30 noviembre, 2016

San Andrés Apóstol


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¡Oh!, San Andrés, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, su Apóstol y amado santo. Además,
el primero en encontrar a Jesús, y convertiros
en su primer discípulo, junto con San Juan
“el evangelista”, y ambos, de Juan “el Bautista”,
discípulos. Éste, viendo a Jesús pasar dijo:
“He ahí el Cordero de Dios”. Y, os emocionasteis,
y con Él, marchasteis. Mas tarde, a Simón,
vuestro hermano, os lo dijisteis: “Hemos
encontrado al Salvador del mundo”. Y, también,
él, se fue con Jesús. Vos, sois el propiciador
del “milagro de los cinco panes”. Los milagros
de Jesús, visteis y sus sermones escuchasteis.
El Espíritu Santo, en Pentecostés os cubrió,
hecho lenguas de fuego. A vos, también os consultó
el apóstol San Juan, para escribir el Evangelio
Cuarto, pues dudaba el hacerlo, diciéndole:
“Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen
lo que escriba”. Predicasteis la Buena Nueva
por las ciudades, los campos y los montes
de vuestro tiempo con valentía, milagros y
prodigios obrando, hasta agotaros y entregar
vuestra santa vida, en una muerte y también
muerte en forma de equis. “Yo te venero oh Cruz
Santa que me recuerdas la Cruz donde murió
mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo
a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú
al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a
mi Maestro en el cielo”. Fueron vuestras palabras
cuando visteis la cruz de vuestro martirio . Y, así,
voló vuestra alma al cielo, donde el mismo Cristo,
os coronó de gloria y eternidad, como justo premio
a vuestra grande entrega de amor y fidelidad;
¡Oh!, San Andrés, “vivo martirio de cruz y de fe”
.

© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Noviembre
San Andrés Apóstol
Siglo I

« Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente fieles en todo, hasta la muerte. »


San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.

Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió: “Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada cambió su vida para siempre.

Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.

Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.

El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.

En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.

Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice: “Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.

Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.

La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Apostol.htm)

29 noviembre, 2016

San Saturnino de Tolosa

 
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¡Oh!, San Saturnino; vos, sois el hijo del Dios de la vida y
su amado santo y que, pastoreasteis a vuestra cristiana mies
con amor paternal, y con ella, os negasteis a incienso quemar
a los falsos dioses, sufriendo cruel martirio. Tan inmenso
fue vuestro amor a Cristo, que, vuestro martirio culto se hizo
en el interior de las Galias, en la ribera mediterránea y pasó
de los Pirineos, hacia España, donde los peregrinos, veneran
hasta hoy, vuestras reliquias. Dice de vos, el Martirologio
Romano: “En Tolosa, en tiempo de Decio, San Saturnino, obispo,
fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta villa y
arrojado desde lo alto de las gradas. Así, rota su cabeza,
esparcido el cerebro, magullado el cuerpo, entregó su digna
alma a Cristo”. Y, en otra versión dice que, atado fuisteis
con cuerdas a un toro que estaba dispuesto a ser sacrificado y
que, os arrastró, hasta muerto dejaros y destrozado. Pero, dos
cristianas valientes, vuestro cuerpo recogieron y os enterraron
cerca de la ruta de Aquitania. Así, con valor y presteza sublimes,
os despojasteis de esta vida, alcanzando la gloria de vuestro
Maestro, Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro, quien os coronó,
con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Saturnino, “viva fidelidad con el Dios de la Vida”.

 

© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Noviembre
San Saturnino de Tolosa
Obispo y Mártir


La ciudad de Toulouse, en el Languedoc francés, muestra con orgullo su magnífica e impresionante catedral —joya del románico— de Saint-Sernin. Tiene cinco naves, vasto crucero y un coro deambulatorio con capillas radiadas.

San Saturnino —nuestro conocido y tantas veces cantado Sanserenín de las canciones y juegos infantiles— fue el primer obispo de esta parte de la Iglesia.

No se conoce nada anterior a su muerte. Todo lo que nos ha llegado es producto del deseo de ejemplarizar rellenando con la imaginación y la fantasía lo que la historia no es capaz de decir. A partir de unos relatos probables se suman otros y otros más que lo van adornando como descendiente de familia romana — el nombre es diminutivo del dios romano Saturno— culta, adinerada, noble e incluso regia hasta llegar a las afirmaciones de Cesareo de Arlés que, nada respetuoso con la cronología, lo presenta candorosamente como oriundo de Oriente, uno más de los discípulos del Señor, bautizado por Juan Bautista, presente en la última Cena y en Pentecostés. Ciertamente es el comienzo de la literatura legendaria.

Lo que consta es que la figura está enmarcada en el siglo III, en tiempos de la dominación romana, después de haberse publicado, en el año 250, los edictos persecutorios de Decio, cuando la zona geográfica de Tolosa cuenta con una pequeña comunidad cristiana pastoreada por el obispo Saturnino que por no caer en idolatría, quemando incienso a los dioses, sufre el martirio de una manera suficientemente cruel para que el hecho trascienda los límites locales y la figura del mártir comience a recibir culto en el interior de las Galias, en la ribera mediterránea y pase también los Pirineos hacia España.

En tiempos posteriores, facilita la extensión de esta devoción el hecho de que el reino visigodo se prolongue hasta España lo que conlleva el transporte de datos culturales; también el peregrinaje desde toda Europa a la tumba el Apóstol Santiago en Compostela hace que los andariegos regresen expandiendo hacia el continente la devoción saturniniana, al ser Tolosa un punto de referencia clásico en las peregrinaciones, y con ello los peregrinos entran en contacto con las reliquias del mártir.

El martirologio romano hace su relación escueta en estos términos: “En Tolosa, en tiempo de Decio, San Saturnino, obispo, fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta villa y arrojado desde lo alto de las gradas. Así, rota su cabeza, esparcido el cerebro, magullado el cuerpo, entregó su digna alma a Cristo”.

Los relatos siguientes lo presentan atado con cuerdas a un toro que estaba dispuesto para ser sacrificado y que lo arrastra hasta dejarlo muerto y destrozado. Dos valientes cristianas —Les Saintes-Puelles— recogen su cuerpo y lo entierran cerca de la ruta de Aquitania.

El obispo Hilario hizo construir sobre la tumba de su antecesor una pequeña basílica que reformó san Exuperio en el siglo V y que destruyeron los sarracenos en el 711. Edificada lentamente durante el siglo XI, la consagró el papa Urbano II el año 1096 para que, en el 1258, el obispo Raimundo de Falgar depositara en su coro los restos de san Saturnino.
(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=737)

28 noviembre, 2016

Santa Catalina Labouré

 
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¡Oh!, Santa Catalina Labouré, vos, sois la hija del Dios de la Vida,
su amada santa y a quien Nuestra Señora, se os apareció para
recomendaros que hicieseis la Medalla Milagrosa. Huérfana de
madre, os encomendasteis a María, para que os sirviera de madre,
y Ella, aceptó vuestra petición. Las labores de casa, os impidieron
leer y a escribir, pero a los catorce años, pedisteis a vuestro padre,
que os permitiera iros de religiosa a un convento pero él, no os
lo permitió. Vos, pedíais a Nuestro Señor que os concediera lo
que tanto deseabais: ser religiosa. Y una noche visteis en sueños
a un anciano sacerdote que os decía: “Un día me ayudarás a cuidar
a los enfermos”. De pronto a los veinte y cuatro años, lograsteis
que vuestro padre, os dejara visitar a vuestra hermana religiosa, y
al llegar a la sala del convento visteis allí el retrato de San Vicente
de Paúl y os disteis cuenta de que ese era el sacerdote que habíais
visto en sueños, y desde ese día os propusisteis ser hermana
vicentina, y fuisteis aceptada en la comunidad. Y, allí tuvisteis una
serie de apariciones En la primera, una noche en vuestro dormitorio,
un niño hermoso, os invitó a ir a la capilla, y os llevó ante la imagen
de la Virgen Santísima y Ella, os comunicó cosas que sucederían
en la Iglesia Católica y os recomendó que el mes de Mayo, fuera
celebrado con mayor fervor en honor de la Madre de Dios. Una
segunda noche, estando en la capilla, de pronto visteis que María,
se os aparecía resplandeciente y derramando de sus manos
hermosos rayos de luz hacia la tierra, y os encomendó que hicierais
una imagen de Nuestra Señora, tal y como se os había aparecido,
plasmándola en una medalla que tuviera por un lado sus iniciales y
una cruz, con esta frase “Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a Ti”, prometiendo ayudas especiales
para quienes la llevasen y rezaren esa oración. Vos, contasteis a
vuestro confesor esta aparición, pero él no os creyó. Sin embargo
él, se dio cuenta de que erais muy santa, y se fue donde el Arzobispo,
quien dio permiso para que hicieran las medallas, y entonces,
empezaron los milagros. Las gentes con fe rezaban la oración “Oh
María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.
Y, favores increíbles conseguían y todo el mundo comenzó a pedir
la medalla y a llevarla, incluso, el emperador de Francia y sus
empleados. Vos, le preguntasteis a María, el por qué de los rayos
luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y
no caen en la tierra. Y, Ella os respondió: “Esos rayos que no caen
a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera
conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque
las gentes no los piden”.Y añadió:“Muchas gracias y ayudas celestiales
no se obtienen porque no se piden”. Vos, después de las apariciones
de la Santísima Virgen, vivisteis el resto de vuestros años como
una cenicienta escondida y desconocida de todos. El Padre Aladel,
vuestro confesor, publicó un librito narrando lo que la Virgen
Santísima había venido a decir y prometer, pero, sin revelar el
nombre de la monjita que había recibido estos mensajes, porque
vos, le habíais hecho prometer que no diría a quién se le había
aparecido. Y, así, mientras esta devoción se propagaba por todas
partes, vos, seguíais en el convento barriendo, lavando, cuidando
las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde e
ignorada de todas las hermanitas, recibiendo a diario, maltratos y
humillaciones. Ocho meses antes de vuestra muerte, y fallecido
vuestro confesor, vos, le contasteis a vuestra nueva superiora
todas las apariciones, y así, se supo quién era la afortunada que
había visto y oído a la Virgen. Cuando voló vuestra alma al cielo,
todo el pueblo se volcó a vuestros funerales. Y, hoy, estáis toda
coronada de luz, como premio a vuestra entrega de amor y fe.
Pío Doce, Papa, os declaró santa y con ello, confirmó, lo que vos,
contasteis sobre la Santísima Virgen. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Oh!,Santa Catalina Labouré, “viva hija obediente de Jesús y María”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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28 de Noviembre
Santa Catalina Labouré
Religiosa
Año 1876

“Oh María sin pecado concebida: Ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.

