¡Oh!, San Claudio de la Colombiere, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo y director espiritual de Santa
Margarita María Alacoque, propagadora de la devoción al
Sagrado Corazón de Jesús. Temeroso al principio, vuestro paso
por un colegio jesuita, os dio entusiasmo para ser luego
religioso jesuita. Declararon santo a Francisco de Sales,
y vos tuvisteis el sermón ante las religiosas Salesianas,
brillando divinamente. Cada sermón lo preparabais con esmero,
escribiéndolo antes de pronunciarlo y en medio de ellos,
descubristeis vuestra devoción al Sagrado Corazón de Jesús,
haciéndoos de las revelaciones de Santa Margarita. A la edad
de Cristo, hicisteis un mes de Retiro, y luego, moriristeis
al mundo y a sus vanidades y os dedicasteis a la oración, a
la vida interior, a la predicación, a la enseñanza del catecismo,
y a dirigir a cuantas más almas pudieseis. Santa Margarita
escribió: “El Padre Claudio vino a predicarnos un sermón,
y mientras él hablaba oí en mi corazón que Jesucristo me decía:
He aquí al sacerdote que te he enviado’. Después del sermón
fui a confesarme con él, y me trató como si ya estuviera
enterado e informado de lo que me estaba sucediendo. En la
segunda confesión que hice con él, le informé que yo sentía
una gran aversión y repugnancia a confesarme, y me dijo que
me felicitaba por esto, pues con vencer la tal aversión podía
cumplir aquel mandato de Jesús, que dice: ‘El que quiera
seguirme, que se niegue a sí mismo’. Este piadoso sacerdote
me fue guiando con gran sabiduría, y demostrando un gran respeto
por mi alma me fue diciendo todo lo bueno y lo malo que había
en mi corazón, y con sus consejos me consoló muchísimo. Me
insistía continuamente que aceptara cada día el que se cumpliera
en mí todo lo que la Santa Voluntad de Dios permitiera que
me sucediera, y me enseñó a apreciar los dones de Dios y a
recibir las comunicaciones divinas con fe y humildad”. El
Sagrado Corazón, os escogió para haceros sus revelaciones y
dedicaros toda vuestra vida en propagar por todas partes su
devoción. Los protestantes, os inventaron calumnias y fuisteis
preso y condenado a muerte. Pero, intervino a favor vuestro
el rey Luis catorce, quien os salvó, y os expulsaron de
Inglaterra a Paray le Monial, de donde se propagó a todo el
mundo la devoción al Corazón de Jesús. Santa Margarita os
anunció que vos, moriríais en aquella ciudad, y así sucedió,
volando vuestra alma al cielo, para recibir corona de luz y
eternidad. Y, Margarita recibió una revelación en la cual se le
decía que vos, estabais ya en el cielo. El Papa Juan Pablo II,
os declaró santo, para gloria del Dios de la Vida y del amor;
¡Oh!, San Claudio, «Vivo apóstol del Vivo Sagrado Corazón de Jesús».
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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15 de Febrero
San Claudio de la Colombiere
(año 1682)
En
la Iglesia Católica hay 12 santos que se llaman Claudio, y éste es el
más moderno. Tiene el honor de haber sido el director espiritual de la
propagadora de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, Santa Margarita
María Alacoque. Nació cerca de Lyon, en Francia, en 1641. De familia muy
piadosa y acomodada, al principio sentía mucho temor a entrar a una
comunidad religiosa. Pero llevado a estudiar a un colegio de los Padres
Jesuitas, adquirió un enorme entusiasmo por esta Comunidad y pidió ser
admitido como religioso jesuita. Fue admitido y en la ciudad de Avignon
hizo su noviciado y en esa misma ciudad dio clases por bastantes años.
El
año en que fue declarado santo San Francisco de Sales (1665) los
superiores encomendaron a Claudio de la Colombiere que hiciera el sermón
del nuevo santo ante las religiosas Salesas o de la Visitación. Y en
aquella ocasión brillaron impresionantemente las cualidades de orador de
este joven jesuita, y las religiosas quedaron muy entusiasmadas por
seguir escuchando sus palabras. El Padre Claudio preparaba con mucho
esmero cada uno de sus sermones, y los escribía antes de pronunciarlos.
