31 diciembre, 2022

San Silvestre, Patrón de los Benedictinos

 

 EWTN ESPAÑOL on Twitter: "San Silvestre es el papa número 33 de la Iglesia  católica. Le correspondió gobernar a la Iglesia Católica en la época en la  que se acabaron las persecuciones

 

¡Oh!; San Silvestre, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su Papa y amado santo. Aquél que,
nuevos ti empos respiró, pues cesó, la persecución
contra los cristianos y Constantino emperador,
por la pila bautismal pasó, y su lanza puso,
a los pies de la Cruz de Cristo, Dios y Señor
Nuestro, como su nueva Luz. Así, las palabras
del Dios eterno, realidad cobraron: «que no
habría rodilla alguna sobre la faz de la tierra,
que no se doblase”. Y, así fue. Y, a vos, os
tocó la dicha de poder construir la antigua
Basílica de San Pedro en el Vaticano, y la
primera Basílica de Letrán, y, además, el de
regalarnos el “Credo Niceno Constantinopolitano”,
fruto luminoso del Concilio de Nicea, así, por
vos llamado. Una pregunta hay en el medio, que
urge el hacerla: ¿Dónde estaréis ahora? ¿Dónde?
Y, una sola respuesta hay: ¡en la eternidad de
la gloria de Cristo!, corona de luz eterna
luciendo, como justo premio a vuestra entrega
de amor y fidelidad. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡
¡oh!, San Silvestre, «vivo administrador de Dios».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado


31 de Diciembre

San Silvestre

Hoy, 31 de diciembre, recordamos a San Silvestre (270-335), trigésimo tercer Papa de la Iglesia Católica. Su pontificado duró alrededor de 21 años, desde el año 314 hasta su muerte en el 335.

Silvestre nació en Roma y gobernó la Iglesia en la etapa posterior al Edicto de Milán (313), por el que el Imperio Romano detuvo oficialmente la persecución religiosa.

Esta fue, sin duda, una etapa de nuevos retos para los cristianos, ya que la Iglesia dejaba atrás la clandestinidad y empezaría a jugar un papel cada vez más importante en la vida pública.

San Silvestre, a lo largo de ese proceso, tuvo que afrontar otro tipo de problemas, como la aparición y difusión de herejías, el declive del espíritu religioso y las intromisiones del poder imperial, a manos de Constantino, en los asuntos eclesiales.

División

En el nuevo contexto eclesial, Dios quiso que San Silvestre, elegido Papa el 31 de enero de 314, asumiera el liderazgo de su Iglesia. Acabada la persecución, había quedado en evidencia que el arrianismo, herejía aparecida en el siglo III, era el principal agente de división entre los cristianos.

Ni siquiera los obispos estuvieron libres de su influencia, pues muchos habían abrazado las tesis de Arrio: negación de la divinidad de Jesucristo y su consustancialidad con Dios Padre.

Por eso, la reacción de muchos Pastores fieles a la doctrina fue acudir al emperador para solicitar su intervención y que, valiéndose de su poder, zanje la disputa.

En busca de la unidad: Concilio de Nicea

Fue así que Constantino intervino convocando a un Concilio en la ciudad de Nicea (hoy Turquía) en 325 -el primer Concilio ecuménico de la historia-. El Papa Silvestre envió un obispo y dos sacerdotes en su representación.

Los obispos provenientes de distintas partes del mundo, reunidos en la antigua ciudad del Asia Menor, condenaron el arrianismo. Además, los padres conciliares establecieron la fórmula de lo que hoy conocemos como el “Credo de Nicea”, posteriormente aprobado por el Papa San Silvestre.

Etapa de fortalecimiento de la estructura eclesial

El emperador y muchas familias conversas al cristianismo donaron bienes y riquezas a la Iglesia. Eso acrecentó su poder y presencia. San Silvestre se convirtió, entonces, en el primer Papa “administrador”.

El Pontífice ordenó, por ejemplo, la edificación de templos y convirtió el Palacio Laterano, donado por Constantino, en la primera catedral de Roma, hoy conocida como San Juan de Letrán.

San Silvestre fue llamado a la presencia del Padre el 31 de diciembre del 335. Fue el primer Pontífice que no murió a causa del martirio, después de que los 32 Papas anteriores sufrieran ese destino.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-a-san-silvestre-el-primer-papa-que-no-murio-martir-71571)

30 diciembre, 2022

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


 

¡Oh!, Sagrada Familia
Vos sois
El amoroso modelo
De amor divino hecha
Que con Jesús, María y José
Estáis toda cargada de amor
Paz y armonía
Que desde siempre
Y por siempre
En nuestros corazones está
Y al que aspiramos
Los siervos todos
De Nuestro Padre Dios
Porque siendo niños seguimos
La vida toda
Y necesitados del amor
De una familia
A vivo ejemplo de Vos
Sagrada familia
Que son tesoro invaluable
Que anhela nuestra alma
Como cristianos
Y que hemos a los demás
De darnos a cada instante
Por la gloria eterna de Vos
Sagrada Familia de Nazaret
¡oh!, Sagrada Familia.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

El Paraíso en la tierra

Mateo 2, 13-15. 19-23. Fiesta de la Sagrada Familia Ciclo A. ¡Qué hermosas son esas familias católicas en donde reina la paz, la armonía y el amor entre todos!

El Paraíso en la tierra
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-15. 19-23

Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: «Será llamado Nazareno».

Oración preparatoria

Señor, en mi oración del día de hoy en el que recordamos a la Sagrada Familia, te ofrezco toda mi vida, mi libertad y mi voluntad. Soy tuyo, a Ti me entrego con todo lo que soy y lo que tengo. Que tu gracia me permita escuchar tu voluntad para que mi testimonio de vida convierta y dé esperanza a mi familia.

Petición

Señor, te pido por mi familia, dale un amor fuerte. Acrecienta mi confianza en Ti y ayúdame a poner todas mis ilusiones en santificarme para alcanzar la gloria eterna.

Meditación del Papa Francisco

En el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús. ¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia?
Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu (…)

En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura. (S.S. Francisco, 19 de marzo de 2013).

Reflexión

Un buen hogar siempre estará donde el camino esté lleno de paciencia, donde la almohada esté llena de secretos y el perdón esté lleno de rosas. Estará donde el puente se halle tendido para pasar, donde las caras estén dispuestas para sonreír, las mentes activas para pensar y las voluntades deseosas para servir.

Un buen hogar siempre estará donde los besos tengan vuelo, y los pasos mucha seguridad; donde los tropiezos tengan cordura, y los detalles significación; donde abunde la ternura y el respeto en el trato diario; donde el deber sea gustoso, la armonía contagiosa y dulce la paz.

Un buen hogar siempre estará donde el crecimiento sea por el mismo tronco y el fruto por la misma raíz; donde la navegación sea por la misma orilla y hacia el mismo puerto; donde la autoridad se haga sentir y, sin miedos ni amenazas, llene la función de encauzar, dirigir y proteger; donde los abuelos sean reverenciados, los padres obedecidos y los hijos vigilados.

Un buen hogar siempre estará donde el fracaso y el éxito sean de todos; donde disentir sea intercambiar y no guerrear; donde la formación junte los eslabones y la oración forme la cadena; donde las pajas se pongan con el alma y los hijos se calienten con amor; donde el vivir esté lleno de sol y el sufrir esté lleno de fe.

