28 mayo, 2025

San Germán de París Obispo y Padre de los Pobres

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¡Oh! San Germán de París, vos, sois el hijo del Dios de la
Vida, su Obispo y amado santo, que conservando vuestra
monástica vida, llegasteis a ser «doctor de almas”. Vuestra
vida la conocemos por Fortunato, obispo; amigo vuestro. A,
vos, vuestra madre quiso abortaros, y enveneraros vuestro
primo Estraditio, por enfermizos celos. Hoy, sois lo que Dios
quiso que fuerais: ¡santo! Agripin, obispo de Autun, os
ordena sacerdote, luego; Nectario, su sucesor, os nombra
abad del monasterio de san Sinforiano. Allí, fuisteis modelo
de oración, disciplina, espíritu penitente y lleno de caridad.
Fortunato cuenta de vos, que, os habíais propuesto que ningún
pobre se fuese de vuestro convento sin comida, y un día, solo
os quedaban panes para vuestros monjes, y terminasteis dándolos
a los pobres. Al día siguiente de pronto, llegan al convento
dos cargas de pan y dos carros llenos de comida. También otro
día, apagasteis con un poco de agua bendita el fuego del pajar
del monasterio. Y otro, cuando el obispo, os manda poneros en
la cárcel, sin motivo, las puertas se os abrieron, pero vos, no
os marchasteis hasta que vuestro “carcelero” os diese libertad.
El rey Childeberto influyó para que os nombren obispo de París
a la muerte de Eusebio y, además de limosnero mayor. Curasteis
al rey cuando estaba enfermo con la sola imposición de vuestras
santas manos. A Cariberto, nieto de Childeberto, excomulgasteis
por adúltero. Y, así, luego de gastar vuestra vida en buena lid,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser, con corona de luz;
¡Oh! San Germán de París, «vivo médico y taumaturgo del Dios Vivo”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de Mayo
San Germán de París
Obispo

Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: En París, en la Galia, san Germán, obispo, que habiendo sido antes abad de San Sinforiano de Autún, fue llamado a la sede de esta ciudad, donde, conservando el estilo de vida monástico, ejerció una fructuosa cura de almas († 576).

Breve Biografía

Gran parte de su vida la conocemos por el testimonio de su colega el obispo Fortunato que asegura estuvo adornado del don de milagros. Nació Germán en la Borgoña, en Autun, del matrimonio que formaban Eleuterio y Eusebia en el último tercio del siglo V. No tuvo buena suerte en los primeros años de su vida carente del cariño de los suyos y hasta estuvo con el peligro de morir primero por el intento de aborto por parte de su madre y luego por las manipulaciones de su tía, la madre del primo Estratidio con quien estudiaba en Avalon, que intentó envenenarle por celos.

Su pariente de Lazy con quien vive durante 15 años es el que compensa los mimos que no tuvo Germán en la niñez. Allí sí que encuentra amor y un ambiente de trabajo lleno de buen humor y de piedad propicio para el desarrollo integral del muchacho que ya despunta en cualidades por encima de lo común para su edad.

Con los obispos tuvo suerte. Agripin, el de Autun, lo ordena sacerdote solucionándole las dificultades y venciendo la resistencia de Germán para recibir tan alto ministerio en la Iglesia; luego, Nectario, su sucesor, lo nombra abad del monasterio de san Sinforiano, en los arrabales de la ciudad. Modelo de abad que marca el tono sobrenatural de la casa caminando por delante con el ejemplo en la vida de oración, la observancia de la disciplina, el espíritu penitente y la caridad.

Es allí donde comienza a manifestarse en Germán el don de milagros, según el relato de Fortunato. Por lo que cuenta su biógrafo, se había propuesto el santo abad que ningún pobre que se acercara al convento a pedir se fuera sin comida; un día reparte el pan reservado para los monjes porque ya no había más; cuando brota la murmuración y la queja entre los frailes que veían peligrar su pitanza, llegan al convento dos cargas de pan y, al día siguiente, dos carros llenos de comida para las necesidades del monasterio. También se narra el milagro de haber apagado con un roción de agua bendita el fuego del pajar lleno de heno que amenazaba con arruinar el monasterio. Otro más y curioso es cuando el obispo, celoso que de todo hay por las cosas buenas que se hablan de Germán, lo manda poner en la cárcel por no se sabe qué motivo (quizá hoy se le llamaría «incompatibilidad»); las puertas se le abrieron al estilo de lo que pasó al principio de la cristiandad con el apóstol, pero Germán no se marchó antes de que el mismo obispo fuera a darle la libertad; con este episodio cambió el obispo sus celos por admiración.

El rey Childeberto usa su autoridad en el 554 para que sea nombrado obispo de París a la muerte de Eusebio y, además, lo nombra limosnero mayor. También curó al rey cuando estaba enfermo en el castillo de Celles, cerca de Melun, donde se juntan el Yona y el Sena, con la sola imposición de las manos.

Como su vida fue larga, hubo ocasión de intervenir varias veces en los acontecimientos de la familia real. Alguno fue doloroso porque un hombre de bien no puede transigir con la verdad; a Cariberto, rey de París el hijo de Clotario y, por tanto, nieto de Childeberto, tuvo que excomulgarlo por sus devaneos con mujeres a las que va uniendo su vida, después de repudiar a la legítima Ingoberta.

El buen obispo parisino murió octogenario, el 28 de mayo del 576. Se enterró en la tumba que se había mandado preparar en san Sinfroniano. El abad Lanfrido traslada más tarde sus restos, estando presentes el rey Pipino y su hijo Carlos, a san Vicente que después de la invasión de los normandos se llamó ya san Germán. Hoy reposan allí mismo y se veneran en una urna de plata que mandó hacer a los orfebres el abad Guillermo, en el año 1408.

(https://es.catholic.net/op/articulos/32167/germn-de-pars-)