01 enero, 2014

Santa María Madre de Dios


¡Oh! Señora Nuestra Santa María
 Vos Sois
 La Madre del Dios vivo
 La Madre de Cristo redentor
 La Madre del perdón infinito
 La Madre de la esperanza sin fin
 La Madre de la alegría eterna
 La Madre de la gracia a raudales


¡Oh! Señora Nuestra Santa María
 A Vos os entregamos
 Con total y absoluta confianza
 Y humildad plena sincera
 Los sueños y anhelos
 De este Nuevo Año
 Para que Vos
 Con vuestro maternal amor
 Intercedáis por todos nosotros
 Y Realidad hagáis nuestras peticiones
 Pues problemas de seguro los habrán
 Pero que con Vos
 Del lado nuestro
 Todos superados serán


¡Oh! Señora Nuestra Santa María
 Vos que Sois
 La Madre del Dios vivo
 La Madre de Cristo
 La Madre del perdón
 La Madre de la esperanza
 La Madre de la alegría
 La Madre de la gracia
 La ¡Kejaritomene!
 De seguro que ya sabéis
 De nuestras carencias
 Mucho antes de que a Vos recurramos
 Pero sólo queréis
 Que os lo pidamos de todo corazón


© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1° de Enero
Santa María Madre de Dios


La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de “María Madre de Dios”. Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: “María, Madre de Dios”.
 
Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.
 
Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios. Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: “La Madre de Dios es también madre mía”. Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: “He ahí a tu madre”, ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?
Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
 
El título “Madre de Dios” es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene. Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de “María, Madre de Dios”.
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