Un buen hogar siempre estará en el ambiente donde naciste, en el huerto donde creciste, en el molde donde te configuraste y el taller donde te puliste. Y muchas veces será el punto de referencia y la credencial para conocerte, porque el hogar esculpe el carácter, imprime rasgos, deja señales, marca huellas indelebles. Con buenos hogares se podría salvar al mundo, porque ellos tocan a fondo la conducta de los hombres, la felicidad de los pueblos y la raíz de la vida.

Aunque hay excepciones, ese hogar primero, ese “hogar tronco”, nunca se pierde: ¡te lo llevas en el alma! Nunca se oscurece; queda en las luces que te alumbran el camino. Y nunca se lo lleva el viento; queda prendido en tu raíz. De ese hogar salen las grandes alas que te permiten volar y hacerte águila. Del hogar salen los principios fuertes que enmarcan tu figura para hacerte gigante. Del hogar sale esa fuerza de la fe que resplandece para hacerte estrella.

¡De ahí salen obras maestras! Porque ahí se gestan los grandes valores del mundo, ahí se incuban las almas de resistencia, de temple y de fe. De ahí salen los grandes conductores de la humanidad, ¡y los grandes seguidores de Cristo! El hogar, hoy en día, es una prioridad, pues, como la buena tierra, ¡da lo que le siembran!

No recuerdo dónde encontré este texto, pero me parece una maravillosa meditación para celebrar hoy a la Sagrada Familia, modelo y prototipo de todas las familias cristianas. Esto es lo que debería ser cada familia. Si cada hogar católico tuviera estas cualidades, el mundo sería mucho más bello, más justo y más humano.

¿Cómo te imaginas tú a aquella familia de Nazaret, compuesta por Jesús, María y José? ¡Qué almas tan exquisitas, de tanta elevación humana y moral, y tan santas! Aun en medio de la sencillez de lo ordinario, su vida estaría, sin duda, permeada de fe, de dulzura, de amor, de comprensión, de obediencia, de servicio y de oración. ¡De verdad que sería un verdadero paraíso en la tierra!….

El Evangelio de hoy se complace en presentarnos reiteradamente la obediencia y la disponibilidad de José a la voluntad de Dios, expresada a través del mensaje del ángel. José, como padre y esposo, era también el guardián y protector de la Virgen Madre y del Niño Jesús. ¡Qué inmensos tesoros quiso confiar Dios a la humildad y a la sencillez de este gran hombre! Y por ello supo ser también digna cabeza de esta Sagrada Familia.

Todos los padres y esposos cristianos deberían esforzarse sinceramente por imitar a este «varón justo» –como llama el Evangelio, sencillamente, san José-. Y entonces, estoy seguro, su autoridad sería mucho más dulce y llevadera, y sus familias más hermosas, más piadosas, más serenas y risueñas. Yo he conocido muchos hogares así, por fortuna, y son una auténtica bendición de Dios para toda la humanidad.

¡Qué hermosas son esas familias católicas en donde reina la paz, la armonía y el amor entre todos! Y no digo que no tenga que haber esas normales desavenencias que se dan en todo núcleo humano. Negarlo sería caer en un angelismo ingenuo e idealista. Pero, en medio de esos avatares, son maravillosos esos hogares en los que se palpa a Dios, se vive el Evangelio y se trata de vivir como aquella familia de Nazaret.

El Papa Pablo VI, cuando visitó Tierra Santa en enero de 1964, dirigió una hermosa alocución en el lugar que vio crecer a Jesús. Y, hablando de las principales enseñanzas de la Sagrada Familia, decía: «Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía, y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social».

La familia cristiana –como recordaba el Concilio Vaticano II- es una «iglesia doméstica», pues en ella se nace no sólo a la vida física, sino también, en cierto modo, a la vida de la gracia. Ella es como la puerta de ingreso a la fe y a la vida eterna, pues son los padres cristianos quienes acercan a sus hijos al bautismo, los encaminan a los sacramentos y les propician una auténtica educación en la fe y en el amor a Dios.

Además, el hogar es el nido en donde el infante, el niño, el joven y el hombre maduro encuentran siempre comprensión, indulgencia, fortaleza, apoyo, amor desinteresado y puro, y una santa elevación hacia las cosas eternas.

Propósito

En el fondo, todos seguimos siendo un poco niños toda la vida y, por ello mismo, profundamente necesitados del calor de una familia. Que en el corazón de María, de Jesús y de José encontramos ese tesoro que anhela nuestra alma. Y es lo que también nosotros, como cristianos, hemos de dar a los demás, a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret.


(http://es.catholic.net/evangeliodehoy/)

28 diciembre, 2022

Los Santos Inocentes, Mártires

 

¡Oh! Santos Inocentes Mártires, vosotros sois los hijos
del Dios de la Vida y sus amados santos, que,
entregasteis vuestras inocentes y santas vidas
por el Dios de la Vida, a manos del cruel Herodes.
Y, en esa donación y martirio, a Jesús “Vivo”
nos legasteis eternamente para salvación eterna
de los hombres todos. Y, Herodes, vuestro cruel
verdugo hoy, es habitante del averno
  y vosotros todos habitáis el cielo eterno, prometido
a Abraham, Isaac y Jacob. Y, sois, además, protomártires
  viviendo en aquella mansión de Paz y Amor
coronados todos de la Luz eterna de Cristo, Dios
 y Señor nuestro como premio a la entrega prístina
de vuestras inocentes vidas, mártires a favor y gloria
del Dios Vivo y verdadero. “Un griterío se oye
en Ramá, es Raquel que llora a sus hijos, y no
se quiere consolar, porque ya no existen”.
¡No, Raquel no lloreis más porque conmigo están!
Dice el Señor, desde lo insondable de la eternidad
de su Amor santo, eterno y misericordioso;
¡Oh!, Santos Inocentes, «vivas glorias del Dios Vivo».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de Diciembre
Los Santos Inocentes, Mártires

Dios hace fracasar los planes de los malvados (S. Biblia).

Hoy celebramos la fiesta de los Niños Inocentes que mandó matar el cruel Herodes. Nos cuenta el evangelio de San Mateo que unos Magos llegaron a Jerusalén preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer su estrella en el oriente, y recordaban la profecía del Antiguo Testamento que decía: “Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones” (Números 24, 17) y por eso se habían venido de sus lejanas tierras a adorar al recién nacido.

Dice San Mateo que Herodes se asustó mucho con esta noticia y la ciudad de Jerusalén se conmovió ante el anuncio tan importante de que ahora sí había nacido el rey que iba a gobernar el mundo entero. Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país que había asesinado a dos de sus esposas y asesinó también a varios de sus hijos, porque tenía temor de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel. Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.

Herodes mandó llamar a los especialistas en Biblia (a los Sumos Sacerdotes y a los escribas) y les preguntó en qué sitio exacto tenía que nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: “Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: “Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel” (Miq. 5, 1).

Entonces Herodes se propuso averiguar bien exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo todo lo contrario, les dijo a los Magos: – “Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo”. Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.

Y sucedió que en sueños recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo.

Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores. Ya podemos imaginar la terribilísima angustia para los papás de los niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan querido. Con razón el emperador César Augusto decía con burla que ante Herodes era más peligroso ser Hijo (Huios) que cerdo (Hus), porque a los hijos los mataba sin compasión, en cambio a los cerdos no, porque entre los judíos esta prohibido comer carne de ese animal.

San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: “Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen” (Jer. 31, 15).

Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche anterior y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron los asesinos, ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matar.

Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Inocentes.htm)

 

27 diciembre, 2022

San Juan Evangelista

 

Hoy celebramos la fiesta de San Juan Evangelista, el discípulo amado

 

¡Oh!, San Juan Evangelista, sois vos,
el hijo del Dios de la vida y el mismo
que, la voz de Juan el Bautista oísteis
cuando viendo a Jesús, dijo: “Este es
el cordero de Dios, que el pecado del
mundo quita”. Y, vos, marchasteis con
Él, feliz.  En el Tabor, su transfiguración
Presenciasteis y el milagro de la vuelta
A la vida de la hija de Jairo. La última
Cena preparasteis y testigo fuisteis de
su agonía en el Huerto de los Olivos.
Y, vos, cuando todo consumado fue, al
pie del Gólgota; en amadísimo guardián
quedasteis de María, Madre del Redentor
y Señora Nuestra, como si fuera vuestra
madre. Visteis y creísteis que resucitó
 Jesús. Más tarde, Dominiciano, impío
emperador; quiso mataros, pero no pudo
y de cólera y furia lleno, os desterró a
Patmos, para gloria de Cristo Jesús, porque
allí, el «Apocalipsis», escribisteis, en obra
grande y extraordinaria convertida. ¿Qué
premio os habrá dado nuestro amoroso
Padre? ¿Qué premio? A no dudarlo, el
mismo paraíso, donde, con corona de luz
eterna, brilláis, como lo sabéis, por siempre; 
¡Oh!, San Juan Evangelista, “hijo de María”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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27 de Diciembre
San Juan Evangelista
Año 100

San Juan Evangelista: consíguenos de Dios la gracia especial de leer con fe y cariño tu santo evangelio, y obtener de su lectura gran provecho para nuestra alma. Dios es amor (San Juan).

 Juan significa: “Dios es misericordioso”.

Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y se ha hecho muy famoso por haber compuesto el cuarto evangelio.

Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador. Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. Los dos eran también discípulos de Juan Bautista y un día al escuchar que el Bautista señalaba a Jesús y decía: “Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le respondieron: “Señor: ¿dónde habitas?”. Y Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Y se fueron con él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida, jamás Juan podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia.

Juan estaba después un día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les dijo: “Vengan conmigo y los haré pescadores de almas”. Inmediatamente, dejando a su padre y a su empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse para siempre y por completo a extender el Reino de Dios.

Juan evangelista hizo parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol encargado por Jesús de prepararle la Última Cena.

Al ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada por ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia muy especial: que cuando él empezara a reinar, nombrara a Juan primer ministro y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los primeros puestos en el Reino de los cielos le correspondía al Padre Celestial, y que estos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se indignaron contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión para recordarles que en el Reino de los cielos ocuparán los primeros puestos los que se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.

A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: “Hijos del trueno”. Y esto se debió a que un día fueron los apóstoles a pedir hospedaje en un pueblo de samaritanos (que odiaban a los judíos) y nadie les quiso proporcionar nada. Entonces estos dos hermanos, que eran violentos, le propusieron a Jesús que les mandara a aquellos maleducados samaritanos alguno de los rayos que tenía desocupados por allá en las nubes. Jesús tuvo que regañarlos porque no habían comprendido todavía que Él no había venido a hacer daño a ninguno, sino a tratar de salvar a cuantos más pudiera. Más tarde estos dos hermanos tan vanidosos y malgeniados, cuando reciban el Espíritu Santo, se volverán humildes y sumamente amables y bondadosos.

En la Última Cena tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo. Juan Evangelista fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario al morir Jesús. Y recibió de Él ensus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole: “He ahí a tu madre”. Y diciendo a María: “He ahí a tu hijo”.

El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la noticia de que el sepulcro estaba vacío), pero como era más joven, corrió a mayor velocidad y llegó primero. Sin embargo por respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y luego entró él también y vio y creyó que Jesús había resucitado.

Después de la resurrección de Cristo, cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en darse cuenta de que el que estaba en la orilla era Jesús. Luego Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan: “¿Y éste qué será?”. Jesús le respondió: “Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?”. Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los perseguidores.

Después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia el templo y un pobre paralítico les pidió limosa. En cambio le dieron la curación instantánea de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron cinco mil personas, pero los apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de los judíos que les prohibió hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron: “Tenemos que obedecer a Dios, antes que a los hombres”. Los encarcelaron, pero un ángel llegó y los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39 azotes a cada uno. Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de sufrir esta afrenta por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas partes.

Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte.

El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, entonces fue desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis.

Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio según San Juan, que es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo elevadísimo e impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas místicas, y ha convertido a muchísimos con su lectura.

A San Juan Evangelista lo pintan con un águila al lado, porque es el escritor de la Biblia que se ha elevado a más grandes alturas de espiritualidad con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como en su evangelio.

Dice San Jerónimo que cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: “hermanos, ámense los unos a otros”. Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: “es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura”.

San Epifanio dice que San Juan murió hacia el año cien, a los 94 años de edad. Poco antes había ido a un monte tenebroso a convertir a un discípulo suyo que se había vuelto guerrillero, y lo logró convertir volviéndolo bueno otra vez. Dicen los antiguos escritores que amaba mucho a todos pero que les tenía especial temor a los herejes porque ellos con sus errores pierden muchas almas.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Juan_Evangelista.htm)

26 diciembre, 2022

San Esteban, Diácono y el "El Primer mártir"


 

¡Oh!, San Esteban, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, su protomártir y amado santo. En
aquél tiempo, tembló el Sanedrín, al oíros
hablar del Dios de la vida, Cristo Jesús,
Señor y Dios Nuestro, con ardor de corazón.
Y, ellos, entre cólera y rabia, vuestra muerte
decidieron. Y, en pleno martirio, visteis
la gloria de Dios y, a Jesús, estar de pie,
a la derecha de Él. Y, exclamasteis a viva
voz: “Estoy viendo los cielos abiertos y al
Hijo del hombre en pie, a la derecha de Dios”.
Y, ellos, para callaros, llenos de más ira
os lapidaron sin misericordia alguna. Y,
mientras eso sucedía, vuestro cuerpo todo,
vieron que, como el oro brillaba. Y, en ese
instante mismo se oyó, a vos decir: “¡Señor
Jesús! Mi espíritu recibid y no les tengáis
en cuenta el crimen contra mi”. Y, habiendo
dicho ésto, voló vuestra alma al cielo, y
el Dios de la Vida todo conmovido, os extendió
sus amorosos brazos para recibiros y coronaros
con corona de luz y eternidad, como justo
premio a vuestra entrega grande de amor y fe;
¡oh! San Esteban, “vivo mártir del Dios Vivo”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Diciembre
San Esteban
Protomártir
Siglo I

Se le llama “protomartir” porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

Después de Pentecostés, los apóstoles dirigieron el anuncio del mensaje cristiano a los más cercanos, a los hebreos, despertando el conflicto por parte de las autoridades religiosas del judaísmo. Como Cristo, los apóstoles fueron inmediatamente víctimas de la humillación, los azotes y la cárcel, pero tan pronto quedaban libres, continuaban la predicación del Evangelio. La primera comunidad cristiana, para vivir integralmente el precepto de la caridad fraterna, puso todo en común, repartían todos los días cuanto bastaba para el sustento. 

Cuando la comunidad creció, los apóstoles confiaron el servicio de la asistencia diaria a siete ministros de la caridad, llamados diáconos. Entre éstos sobresalía el joven Esteban, quien, a más de desempeñar las funciones de administrador de los bienes comunes, no renunciaba a anunciar la buena noticia, y lo hizo con tanto celo y con tanto éxito que los judíos “se echaron sobre él, lo prendieron y lo llevaron al Sanedrín. Después presentaron testigos falsos, que dijeron: Este hombre no cesa de proferir palabras contra el lugar santo y contra la Ley; pues lo hemos oído decir que este Jesús, el Nazareno, destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés”.