No los leía al público, porque la lectura de un sermón le quita
muchísima de su vitalidad, pero antes de proclamarlos se esmeraba por
ponerlos por escrito. En Avignon, en Inglaterra, y en París impresionó
muy provechosamente a los que lo escuchaban predicar. Uno de los más
provechosos descubrimientos de su vida fue el de la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús, tomado de las revelaciones que recibió Santa
Margarita.
Cuando Claudio cumplió los 33 años (edad en que murió
Cristo) se propuso, después de hacer un mes de Retiros Espirituales,
morir al mundo y a sus vanidades y dedicarse totalmente a la oración, a
la vida interior, a la predicación y a la enseñanza del catecismo, y a
dirigir cuantas más almas pudiera, por el camino de la santificación. En
1675 el Padre Claudio fue nombrado superior del colegio de los jesuitas
en Paray le Monial, la ciudad donde vivía Santa Margarita.
Esta
santa se encontraba en un mar de dudas, y no hallaba un director
espiritual que lograra comprenderla. Le había contado a un sacerdote las
revelaciones y apariciones que le había hecho el Sagrado Corazón de
Jesús, pero aquel sacerdote, que sabía poco de mística, le dijo que todo
eso eran engaños del demonio. Entonces ella se dedicó a pedirle a
Nuestro Señor que le enviara un santo y sabio sacerdote que la
comprendiera, y su oración fue escuchada. Escribe así Santa Margarita:
“El Padre Claudio vino a predicarnos un sermón, y mientras él hablaba oí
en mi corazón que Jesucristo me decía: ‘He aquí al sacerdote que te he
enviado’. Después del sermón fui a confesarme con él, y me trató como si
ya estuviera enterado e informado de lo que me estaba sucediendo. En la
segunda confesión que hice con él le informé que yo sentía una gran
aversión y repugnancia a confesarme, y me dijo que me felicitaba por
esto, pues con vencer la tal aversión podía cumplir aquel mandato de
Jesús que dice: ‘El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo’. Este
piadoso sacerdote me fue guiando con gran sabiduría, y demostrando un
gran respeto por mi alma me fue diciendo todo lo bueno y lo malo que
había en mi corazón, y con sus consejos me consoló muchísimo. Me
insistía continuamente que aceptara cada día el que se cumpliera en mí
todo lo que la Santa Voluntad de Dios permitiera que me sucediera, y me
enseñó a apreciar los dones de Dios y a recibir las comunicaciones
divinas con fe y humildad”. Claudio no sólo dirigió espiritualmente a la
santa que el Sagrado Corazón escogió para hacerle sus revelaciones sino
que dedicó toda su vida restante y sus muchas energías en propagar por
todas partes la devoción del Corazón de Jesús. Fue enviado el santo
sacerdote a Inglaterra, y allí, como predicador de los altos empleados
del gobierno, logró muchas conversiones de protestantes hacia el
catolicismo.
Su tema favorito era la devoción al Sagrado Corazón.
Pero los protestantes, que eran muy poderosos en aquel país, le
inventaron toda clase de calumnias y obtuvieron que fuera puesto preso y
condenado a muerte. Sólo la intervención del rey Luis XIV de Francia
logró que no lo mataran.
Pero los meses pasados en la prisión le
destruyeron casi por completo su salud. Fue expulsado de Inglaterra a
Paray le Monial, la ciudad desde donde se propagó a todo el mundo la
devoción al Corazón de Jesús. Santa Margarita le anunció que él moriría
en aquella ciudad, y así sucedió el 15 de febrero del año 1682. Santa
Margarita recibió una revelación en la cual se le decía que el Padre
Claudio estaba ya en el cielo. El Papa Juan Pablo II lo declaró santo en
1992.
(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Claudio_de_la_Colombiere.htm)