28 julio, 2017

¡Felices Fiestas Patrias!



LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ



Historia de la Independencia del Perú y el Libertador San Martín en el Perú. Proclamación de la Independencia, el 28 de julio de 1821. El proceso independentista y el Acta de la Independencia del Perú.


La Independencia del Perú
El Libertador San Martín 

EL PROCESO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

Las corrientes libertarias del siglo XVIII, que llevaron a la independencia de los Estados Unidos y precedieron la caída de la monarquía francesa, repercutieron en los países de América Latina con protestas, revueltas y rebeliones.Fernando VII, rey de España, había logrado frenar todo intento de emancipación en las colonias. Es así, que a comienzos de 1816, solo quedaban como unicos focos de agitacion libertaria: las Provincias Unidas del Río de la Plata (Argentina), y la Región de los Llanos Orientales del Orinoco (Venezuela). Fue de estos dos históricos lugares de donde partieron las dos Corrientes Libertadoras que convergieron hacia el Perú: la del Sur, al mando de Don José de San Martín (1820), y la del Norte, comandada por Don Simón Bolivar.Buena parte de los peruanos combatieron en el batallón "Legión Peruana", en el que destacaron el General La Mar, los oficiales Ramón Castilla, Miguel San Román y Narciso Tudela, todos ellos distinguidos por acción heroica en el campo de batalla.


EL LIBERTADOR SAN MARTIN EN EL PERU

El Ejército Libertador del Perú zarpó del Puerto de Valparaiso, el 20 de agosto de 1820. La expedición constaba de 4118 hombres de las diferentes armas: caballeria, infanteria y artilleria. Despues de 18 días de navegación, el memorable 8 de setiembre de 1820, se inició el desembarco de la Expedición Libertadora en la bahía de Paracas (departamento de Ica). Seguidamente, los patriotas ocuparon Pisco, Chincha y demás haciendas inmediatas. San Martin estableció entonces su Cuartel General en Pisco.


ACTA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU

San Martín ocupa Lima y reúne a Cabildo Abierto el 15 de julio de 1821. Don Manuel Pérez de Tudela, más tarde Ministro de Relaciones Exteriores, redacta el Acta de la Independencia, que fue suscrita por las personas notables de la ciudad:"En la ciudad de Los Reyes, el quince de Julio de mil ochocientos veintiuno. Reunidos en este Excmo. Ayuntamiento los señores que lo componen, con el Excmo. e Ilmo. Señor Arzobispo de esta santa Iglesia Metropolitana, prelados de los conventos religiosos, títulos de Castilla y varios vecinos de esta Capital, con el objeto de dar cumplimiento a lo prevenido en el oficio del Excmo. Señor General en jefe del ejercito Libertador del Perú, Don José de San Martín, el día de ayer, cuyo tenor se ha leído, he impuesto de su contenido reducido a que las personas de conocida probidad, luces y patriotismo que habita en esta Capital, expresen si la opinión general se halla decidida por la Independencia, cuyo voto le sirviese de norte al expresado Sr. General para proceder a la jura de ella. Todos los Srs. concurrentes , por sí y satisfechos, de la opinión de los habitantes de la Capital, dijeron: Que la voluntad general está decidida por la Independencia del Perú de la dominación Española y de cualquiera otra extrajera y que para que se proceda a la sanción por medio del correspondiente juramento, se conteste con copia certificada de esta acta al mismo Excmo. y firmaron los Srs.: El Conde de San Isidro- Bartolomé, Arzobispo de Lima, Francisco Javier de Zárate- El Conde de la Vega de Ren- El Conde de las Lagunas-Toribio Rodriguez-Javier de Luna Pizarro-José de la Riva Aguero-El marquez de Villa fuerte ..".


PROCLAMACION DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU

El 28 de Julio de 1821 se reúne el Cabildo Abierto en Lima, declarando junto con el pueblo la Independencia del Perú de la dominación española y de cualquier otra dominación extranjera. Don José de San Martín proclama y jura la Independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima con las siguientes palabras:


EL PERU DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE
POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS
Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE
¡VIVA LA PATRIA!
¡VIVA LA LIBERTAD!
¡VIVA LA INDEPENDENCIA!"