Esteban, como se lee en el capítulo 7 de Los Hechos de los apóstoles, “lleno de gracia y de fortaleza”, se sirvió de su autodefensa para iluminar las mentes de sus adversarios. Primero resumió la historia hebrea desde Abrahán haste Salomón, luego afirmó que no había blasfemado contra Dios ni contra Moisés, ni contra la Ley o el templo. Demostró, efectivamente, que Dios se revela aun fuera del templo, e iba a exponer la doctrina universal de Jesús como última manifestación de Dios, pero sus adversarios no lo dejaron continuar el discurso, porque “lanzando grandes gritos se taparon los oídos…y echándolo fuera de la ciudad, se pusieron a apedrearlo”.

Doblando las rodillas bajo la lluvia de piedras, el primer mártir cristiano repitió las mismas palabras de perdón que Cristo pronunció en la cruz: “Señor, no les imputes este pecado”. En el año 415 el descubrimiento de sus reliquias suscitó gran conmación en el mundo cristiano.

Cuando parte de estas reliquias fueron llevadas más tarde por Pablo Orosio a la isla de Menorca, fue tal el entusiasmo de los isleños que, ignorando la lección de caridad del primer mártir, pasaron a espada a los hebreos que se encontraban allí. La fiesta del primer mártir siempre fue celebrada inmediatamente después de la festividad navideña, es decir, entre los “comites Christi”, los más cercanos a la manifestación del Hijo de Dios, porque fueron los primeros en dar testimonio de él.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

25 diciembre, 2022

Navidad (Misa de Medianoche)

 ¡Feliz Navidad! ¡Hoy ha nacido el Salvador!

Texto del Evangelio (Lc 2,1-14):Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Quirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El Ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de pronto se juntó con el Ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes Él se complace».

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«Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor» Rev. D. Ramon Octavi SÁNCHEZ i Valero (Viladecans, Barcelona, España)

Hoy, nos ha nacido el Salvador. Ésta es la buena noticia de esta noche de Navidad. Como en cada Navidad, Jesús vuelve a nacer en el mundo, en cada casa, en nuestro corazón.

Pero, a diferencia de lo que celebra nuestra sociedad consumista, Jesús no nace en un ambiente de derroche, de compras, de comodidades, de caprichos y de grandes comidas. Jesús nace con la humildad de un portal y de un pesebre.

Y lo hace de esta manera porque es rechazado por los hombres: nadie había querido darles hospedaje, ni en las casas ni en las posadas. María y José, y el mismo Jesús recién nacido, sintieron lo que significa el rechazo, la falta de generosidad y de solidaridad.

Después, las cosas cambiarán y, con el anuncio del Ángel —«No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo» (Lc 2,10)— todos correrán hacia el portal para adorar al Hijo de Dios. Un poco como nuestra sociedad que margina y rechaza a muchas personas porque son pobres, extranjeros o sencillamente distintos a nosotros, y después celebra la Navidad hablando de paz, solidaridad y amor.

Hoy los cristianos estamos llenos de alegría, y con razón. Como afirma san León Magno: «Hoy no sienta bien que haya lugar para la tristeza en el momento en que ha nacido la vida». Pero no podemos olvidar que este nacimiento nos pide un compromiso: vivir la Navidad del modo más parecido posible a como lo vivió la Sagrada Familia. Es decir, sin ostentaciones, sin gastos innecesarios, sin lanzar la casa por la ventana. Celebrar y hacer fiesta es compatible con austeridad e, incluso, con la pobreza.

Por otro lado, si nosotros durante estos días no tenemos verdaderos sentimientos de solidaridad hacia los rechazados, forasteros, sin techo, es que en el fondo somos como los habitantes de Belén: no acogemos a nuestro Niño Jesús.

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MISA DE LA AURORA (Evangelio: Lc 2,15-20) «Encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre» Rev. D. Bernat GIMENO i Capín (Barcelona, España)

Hoy resplandece una luz para nosotros: ¡nos ha nacido el Señor! Del mismo modo que el sol sale cada mañana para iluminar y dar vida a nuestro mundo, esta misa de la aurora, celebrada todavía con cierta oscuridad, evoca la figura del pequeño Infante nacido en Belén como el sol naciente, que viene para iluminar a toda la familia humana.

Después de María y José, fueron estos pastores del Evangelio los primeros que fueron iluminados por la presencia de Jesús Niño. Los pastores, que eran tenidos como los últimos en la sociedad. Hemos de ser pastores para acoger al Niño, y ser conscientes de nuestra nada.

Que Jesús sea luz no nos puede dejar indiferentes. Miremos a los pastores: era tan grande el gozo que sentían por lo que habían visto que no paraban de hablar acerca de ello: «Todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían» (Lc 2,19).

«Tu Salvador ya está aquí», nos dice también el profeta, y eso nos llena de alegría y de paz. Amados hermanos, esto nos falta a muchos cristianos de hoy día: hablar de Él con alegría, paz y convencimiento; cada uno desde su vocación, es decir, desde el designio eterno que Dios tiene “para mí”. Y esto será posible si previamente estamos convencidos de nuestra identidad: los laicos, religiosos y sacerdotes. Todos formamos “el pueblo santo” del que nos habla el profeta Isaías.

Fue designio de Dios que acudieran pastores a adorar al Niño Jesús. Todos somos pastores. Todos hemos de ser pobres y humildes, los últimos… Contemplando el pesebre de nuestra casa, con sus pastores de plástico o de cerámica, vemos una imagen de la Iglesia, que el profeta en la primera lectura describe como una “ciudad-no-abandonada” y como “la-que-tiene-un-enamorado” (cf. Is 62,12). En esta Navidad hagamos el propósito de amar más a nuestra Iglesia… que no es nuestra, sino de Él, y nosotros la recibimos y entramos a participar en ella como indignos siervos, y la recibimos como un don, como un regalo inmerecido. De ahí que nuestro estallido de alegría en esta Navidad ha de ser una profunda y sincera acción de gracias.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Demos gracias a Dios Padre por medio de su Hijo, en el Espíritu Santo, puesto que se apiadó de nosotros a causa de la inmensa misericordia con que nos amó. Estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, para que gracias a él fuésemos una nueva criatura» (San León Magno)
  • «En este día ha nacido, de la Virgen María, Jesús el Salvador. Adoremos la Bondad de Dios hecha carne, y dejemos que las lágrimas del arrepentimiento llenen nuestros ojos y laven nuestro corazón. Todos lo necesitamos» (Francisco)

  • «Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre. Unos sencillos pastores son los primeros testigos del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo. La Iglesia no se cansa de cantar la gloria de esta noche: ‘La Virgen da hoy a luz al Eterno. Y la tierra ofrece una gruta al Inaccesible. Los ángeles y los pastores le alaban. Y los magos avanzan con la estrella. Porque Tú has nacido para nosotros, Niño pequeño, ¡Dios eterno!’» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 525)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-12-25)

24 diciembre, 2022

Adviento: 24 de Diciembre «El Cántico de Zacarías»

 

Texto del Evangelio (Lc 1,67-79):En aquel tiempo, Zacarías, el padre de Juan, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odiaban haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia delante de Él todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

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«Harán que nos visite una Luz de la altura, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas» Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio recoge el canto de alabanza de Zacarías después del nacimiento de su hijo. En su primera parte, el padre de Juan da gracias a Dios, y en la segunda sus ojos miran hacia el futuro. Todo él rezuma alegría y esperanza al reconocer la acción salvadora de Dios con Israel, que culmina en la venida del mismo Dios encarnado, preparada por el hijo de Zacarías.

