuestra humildad, que os negasteis a reemplazar
a Máximo y, preferisteis quedaros como presbítero, para continuar
evangelizando a vuestra grey. Hasta que, un día, arrestado fuisteis
y conducido a la cárcel, atándoos con cadenas, permaneciendo así,
varios meses. Mientras tanto, Máximo, vuestro obispo, fallecía
en las montañas, os pidieron ser su obispo, pero volvisteis
a negaros, y, un tiempo más, vuestra alma voló al cielo, luego
de haberla gastado en buena lid, para corona de luz recibir,
como premio justo a vuestra entrega de grande amor y fidelidad;
¡oh!, San Félix de Nola, “vivo amor y fidelidad a Jesucristo”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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y su amado santo y que, con amor os abrazasteis a la cruz
de Cristo, para su soldado por siempre ser. Y, grande debió
ser vuestra obra, para que, a vos os rindieran homenajes
otros santos. Padecisteis las persecuciones por Decio
y Valeriano, pero, san Paulino, gran poeta y obispo de Nola,
vuestra biografía escribió y os tuvo, como santo protector.
También lo hicieron Beda, san Agustín y san Gregorio Turonense,
tanto que, san Dámaso Papa, os dedicó un vívido poema. El
impío Decio, para destruir la Iglesia, ordenó apresar
y procesar a los obispos, presbíteros y diáconos, y entonces,
Máximo, Obispo, en las montañas de los Apeninos se refugió,
y como vos, presbítero erais, en la ciudad os quedasteis
a cargo de vuestros fieles, para cuidarlos y protegerlos. Y,
mientras vuestro Obispo, en las montañas refugiado estaba,
hambre, frío, dolor y tristeza padeciendo; vos, amor, caridad
y lealtad le demostrasteis, socorriéndole y sorteando graves
peligros y riesgos de la persecución de vuestro tiempo. Así,
tamaña fue vuestra humildad, que os negasteis a reemplazar
a Máximo y, preferisteis quedaros como presbítero, para continuar
evangelizando a vuestra grey. Hasta que, un día, arrestado fuisteis
y conducido a la cárcel, atándoos con cadenas, permaneciendo así,
varios meses. Mientras tanto, Máximo, vuestro obispo, fallecía
en las montañas, os pidieron ser su obispo, pero volvisteis
a negaros, y, un tiempo más, vuestra alma voló al cielo, luego
de haberla gastado en buena lid, para corona de luz recibir,
como premio justo a vuestra entrega de grande amor y fidelidad;
¡oh!, San Félix de Nola, “vivo amor y fidelidad a Jesucristo”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de enero
San Felix de Nola
Señor Dios, Rey Omnipotente: tú que le permitiste a tu
mártir San Félix conseguir favores tan maravillosos para sí y para sus
devotos, haz que nuestra fe sea también tan grande que consigamos
maravillosas intervenciones tuyas en favor nuestro y en favor de los que
necesitan la ayuda de nuestra oración. Amén.
Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20
kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa
“feliz”, en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión
militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.
Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles
persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas
circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar
noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san
Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del
siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él
Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un
poema.
Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y
procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba
entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se
refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se
quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.
No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña
ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de
cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y
así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo
Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.
Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo
corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de
la persecución.
Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio
nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones
que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años
256 y 257.
Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal,
pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su
misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260.
Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de
peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.
Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como
protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los
numerosos milagros operados junto a su tumba.
(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Felix_de_Nola.htm)
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