Según el historiador Jorge Basadre, estas palabras simbolizaban un cambio histórico, había surgido el principio de "la voluntad de los pueblos".Las Ceremonias del 28 de Julio de 1821 por un testigo"...El 28 del mes anterior se juró en esta capital la Independencia del Perú. No he visto en América un concurso ni más lucido ni más numeroso. Las aclamaciones eran un eco continuado de todo el pueblo... Yo fui uno de los que pasearon ese día el estandarte del Perú independiente... Jamás podría premio alguno ser más lisonjero para mí, que ver enarbolado el estandarte de la libertad en el centro de la ciudad más importante de esta parte de América, cumpliendo el objeto de nuestros trabajos en la campaña ... ). En esa misma noche se dio refresco y baile en el cabildo. Ninguna tropa logró contener la aglomeración de gente y no pudo lucir el ambiguo que se preparó para los convidados (... ). En la noche siguiente se dio en el palacio del general un baile, al que asistieron todas las señoras, esto requeriría una descripción particular para lo que no tengo tiempo. La compostura con que se presentaron aquellas era elegante... Yo bailé mi contradanza de etiqueta con una señora y me separé con mis amigos a analizar los efectos de la política del gobierno antiguo". (Carta de Tomás Guido - amigo de San Martín - del 6 de agosto de 1821, a su esposa Pilar Spano).


(http://adonde.com/historia/1821_independencia.htm)

Nuestra Señora de la Paz

 
 
¡Oh! Nuestra Señora de la Paz, Vos, sois
la Madre del Dios de la vida, y que, desde
siempre, designios superiores cumplisteis
desde el día aquél, en que, mercaderes sin
alma, os dejaron al veros, por vez primera
en aquella playa. Pero, más tarde otros,
de amor llenos, os trasladaron en borrico y
frente a la Parroquia San Miguel, el animal
se echó al suelo y allí, ¡oh, sorpresa!
Vos, María, estabais en la caja, con el Niño
Jesús en brazos. Buscaron las autoridades
civiles y religiosas al posible dueño, pero
nadie hasta hoy, os reclamó. Más tarde,
erupcionó el Chaparrastique, y el clero y
la feligresía, os sacaron y os colocaron a
la entrada, e implorando vuestra protección,
la lava de milagro, otro rumbo tomó, todos
salvándoos. En ese instante, las nubes sobre
el volcán, una hoja de palma formaron, que
más tarde, fue de oro, como gratitud en la
mano de Nuestra Señora. Más adelante, por las
luchas fratricidas todos a Vos, recurrieron y
os sacaron al atrio de la iglesia, y, a vuestros
pies, se comprometieron a dejar de lado toda
venganza, buscando reconciliación. Y, así, os
comenzaron a llamar “Nuestra Señora de la Paz”,
pues Vos, amáis la Paz, porque sois toda de Paz;
¡oh! Nuestra Señora de la Paz, “viva Paz de Cristo”.

 
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de Julio
Nuestra Señora de la Paz
Patrona de El Salvador



Cuando dejamos de preocuparnos exclusivamente por nuestros intereses y pasamos a prestar atención en cosas más elevadas, podemos recibir grandes gracias e inesperadas dádivas
. (Valdis Grinsteins)

¿Es común encontrar una gran caja cerrada extraviada en la playa? Ciertamente no. Si ello resulta extraño hoy, tanto más lo sería a fines del siglo XVII, cuando comienza la parte conocida de la historia de Nuestra Señora de la Paz.

Pasaban unos comerciantes por una playa a orillas del Océano Pacífico, en América Central, donde está localizado actualmente El Salvador, y divisaron a lo lejos una gran caja cerrada. Sorprendidos, se acercaron e intentaron abrirla, pero no lo consiguieron. Conjeturaron, probablemente, que como la caja era pesada sería difícil transportarla —en aquellos tiempos sin pistas ni camiones— por trochas en que muchas veces abundaban los ladrones. Concluyeron, pues, que era mejor dejarla abandonada donde estaba. Además, la justicia exigía que se comunicara el hecho a las autoridades, para que ellas verifiquen si lo encontrado pertenecía a la víctima de algún naufragio. Tanto trabajo redundaría en beneficio de un tercero, y no para ellos mismos… Decidieron entonces dar más importancia a sus propios intereses, y perdieron una oportunidad de oro.

Poco después, pasaron por allí otros mercaderes. Vieron la misma caja tirada en la arena, y también intentaron abrirla, sin éxito. Viendo que la caja era pesada, que estaba bien cerrada, y nada indicaba su procedencia o a quien era dirigida, llegaron a la conclusión de que podría contener algo valioso, que debía ser transportado con mucho cuidado y diligencia. Ciertamente alguien se perjudicaría si la dejasen allí —tal vez la pobre víctima de algún naufragio, tal vez algún comerciante que la habría abandonado perseguido por piratas ingleses… ¿Quién lo sabe? Pensando en el bien del prójimo, consiguieron prestado un burro y sobre él colocaron la caja, con rumbo a la villa de San Miguel, donde llegaron el día 21 de noviembre de 1682.