Esta fue la santa que tuvo el honor de que la Sma. Virgen se le apareciera para recomendarle que hiciera la Medalla Milagrosa.

Nació en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a los 8 años le encomendó a la Sma. Virgen que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición.

Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a escribir.

A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía: “Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos”. La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.

Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl y se dió cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.

Siendo Catalina una joven monjita, tuvo unas apariciones que la han hecho célebre en toda la Iglesia. En la primera, una noche estando en el dormitorio sintió que un hermoso niño la invitaba a ir a la capilla. Lo siguió hasta allá y él la llevó ante la imagen de la Virgen Santísima. Nuestra Señora le comunicó esa noche varias cosas futuras que iban a suceder en la Iglesia Católica y le recomendó que el mes de Mayo fuera celebrado con mayor fervor en honor de la Madre de Dios. Catalina creyó siempre que el niño que la había guiado era su ángel de la guarda.

Pero la aparición más famosa fue la del 27 de noviembre de 1830. Estando por la noche en la capilla, de pronto vio que la Sma. Virgen se le aparecía totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Y le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen MA, y una cruz, con esta frase “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.

Catalina le contó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el sacerdote empezó a darse cuenta de que esta monjita era sumamente santa, y se fue donde el Sr. Arzobispo a consultarle el caso. El Sr. Arzobispo le dio permiso para que hicieran las medallas, y entonces empezaron los milagros.

Las gentes empezaron a darse cuenta de que los que llevaban la medalla con devoción y rezaban la oración “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”, conseguían favores formidables, y todo el mundo comenzó a pedir la medalla y a llevarla. Hasta el emperador de Francia la llevaba y sus altos empleados también.

En París había un masón muy alejado de la religión. La hija de este hombre obtuvo que él aceptara colocarse al cuello la Medalla de la Virgen Milagrosa, y al poco tiempo el masón pidió que lo visitara un sacerdote, renunció a sus errores masónicos y terminó sus días como creyente católico.

Catalina le preguntó a la Sma. Virgen por qué de los rayos luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Ella le respondió: “Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden”. Y añadió: “Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se piden”.

Después de las apariciones de la Sma. Virgen, la joven Catalina vivió el resto de sus años como una cenicienta escondida y desconocida de todos. Muchísimas personas fueron informadas de las apariciones y mensajes que la Virgen Milagrosa hizo en 1830. Ya en 1836 se habían repartido más de 130,000 medallas. El Padre Aladel, confesor de la santa, publicó un librito narrando lo que la Virgen Santísima había venido a decir y prometer, pero sin revelar el nombre de la monjita que había recibido estos mensajes, porque ella le había hecho prometer que no diría a quién se le había aparecido. Y así mientras esta devoción se propagaba por todas partes, Catalina seguía en el convento barriendo, lavando, cuidando las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde e ignorada de todas las hermanitas, y recibiendo frecuentemente maltratos y humillaciones.

En 1842 sucedió un caso que hizo mucho más popular la Medalla Milagrosa y sucedió de la siguiente manera: el rico judío Ratisbona, fue hospedado muy amablemente por una familia católica en Roma, la cual como único pago de sus muchas atenciones, le pidió que llevara por un tiempo al cuello la medalla de la Virgen Milagrosa. Él aceptó esto como un detalle de cariño hacia sus amigos, y se fue a visitar como turista el templo, y allí de pronto frente a un altar de Nuestra Señora vio que se le aparecía la Virgen Santísima y le sonreía. Con esto le bastó para convertirse al catolicismo y dedicar todo el resto de su vida a propagar la religión católica y la devoción a la Madre de Dios. Esta admirable conversión fue conocida y admirada en todo el mundo y contribuyó a que miles y miles de personas empezaran a llevar también la Medalla de Nuestra Señora (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).

Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido (y al verla, aunque es una imagen hermosa, ella exclamó: “Oh, la Virgencita es muchísimo más hermosa que esta imagen”).

Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales (quien se humilla será enaltecido).

Poco tiempo después de la muerte de Catalina, fue llevado un niño de 11 años, inválido de nacimiento, y al acercarlo al sepulcro de la santa, quedó instantáneamente curado. En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré, y con esa declaración quedó también confirmado que lo que ella contó acerca de las apariciones de la Virgen sí era Verdad.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Catalina_Labouré.htm)

27 noviembre, 2016

Primer domingo de Adviento

 
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 ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Oíd y escuchad hermanos míos
las palabras de Jesús, que por
Lucas evangelista sabemos
pues, certeras son cuando dice:
“Tengan cuidado: que sus corazones
no se entorpezcan por el exceso
de comida, por las borracheras y
las preocupaciones de la vida,
porque ese día caerá de improviso
sobre ustedes; ese día será como
una trampa en la que caerán atrapados
todos los habitantes de la tierra.
Estén siempre vigilantes y oren en
todo el tiempo para escapar de todo
lo que ha de ocurrir y puedan
mantenerse en pie ante el Hijo del hombre”.
Y, si esto no os basta oíd a
Isaías, cuando dice: “Nadie invocaba
Vuestro nombre, nadie salía
del letargo para adherirse a Vos,
porque Vos, nos escondías Vuestro rostro y
nos entregabais a nuestras maldades”.
Y, con María Virgen, Madre Vuestra y
Señora Nuestra guía de vuestro adviento,
digamos junto al Profeta del Señor,
– Isaías -: “Señor, Vos, sois Nuestro
Padre; nosotros somos de arcilla y
Vos, el que nos plasma, todos nosotros
somos obra de Vuestras manos”
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!



© 2016by Luis Ernesto Chacón Delgado

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A – Primer domingo de Adviento
Primera: Is 2, 1-5; Salmo 121;
Segunda: Rom 13, 11-14;
Evangelio: Mt 24, 37-44

Por: P. Antonio Izquierdo | Fuente: Catholic.net
Sagrada Escritura:
Nexo entre las lecturas

 Hay que salir al encuentro del Señor que se acerca; hay que hacerlo acompañado de las buenas obras. Este es el punto central que unifica las lecturas de este primer domingo de adviento. El Señor volverá, esto es una certeza que nace de las palabras mismas de Cristo en el Evangelio. Sin embargo, no conocemos ni la hora ni el día de su llegada, por eso la actitud propia del cristiano es la de una amorosa vigilancia (EV. Más aún, ante el Señor que se avecina hay que salir a su encuentro llenos de entusiasmo, hay que despertarse del sueño y ver que el día está por despuntar. Así como al amanecer todo se despierta y se llena de nueva esperanza, así la vida del cristiano es un continuo renacer a una nueva vida en la luz. (2L). La visión del profeta Isaías (1L) resume espléndidamente la actitud propia para este adviento: estamos invitados a salir al encuentro del Señor que nos instruye en sus caminos. Salir a su encuentro iluminados por la luz que irradia el amor de Dios por cada uno de nosotros los hombres.

Mensaje doctrinal

1. La gozosa expectación por la venida del Señor. El adviento es un tiempo muy rico en la vida de la Iglesia que desea prepararnos para el nacimiento de Jesucristo en Belén. Nos invita a comprender el amor de Dios que se decide a entrar en la historia humana de un modo tan humilde y misterioso. Simultáneamente, el adviento llama nuestra atención sobre la segunda venida de Cristo al final de los tiempos, cuando vendrá a juzgar a vivos y muertos. Este mismo Cristo que nace de María Virgen en la pequeñez de un recién nacido, vendrá al final de los tiempos en la majestad de su gloria para juzgarnos según nuestras obras. Este primer domingo de Adviento subraya, sobre todo, la preparación de la segunda venida y nos invita a estar alertas y vigilar, porque no sabemos el día, ni la hora de la llegada.

La visión del Profeta Isaías nos presenta “el final de los días” como una explosión gozosa de la esperanza mesiánica. Todos los pueblos, todos los hombres están invitados a subir al monte del Señor, a la casa de Dios. Es difícil imaginar una esperanza mesiánica en medio de los días aciagos en tiempos del profeta, sin embargo la Palabra de Dios es eficaz y no defrauda. Dios es fiel a sus promesas. El Señor mismo será quien nos instruirá por sus caminos y a una época de guerra y desazón, sucederá una época de paz y concordia. Al final de los tiempos el Señor reinará como soberano. Al final de los tiempos vencerá el bien sobre el mal; el amor sobre el odio; la luz sobre las tinieblas. Dios mismo será el árbitro y juez de las naciones. Maravillosa visión del futuro que posee una garantía divina. Habrá que caminar a la luz del Señor hacia esta patria celeste con el corazón henchido de esperanza: Venid subamos al monte del Señor.

