¡Oh! San Pablo Apóstol, bendita la conversión vuestra:
¡Saulo! ¡Saulo! ¿Por qué me persigues? Os dijo el Señor
¿Quién eres, Señor? Preguntasteis vos. ¡Yo soy Jesús,
a quien tú persigues! Os contestó la voz. ¡Levantaos
y entrad en la ciudad que allí se os dirá lo que tenéis
que hacer. Y, vos, os levantasteis del suelo, pero
cuando abristeis los ojos no podíais ver, y os llevaron
a Damasco. Y, allí, estuvisteis ciego tres días, sin
comer, ni beber nada. Y un tal Ananías fue tras vos,
y cuando llegó a la casa, os impuso las manos y os dijo:
“Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció
en el camino, me ha enviado para que recobres la vista
y seas lleno del Espíritu Santo”. Al instante cayó de
vuestros ojos algo como escamas, y recobrasteis la vista.
Os levantasteis y fuisteis bautizado. Y, en seguida
os dedicasteis enseguida a predicar en las sinagogas.
Y, el mundo de entonces, el de hoy y el de mañana, sabe
y reconoce que Jesús es el Hijo del Dios único y verdadero.
Bendita vuestra santa conversión, pues por la vuestra
sabemos con certeza verdadera, que Jesús se entregó a
sí mismo por mi, por tí, y por todos nosotros.¡Aleluya!;
¡oh! San Pablo, «vivo Apóstol de Dios Vivo y Verdadero.
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Enero
La Conversión de San Pablo
Apóstol de los gentiles
Convertirse
significa, para cada uno de nosotros, creer que Jesús se ha entregado a
sí mismo por mi, por ti y por todos nosotros.
Por: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
Dios, como a Pablo, te invita a la conversión
Hoy,
25 de enero, se hace memoria de la “Conversión de san Pablo” (…) En el
caso de Pablo, algunos prefieren no utilizar el término conversión,
porque -dicen- él ya era creyente, es más hebreo ferviente y por ello no
pasó de la no-fe a la fe, de los ídolos a Dios, ni tuvo que abandonar
la fe hebrea para adherirse a Cristo. En realidad, la experiencia del
Apóstol puede ser el modelo de toda auténtica conversión cristiana.
La
de Pablo maduró en el encuentro con el Cristo resucitado; fue este
encuentro el que le cambió radicalmente la existencia. En el camino de
Damasco sucedió para él lo que Jesús pude en el Evangelio de hoy: Saulo
se convirtió porque, gracias a la luz divina, “creyó en el Evangelio”.
En esto consiste su conversión y la nuestra: en creer en Jesús muerto y
resucitado y en abrirse a la iluminación de su gracia divina.
En
aquel momento, Saulo comprendió que su salvación no dependía de las
obras buenas realizadas según la ley, sino del hecho que Jesús había
muerto también por él -el perseguidor- y que estaba, y está, resucitado.
Esta verdad, que gracias al Bautismo ilumina la existencia de cada
cristiano, alumbra completamente nuestro modo de vivir.
Convertirse
significa, también para cada uno de nosotros, creer que Jesús “se ha
entregado a sí mismo por mí”, muriendo en la cruz (cfr Gal 2,20) y,
resucitado, vive conmigo y en mí. Confiándome al poder de su perdón,
dejándome tomar la mano por Él, puedo salir de las arenas movedizas del
orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y te
toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor.
Queridos
amigos, la invitación a la conversión, valorada por el testimonio de
san Pablo, resuena hoy (…) El Apóstol nos indica la actitud espiritual
adecuada para poder progresar en el camino de la comunión. “Ciertamente
no he llegado a la meta -escribe a los Filipenses -, no he llegado a la
perfección; pero me esfuerzo en correr para alcanzarla, habiendo sido yo
mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Fil 3,12).
Ciertamente,
nosotros los cristianos no hemos conseguido llegar aún a la meta de la
unidad plena, pero si nos dejamos continuamente convertir por el Señor
Jesús, llegaremos seguramente.
La Virgen María, Madre de la
Iglesia una y santa, nos obtenga el don de una conversión verdadera,
para que cuanto antes se realice el anhelo de Cristo: “Ut unum sint”.
Fragmento de las palabras de SS Benedicto XVI durante el Ángelus, en la Fiesta de la Conversión de San Pablo 25 enero 2009.
(http://www.es.catholic.net/op/articulos/12632/dios-como-a-pablo-te-invita-a-la-conversin.html)