Ya sabemos que Zacarías había sido castigado por Dios a causa de su incredulidad. Pero ahora, cuando la acción divina es del todo manifiesta en su propia carne —pues recupera el habla— exclama aquello que hasta entonces no podía decir si no era con el corazón; y bien cierto que lo decía: «Bendito el Señor Dios de Israel…» (Lc 1,68). ¡Cuántas veces vemos oscuras las cosas, negativas, de manera pesimista! Si tuviésemos la visión sobrenatural de los hechos que muestra Zacarías en el Canto del Benedictus, viviríamos con alegría y esperanza de una manera estable.

«El Señor ya está cerca; el Señor ya está aquí». El padre del precursor es consciente de que la venida del Mesías es, sobre todo, luz. Una luz que ilumina a los que viven en la oscuridad, bajo las sombras de la muerte, es decir, ¡a nosotros! ¡Ojalá que nos demos cuenta con plena conciencia de que el Niño Jesús viene a iluminar nuestras vidas, viene a guiarnos, a señalarnos por dónde hemos de andar…! ¡Ojalá que nos dejáramos guiar por sus ilusiones, por aquellas esperanzas que pone en nosotros!

Jesús es el “Señor” (cf. Lc 1,68.76), pero también es el “Salvador” (cf. Lc 1,69). Estas dos confesiones (atribuciones) que Zacarías hace a Dios, tan cercanas a la noche de la Navidad, siempre me han sorprendido, porque son precisamente las mismas que el Ángel del Señor asignará a Jesús en su anuncio a los pastores y que podremos escuchar con emoción esta misma noche en la Misa de Nochebuena. ¡Y es que quien nace es Dios!

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Nosotros somos tu imagen, y Tú eres la nuestra, gracias a la unión que realizaste en el hombre. Por este inmenso amor es por el que suplico humildemente a tu Majestad, con todas las fuerzas de mi alma, que te apiades con toda tu generosidad de tus miserables criaturas» (Santa Catalina de Siena)
  • «Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre» (Francisco)
  • «San Juan Bautista es el “precursor” inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino (cf. Mt 3,3); e inaugura el Evangelio» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 523)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-12-24)

23 diciembre, 2022

San Juan Cancio, "Padre de los pobres"


 

¡Oh!, San Juan Cancio; vos, sois, el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, y el que, desde pequeño
al Maestro Divino encarnabais en sus santas palabras
y obrar diario, entre los más pobres y necesitados.
Lo imitasteis de fervorosa manera tanto que, cuando
os veían, parecían ver al mismo Cristo, Dios y Señor
Nuestro. “Combatimos el pecado pero amamos al pecador.
Atacamos el error, pero no queremos violencia contra
nadie, la violencia siempre hace daño, en cambio la
paciencia y la bondad abren las puertas de los
corazones”; decíais vos, al San Agustín, recordando.
A vuestros alumnos os repetíais estos consejos:

«Cuídense de ofender, que después es difícil hacer
olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después
resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado».
Vos formasteis a centenares de sacerdotes y la gente
os llamaba «el padre de los pobres» por vuestras
incontables muestras de caridad con los más desvalidos.
Y, así, y luego de haberos astado en buena lid, voló
vuestra alma al cielo, para coronaros con corona de
luz y eternidad, como justo premio a vuestro amor.

Padre amoroso de los más pobres y desposeidos;
¡oh!, San Juan Cancio, “vivo siervo del Dios Vivo y eterno”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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San Juan Cancio
Año 1473

Se llama así porque nació en la ciudad de Dant, en Polonia. Cuando era estudiante los compañeros le decían que el ayunar y dejar de comer carne era dañoso para la salud, y les respondía que los antiguos monjes nunca comían carne y ayunaban muchas veces y llegaban hasta los ochenta años llenos de salud física y mental.

Un día estando almorzando vio pasar por frente a la puerta a un mendigo muy hambriento. Salió y le regaló su almuerzo. Sintió entonces una alegría tan grande al recordar que quien atiende al pobre, atiende a Cristo, que después cuando sea profesor de la universidad, todos los días le dará un almuerzo a un pobre. Cuando alguien le decía: “Ya viene el pobre”, él añadía: “Ya viene Jesucristo”, porque recordaba lo que dijo Jesús: “Yo les diré: tuve hambre y me dieron de comer. Porque todo favor que han hecho a cualquiera de estos mis humildes hermanos, yo lo recibo como si me lo hubieran hecho a Mí en persona” (Mt. 25, 40).

Siendo joven sacerdote lo nombraron profesor de la universidad. Pero otros sintieron envidia contra él por este cargo, e hicieron que lo nombraran como párroco de un pueblo lejano. Allá se hizo querer tanto, que el día que lo trasladaron otra vez hacia la capital, centenares de feligreses lo acompañaron por varios kilómetros, dando grandes demostraciones de tristeza. Él se despidió de ellos con estas palabras: “La tristeza no es provechosa. Si algún bien les he hecho en estos años canten un himno de acción de gracias a Dios, pero vivan siempre alegres y contentos, que así lo quiere Dios”.

Nuevamente lo nombraron profesor de la Universidad de Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia) y durante muchos años dio allí la clase de Sagrada Escritura o explicación de la Santa Biblia. Su fama llegó a ser sumamente grande.

Los ratos libres los dedicaba a visitar pobres y enfermos. Lo que ganaba estaba a disposición de los pobres de la ciudad, que muchas veces lo dejaron en la ruina.

En las discusionesrepetía lo que decía San Agustín: “Combatimos el pecado pero amamos al pecador. Atacamos el error, pero no queremos violencia contra nadie, la violencia siempre hace daño, en cambio la paciencia y la bondad abren las puertas de los corazones“.

Cuando predicaba acerca del pecado lloraba al recordar la ingratitud de los pecadores hacia Dios, y la gente al verlo llorar se conmovía y cambiaba de conducta.

A sus alumnos les repetía estos consejos:“Cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado”.

Sus alumnos y sus beneficiados recordaron con gratitud su nombre por muchos años. Fueron centenares los sacerdotes formados espiritualmente por él. La gente lo llamaba: “el padre de los pobres”.

Sintiendo que llegaba la muerte y siendo ya muy anciano, dejó todas las demás actividades y se dedicó únicamente a prepararse bien antes de morir. Y el 24 de diciembre de 1473, rodeado por sus muy amados profesores de la universidad, después de recibir los santos sacramentos, murió santamente.

En su sepulcro se obraron tantos milagros y por su intercesión se consiguieron tan admirables favores, que el Sumo Pontífice lo declaró santo.

También en las universidades se producen santos. Como ejemplo San Cancio, el cual ruegue siempre a Dios por todos los alumnos y profesores de todas las universidades del mundo.

La limosna borra multitud de pecados (S. Biblia).