2. La humanidad entera camina hacia “el día del Señor”, hacia la casa de Dios.
No se puede caminar de cualquier modo cuando hacia Dios se va. No se puede seguir un camino distraído cuando al final del sendero se nos juzgará sobre el amor. El Salmo 121 expresa adecuadamente los sentimientos del pueblo que va al encuentro del Señor: ¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor! Nuestro caminar, pues, será un caminar en la luz, un caminar en el que nos revistamos de las armas de la luz. La antítesis luz-tinieblas es una metáfora común en el Antiguo Testamento: las tinieblas son el símbolo de la incontinencia, de la debilidad de alma, de la falta de esperanza; el día, por el contrario, simboliza la toma de conciencia, la posibilidad de avanzar y el inicio de una nueva situación que vendrá a culminar en el éxito. No podemos seguir viviendo en las tinieblas del pecado de la lujuria y desenfreno, nos repite San Pablo. Caminar en la luz es caminar en la nueva vida que nos ofrece el Señor por la redención de nuestros pecados. Habrá que revestirse de Cristo Jesús, en el corazón y en las obras, revestirse de Cristo Jesús para poder caminar como en pleno día.

3. El día de su venida está cercano. Es una afirmación que se desprende de la carta de San Pablo a los romanos: la noche está avanzada, el día está por despuntar. Por eso, la actitud propia del cristiano es la del centinela que espera la aurora. Como el centinela espera la aurora, así mi alma espera al Señor. La misma certeza que tiene el vigía nocturno de que el día llegará, la tiene el cristiano de que el Señor volverá y no tardará. Cada momento que pasa nos acerca más al encuentro con “el sol de justicia”, con la luz indefectible”, con “el día que no conoce ocaso”. Es decir, cada vez estamos más cerca de la salvación. La vigilia que nos corresponde es una vigilia llena de esperanza, no de temores y angustias, no de desesperación y desconcierto; sino la vigilia de la laboriosidad como Noé en su tiempo; la vigilia de la fortaleza de ánimo en medio de las dificultades del mundo. El verdadero peligro no se encuentra en las dificultades y tentaciones de este mundo, sino en el vivir como si el Señor no hubiese de venir, como si la eternidad fuese un sueño, una quimera.

La imagen del ladrón que llega de noche a una hora inesperada influyó poderosamente en los primeros cristianos como se deduce de los textos de Pedro y Pablo respectivamente (2 Pt 3, 10 y 1 Ts 5,2) y creó en las primeras comunidades una gozosa espera del Señor. Sin embargo, esta imagen no significa que el Señor viene con tono amenazante a robar nuestras posesiones, sino más bien subraya que no tenemos certeza de la hora en que vendrá y que, por tanto, hay que estar siempre preparados para salir a su encuentro.

Sugerencias pastorales


 
1. La belleza y el valor de la vida presente
. El mundo agitado que nos ha tocado vivir invita, no pocas veces, a la tristeza y al pesimismo. El cúmulo de noticias de guerra, muertes, violaciones crean en el ánimo no sólo un desencanto, sino un verdadero decaimiento anímico y espiritual. La contemplación serena y profunda del adviento del Señor es una invitación a no dejarnos llevar por esta tentación. Por encima de las apariencias de este mundo y de sus miserias está la promesa y el amor de Dios, por encima de la noche obscura que nos rodea está el amanecer de un nuevo día y una nueva esperanza. Dios no abandona al hombre en sus tinieblas y en su obscuridad, Dios no se desentiende de un mundo en peligro. Él mismo viene a rescatarnos porque tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Unigénito. No miremos ya más las tinieblas pues nada bueno de ellas obtendremos, volvamos nuestra mirada al rostro de Cristo, revistámonos en nuestro ser y en nuestras obras de Cristo el Señor. La vida presente tiene un valor de redención, en ella vamos construyendo la parte que nos corresponde en la obra de la salvación. Esta vida mortal es, a pesar de sus vicisitudes y sus oscuros misterios, su sufrimiento, su fatal caducidad, un hecho bellísimo, un prodigio siempre original y conmovedor, un acontecimiento digno de ser cantado con gozo y con gloria: ¡la vida, la vida del hombre! (Pablo VI).

2. Caminar en la luz. Para nosotros caminar en la luz significa vivir en gracia, despojarnos del pecado, iniciar un camino de conversión del corazón hacia el Padre de las misericordias. El adviento tiene también su cariz penitencial como camino de purificación para llegar al encuentro con el niño de Belén. Los puros de corazón verán a Dios. Acudamos pues al trono de la gracia en el sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía. Vivamos en la luz, armémonos de las armas de la luz.

 

26 noviembre, 2016

Beato Santiago Alberione





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¡Oh!, Beato Santiago Alberione, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, y su amado santo, que, por la evangelización
del mundo, os dedicsteis a poner al servicio del mundo los
medios de comunicación social, para la verdad de Cristo,
Dios y Señor Nuestro, diseminar, fundando la “Congregación
de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol”. Y, por ello, sois
hoy por hoy, considerado el apóstol más creativo del siglo
veinte. Vos, niño aún, Aspirabais Cura ser, y Dios os llenó
el alma para el logro de aquél sueño. Y, así fue y Él, os
donó aquella gracia, tanto que, una “luz especial”, os vino
de la Santa Hostia, como signo divino de vuestro andar
futuro. Vuestra misión, predicar el Evangelio a todos los
pueblos, imitando el espíritu de San Pablo, utilizando los
medios de comunicación, cosa, que vos, nos legasteis en:
“Apuntes de teología pastoral”, y en “La mujer asociada al
celo sacerdotal”. Pensando en la Familia Paulina, fundasteis
la “Pía Sociedad de San Pablo”, de hermanos y hermanas
compuesta. Y, de ellas, es Teresa Merlo, quien os sigue,
fundando la congregación de las “Hijas de San Pablo”. Luego
vos, diríais “San Pablo me curó”, pues sufristeis males del
cuerpo de forma repentina. El Divino Maestro, os dijo en
sueños: “No temáis, Yo estoy con vosotros, desde aquí quiero
iluminar, caminad en continua conversión”. Fundasteis “Las
Pías Discípulas del Divino Maestro”. En el campo apostólico,
difundisteis las ediciones populares de los Libros Sagrados,
y la Doctrina Cristiana, para evangelizar a la gente de todo
el orbe de la tierra. “Vida Pastoral”, “El Domingo”, “Familia
Cristiana”, “La Madre de Dios”, “Pastor bonus”, “Camino,
Verdad y Vida”, “La Vida en Cristo”, “En la Iglesia”, y el
“Giornalino 1”, son vuestros preciosos legados. Fundasteis
también, las “Hermanas de Jesús Buen Pastor”, . “La

 primera preocupación en la familia Paulina, será la de la 
vida, la segunda, la santidad de la doctrina”, señalasteis, 
con amor, antes de lanzaros a vuestro proyecto Mayor: “La
enciclopedia sobre Jesús Maestro”. El “Instituto Regina
Apostolorum”, los Institutos de vida secular consagrada: San
Gabriel Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote
y la Santa Familia, también los fundasteis . El Papa Paulo VI,
dijo en vida de vos, así: “Miradlo: humilde, silencioso,
incansable, siempre alerta, siempre ensimismado en sus
pensamientos, que van de la oración a la acción, siempre
atento a escrutar los “signos de los tiempos”. Es decir, las
formas más geniales de llegar a las almas. Nuestro P. Alberione
ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse,
nuevos medios para vigorizar y ampliar su apostolado, y nueva
conciencia de la validez y de la posibilidad de su misión
en el mundo moderno y con los medios modernos. Deje, querido
P. Alberione, que el Papa goce de esta prolongada, fiel e
incansable fatiga y de los frutos por ella producidos para
gloria de Dios y bien de la Iglesia”. Y, así, y luego de haber
gastado vuestra santa vida, os llegó el dulce sueño de la
muerte, que os elevó a la Casa del Padre, para coronado ser
de luz como premio a vuestra increíble entrega de amor y fe;
¡Oh!, Beato Santiago Alberione, “viva Palabra del Dios Vivo”.

 

© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Noviembre
Beato Santiago Alberione
Sacerdote
Presbítero y Fundador de la Congregación
de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol



Martirologio Romano: En Roma, beato Santiago Alberione, presbítero, que, solícito por la evangelización, se dedicó enteramente a poner al servicio de la sociedad humana los instrumentos de comunicación social para promover la verdad de Cristo, fundando, además, la Congregación de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol (1971).

Fundador de la Familia Paulina, fue uno de los apóstoles más creativos del siglo XX. Nacido en San Lorenzo di Fossano (Cúneo, Italia) el 4 de abril de 1884, recibió el bautismo al día siguiente. La familia Alberione, compuesta por Michele y Teresa Allocco más seis hijos, pertenecía a la clase campesina, era profundamente cristiana y trabajadora.

El pequeño Santiago, cuarto de los hijos, experimenta pronto la llamada de Dios: el primer año de la escuela elemental, al preguntarle la maestra qué hará cuando sea mayor, respondió: “Quiero ser cura”. Los años de la niñez se orientan en esa dirección.

