30 mayo, 2011

San Fernando III rey de Castilla y de León

Oh, San Fernando III de Castilla
y de León rey; vos sois el hijo del
Dios de la vida, y nadie como vos,
que dejando de lado alcurnia de oro,
rendido cayese, a los pies de Aquél
que todo lo ve y, del cielo implorase
favores divinos, ninguno negado y,
todos concedidos en vuestro reinado,
De Cristo Caballero y de Nuestra
Señora, fiel y humilde siervo, jamás
conocisteis el vicio ni el ocio, y mas
bien os mostrasteis siempre, “en la
paz bravo”. Vos sois la humildad
plena, y la fe extraordinaria, y por
todo ello, moráis hoy en la plenitud
de la luz eterna, como justo premio
a haberos negado a vos mismo, y al
mundo despreciando, os abrazasteis
a la Cruz de Cristo para siempre.
Rogad, -os lo suplicamos-, para que
los poderosos de esta tierra, -imitando
os-, se rindan ante Vos, Eterno Padre
porque Sois Vos; el origen de toda
autoridad que en este mundo mora,
porque Vuestros son el Reino, el Poder y
la Gloria; por los siglos de los siglos;
oh, San Fernando, III rey de Castilla y de León.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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30 de Mayo
San Fernando III
Rey de Castilla y de León

Su nombre significa “bravo en la paz”. Santo seglar, que “no conoció el vicio ni el ocio”, Fernando III -el más grande de los reyes de Castilla, dice Menéndez y Pelayo- nació en 1198; fue hijo de don Alfonso IX, rey de León, y primo de san Luis IX, rey de Francia. Guerreó con los moros, que ocupaban gran parte de España, unió las coronas de Castilla y de León, y conquistó los reinos de Úbeda, Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y Sevilla.

En sus dilatadas campañas, triunfó siempre en todas las batallas. No buscó su propia gloria ni el acrecentamiento de sus dominios. Para él el reino verdadero era el reino de Dios. Pedía a diario el aumento de la fe católica y elevaba sus plegarias a la Virgen, de quien se llamaba siervo. Caballero de Cristo, Jesús le había otorgado la gracia de los éxtasis y las apariciones divinas. Amaba a sus vasallos y procuraba no agravar los tributos, a pesar de las exigencias de la guerra. A este respecto era conocido su dicho: “Más temo las maldiciones de una viejecita pobre de mi reino que a todos los moros del África”. Llevaba siempre consigo una imagen de nuestra Señora, a la que entronizó en Sevilla y en múltiples lugares de Andalucía, a fin de que ésta fuera llamada tierra de María Santísima.

La muerte del rey san Fernando constituye un ejemplo de fe y humildad. Abandonó el lecho y, postrándose en tierra, sobre un montón de cenizas, recibió los últimos sacramentos. Llamó a la reina y a sus hijos, y se despidió de ellos después de haberles dado sabios consejos.

Volviéndose a los que se hallaban presentes, les pidió que lo perdonasen por alguna involuntaria ofensa. Y, alzando hacia el cielo la vela encendida que sostenía en las manos, la reverenció como símbolo del Espíritu Santo. Pidió luego a los clérigos que cantasen el Te Deum, y así murió, el 30 de mayo de 1252. Había reinado treinta y cinco años en Castilla y veinte en León, siendo afortunado en la guerra, moderado en la paz, piadoso con Dios y liberal con los hombres, como afirman las crónicas de él.

Guerrero, poeta y músico, compuso cantigas, una de ellas dedicada a Nuestra Señora. Se destacó por su honestidad y la pureza de sus costumbres.Fernando III fue canonizado por el papa Clemente X en el año 1671. Lo sucedió en el trono su hijo mayor, Alfonso X, que la historia conoce con el nombre de Alfonso el Sabio.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy

Santos: Félix I, papa; Gabino, Críspulo, Sico, Palatino, mártires; Exuperancio, Ausonio, Anastasio, presbíteros; Juana de Arco, virgen; Venancio, Isaac, Basilio, Emilia, confesores; Uberto, Gamo, monjes; Urbicio, abades.