¡Oh! Cleto y Donaciano, vosotros sois los hijos del Dios de la Vida
sus obispos, valientes defensores de la fe cristiana y sus amados
santos. Vos, Cleto, fuisteis quemado vivo, mientras que vos, Donaciano
moristeis en el desierto. Los vándalos, sanguinario germano
pueblo, célebres se hicieron por haber invadido los territorios
del entonces imperio romano, saqueándolo violentamente.
El vándalo Humerico, reyezuelo cruel, ordenó que las iglesias
cristianas del África fueran clausuradas y confiscados sus bienes
para la turba sedienta. Por mandato real os congregaron a vosotros
en el palacio, después os condujeron lejos de la ciudad y os
ordenaron a que marcharan solos hacia el destierro en medio de
insultos y amenazas. Vos, Donaciano y otros cuatro obispos
de profundo amor y fe, reunieron a un grupo de cristianos
y organizaron una protesta frente a las puertas de la ciudad.
Humerico, el reyezuelo; furioso por la revuelta, ordenó a sus
vándalos matar y desaparecer a quienes protestaban. Y los
cuatro obispos junto a vos, fueron brutalmente golpeados, y luego
os condujeron a la fuerza al desierto, donde os abandonaron para
morir de hambre y sed. Vos, Cleto, Obispo de la Leptis Menor, erais
considerado «un hombre celoso y muy sabio» y que os habíais ganado
la enemistad del reyezuelo por oponeros con energía al arrianismo,
fuisteis encerrado en un calabozo hediondo del cual solo fuisteis
sacado al cabo de dos meses para ser quemado vivo, cosa que así
sucedió. De esta manera vosotros, entregasteis vuestras santas
vidas en buena lid, y volaron vuestras almas al cielo para
recibir coronas de luz y eternidad por vuestro grande amor y fe.
¡Oh! Cleto y Donaciano, «vivos santos del Dios de la Vida y del Amor».
© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Santos Cleto y Donaciano
Obispos y Mártires
Los santos Cleto y Donaciano vivieron en el siglo V. Ambos fueron obispos, valientes defensores de la fe cristiana, dispuestos a entregar la vida por Cristo. Cleto fue quemado vivo, mientras que Donaciano murió en el desierto, tras ser deportado por el rey de los vándalos, Hunerico.
Los vándalos fueron un pueblo germano originario de Europa central -las actuales Alemania y Polonia- y que se hizo célebre por haber invadido los territorios del entonces imperio romano, conquistando el norte de África e invadido la capital, Roma, organizando uno de los más violentos saqueos que padeció la Ciudad Eterna a lo largo de la historia.
En el año 484, Humerico, rey arriano de los vándalos, ordenó que todas las iglesias cristianas del Africa fueran clausuradas y confiscados los bienes del clero para entregarlos al pueblo africano. Por mandato real, congregaron a los obispos en el palacio, siendo conducidos lejos de la ciudad, y ordenados a que marcharan solos hacia el destierro. Ante tal injusticia, Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Bisaseno, reunieron a numerosos cristianos para protestar frente a las puertas de la ciudad; el rey Humerico furioso por la revuelta, ordenó a sus soldados a matar y «aplastar» a los quejosos. Donaciano y los cuatro obispos fueron brutalmente golpeados y, en estado lamentable, se les condujo al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed.
San Cleto, Obispo de la Leptis Menor, considerado «un hombre celoso y muy sabio,» y que se había ganado la enemistad de Humerico por su enérgica oposición al arrianismo, también fue encerrado en un calabozo estrecho, oscuro y pestilente, del cual lo sacaron al cabo de dos meses para quemarlo vivo.
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