Trasladada la familia al pueblecito de Cherasco, parroquia de San Martín, diócesis de Alba, el párroco don Montersino ayuda al adolescente a tomar conciencia y a responder a la llamada. A los 16 años, Santiago es admitido en el seminario de Alba y enseguida se encuentra con quien le será padre, guía, amigo y consejero durante 46 años: el canónigo Francisco Chiesa.

Al término del Año Santo 1900, habiéndose sentido interpelado por la encíclica de León XIII “Tametsi futura”, Santiago vive la experiencia determinante de su vida. La noche del 31 de diciembre de 1900, puente entre los dos siglos, el joven seminarista reza cuatro horas seguidas ante el Smo. Sacramento y proyecta en la luz de Dios su futuro. Una “luz especial ” le vino de la Hostia, y desde aquel momento se siente “profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo”: “obligado a servir a la Iglesia” con los nuevos medios que el ingenio humano presentaba.

El itinerario del joven Alberione prosigue intensamente durante los años del estudio de la filosofía y la teología. El 29 de junio de 1907 es ordenado sacerdote. Sigue una breve pero decisiva experiencia pastoral en Narzole (Cúneo), como vicepárroco. Allí encuentra al jovencito José Giaccardo, que para él será lo que fue Timoteo para el apóstol Pablo. Y también allí, el P. Alberione madura la comprensión de lo que puede hacer la mujer implicada en el apostolado.

En el seminario de Alba desempeña el cargo de Padre espiritual de los seminaristas mayores y menores, y da clases de varias asignaturas. Se presta para la predicación, catequesis y conferencias en diversas parroquias de la diócesis. Dedica asimismo mucho tiempo al estudio sobre la situación de la sociedad civil y eclesial de su tiempo y sobre las nuevas necesidades que se entrevén.

Comprende que el Señor le guía a una misión nueva: predicar el Evangelio a todos los pueblos, en el espíritu del apóstol Pablo, utilizando los medios modernos de comunicación. Atestiguan tal orientación dos libros suyos: Apuntes de teología pastoral (1912) y La mujer asociada al celo sacerdotal (1911-1915).

Dicha misión, para tener carisma y continuidad, debe ser asumida por personas consagradas, pues “las obras de Dios se hacen con los hombres de Dios”. Y así, el 20 de agosto de 1914, mientras en Roma muere el papa Pío X, en Alba el P. Alberione da inicio a la “Familia Paulina” con la fundación de la Pía Sociedad de San Pablo. El comienzo es pobrísimo, de acuerdo con la pedagogía divina: “empezar siempre desde un pesebre”.

La familia humana —en la que el P. Alberione se inspira— está compuesta de hermanos y hermanas. La primera mujer que sigue al P. Alberione es una muchacha veinteañera de Castagnito (Cúneo): Teresa Merlo. Con su aporte, Alberione da comienzo a la congregación de las Hijas de San Pablo (1915). Lentamente la “Familia” se desarrolla, las vocaciones masculinas y femeninas aumentan, el apostolado se delinea y toma forma.

En diciembre de 1918 se produce una primera partida de “hijas” hacia Susa (Turín): empieza una intrépida historia de fe y de iniciativas, que engendra incluso un estilo característico, denominado “a la paulina”. Este camino parece interrumpirse en 1923, cuando el P. Alberione enferma gravemente y el diagnóstico de los médicos no deja esperanzas. Pero el Fundador reemprende milagrosamente el camino: “San Pablo me curó”, comentará después. Por entonces aparece en las capillas paulinas la frase que, en sueño o en revelación, el divino Maestro dirige al Fundador: “No temáis – Yo estoy con vosotros – Desde aquí quiero iluminar – Caminad en continua conversión”.

Al año siguiente viene a la vida la segunda congregación femenina: las Pías Discípulas del Divino Maestro, para el apostolado eucarístico, sacerdotal, litúrgico. A guiarlas en la nueva vocación, el P. Alberione llama a la joven Hna. Ma. Escolástica Rivata, que morirá a los noventa años en olor de santidad.

En el campo apostólico, el P. Alberione promueve la impresión de ediciones populares de los Libros Sagrados, y con las publicaciones periódicas se lanza a las formas más rápidas para hacer llegar el mensaje de Cristo a los lejanos. En 1912 ya había aparecido la revista Vida Pastoral destinada a los párrocos; El Domingo, hojita semanal para la animación de la liturgia dominical, sale en 1921; en 1931 nace Familia Cristiana, revista semanal con la finalidad de alimentar la vida cristiana de las familias. Seguirán: La Madre de Dios (1933), “para desvelar a las almas las bellezas y las grandezas de María”; Pastor bonus (1937), revista mensual en latín; Camino, Verdad y Vida (1952), revista mensual para dar a conocer y enseñar la doctrina cristiana; La Vida en Cristo y en la Iglesia (1952), con el fin de hacer “conocer los tesoros de la Liturgia, difundir cuanto sirve a la Liturgia, vivir la Liturgia según la Iglesia”. El P. Alberione piensa también en los muchachitos: para ellos empieza a publicar en 1924 Il Giornalino 1.

Se pone mano asimismo a la construcción del gran templo dedicado a san Pablo en Alba. Seguirán los otros dos a Jesús Maestro (en Alba y Roma) y el santuario a la Reina de los Apóstoles (Roma). Sobre todo se mira a salir de los confines locales y nacionales. En 1926 nace la primera Casa filial en Roma, seguida en los años sucesivos por muchas fundaciones en Italia y en otras naciones.

Entretanto crece el edificio espiritual: el Fundador inculca el espíritu de entrega mediante “devociones” de fuerte dinamismo apostólico: a Jesús Maestro y Pastor “Camino y Verdad y Vida”, a María Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles; a san Pablo apóstol. Es precisamente la referencia al Apóstol lo que califica en la Iglesia a las nuevas instituciones como “Familia Paulina”. La meta ansiada por el Fundador como primer empeño, es la conformación plena con Cristo: acoger todo el Cristo Camino y Verdad y Vida en toda la persona, mente, voluntad, corazón, fuerzas físicas. Orientación codificada en el librito Donec formetur Christus in vobis (1932).

En octubre de 1938 el P. Alberione funda la tercera congregación femenina: las Hermanas de Jesús Buen Pastor o “Pastorcitas”, destinadas al apostolado pastoral directo en auxilio de los Pastores.

Durante el obligado paréntesis de la segunda guerra mundial (1940-1945), el Fundador no se detiene en su itinerario espiritual. Va acogiendo en medida creciente la luz de Dios en un clima de adoración y contemplación. De ello son testimonio los Cuadernillos espirituales, en los que anota las inspiraciones y los medios que adoptar para responder al proyecto de Dios. En esta atmósfera espiritual nacen las meditaciones que cada día dicta a los hijos e hijas, las directrices para el apostolado, la predicación de incontables retiros y cursos de ejercicios (recogidos en sendos opúsculos). El empeño del Fundador es siempre el mismo: hacer comprender a todos que “la primera preocupación en la Familia Paulina será la santidad de la vida, la segunda la santidad de la doctrina”. A la luz de esto hay que entender su Proyecto de una enciclopedia sobre Jesús Maestro (1959).

En 1954, recordando el 40 aniversario de fundación, el P. Alberione aceptó por primera vez que se escribiera de él en el volumen Mi protendo in avanti 2, y consintió en facilitar algunos apuntes suyos acerca de los orígenes de la fundación. Surgió así el librito Abundantes divitiæ gratiæ suæ, que se considera como la “historia carismática de la Familia Paulina”. Familia que fue completándose entre 1957 y 1960, con la fundación de la cuarta congregación femenina, el Instituto Regina Apostolorum para las vocaciones (Hermanas “Apostolinas”), y de los Institutos de vida secular consagrada: San Gabriel Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote y Santa Familia. Diez instituciones (incluidos los Cooperadores Paulinos), unidos todos ellos por el mismo ideal de santidad y de apostolado: la reafirmación de Cristo “Camino, Verdad y Vida” en el mundo, mediante los instrumentos de la comunicación social.

A lo largo de los años 1962-1965, el P. Alberione es protagonista silencioso pero atento del Concilio Vaticano II, a cuyas sesiones participa diariamente. Entre tanto, no faltan tribulaciones y sufrimientos: la muerte prematura de sus primeros colaboradores, Timoteo Giaccardo y Tecla Merlo; la preocupación por las comunidades en países con dificultades y, personalmente, una martirizadora escoliosis, que le atormentaba noche y día.

Vivió 87 años. Cumplida la obra que Dios le había encargado, el 26 de noviembre de 1971 dejó la tierra para ocupar su sitio en la Casa del Padre. Sus últimas horas se vieron confortadas con la visita y la bendición del papa Pablo VI, que nunca ocultó su admiración y veneración por el P. Alberione. Es conmovedor el testimonio que dio de él en la audiencia concedida a la Familia Paulina el 28 de junio de 1969 (el Fundador tenía 85 años):

“Miradlo: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre ensimismado en sus pensamientos, que van de la oración a la acción, siempre atento a escrutar los “signos de los tiempos”, es decir, las formas más geniales de llegar a las almas… Nuestro P. Alberione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para vigorizar y ampliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la posibilidad de su misión en el mundo moderno y con los medios modernos. Deje, querido P. Alberione, que el Papa goce de esta prolongada, fiel e incansable fatiga y de los frutos por ella producidos para gloria de Dios y bien de la Iglesia”.

