¡Oh!, San Wenceslao de Bohemia, vos, sois el hijo
del Dios de la Vida y su amado santo. Hijo del rey
de Bohemia Ratislav; vuestra abuela, Santa Ludimila
os educó inculcándoos misericordia y mucho amor
al servicio del Padre Celestial. Cuando erais joven
perdisteis a vuestro padre en una de las batallas
contra los magiares y vuestra madre, asumió el poder
instaurando políticas anticristianas y secularistas
convirtiendo a vuestro pueblo en un caos total. Pero,
vuestra abuela Ludimila, os persuadió con amor para
que asumieseis el trono y así, salvar el cristianismo. En
medio de esto, los paganos la asesinaron por considerarla
un peligro para sus oscuros intereses: “crear un reino
sin leyes y sin Dios”. Pero, vos, esperabais en secreto
Su obra maravillosa y de pronto Él, os mostró su poder
eligiéndoos a través de vuestro pueblo, como su rey.
Y, ya en el trono, apoyasteis la “Ley de la Iglesia”
e instaurasteis el orden social, imponiendo castigos
a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud,
gobernando siempre con justicia y misericordia.
De todo el bien que vos sembrasteis; el mal, carne hizo, y la
codicia por el poder surgió de Boleslao, vuestro hermano,
quien planeó vuestra muerte, asesinándoos de una puñalada.
Y, creyó el traidor incauto que al hacerlo, acabaría con vos,
sin saber que, os convertiría en “santo mártir de la fe”, por
Cristo Jesús, Dios y Señor nuestro. Así, vuestra alma voló al
cielo para coronada ser, con corona de luz como justo
premio a vuestra entrega grande de amor y fe. Hoy en San
Vito, el pueblo todo os venera con increíble y grande fe.
«Santo Patrono del pueblo de Bohemia y de Checoslovaquia”;
¡Oh!, San Wenceslao de Bohemia, “vivo Amor por Cristo Vivo”.
© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de septiembre
San Wenceslao de Bohemia
Mártir
Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión, que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses.
Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia.
Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.
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