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Juan_Canicio.htm)

 

 

22 diciembre, 2022

Santa Clotilde Reina y viuda

 SANTA CLOTILDE, Viuda

 

¡Oh!, Santa Clotilde, vos, sois la hija del Dios
de la Vida y su amada santa y que, siendo reina
y viuda fuisteis preferida del Dios Vivo y eterno,
y que, con desbordante humildad las vicisitudes
de vuestra vida asumisteis con paciencia y valor
y constancia, hasta que vuestro rey, fundador de
la francesa nación, optara por convertirse a la
religión católica y de milagrosa manera, fuera él,
quien alumbrara los caminos santos de su reino,
como énfasis dando al significado de vuestro nombre:
“la que victoriosamente lucha”. San Gregorio de
Tours dice que a vos, os admiraban por vuestra gran
generosidad de repartir limosnas, y por la pureza
de vuestra vida y vuestras largas y fervorosas
oraciones. Y, la gente también afirmaba que vos,
más parecíais una religiosa que una reina. Después
de la muerte de vuestro esposo el rey, os consagrasteis
en Tours, llevando una vida de oración y de socorro
a los pobres y enfermos. Cuando cumplisteis con vuestro
tiempo de vida, vuestros hijos Clotario y Chidelberto
llevaron vuestro féretro hasta la tumba de vuestro
amado esposo el rey Clodoveo. Y, así, y por vuestras
innombrables obras de caridad, una corona de luz os
ciñieron en vuestra alma, que brilla eterna en el
cielo, como premio justo a vuestra entrega de amor;
¡oh!, Santa Clotilde, “viva imagen del Dios Vivo».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de Diciembre

Santa Clotilde Reina y viuda
Año 545

Dios sea bendito por las mujeres santas que le ha dado y le dará siempre a nuestra santa Iglesia Católica.

Clotilde quiere decir: “la que lucha victoriosamente” (tild: luchar. Clot: victoria). Esta santa reina tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al catolicismo del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo.

La vida de nuestra santa la escribió San Gregorio de Tours, hacia el año 550. Era hija del rey de Borgoña, Chilberico, que fue asesinado por un usurpador el cual encerró a Clotilde en un castillo. Allí se dedicó a largas horas de oración y a repartir entre los pobres todas las ayudas que lograba conseguir. La gente la estimaba por su bondad y generosidad.

Clodoveo el rey de los francos supo que Clotilde estaba prisionera en el castillo y envió a uno de sus secretarios para que disfrazado de mendigo hiciera fila con los que iban a pedir limosnas, y le propusiera a Clotilde que aceptara el matrimonio secreto entre ella y Clodoveo. Aunque este rey no era católico, ella aceptó, con el fin de poderlo convertir al catolicismo, y recibió la argolla de matrimonio que le enviaba Clodoveo, y ella por su parte le envió su propia argolla.

Entonces el rey Clodoveo anunció al usurpador que él había contraído matrimonio con Clotilde y que debía dejarla llevar a Francia. El otro tuvo que aceptar.

Las fiestas de la celebración solemne del matrimonio entre Clodoveo y Clotilde fueron muy brillantes. Un año después nació su primer hijo y Clotilde obtuvo de su esposo que le permitiera bautizarlo en la religión católica. Pero poco después el niñito se murió y el rey creyó que ello se debía a que él no lo había dejado en su religión pagana, y se resistía a convertirse. Ella sin embargo seguía ganando la buena voluntad de su esposo con su amabilidad y su exquisita bondad, y rezando sin cesar por su conversión.

Los alemanes atacaron a Clodoveo y este en la terrible batalla de Tolbiac, exclamó: “Dios de mi esposa Clotilde, si me concedes la victoria, te ofrezco que me convertiré a tu religión”. Y de manera inesperada su ejército derrotó a los enemigos.

Entonces Clodoveo se hizo instruir por el obispo San Remigio y en la Navidad del año 496 se hizo bautizar solemnemente con todos los jefes de su gobierno. Fue un día grande y glorioso para la Iglesia Católica y de enorme alegría para Clotilde que veía realizados sus sueños de tantos años. Desde entonces la nación francesa ha profesado la religión católica.

En el año 511 murió Clodoveo y durante 36 años estará viuda Clotilde luchando por tratar de que sus hijos se comporten de la mejor manera posible. Sin embargo la ambición del poder los llevó a hacerse la guerra unos contra otros y dos de ellos y varios nietos de la santa murieron a espada en aquellas guerras civiles por la sucesión.

San Gregorio de Tours dice que la reina Clotilde era admirada por todos a causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su vida y sus largas y fervorosas oraciones, y que la gente decía que más parecía una religiosa que una reina. Y después de la muerte de su esposo sí que en verdad ya vivió como una verdadera religiosa, pues desilusionada por tantas guerras entre los sucesores de su esposo, se retiró a Tours y allí pasó el resto de su vida dedicada a la oración y a las buenas obras, especialmente a socorrer a pobres y a consolar enfermos y afligidos.

Sus dos hijos Clotario y Chidelberto se declararon la guerra, y ya estaban los dos ejércitos listos para la batalla, cuando Clotilde se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Y pasó toda una noche en oración pidiendo por la reconciliación de los dos hermanos. Y sucedió que estalló entonces una tormenta tan espantosa que los dos ejércitos tuvieron que alejarse antes de recibir la orden de ataque. Los dos combatientes hicieron las paces y fueron a donde su santa madre a prometerle que se tratarían como buenos hermanos y no como enemigos.

A los 30 días de este suceso, murió plácidamente la santa reina y sus dos hijos Clotario y Chidelberto llevaron su féretro hasta la tumba del rey Clodoveo. Así terminaba su estadía en la tierra la que consiguió de Dios que el jefe y fundador de una gran nación se pasara a la religión católica, con todos sus colaboradores.

 
(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Clotilde.htm)

21 diciembre, 2022

San Pedro Canisio, Evangelizador, Predicador y Escritor

SAN PEDRO CANISIO

 

¡Oh!, San Pedro Canisio, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo y, que, por Él, llamado
os pusisteis a trabajar en Sus cosas. Dotado de
talento predicador y de escritor eximio, como
estabais; se os recuerda de justa manera, como uno
de los creadores de la prensa Católica y difusor
de su santa doctrina. De lleno os disteis, y, sin
tregua hasta el final de vuestros santos días,
al trabajo, tanto en la palabra, como en la obra.
La gente de vuestro tiempo lo sabía y vuestros
detractores también, por ello la «Buena Nueva»
defendisteis con ardor de corazón. En vuestros
escritos, oro en letras dejasteis, recomendando,
lo bien que hacen para el alma, las buenas lecturas
y el depositar nuestro amor y confianza en María
Santa. ¿Qué premio gozáis vos, por tan denodado
trabajo? Sin duda alguna, la corona de luz os
fue impuesta, como justo premio, a vuestro amor;
¡oh!, Segundo evangelizador de Alemania, ¡Aleleuya!
¡oh!, San Pedro Canisio, «viva verdad y luz del Dios Vivo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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21 de Diciembre
San Pedro Canisio
Predicador, escritor
Año 1597

Este santo ha sido llamado: “El segundo evangelizador de Alemania” (después de San Bonifacio). Se le venera como uno de los creadores de la prensa católica y fue el primero del numeroso ejército de escritores jesuitas.

Nació en Holanda (en Nimega) en 1521. Su padre fue por nueve veces alcalde de su ciudad. Quedó huérfano de madre siendo él aún muy pequeño, pero su madrastra fue para él una segunda madre y fue educado en un gran temor de ofender a Dios. Él se quejaba de que en sus primeros años había perdido mucho tiempo dedicándose más a los juegos que a los estudios, pero luego se consagró de tal manera a estudiar que a los 19 años ya consiguió la licenciatura en teología.

Para complacer a su padre se dedicó a especializarse en abogacía, pero luego de hacer unos Ejercicios Espirituales con el Padre Fabro (que era compañero de San Ignacio) se entusiasmó por la vida religiosa, hizo votos o juramento de permanecer siempre casto, y prometió a Dios hacerse jesuita.

Fue admitido en la comunidad y los primeros años de religioso los pasó en Colonia (Alemania) dedicado a la oración, el estudio, la meditación y la ayuda a los pobres. La cuantiosa herencia que recibió de sus padres la repartió la mitad entre los pobres y la otra mitad para ayudar a obras sociales de su comunidad.