El 27 de Abril de 2003 fue beatificado por el papa Juan Pablo II

Texto reproducido con autorización de Vatican.va


 (http://es.catholic.net/busqueda/index.phtml?w=Santiago+Alberione&s=2&and=1)

25 noviembre, 2016

Santa Catalina de Alejandría

 Imagen relacionada
 
¡Oh!; Santa Catalina de Alejandría, vos, sois la hija del Dios
de la vida, su amada mártir y santa, pues, vuestro ingenio,
sabiduría y fortaleza de ánimo os catapultaron en vida, a
alcanzar los cielos eternos, por amor a Cristo Jesús, Dios y
Señor Nuestro. Con vuestra santa vida, no hicisteis otra
cosa, que, la de aleccionar a los cristianos de vuestro tiempo
y estimularlos en su fidelidad a Cristo. Vuestra belleza, e
inteligencia os distinguieron en Alejandría, pues versada
como erais en filosofía, buscabais siempre la verdad. Por
ello, os bautizasteis cristiana. Y, desde allí, recriminasteis
al emperador por su conducta y lo callasteis con vuestra
rectitud de obrar. Enfrentasteis a los sabios del imperio y
descubristeis sus sofismas, tanto así, que los convertisteis
a vuestra fe. Nadie osó venceros en el campo de la razón,
pero, sí, os vencieron por la fuerza de las armas, con aquella
rueda con cuchillas, y la espada, que os cortó vuestra cabeza.
Vos, representáis lo recto, lo justo y lo sublime, y, por ello,
lista estabais para dar la vida por la Verdad y la disteis.
Hoy, vuestras reliquias en el monte Sinaí veneran, y también
en el monasterio que vuestro nombre lleva. Por ello, vos, sois,
la Santa Patrona de los buscadores de la sabiduría y la verdad,
y de los estudiantes y solteras de todo el orbe de la tierra;
¡Oh!; Santa Catalina; “viva novia de la verdad y de la sabiduría”.

 
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Noviembre
Santa Catalina de Alejandría
Mártir

Martirologio Romano: Santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí (s. inc.)


La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona.

Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los datos de su muerte, según la “passio”, son tardíos y están pletóricos de elementos espureos. Por esto, algún historiador ha llegado a pensar que quizá esta santa nunca haya existido. Así, Catalina de Alejandría sería un personaje aleccionador salido de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y estimularles en su fidelidad a la fe. De todos modos es seguro que la fantasía ha rellenado los huecos en el curso del tiempo.

Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este “hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas ciudades del Oriente”, según lo describe el padre Urbel, o, con términos de Lactancio, “el mundo para él era un juguete”. Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos.

Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo.

Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.

¡Que bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires por la Verdad que es lo mismo que ser de Él testigos!

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=746)

24 noviembre, 2016

Santos Andrés Dung-Lag y Compañeros Mártires




¡Oh!, Santos Andrés Dung-Lag y compañeros, vosotros,
sois los hijos del Dios de la vida y sus amados santos,
que sus vidas ofrendaron a lo largo de los siglos dieciocho
y diecinueve, y, que, santos proclamados fueron por Juan
Pablo II, en Roma. Vosotros, erais dominicos de la Sociedad
de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local,
más un seminarista y en estado laical muchos padres de
familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares,
cuatro médicos y, un sastre. Además, campesinos, pescadores
y jefes de comunidades cristianas, todos, decapitados,
estrangulados, quemados vivos, descuartizados, y muertos
en prisión a causa de las torturas y todos juntos, negándoos
a pisotear la Cruz de Cristo o admitir la falsedad de vuestra
santa fe. De todos vosotros, la fórmula de canonización ha
puesto en relieve seis santos nombres vuestros, no porque
seáis, menos importantes para Dios, sino, porque ellos
os representan toda vuestra gloria en el cielo. El primero,
Andrés Dung-Lag, catequista y después sacerdote. Tomás
Tran-VanThien, asesinado a los dieciocho años y Manuel
Le-Van-Phung, catequista y padre de familia. Todos, ellos,
vietnamitas. Entre los misioneros extranjeros, los dominicos
Jerónimo Hermosilla, vicario apostólico del Tonkín oriental,
y Valentín de Berriochoa y el francés Jean-Théophane
Vénard, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París,
cuyas cartas a santa Teresa de Lisieux inspiraron a rezar
por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto
a san Francisco Javier. Así, escribisteis la gloria de este día,
para la eternidad, porque todos vosotros entregasteis vuestras
almas para coronadas ser con coronas de gloria y eternidad,
como justo premio a vuestra increíble entrega de amor y fe;
¡oh!; Santos Andrés Dung-Lag y fieles compañeros mártires,
“vivos gigantes de la fe del Dios de la Vida y de su Amor”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de Noviembre Santos Andrés Dung-Lag y 
compañeros 117 Mártires vietnamitas
de los siglos XVIII y XIX Mártires de Vietnam

Esta memoria obligatoria de los ciento diecisiete mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX, proclamados santos por Juan Pablo II en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 1988, celebra a mártires que ya habían sido beatificados anteriormente en cuatro ocasiones distintas: sesenta y cuatro, en 1900, por León XIII; ocho, por Pío X, en 1906; veinte, en 1909, por el mismo Pío X; veinticinco, por Pío XII, en 1951.

No sólo son significativos el número insuperado en la historia de las canonizaciones, sino también la calificación de los santos (ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos), la nacionalidad (noventa y seis vietnamitas; once españoles; diez franceses, el estado religioso (once dominicos; diez de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local, más un seminarista, el estado laical (muchos padres de familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares, cuatro médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades cristianas).

Seis de ellos fueron martirizados en el siglo XV, los demás, entre 1835 y 1862; es decir, en el tiempo del dominio de los tres señores que gobernaban Tonkín, Annam y Cochinchina, hoy integradas en la nación de Vietnam.

En gran parte (setenta y cinco) fueron decapitados; los restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron en prisión a causa de las torturas, negándose a pisotear la cruz de Cristo o a admitir la falsedad de su fe.

De estos ciento diecisiete mártires, la fórmula de canonización ha puesto de relieve seis nombres particulares, en representación de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales. El primero, del que encontramos una carta en el oficio de lectura, es Andrés Dung-Lac. Nació en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900. Otros dos provienen del centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820 y arrestado mientras iniciaba su formación sacerdotal, fue asesinado a los dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de familia, muerto en 1859 (beatificado en 1909).

Entre los misioneros extranjeros son mencionados dos españoles y un francés. El dominico español Jerónimo Hermosilla, llegado a Vietnam en 1829, vicario apostólico del Tonkín oriental, fue muerto en 1861 (beatificado en 1909); el otro dominico, el obispo vasco Valentín de Berriochoa, que llegó a Tonkín en 1858, a los treinta y cuatro años, fue muerto en 1861 (beatificado en 1906).

El francés Jean-Théophane Vénard, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, llegó a Tonkín en 1854 y fue asesinado a los treinta y dos años (beatificado en 1906): sus cartas inspiraron a santa Teresa de Lisieux a rezar por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto con san Francisco Javier.
Lista de los 117 Mártires de Vietnam

