¡Oh!, Santa Brígida de Suecia, vos, sois la hija del Dios de la Vida
y su amada santa, la misma que, honor disteis al significado
de vuestro nombre: “fuerte y brillante”. Os gustaba mucho
desde niña, oír de labios de vuestra santa madre, las vidas
de los santos, y, como premio, se os apareció Nuestra Señora,
invitándoos a seguir una santa vida. Vuestra gran devoción:
la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Un día que
rezabais devotamente ante el crucifijo, le dijisteis: “¿quién
te puso así?” Y, oísteis que Cristo os decía: “los que
desprecian mi amor”. “Los que no le dan importancia al amor
que Yo, les he tenido”. Y, desde ese instante, todos los que
trataban con vos, a Cristo, lo amaron más. Vuestro padre
os casó con Ulf, hijo de otro gobernante. Una de vuestras
hijas fue Santa Catalina de Suecia. En otra visión santa oísteis
a Jesús, deciros sobre la pobreza: “yo en la vida sufrí pobreza,
y, vos tenéis demasiados lujos y comodidades”. Y, bastaron
aquellas palabras, para que os convirtierais en amante
de la pobreza hasta el final de vuestra vida. Por ello, la
“Comunidad de San Salvador” fundasteis. En “Revelaciones”,
vuestro escrito brillante de ocho tomos, nos legasteis de cómo,
la vida de Jesús fue. Antes de marcharos de este mundo, os fuisteis
a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro
Señor Jesucristo. Al volver de Jerusalén os sentisteis muy débil
y a la edad de setenta años, de este mundo partió vuestra alma,
para coronada ser de luz, como premio a vuestra entrega de
amor y fe. A los dieciocho años de haber fallecido, os declararon
santa por el Sumo Pontífice. Santa Patrona de toda Europa;
¡oh!, Santa Brígida, “vivo amor por el Dios del amor y de la Vida.”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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y su amada santa, la misma que, honor disteis al significado
de vuestro nombre: “fuerte y brillante”. Os gustaba mucho
desde niña, oír de labios de vuestra santa madre, las vidas
de los santos, y, como premio, se os apareció Nuestra Señora,
invitándoos a seguir una santa vida. Vuestra gran devoción:
la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Un día que
rezabais devotamente ante el crucifijo, le dijisteis: “¿quién
te puso así?” Y, oísteis que Cristo os decía: “los que
desprecian mi amor”. “Los que no le dan importancia al amor
que Yo, les he tenido”. Y, desde ese instante, todos los que
trataban con vos, a Cristo, lo amaron más. Vuestro padre
os casó con Ulf, hijo de otro gobernante. Una de vuestras
hijas fue Santa Catalina de Suecia. En otra visión santa oísteis
a Jesús, deciros sobre la pobreza: “yo en la vida sufrí pobreza,
y, vos tenéis demasiados lujos y comodidades”. Y, bastaron
aquellas palabras, para que os convirtierais en amante
de la pobreza hasta el final de vuestra vida. Por ello, la
“Comunidad de San Salvador” fundasteis. En “Revelaciones”,
vuestro escrito brillante de ocho tomos, nos legasteis de cómo,
la vida de Jesús fue. Antes de marcharos de este mundo, os fuisteis
a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro
Señor Jesucristo. Al volver de Jerusalén os sentisteis muy débil
y a la edad de setenta años, de este mundo partió vuestra alma,
para coronada ser de luz, como premio a vuestra entrega de
amor y fe. A los dieciocho años de haber fallecido, os declararon
santa por el Sumo Pontífice. Santa Patrona de toda Europa;
¡oh!, Santa Brígida, “vivo amor por el Dios del amor y de la Vida.”.
© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 de Julio
Santa Brígida
Viuda y Fundadora
Año 1373
Esta santa mujer tuvo la dicha de nacer en una familia que tenía como
herencia de sus antepasados una gran religiosidad. Sus abuelos y
bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se
confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia de
los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus
riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre
encontraban. Su padre era gobernador de la principal provincia de
Suecia.
Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303. De niña su mayor gusto era
oír a la mamá leer las vidas de los Santos. Cuando apenas tenía seis
años ya tuvo su primera revelación. Se le apareció la Sma. Virgen a
invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En
adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida,
hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones o
falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso
de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que
podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.
Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por
un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente
acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente
entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida
será la de Jesucristo Crucificado.
Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante
de sangre, le dijo a Nuestro Señor: – ¿Quién te puso así? – y oyó que
Cristo le decía: “Los que desprecian mi amor”. “Los que no le dan
importancia al amor que yo les he tenido”. Desde ese día se propuso
hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo.
Su padre la casó con Ulf, hijo de otro gobernante. Tuvieron un
matrimonio feliz que duró 28 años. Sus hijos fueron 8, cuatro varones y
cuatro mujeres. Una de sus hijas fue Santa Catalina de Suecia. Un hijo
fue religioso. Otros dos se portaron muy bien, y Carlos fue un pícaro
que la hizo sufrir toda la vida. Sólo a la hora en que él se iba a morir
logró la santa con sus oraciones que él se arrepintiera y pidiera
perdón de sus pecados a Dios. Dos de sus hijas se hicieron religiosas, y
otra fue “la oveja negra de la familia”, que con sus aventuras nada
santas martirizó a la buena mamá.
Fue pues una familia como muchas otras: con gente muy buena y gente
que hace sufrir. Brígida era la dama principal de las que colaboraban
con el rey y la reina de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que
se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo.
Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso.
Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a
Santiago de Compostela en España. En el viaje enfermó Ulf gravemente.
Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle
que se le concedía la curación, con tal de que se dedicara a una vida
santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años
después murió santamente en el convento.
En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: “Yo en la vida
sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades”. Desde ese
día Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la
gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre
sobre duras tablas. Y fue repartiendo todos los bienes entre los pobres
de manera que ella llegó a ser también muy pobre.
Con su hija Santa Catalina de Suecia se fue a Roma y en esa ciudad
permaneció 14 años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a
visitar como peregrina orante muchos santuarios, y a dictar sus
revelaciones que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy fuertes
tentaciones de orgullo y sensualidad).
Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al
mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia)
corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos.
Sus avisos sirvieron enormemente para mejorar las costumbres y
disminuir los vicios.
Por inspiración del cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El
principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese
convento se convirtió en el centro literario más importante de su
nación en esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70 conventos de
monjas en toda Europa.
Se fue a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió
Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió continuas revelaciones acerca
de cómo fue la vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus
revelaciones, y son muy interesantes. En Tierra Santa parecía vivir en
éxtasis todos los días.
Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de juilio de 1373,
a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18
años de haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus
revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las
leían a los fieles en las misas.
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