02 mayo, 2014

San Atanasio



Oh, San Atanasio, vos sois el hijo del Dios de la vida
y su amado santo, que honor hicisteis a vuestro nombre
que significa “inmortal”. Os dedicasteis a llevar una
solitaria vida, poco antes de volver a la ciudad, para
dedicaros totalmente al servicio de Nuestro Señor. Arrio
en aquél tiempo, a los fieles confundía con su herética
interpretación de que Cristo no era Dios por naturaleza.
Tanto así, que un concilio se celebró, para considerar
tal cuestión en Nicea. Vos, acompañasteis a Alejandro,
obispo de Alejandría, y con ingenio y valor sostuvisteis
la verdad católica y refutasteis a los herejes y al mismo
Arrio, que fue excomulgado. Y, elegido fuisteis, a la
muerte de Alejandro, siendo nombrado patriarca de
Alejandría. Y ello, bastó para que los arrianos no os
dejaran de perseguiros. Desterrado cinco veces y cuando
quisieron obligaros a recibir a Arrio, vos, cumplisteis
con valor vuestro deber, rechazando la propuesta y en ello
perseverando a pesar de que Constantino, os desterró.
Cuando el emperador murió, regresasteis a Alejandría
entre vítores y aplausos y continuasteis vuestra lucha
contra los impíos arrianos, desterrado siendo una vez
más a Roma, hasta que el desierto os arropó, y finalmente
una vez más, y al fin, vivir pudisteis en paz. Vos,
sois el “prototipo de la cristiana fortaleza”, porque
jamás os disteis por vencido. Y, llegó el momento
en que entregasteis vuestra alma al Padre, quien os
coronó, con corona de eternidad y de luz, por vuestra
entrega constante de amor, hecha defensa y lucha de la fe;
oh, San Atanasio, “látigo de fe y valor contra los arrianos”.


© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Mayo
San Atanasio
Doctor de la Iglesia


Atanasio, nombre que significa “inmortal”, nació en Egipto, en la ciudad de Alejandría, en el año 295. Llegado a la adolescencia, estudió derecho y teología. Se retiró por algún tiempo a un yermo para llevar una vida solitaria y allí hizo amistad con los ermitaños del desierto; cuando volvió a la ciudad, se dedicó totalmente al servicio de Dios.
 
Era la época en que Arrio, clérigo de Alejandría, confundía a los fieles con su interpretación herética de que Cristo no era Dios por naturaleza. Para considerar esta cuestión se celebró un concilio (el primero de los ecuménicos) en Nicea, ciudad del Asia Menor. Atanasio, que era entonces diácono, acompañó a este concilio a Alejandro, obispo de Alejandría, y con su doctrina, ingenio y valor sostuvo la verdad católica y refutó a los herejes y al mismo Arrio en las disputas que tuvo con él.
 
Cinco meses después de terminado el concilio con la condenación de Arrio, murió san Alejandro, y Atanasio fue elegido patriarca de Alejandría. Los arrianos no dejaron de perseguirlo y apelaron a todos los medios para echarlo de la ciudad e incluso de Oriente.
 
Fue desterrado cinco veces y cuando la autoridad civil quiso obligarlo a que recibiera de nuevo en el seno de la Iglesia a Arrio, excomulgado por el concilio de Nicea y pertinaz a la herejía, Atanasio, cumpliendo con gran valor su deber, rechazó tal propuesta y perseveró en su negativa, a pesar de que el emperador Constantino, en 336, lo desterró a Tréveris.
 
Durante dos años permaneció Atanasio en esta ciudad, al cabo de los cuales, al morir Constantino, pudo regresar a Alejandría entre el júbilo de la población. Inmediatamente renovó con energía la lucha contra los arrianos y por segunda vez, en 342, tuvo que emprender el camino del destierro que lo condujo a Roma.
 
Ocho años más tarde se encontraba de nuevo en Alejandría con la satisfacción de haber mantenido en alto la verdad de la doctrina católica. Pero llegó a tanto el encono de sus adversarios, que enviaron un batallón para prenderlo. Providencialmente, Atanasio logró escapar y refugiarse en el desierto de Egipto, donde le dieron asilo durante seis años los anacoretas, hasta que pudo volver a reintegrarse a su sede episcopal; pero a los cuatros meses tuvo que huir de nuevo. Después de un cuarto retorno, se vio obligado, en el año 362, a huir por quinta vez. Finalmente, pasada aquella furia, pudo vivir en paz en su sede.
 
San Atanasio es el prototipo de la fortaleza cristiana. Falleció el 2 de mayo del año 373. Escribió numerosas obras, muy estimadas, por las cuales ha merecido el honroso título de doctor de la Iglesia.
Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy: Fiesta de María Reparadora. Santos: Félix, Flaminia, Saturnino, Germán, Celestino, Exuperio, Ciriaco, Teódulo, Florencio, Eugenio, Longinos, Zoe, mártires; Antonino Pierozzi, confesor; Daniel, monje.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Anastasio.htm)