16 febrero, 2022

San Onésimo, Obispo de Éfeso

 

 ¡Oh! San Onésimo, vos sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado Obispo de Éfeso, hombre esclavo que os
convertisteis en fujitivo con tal de ser libre y escapar
de vuestra inhumana condición. Vos sin saberlo, terminasteis
encontrando la libertad en Cristo Jesús, liberador de las
esclavitudes del cuerpo y del alma. Vos, entregasteis vuestra
santa vida lapidado en Roma. A su debido tiempo, os acogió
San Pablo, «engendrado como hijo en la fe». Vos os convertisteis
mientras huíais de la justicia, tras haberle robado a Filemón,
vuestro amo, cristiano de la Iglesia de Colosas y así, entrasteis
en contacto con Pablo, quien os convirtió, bautizó y os envió
a la casa de vuestro antiguo amo con una carta de recomendación,
tal y como está escrito en la carta a Filemón: “Te ruego en
favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo,
que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora es muy útil para
ti y para mí. Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio
corazón”. Y así, San Pablo, se comprometió a pagar vuestras
deudas: «Si en algo te ofendió, o algo te debe, ponlo a mi
cuenta; yo, Pablo, lo firmo con mi puño y letra, yo pagaré».
“En cuanto a mí, de todo os informará Tíquico, el hermano
querido, fiel ministro y consiervo en el Señor, a quien os
envío expresamente para que sepáis de nosotros y consuele
vuestros corazones. Y con él a Onésimo, el hermano fiel
y querido compatriota vuestro. Ellos os informarán de todo
cuanto aquí sucede”. Vuestro antiguo amo, Filemón os perdonó
y os puso en libertad a vos, su esclavo arrepentido y os
mandó reuniros de nuevo con San Pablo. San Jerónimo cuenta que
vos, os hicisteis predicador del Evangelio y llegasteis a ser
obispo de Éfeso, por orden de Pablo. Pero, finalmente, a vos,
os tomaron prisionero y llevándoos a Roma, entregasteis vuestra
vida siendo lapidado. Y, así, voló, vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz como premio a vuestro amor y fe;
¡Oh! San Onésimo, “vivo Amor del Dios Vivo y misericordioso y eterno”.

© by 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado


16 Febrero

San Onésimo 

Obispo de Éfeso

San Onésimo fue Obispo de Éfeso, un hombre esclavo que se convertiría en fujitivo con tal de ser libre y escapar de su inhumana condición. Sin saberlo, terminó encontrando la libertad verdadera en Cristo Jesús, liberador de las esclavitudes del cuerpo y del alma. Onésimo murió mártir, lapidado en Roma. Su nombre en griego significa “provechoso”.

Según el Martiriologio Romano, Onésimo “fue acogido por San Pablo de Tarso y engendrado como hijo en la fe”. La conversión de Onésimo sucedió mientras huía de la justicia, tras haberle robado a Filemón, su amo, cristiano perteneciente a la Iglesia de Colosas (ubicada en la actual Turquía).

Fue así que Onésimo entró en contacto con San Pablo, quien se hallaba por entonces prisionero en Roma. El Apóstol lo convirtió, bautizó y lo envió a la casa de su antiguo amo con una carta de recomendación, tal y como está escrito en la carta a Filemón versículos del 10 al 12: “Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo, que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora es muy útil para ti y para mí. Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón”.

En l8-19 de la misma epístola, Pablo se compromete a pagar las deudas de Onésimo: «Si en algo te ofendió, o algo te debe, ponlo a mi cuenta; yo, Pablo, lo firmo con mi puño y letra, yo pagaré».

De 25 versículos que contiene la carta de San Pablo a Filemón, 12 están dedicados a Onésimo como hijo suyo. En su carta a los colosenses (4, 7-9) es nombrado nuevamente y cuenta que volvió de nuevo a casa de Filemón y finalmente fue aceptado como un verdadero hermano:

“En cuanto a mí, de todo os informará Tíquico, el hermano querido, fiel ministro y consiervo en el Señor, a quien os envío expresamente para que sepáis de nosotros y consuele vuestros corazones. Y con él a Onésimo, el hermano fiel y querido compatriota vuestro. Ellos os informarán de todo cuanto aquí sucede”.

Filemón perdonó y puso en libertad a su esclavo arrepentido y lo mandó reunirse de nuevo con San Pablo.

San Jerónimo cuenta que Onésimo se hizo predicador del Evangelio y llegó a ser obispo de Éfeso, por orden de Pablo. Posteriormente, Onésimo fue hecho prisionero y llevado a Roma, donde murió lapidado.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-conmemora-san-onesimo-obispo-de-efeso-40095)