1 Andrés DUNG-LAC, Sacerdote 21-12-1839
2 Domingo HENARES, Obispo O.P. 25-06-1838
3 Clemente Ignacio DELGADO CEBRIAN, Obispo O.P. 12-07-1838
4 Pedro Dumoulin BORIE, Obispo M.E.P. 24-11-1838
5 José María DIAZ SANJURJO, Obispo O.P. 20-07-1857
6 Melchor GARCIA SAMPEDRO SUAREZ, Obispo O.P. 28-07-1858
7 Jerónimo HERMOSILLA, Obispo O.P. O1-11-1861
8 Valentín BERRIOCHOA, Obispo O.P. 01-11-1861
9 Esteban Teodoro CUENOT, Obispo M.E.P. 14-11-1861
10 Francisco GIL DE FEDERICH, Sacerdote O.P. 22-O1-1745
11 Mateo ALONSO LECINIANA, Sacerdote O.P. 22-O1-1745
12 Jacinto CASTANEDA, Sacerdote O.P. 07-11-1773
13 Vicente LE OUANG LIEM, Sacerdote O.P. 07-11-1773
14 Emanuel NGUYEN VAN TRIEU, Sacerdote 17-09-1798
15 Juan DAT, Sacerdote 28-10-1798
16 Pedro LE TuY, Sacerdote 11-10-1833
17 Francisco Isidoro GAGELIN, Sacerdote M.E.P. 17-10-1833
18 José MARCHAND, Sacerdote M.E.P. 30-11-1835
19 Juan Carlos CORNAY, Sacerdote M.E.P. 20-09-1837
20 Vicente DO YEN, Sacerdote O.P. 30-06-1838
21 Pedro NGUYEN BA TUAN, Sacerdote 15-07-1838
22 José FERNANDEZ, Sacerdote O.P. 24-07-1838
23 Bernardo VU VAN DUE, Sacerdote 01-08-1838
24 Domingo NGUYEN VAN HANH (DIEU), Sacerdote O.P. 01-08-1838
25 Santiago Do MAI NAM, Sacerdote 12-08-1838
26 José DANG DINH (NIEN) VIEN, Sacerdote 21-08-1838
27 Pedro NGUYEN VAN TU, Sacerdote O.P. 05-09-1838
28 Francisco JACCARD, Sacerdote M.E.P. 21-09-1838
29 Vicente NGUYEN THE DIEM, Sacerdote 24-11-1838
30 Pedro VO BANG KHOA, Sacerdote 24-11-1838
31 Domingo TUOC, Sacerdote O.P. 02-04-1839
32 Tomás DINH VIET Du, Sacerdote O.P. 26-11-1839
33 Domingo NGUYEN VAN (DOAN) XUYEN, Sacerdote O.P. 26-11-1839
34 Pedro PHAM VAN TIZI, Sacerdote 21-12-1839
35 Pablo PHAN KHAc KHOAN, Sacerdote 28-04-1840
36 Josée DO QUANG HIEN, Sacerdote O.P. 09-05-1840
37 Lucas Vu BA LOAN, Sacerdote 05-06-1840
38 Domingo TRACH (DOAI), Sacerdote O.P. 18-09-1840
39 Pablo NGUYEN NGAN, Sacerdote 08-11-1840
40 José NGUYEN DINH NGHI, Sacerdote 08-11-1840
41 Martín TA Duc THINH, Sacerdote 08-11-1840
42 Pedro KHANH, Sacerdote 12-07-1842
43 Agustín SCHOEFFLER, Sacerdote M.E.P. 01-05-1851
44 Juan Luis BONNARD, Sacerdote M.E.P. 01-05-1852
45 Felipe PHAN VAN MINH, Sacerdote 03-07-1853
46 Lorenzo NGUYEN VAN HUONG, Sacerdote 27-04-1856
47 Pablo LE BAo TINH, Sacerdote 06-04-1857
48 Domingo MAU, Sacerdote O.P. 05-11-1858
49 Pablo LE VAN Loc, Sacerdote 13-02-1859
50 Domingo CAM, Sacerdote T.O.P. 11-03-1859
51 Pedro DOAN LONG QUY, Sacerdote 31-07-1859
52 Pedro Francisco NERON, Sacerdote M.E.P. 03-11-1860
53 Tomás KHUONG, Sacerdote T.O.P. 30-01-1861
54 Juan Teofano VENARD, Sacerdote M.E.P. 02-02-1861
55 Pedro NGUYEN VAN Luu, Sacerdote 07-04-1861
56 José TUAN, Sacerdote O.P. 30-04-1861
57 Juan DOAN TRINH HOAN, Sacerdote 26-05-1861
58 Pedro ALMATO RIBERA, Sacerdote O.P. 01-11-1861
59 Pablo TONG VIET BUONG, Laico 23-10-1833
60 Andrés TRAN VAN THONG, Laico 28-11-1835
61 Francisco Javier CAN, Catequista 20-11-1837
62 Francisco DO VAN (HIEN MINH) CHIEU, Catequista 25-06-1838
63 José NGUYEN DINH UPEN, Catequista T.O.P. 03-07-1838
64 Pedro NGUYEN DicH, Laico 12-08-1838
65 Miguel NGUYEN HUY MY, Laico 12-08-1838
66 José HOANG LUONG CANH, Laico T.O.P. 05-09-1838
67 Tomás TRAN VAN THIEN, Seminarista 21-09-1838
68 Pedro TRUONG VAN DUONG, Catequista 18-12-1838
69 Pablo NGUYEN VAN MY, Catequista 18-12-1838
70 Pedro VU VAN TRUAT, Catequista 18-12-1838
71 Agustín PHAN VIET Huy, Laico 13-06-1839
72 Nicolás BUI DUC THE, Laico 13-06-1839
73 Domingo (Nicolás) DINH DAT, Laico 18-07-1839
74 Tomás NGUYEN VAN DE, Laico T.O.P. 19-12-1839
75 Francisco Javier HA THONG MAU, Catequista T.O.P. 19-12-1839
76 Agustín NGUYEN VAN MOI, Laico T.O.P. 19-12-1839
77 Domingo Bui VAN UY, Catequista T.O.P. 19-12-1839
78 Esteban NGUYEN VAN VINTI, Laico T.O.P. 19-12-1839
79 Pedro NGUYEN VAN HIEU, Catequista 28-04-1840
80 Juan Bautista DINH VAN THANH, Catequista 28-04-1840
81 Antonio NGUYEN HUU (NAM) QUYNH, Laico 10-07-1840
82 Pietro NGUYEN KHAC Tu, Catequista 10-07-1840
83 Tomás TOAN, Catequista T.O.P. 21-07-1840
84 Juan Bautista CON, Laico 08-11-1840
85 Martín THO, Laico 08-11-1840
86 Simón PHAN DAc HOA, Laico 12-12-1840
87 Inés LE THi THANH (DE), Laica 12-07-1841
88 Mateo LE VAN GAM, Laico 11-05-1847
89 José NGUYEN VAN Luu, Catequista 02-05-1854
90 Andrés NGUYEN Kim THONG (NAM THUONG), Catequista 15-07-1855
91 Miguel Ho DINH HY, Laico 22-05-1857
92 Pedro DOAN VAN VAN, Catequista 25-05-1857
93 Francisco PHAN VAN TRUNG, Laico 06-10-1858
94 Domingo PHAM THONG (AN) KHAM, Laico T.O.P. 13-01-1859
95 Lucas PHAM THONG (CAI) THIN, Laico 13-01-1859
96 José PHAM THONG (CAI) TA, Laico 13-01-1859
97 Pablo HANH, Laico 28-05-1859
98 Emanuel LE VAN PHUNG, Laico 31-07-1859
99 José LE DANG THI, Laico 24-10-1860
100 Mateo NGUYEN VAN (NGUYEN) PHUONG, Laico 26-05-1861
101 José NGUYEN DUY KHANG, Catequista T.O.P. 06-11-1861
102 José TUAN, Laico 07-01-1862
103 José TUC, Laico 01-06-1862
104 Domingo NINH, Laico 02-06-1862
105 Domingo TORI, Laico 05-06-1862
106 Lorenzo NGON, Laico 22-05-1862
107 Pallo (DONG) DUONG, Laico 03-06-1862
108 Domingo HUYEN, Laico 05-06-1862
109 Pedro DUNG, Laico 06-06-1862
110 Vicente DUONG, Laico 06-06-1862
111 Pedro THUAN, Laico 06-06-1862
112 Domingo MAO, Laico 16-06-1862
113 Domingo NGUYEN, Laico 16-06-1862
114 Domingo NHI, Laico 16-06-1862
115 Andrés TUONG, Laico 16-06-1862
116 Vicente TUONG, Laico 16-06-1862
117 Pedro DA, Laico 17-06-1862
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O.P. : Orden de los Predicadores (Dominicos)
T.O.P.: Terciario de la Orden de los Predicadores
M.E.P.: Sociedad de las Misiones Extranjeras de París

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

23 noviembre, 2016

San Clemente I, Papa



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¡Oh!, San Clemente, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo, que vuestra fe, hasta el final de vuestros
días la mantuvisteis incólume, siendo además el tercer Papa
después de San Pedro, gobernando la Iglesia, en imitación
a vuestro único Maestro: Cristo. Escribisteis una carta a
los Corintios, con sabios y espirituales consejos, y por ella
a los paganos de vuestro tiempo convertisteis. “El que se
conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza
es un regalo gratuito de Dios y no una conquista nuestra”
Escribisteis vos. Luego, fuisteis desterrado por Trajano,
emperador a Crimea, en Rusia,condenándoos a trabajos
forzados con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas
dicen que estos le decían: “Ruega por nosotros Clemente,
para que seamos dignos de las promesas de Cristo”. San
Ireneo, dice de vos, que visteis a los santos apóstoles
Pedro y Pablo y tratasteis con ellos. En Crimea, a muchos
paganos convertisteis y los bautizasteis. Vuestros obreros
compañeros de la mina de mármol, de sed sufrían, porque
la fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros
de distancia y vos, orasteis con fe y de pronto, apareció
muy cerca, una fuente de agua cristalina, dándoos más fama
de santidad y permitiéndoos conseguir más conversiones.
Un día, os exigieron que adorarais a Júpiter, pero vos,
dijisteis que no adorabais sino, al verdadero Dios, siendo
arrojado al mar, y, para que los cristianos no pudieran
venerar vuestro cadáver, os ataron al cuello una pesa.
Pero, Dios jamás os abandonó y una gran ola devolvió
vuestro cuerpo a la orilla, siendo recogido por San Cirilo
y San Metodio, y llevado a Roma, y recibidos solemnemente.
Así, marchó al cielo vuestra alma, que coronada fue con
corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Clemente; “vivo mártir de la luz de Cristo Jesús”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 de Noviembre
San Clemente I
Papa
Año 101

Oremos por nuestro actual Pontífice, para que a imitación de San Clemente y los demás Pontífices santos que ha tenido la Iglesia Católica, continúe guiando sabiamente a los que seguimos la santa religión de Cristo.

Cuando los persigan no tengáis temor porque el Espíritu Santo hablará por vosotros (Jesucristo).


San Clemente fue el tercer sucesor de San Pedro (después de Lino y Cleto) y gobernó a la Iglesia desde el año 93 hasta el 101. El año 96 escribió una carta a Los Corintios, que es el documento Papal más antiguo que se conoce (Después de las cartas de San Pedro). En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre al Pontífice de Roma (Entre otras cosas dice: “el que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de Dios y no una conquista nuestra”.

Por ser cristiano fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea (al sur de Rusia) y condenado a trabajos forzados a picar piedra con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas dicen que estos le decían: “Ruega por nosotros Clemente, para que seamos dignos de las promesas de Cristo”.

San Ireneo (que vivió en el siglo segundo) dice que Clemente vio a los santos apóstoles Pedro y Pablo y trató con ellos. Las Actas antiguas añaden que allá en Crimea convirtió a muchísimos paganos y los bautizó. Los obreros de la mina de mármol sufrían mucho por la sed, porque la fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros de distancia. El santo oró con fe y apareció allí muy cerca una fuete de agua cristalina. Esto le dio más fama de santidad y le permitió conseguir muchas conversiones más.