Desde sus primeros años de su sacerdocio empezó a brillar como un gran predicador. Cuando joven era impresionante su carácter batallador y amigo de las polémicas y discusiones, y estas aptitudes le van a ser muy útiles, porque durante toda su vida tendrá que batallar muy fuertemente en todas partes contra los protestantes.

Siempre fue muy caritativo y amable con las personas que le discutían, pero tremendo e incisivo contra los errores de los protestantes (Tanto que estos haciendo alusión a su apellido lo llamaban el can que defiende a los católicos). Decía a sus sacerdotes: “no hieran, no humillen, pero defiendan la religión con toda su alma”.

San Pedro Canisio tenía una especial cualidad para resumir las enseñanzas de todos los grandes teólogos y presentarlas de manera sencilla para que las entendiera el pueblo. Y así logró redactar dos catecismos, uno resumido y otro explicado. Estos dos libros fueron traducidos a 24 idiomas en la vida del autor, y en Alemania se propagaron por centenares de miles (junto con los de otros dos jesuitas, el Padre Astete y San Roberto Belarmino, San Pedro Canisio es de los que más éxitos logró obtener con su Catecismo).

San Ignacio y el Sumo Pontífice, aprovechando sus enormes cualidades como predicador y defensor de la Iglesia contra los protestantes, le encargaron muchísimas labores de apostolado. Como superior provincial de los jesuitas en Alemania recorrió a pie y a caballo diez mil kilómetros predicando, enseñando catecismo, propagando buenos libros y defendiendo la religión.En los treinta años de su incansable labor de misionero recorrió treinta mil kilómetros por Alemania, Austria, Holanda e Italia. Parecía incansable. A quien le recomendaba descansar un poco le respondía: “Descansaremos en el cielo”.

Por muchas ciudades de Alemania fue fundando colegios católicos para formar religiosamente a los alumnos. A la universidad Católica la transformó y le dio una gran celebridad. Y ayudó a fundar numerosos seminarios para la formación de los futuros sacerdotes. Alemania, después de San Pedro Canisio, era ya otro país distinto y mucho más católico que cuando él empezó a trabajar allí.

San Pedro Canisio se dio cuenta del inmenso bien que hacen las buenas lecturas. Por eso recorría el país propagando los buenos libros y se propuso formar una asociación de escritores católicos. Él sabía muy bien que un buen libro puede hacer mayor bien que un sermón y que las buenas lecturas logran llegar a donde ni sacerdotes ni religiosos logran ir a llevar mensajes religiosos. Aún ya anciano y muy débil y casi paralizado, seguía escribiendo con la ayuda de un secretario, libros religiosos para el pueblo. Al morir tenía la satisfacción de haber ayudado a formar varias editoriales católicas muy bien organizadas.

Estando en Friburgo el 21 de diciembre de 1597, junto con varios padres jesuitas, después de haber rezado con ellos el santo rosario, su devoción favorita, de pronto exclamó lleno de alegría y emoción: “Mírenla, ahí esta. Ahí está”. Y murió. Era la Virgen Santísima que había llegado a llevárselo para el cielo.

El Sumo Pontífice Pío XI, después de canonizarlo, lo declaró Doctor de la Iglesia, en 1925.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Pedro_Canisio.htm)

20 diciembre, 2022

Santo Domingo de Silos

 


 

¡Oh!, Santo Domingo de Silos, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y que, además vuestro santo nombre, honor
le hace, pues significa: “el que está a Dios consagrado”.
Y, vuestra vida, la pasasteis como de almas pastor.
Recibisteis en sueños, celestial mensaje y os consagrasteis
a la vida religiosa, y demostrasteis vuestros talentos
demostrando vuestros dondes como organizador y restaurador.
Hicisteis vos, una especial pieza para que, vuestros monjes,
copiasen las Escrituras Sagradas, y todas las obras de
los santos, hasta entonces escritas. “Nunca vi a un enfermo,
ni a un sano, a quien no le alegrara él con su boca o con
su mano”, decía un testigo de vuestros milagros de amor.
Un día llegó el rey de Navarra a exigiros que entregáseis
los cálices sagrados y lo más valioso que hubiera en el
convento, para dedicar todo esto a los gastos de guerra
y vos os enfrentasteis valientemente y le dijisteis:
“Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero
sobre el alma no tienes ningún poder. El evangelio me lo
ha dicho, y a él debo creer -que sólo al que al infierno
puede echar el alma, a ese debo temer-”. Y vos, jamás os
entregasteis al rey ninguna de las posesiones sagradas.
Aparecisteis vos, a la mamá de Santo Domingo, anunciándole
que un hijo tendría, y que, éste, un gran apóstol llegaría
a ser, y que así fue. También anunciasteis vuestra muerte
y así partió vuestra alma al cielo para recibir corona
de luz eterna, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡Oh¡, Santo Domingo de Silos, «viva consagración al Dios Vivo».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado


20 de Diciembre
Santo Domingo de Silos
Abad
Año 1073

Santos como el de hoy, que nos siga mandando Dios siempre y en todas partes. Amén. Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Jesucristo).

Domingo significa: “el que está consagrado a Dios”. (Dominus: Dios). Domingo de Silos es el primer santo que lleva este nombre. Después de él muchos santos más llevarán tan hermoso nombre.

Nació en La Rioja, España, cerca del año 1000. Era hijo de agricultores, y sus primeros años los pasó como pastor de ovejas. El resto de su vida lo pasará como pastor de almas. El oficio del pastor despertó en su espíritu el gusto por la soledad y por la oración contemplativa. Pensaba retirarse al desierto a vivir vida de soledad absoluta, pero en sueños recibió un aviso de que era mejor entrar de religioso.

Entró de religioso con los Padres Benedictinos en el famoso monasterio de san Millán de la Cogolla y allí hizo grandes progresos espirituales, y recibió de Dios el don de saber interpretar muy bien las enseñanzas de la Sagrada Biblia. Y tenía tan buenas cualidades que llegó a ser superior del convento. En sólo dos años restauró totalmente aquella edificación que ya estaba deteriorada.

Un día llegó un rey de Navarra a exigirle que le entregara los cálices sagrados y lo más valioso que hubiera en el convento, para dedicar todo esto a los gastos de guerra. Santo Domingo se le enfrentó valientemente y le dijo: “Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder. El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer – que sólo al que al infierno puede echar el ama, a ese debo temer”. Y no le entregó al rey ninguna de las posesiones sagradas del monasterio.

El rey de Navarra, lleno de indignación desterró al abad Domingo, y lo hizo salir de allí, pero fue un destierro inmensamente provechoso, porque al saberlo el rey Fernando I de Castilla, lo mandó llamar y le confió el Monasterio de Silos, que estaba en un sitio estéril y alejado y se hallaba en estado de total abandono y descuido, tanto en lo material como en lo espiritual.

Domingo demostró ser un genio organizador, un talento para la restauración. Levantó un monasterio ideal. Una hermosa capilla, con una sacristía que es una obra de arte. Hizo un gran salón para que los monjes se dedicaran a copiar las Sagradas Escrituras y las obras de los santos (en ese tiempo no había imprentas). Formó una biblioteca llena de los mejores libros de ese tiempo. Organizó una droguería en la cual las gentes de los alrededores encontraban remedios baratísimos (y muchas veces regalados, para los más pobres).

Aquella casa se volvió un hervidero de trabajadores. Unos cultivaban plantas de uvas, o árboles de olivos; otros se dedicaban a escribir o pintar. Era una casa donde todos se dedicaban a trabajar, rezar, cantar, hacer progresar el monasterio y ganarse así un buen premio para el cielo. Aquel inmenso edificio estaba siempre abierto para solucionar las miserias de los vecinos. El Monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.

Santo Domingo de Silos se propuso reunir ayudas para libertar a los cristianos que estaban prisioneros y esclavos de los musulmanes, y logró libertar a más de 300. Por eso lo pintan casi siempre acompañado de hombres con cadenas, a los cuales les consiguió la libertad. Así estaba él preparando lo que más tarde harían los Padres Mercenarios con San Pedro Nolasco, libertando cautivos.

El santo no era capaz de negar un favor cuando podía hacerlo. De todas partes llegaban gentes a pedir ayudas. Pero también sabía no dejarse engañar. Una vez llegaron unos mentirosos a pedirle vestidos y para conmoverlo dejaron sus mejores ropas escondidas en una cueva cercana y se presentaron vestidos de harapos. El santo se dio cuenta de esto y envió a un monje a que trajera esos vestidos y con ellos hizo un gran paquete y le dijo a los pedigüeños: – “Con mucho gusto les damos la ropa que necesitan. Tomen este paquete lleno de ropa y vayan a la cueva cercana y allá se la reparten”. Ellos se fueron muy contentos y al llegar allá se dieron cuenta de que eran los mismos vestidos que habían dejado allí escondidos

Una noche llegaron unos ladrones a robarse toda la cosecha del monasterio. El santo los dejó trabajar toda la noche y a la madrugada, cuando ya estaba todo recogido, en costales y empacado, mandó a sus monjes con garrotes a decirles que muchas gracias por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que podían irse. Pero para que no se fueran demasiado tristes les envió un desayuno como pago por el trabajo de toda esa noche.

Este santo obtuvo de Dios muchísimos milagros para quienes se encomendaban a sus oraciones. El biógrafo, que escribió su vida poco tiempo después de la muerte del santo, dice que no había enfermedad que las oraciones de este santo no lograra curar. Otro testigo de aquel tiempo afirma: “Nunca vi a un enfermo, ni a un sano, a quien no le alegrara él con su boca o con su mano”. Llegó hasta a anunciar la fecha de su propia muerte.

96 años después de su muerte, nuestro santo se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Por eso cuando el niño nació le pusieron el nombre de Domingo en honor del santo de Silos. Es por ello también que muchas mamás en España se encomiendan al santo Domingo de Silos para obtener que su hijo nazca bien y que sea una buena persona después.

El 20 de diciembre del año 1073 voló al cielo este santo en cuyo honor sigue existiendo todavía el famoso monasterio de Santo Domingo de Silos.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Domingo_de_Silos.htm)

19 diciembre, 2022

San Urbano Papa, Propulsor del espiritu miionero

 

Biografia de Urbano V [Guillaume de Grimoard]

 

¡Oh!, San Urbano, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado siervo, que, asumisteis
los retos evangelizadores de vuestro tiempo,
con humildad, templanza y alegría de corazón
y fuisteis, el primero del destierro en volver
a la Casa de Pedro, de medio siglo luego, en
que, el tiempo y abandono, juntos se encargaron
casi, de destruirla. Pero, llegasteis vos,
y comenzó de nuevo todo. Y, de pronto, la Sede
Santa, su esplendor eterno recobró y mostró
la gloria de Dios Padre. Reposó desde entonces,
vuestra fe y la nuestra, en los franciscanos
y dominicos hermanos nuestros que evangelizaron
Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania
y la misma Mongolia. Así, volvió a su esplendor
la Casa de Pedro. Y, con gran fama de santo
y, luego de gastaros en buena lid, a la Patria
eterna voló vuestra alma, como premio para
recibir corona de luz, como premio a vuestra
entrega de amor y fe. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!, San Urbano, «vivo santo restaurador de Dios”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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19 de Diciembre
San Urbano Papa
Año 1370

Una de las épocas más difíciles de la Iglesia Católica fue lo que se ha llamado “El destierro de Avignon, o destierro de Babilonia”, cuando los Papas se fueron a vivir a una ciudad francesa, llamada Avignon, poco después del año 1300, porque en Roma se les había hecho la vida poco menos que imposible a causa de las continuas revoluciones.


Entre todos los Papas que vivieron en Avignon el más santo fue San Urbano V. Nació en Languedoc, Francia, en 1310. Hizo sus estudios universitarios y entró de monje benedictino. Fue superior de los principales conventos de su comunidad y como tenía especiales cualidades para la diplomacia los Sumos Pontífices que vivieron en Avignon lo emplearon como Nuncio o embajador en varias partes.

Estaba de Nuncio en Nápoles cuando llegó la noticia de que había muerto el Papa Inocencio VI y que él había sido nombrado nuevo Sumo Pontífice. Y no era ni obispo menos cardenal. En sólo un día fue consagrado obispo, y coronado como Papa. Escogió el nombre de Urbano, explicando que le agradaba ese nombre porque todos los Papas que lo habían llevado habían sido santos.

Como Sumo Pontífice se propuso acabar con muchos abusos que existían en ese entonces. Quitó los lujos de su palacio y de sus colaboradores. Se preocupó por obtener que el grupo de sus empleados en la Corte Pontificia fuera un verdadero modelo de vida cristiana. Entregó los principales cargos eclesiásticos a personas de reconocida virtud y luchó fuertemente para acabar con las malas costumbres de la gente. Al mismo tiempo trabajó seriamente para elevar el nivel cultural del pueblo y fundó una academia para enseñar medicina.

Con la ayuda de los franciscanos y de los dominicos emprendió la evangelización de Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania, y hasta logró enviar misioneros a la lejanísima Mongolia.

Lo más notorio de este santo Pontífice es que volvió a Roma, después de que ningún Papa había vivido en aquella ciudad desde hacía más de 50 años. En 1366 decidió irse a vivir la Ciudad Eterna. El rey de Francia y los cardenales (que eran franceses) se le oponían, pero él se fue resueltamente. Las multitudes salieron a recibirlo gozosamente por todos los pueblos por donde pasaba y Roma se estremeció de emoción y alegría al ver llegar al nuevo sucesor de San Pedro.

Al llegar a Roma no pudo contener las lágrimas. Las grandes basílicas, incluso la de San Pedro, estaban casi en ruinas. La ciudad se hallaba en el más lamentable estado de abandono y deterioro. Le había faltado por medio siglo la presencia del Pontífice.

Urbano V con sus grandes cualidades de organizador, emprendió la empresa de reconstruir los monumentos y edificios religiosos de Roma. Estableció su residencia en el Vaticano (donde vivirán después por muchos siglos los Pontífices) y pronto una gran cantidad de obreros y artistas estaban trabajando en la reconstrucción de la capital. También se dedicó a restablecer el orden en el clero y el pueblo, y en breve tiempo se dio trabajo a todo mundo y se repartieron alimentos en gran abundancia. La ciudad estaba feliz.

Pronto empezaron a llegar visitantes ilustres, como el emperador Carlos IV de Alemania, y el emperador Juan Paleólogo de Constantinopla. Todo parecía progresar.

Empezaron otra vez las revoluciones, y sus empleados franceses insistían en que el Papa volviera a Avignon. Urbano se encontraba bastante enfermo y dispuso irse otra vez a Francia en 1370. Santa Brígida le anunció que si abandonaba Roma moriría. El 5 de diciembre salió de Roma y el 19 de diciembre murió. Dejó gran fama de santo.

 No tengáis temor al que os pueda quitar la vida del cuerpo. Temed al que puede enviar el alma al infierno (Jesucristo).


 (http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Urbano.htm)