Un día las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla. San Cirilo y San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los restos de San Clemente, los cuales fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad Eterna, y allá se conservan.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Clemente.htm)

22 noviembre, 2016

Santa Cecilia, Patrona de los Músicos

 
 
 Pintura de Simon Vouet, ca. 1626 (Hartford, Conn., Wardsworth Atheneum ...
 
¡Oh!, Santa Cecilia, vos, sois la hija del Dios
de la vida, y su amada santa, y, que por más de mil
años habéis sido venerada en la Iglesia Católica.
Vos, que pertenecíais a una notable familia romana,
acostumbrabais vestir una túnica de tela áspera y
consagrasteis a Dios, vuestra su virginidad. Vuestros
padres os comprometieron en matrimonio con un joven
llamado Valeriano, pero vos, le dijisteis a vuestro
prometido, que vos, habíais hecho voto de virginidad
y que, si él quería ver al ángel de Dios, debía hacerse
cristiano. Y, Valeriano se hizo instruir por el Papa
Urbano y fue bautizado. Luego vos y Valeriano, a
Tiburcio, convencieron para que cristiano se hiciera
y así fue. Vos, veíais a vuestro ángel de la guarda a
menudo. Para entonces, el alcalde de Roma, Almaquio,
había prohibido sepultar a los cristianos, pero,
Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos
los cadáveres de cristianos que encontraban y por ello,
fueron arrestados y llevados ante el alcalde, éste
les pidió que declararan que adoraban a Júpiter y ellos
le dijeron que solo con el Dios de la Vida, lo harian
y entonces fueron azotados y les dieron muerte. Con
ella, estos mártires animaron a los cristianos de Roma
a sufrir con gusto los suplicios y jamás, ser infieles
a la santa religión. Luego, os arrestaron a vos, y exigieron
que renunciarais a vuestra religión, declarando que vos
preferíais la muerte, antes de abdicar de Cristo, y os
llevaron junto a un horno, para tratar de sofocaros
con el calor y los gases, pero, en vez de asfixiaros
vos, cantabais gozosa y feliz, cánticos de gloria a Dios.
Y, así, el cruel Almaquio, mandó que os cortaran vuestra
cabeza. Antes de morir, pedisteis a Urbano Papa, que
convirtiera vuestra casa en un templo de oración. Y,
así, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser de luz,
Santa Patrona de todos los Músicos del orbe de la tierra;
¡oh!, Santa Cecilia, “viva virgen mártir y cantora de Dios”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de Noviembre
Santa Cecilia
Mártir
Año 177

Santa Cecilia bendita, dile a Dios que también nosotros prefiramos mil muertes antes que ser infieles a nuestra santa religión. No ofendas a nadie ni en mucho ni en poco (S. Biblia Ecl. 5, 15).


Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica. Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad. Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano.

Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte.

Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión. En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos).

Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.

En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, muy hermosa, la cual se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma. Está acostada de lado y parece que habla. En Roma había ya en el año 545 un templo dedicado a esta gran Santa.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Cecilia.htm)

21 noviembre, 2016

La Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo


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¡Oh!, Santa María, Niña Nuestra, Vos,
sois la Hija del Dios de la Vida y
su amadísima y predilecta Hija. Y,
maravilla de maravilas, que en este
día, a Vos, os presentaron Joaquín y
Ana, vuestros amadísimos padres, hijos
del Dios de la Vida, y santos además
en el Templo de Dios, para que Vos,
supierais vuestros deberes para con Él.
Y, Él, vuestro Padre, el “Alpha y el
Omega”, desde siempre y por siempre
os bendijo amorosa y eternamente por
los siglos de los siglos. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Oh!, Santa María, Niña Nuestra, “luz”.




© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de noviembre
La Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo


Honramos hoy la Presentación en el Templo de aquella Niña de bendición. Los orígenes de esta fiesta hay que buscarlos en una piadosa tradición que surge en el escrito apócrifo llamado el «Protoevangelio de Santiago». Según este documento la Virgen María fue llevada a la edad de tres años por sus padres San Joaquín y Santa Ana. Allí, junto a otras doncellas y piadosas mujeres, fue instruida cuidadosamente respecto la fe de sus padres y sobre los deberes para con Dios.

Históricamente, el origen de esta fiesta fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén , en el año 543. Todo eso se viene conmemorando en Oriente desde el siglo VI, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en una Constitución de 1166.

Un gentil hombre francés, canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón en 1372, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia.



Oración

Oh Dios, que quisiste que en este día fuese presentada en el templo la Santísima Virgen María, morada del Espíritu Santo: suplicámoste por su intercesión nos concedas merecer ser presentados en el templo de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Presentación_de_la_Virgen_María.htm)

20 noviembre, 2016

Cristo, Rey del Universo

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¡Oh!, Cristo, Rey del Universo, Vos, sois el Amadísimo Hijo
del Padre, y, hoy, con Vos, la Iglesia toda, el Año Litúrgico
cierra, porque en él se ha meditado, el misterio de Vuestra
Vida, Vuestra predicación y el anuncio del Reino, de Vuestro
Amadísimo Padre. “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino
fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no
fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí”.
Respondisteis Vos, al interrogado ser, por Pilatos, porque
Vos, no sois el Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado.
Vos, el “Rey del Reino de Dios” sois, que, nos trajisteis,
y al que, nos conducís. Vos, anunciáis la Verdad y ella,
el camino amoroso ilumina, trazado por Vos, con Vuestra Vía
Crucis, hacia el Reino de Dios dirigida. “Sí, como dices, soy
Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad
escucha mi voz”. Y, vos a cada nada, la estáis recordándonosla,
ante la falsía del engaño del pecado, y, cual cordero, os
sacrificasteis en la cruz. Vos, el Espíritu Santo, nos dejasteis
que las gracias nos concede necesarias para lograr la Santidad
y transformar el mundo en el amor. Vuestra obra, y las dos
realidades de la Iglesia, “peregrina” y “celestial”, se unen
de manera definitiva. “Por ellos ruego; no ruego por el mundo,
sino por los que tu me has dado, porque son tuyos; y todo lo
mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado
en ellos. Yo, ya no estoy en el mundo, pero ellos si están
en el mundo, y Yo, voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre
a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. No
te pido que los retires del mundo, sino que los guarde del
Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad”. Así, Vos,
orasteis antes de ser entregado, demostrando, cuánto nos
quieres y pidiendo que Vuestro Padre nos guarde y proteja
hasta alcanzar la vida divina por la cual os sacrificasteis:
“Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para
que sean uno como nosotros”. Nunca jamás, suficiente será
deciros, ¡Viva Cristo, Rey del Universo! ¡Viva María!, vuestra
Santa Madre, por tanto e inmenso amor, desbrozado por el
hombre, a quien amasteis y amas desde siempre sin medida;
¡Oh!, Jesucristo, Rey del Universo, “Camino, verdad y vida”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Cristo Rey del Universo

La fiesta de Cristo Rey fue instituida en 1925 por el papa Pío XI, que la fijó en el domingo anterior a la solemnidad de todos los santos. La Iglesia, ciertamente, no había esperado dicha fecha para celebrar el soberano señorío de Cristo: Epifanía, Pascua, Ascensión, son también fiestas de Cristo Rey. Si Pío XI estableció esa fiesta, fue como él mismo dijo explícitamente en la encíclica Quas primas, con una finalidad de pedagogía espiritual. Ante los avances del ateísmo y de la secularización de la sociedad quería afirmar la soberana autoridad de Cristo sobre los hombres y las instituciones. Ciertos textos del oficio dejan entrever un último sueño de cristiandad.

En 1970 se quiso destacar más el carácter cósmico y escatológico del reinado de Cristo. La fiesta se convirtió en la de Cristo “Rey del Universo” y se fijó en el último domingo per annum. Con ella apunta ya el tiempo de adviento en la perspectiva de la venida gloriosa del Señor.

La transformación de la segunda parte de la colecta revela claramente el cambio introducido en el tema de la fiesta. La oración de 1925 pedía a Dios “que todos los pueblos disgregados por la herida del pecado, se sometan al suavísimo imperio” del reino de Cristo. El texto modificado pide a Dios “que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin”.

Cristo, piedra angular

El año litúrgico llega a su fin. Desde que lo comenzamos, hemos ido recorriendo el círculo que describe la celebración de los diversos misterios que componen el único misterio de Cristo: desde el anuncio de su venida (Adviento), hasta su muerte y resurrección (Ciclo Pascual), pasando por su nacimiento (Navidad), presentación al mundo (Epifanía) y la cadencia semanal del domingo. Con cada uno de ellos, hemos ido construyendo un arco, al que hoy ponemos la piedra angular. Este es el sentido profundo de la solemnidad de Cristo – Rey del Universo, es decir, de Cristo – Glorioso que es el centro de la creación, de la historia y del mundo. “Todos perciben en sus almas una alegría inmensa, al considerar la santa Humanidad de Nuestro Señor: un Rey con corazón de carne, como el nuestro; que es autor del universo y de cada una de las criaturas, y que no se impone dominando: mendiga un poco de amor, mostrándonos, en silencio, sus manos llagadas”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer)

Pío XI, al establecer esta fiesta, quiso centrar la atención de todos en la imagen de Cristo, Rey divino, tal como la representaba la primitiva Iglesia, sentado a la derecha del Padre en el ábside de las basílicas cristianas, aparece rodeado de gloria y majestad. La cruz nos indica que de ella arranca la grandeza imponente de Jesucristo, Rey de vivos y de muertos. (P. Morales, I. L.)

La Iglesia anuncia hoy alborozada que “el Cordero degollado”, al entregar su vida “en el altar de la Cruz”, reconquistó con su sangre preciosa toda la creación y se la entregó a su Padre, aunque sólo al final de los tiempos esa “entrega” será plena y definitiva. Al anunciar y celebrar hoy el triunfo de Cristo, nos llenamos de alegría y esperanza, sabiendo que Él nos llevará a su reino eterno, si ahora damos de comer al hambriento, y de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y enterrar a los muertos (Evangelio.)

“Yo soy Rey”

Esta fue la respuesta rotunda de Jesús a Pilato. Aunque la respuesta completa fue ésta: “Pero mi reino no es de aquí”.
Pero si el reino de Jesucristo no es de este mundo, se inicia y realiza germinalmente ya en este mundo. Es verdad que sólo al final de los tiempos y tras el juicio final alcanzará su plenitud definitiva, pues sólo entonces triunfará definitivamente del demonio, el pecado, el dolor y la muerte.

Pero ya ahora, “el reino instaurado por Jesucristo actúa como fermento y signo de salvación para construir un mundo más justo, más fraterno, más solidario, inspirado en los valores evangélicos de la esperanza y de la bienaventuranza, a la que todos estamos llamados” (JUAN PABLO II.) Los santos –únicos que se han tomado en serio su reinado- han sido grandes sembradores de comprensión, justicia, amor y la paz siempre y en todas partes. ¡Pobre tierra esta nuestra sin su acción y la de los demás seguidores de Jesús!. A pesar de sus debilidades y pecados.

“Jesucristo es Rey que hace reyes a sus seguidores coronándolos en el cielo.” (San Buenaventura)

La historia de los mártires de Cristo Rey se ha reproducido siempre que el amor de Dios se apodera de un alma
Oposición al Señor


¿Por qué, entonces, tantos se oponen al reino de Jesucristo? Porque es evidente que son muchos los políticos, escritores, artistas, creadores de opinión, detentadores del dinero y del poder, gente de a pie, que gritan –con el más cruel y eficaz de los lenguajes: el de las obras- “¡No queremos que Él reine sobre nosotros!”. Ese es el grito que se esconde tras tantos diseños de la familia, de la educación, de la moda, de la cultura, de la sociedad actual (cf. San JOSEMARIA ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa, n. 179). Cierto que es un grito que no pocas veces es un eco del “no saben lo que hacen”. Pero no por eso menos real y doloroso.

Nosotros hemos de empeñarnos en lo contrario. Dejarle reinar en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad, corazón, cuerpo, familia. Y hacer que reine en nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo y gente que se cruce en nuestro caminar. (José Antonio Abad, Comentarios Litúrgicos, Rev. Palabra)

Cristo

Viene de la traducción griega del término hebreo “Mesías” que quiere decir “ungido”. No pasa a ser nombre propio de Jesús sino porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de Él. Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey. (C.I.C 436)
Como Hijo de Dios, le correspondía por naturaleza un absoluto dominio sobre todas las cosas salidas de sus manos creadoras. “Todas han sido creadas por y en Él. En el cielo y en la tierra, todas las cosas subsisten por Él, las visibles y las invisibles”. Pero además es Rey nuestro por derecho de conquista. Él nos rescató del pecado, de la muerte eterna.

Cristo reina ya mediante la Iglesia

“Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos” (Rm 14,9). La Ascensión de Cristo al Cielo significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: posee todo poder en los cielos, y en la tierra. Él está “por encima de todo principado, Potestad, Virtud, Dominación” porque el Padre “bajo sus pies sometió todas las cosas”. (Ef 1, 20-22). Cristo es el Señor del cosmos (cf Ef 4, 10; 1 Co 15, 24.27-28) y de la historia. En él, la historia de la humanidad e incluso toda la Creación encuentran su recapitulación (Ef 1,10), su cumplimiento trascendente. (C.I.C 668)

Como Señor, Cristo es también la cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo (cf Ef 1, 22). Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión, permanece en la tierra en su Iglesia. La Redención es la fuente de la autoridad que Cristo, en virtud del Espíritu Santo, ejerce sobre la Iglesia (cf Ef 4, 11-13). C.I.C 669

Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. “Adquirió” este derecho por la Cruz.

Profundicemos llenos de agradecimiento, como aquellos colosenses a quienes Pablo dirige su carta, en el misterio de amor que es para nosotros Cristo Rey redimiéndonos: “Demos gracias a Dios Padre, que nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo dignos de la herencia de los santos en la luz, introduciéndonos en el Reino del Hijo de su amor, en el cual tenemos redención por su sangre, perdón de los pecados”. (Col. 1. 12)

Él se ofreció en la cruz, como hostia inmaculada pacífica para que todos los hombres se sujetasen a su dominio. Y así poder entregar al Padre ese Reino eterno y universal formado con las almas que con Él y en Él se salvan siempre. Reino de verdad y de vida, Reino de Santidad y gracia, Reino de justicia, amor y paz.

“El Señor me ha empujado a repetir, desde hace mucho tiempo, un grito callado: serviré. Que El nos aumente esos afanes de entrega, de fidelidad, a su divina llamada –con naturalidad, sin aparato, sin ruido-, en medio de la calle. Démosle gracias desde el fondo del corazón. Dirijámosle una oración de súbditos, ¡de hijos!, y la lengua y el paladar se nos llenaran de leche y de miel, nos sabrá a panal tratar del reino de Dios, que es un Reino de libertad, de la libertad que El nos ganó”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer).
 
(http://www.rosario.org.mx/liturgia/a_liturgico/cristorey.htm)

19 noviembre, 2016

San Andrés Avelino

 
 
 ¡Oh!, San Andrés Avelino; vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado santo, y, porque así, lo quiso
Dios, y el mismo letrado, que, al leer en el Libro
Santo, la frase: “La boca que miente, mata el alma”,
fue suficiente argumento, para todo abandonarlo. Y,
así, supisteis que, volveríais jamás a ser como antes
y por ello, os entregasteis con amor, fe y pasión, a
abrazar la Cruz de Cristo, atrás dejando fama, posición
y dinero, para el uniforme de sacerdote vestir y
con él, deslumbrar a propios y extraños, usando
vuestra palabra, por donde fuisteis, maravillas y
milagros haciendo. Acudieron grandes multitudes a
visitaros en vuestro ataúd, y durante setentaidos
horas vuestros cadáver echó sangre cada vez que le
hicieron alguna pequeña herida y ella, la recogieron
en frascos, y cuatro años después empezó a hervir,
en el aniversario de vuestra muerte. Había dicho
Nuestro Señor Jesucristo: “Quien renuncie a algo
importante por amor a mí, recibirá cien veces más”.
Y, claro, vos, lo recibisteis, y hoy, gozáis de las
alegrías del cielo eterno, coronado todo, de luz,
como premio justo, a vuestra entrega gran amor y fe;
¡oh! San Andrés Avelino; “vivo amor y renuncia”.

© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de Noviembre
San Andrés Avelino
Año 1608


Que Dios que es tan bueno y tan generoso, nos envíe muchos predicadores que como San Andrés Avelino conviertan a los pecadores que asistan a sus sermones.

Quien renuncie a algo importante por amor a mí, recibirá cien veces más (Jesucristo).


El hecho más conocido de este santo es que siendo un abogado de fama, un día en un pleito dijo una mentira, pero luego leyó en la S. Biblia la frase que dice: “La boca que miente, mata el alma”, y se asustó tanto que dejó la abogacía y se dedicó al sacerdocio, a predicar y salvar almas.

San Andrés Avelino nació en Nápoles (Italia) en 1521. Entró a la comunidad de Padres Teatinos y allí dio tales muestras de sabiduría, que fue nombrado maestro de novicios y superior.

San Carlos Borromeo, que era Arzobispo de Milán, quedó tan admirado de las cualidades de ciencia y de santidad de San Andrés que pidió a los superiores de esa comunidad que se lo enviaran a Milán, y lo obtuvo, consiguiendo con ello un gran progreso para su ciudad, porque las predicaciones de Avelino convertían muchos pecadores.

Había un convento muy relajado y San Carlos envió al Padre Andrés a tratar de reformarlo. Lo amenazaron de muerte si se atrevía a entrar allá, pero fue valiente y acabó con todos los abusos. En la ciudad de Piacenza su predicación produjo un cambio tan grande en las costumbres, que los cantineros y dueños de casas de juegos se quejaron ante el gobernador porque se les había acabado la clientela. El gobernador llamó al santo para que le diera explicaciones y este le habló tan hermosamente acerca de lo importante que es evitar el pecado y salvar el alma, que desde ese día la esposa del gobernante lo escogió como director espiritual.

En su ciudad de Nápoles su predicación convertía miles de pecadores, y él acompañaba sus palabras con admirables milagros y sanaciones. San Andrés Avelino murió a la edad de 80 años en noviembre de 1608, y murió en el preciso momento en el que empezaba la santa misa. Al hacer la señal de la cruz para comenzar la celebración, cayó muerto de un ataque de apoplejía.

Acudieron grandes multitudes a visitarlo en su ataúd, y durante 72 horas su cadáver echó sangre cada vez que le hicieron alguna pequeña cortada. Esa sangre la recogieron en frascos, y cuatro años después empezó a hervir, en el aniversario e su muerte.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Avelino.htm)