Frente a la iglesia de la localidad, el burro se echó al suelo. Al trasladar la caja, los mercaderes verificaron con sorpresa que ahora la podían abrir sin dificultad. Una vez abierta, encontraran en ella una imagen de Nuestra Señora con el Niño Jesús. Las autoridades civiles y religiosas procedieron a la búsqueda de los posibles propietarios de la imagen. Sin embargo, hasta hoy no se consiguió saber con seguridad a quién pertenecía, o a quién estaba dirigida, o si el barco que la transportaba se hundió, o si fue lanzada al mar para evitar que los piratas anglicanos la profanaran. De cualquier modo, no dejó de llamar la atención el hecho —sobrenatural según todo lo indica— de que la caja pudo ser abierta solamente frente a la iglesia, motivo por el cual la imagen fue dejada allí, donde permanece hasta hoy, al interior de la iglesia parroquial de San Miguel.

Gracias a través de la imagen
Un siglo después, exactamente el día 21 de setiembre de 1787, los habitantes de la ciudad observaban consternados la erupción del volcán Chaparrastique. Con una elevación de más de mil metros de altura sobre la ciudad y apenas a unos 50 km de ella, podría ser mortal no sólo por los gases que emitía y las piedras que lanzaba en sus explosiones, sino especialmente por la lava que soltaba, la cual destruía todo lo que encontraba a su paso. En esa trágica situación, no habiendo ningún obstáculo natural que evitara la destrucción de la ciudad ante el avance de la lava, los habitantes y el clero local decidieron sacar la imagen del interior de la iglesia y colocarla en la puerta, pidiendo su protección. En el momento en que lo hicieron, la lava cambió de rumbo. Aunque terminó destruyendo muchas tierras fértiles, la ciudad se salvó. En ese momento, las nubes sobre el volcán formaron una hoja de palma, motivo por el cual los fieles, para agradecer a la Virgen Santísima su protección, mandaron hacer una palma de oro, que colocaron en la mano de la imagen.

¿Pero de dónde proviene el nombre de Nuestra Señora de la Paz en toda esta historia?
En realidad, el nombre le fue dado a la imagen mucho tiempo después de los acontecimientos arriba descritos.

Después de la independencia de España, comenzaron en todos los países hispanoamericanos luchas intestinas entre conservadores y liberales que, en diversas circunstancias, se transformaron en cruentas guerras civiles. En una de esas ocasiones, en 1833, uno de los partidos tomó cuenta de San Miguel, y todos esperaban una sangrienta revancha contra los perdedores. Sin embargo, los líderes victoriosos juzgaron mejor evitar una tragedia. Y para mostrar que no tenían la intención de promover más muertes entre hermanos, sacaron la imagen de la Santísima Virgen al atrio de la iglesia. A sus pies, se comprometieron a poner de lado todo propósito de venganza y buscar la reconciliación. A partir de aquel momento, la imagen comenzó a ser llamada Nuestra Señora de la Paz.

En 1921, el Papa Benedicto XV autorizó la coronación de la imagen, y finalmente, en 1953, el Papa Pío XII firmó el decreto designando a Nuestra Señora de la Paz patrona de El Salvador.

Los caminos de Dios
Tales hechos nos sugieren una serie de reflexiones. Dios podría hacer solo todo lo que está en sus sapienciales designios, pero desea la colaboración de los hombres en sus planes. Así, planes inmensos, que a veces influyen en la salvación de miles y hasta millones de personas, pasan a depender, al menos en gran medida, de un grupo de individuos o de una sola persona. Basta pensar en la multitud de almas que, a lo largo de la historia, fueron salvadas gracias a la acción de los padres jesuitas, franciscanos, dominicos y otros. Si San Ignacio no hubiese fundado la Compañía de Jesús, si San Francisco no hubiese abandonado la casa paterna para hacer apostolado, si Santo Domingo no fuese fiel a la prédica del rosario propuesta por la Santísima Virgen, ¡la historia del mundo sería diferente!

Del mismo modo, en el caso que nos ocupa, Dios podría haber mandado a un ángel que transportara la imagen de Nuestra Señora de la Paz y la colocara frente a la iglesia de San Miguel; pero prefirió otro camino. Sin embargo, de alguna forma la imagen fue colocada por alguien —hombre o ángel— en una caja, y ésta llegó a la playa desierta, por caminos y circunstancias para nosotros desconocidos. A partir de entonces, todo un plan de gracias, y hasta la devoción de un país entero a la Santísima Virgen, pasó a depender de la correspondencia a la gracia de un grupo de mercaderes. Un primer grupo, más preocupado con sus propios intereses, dejó la caja donde la encontró. Otro grupo, que no se dejó dominar por el egoísmo, pensó en el bien ajeno y llevó la caja hasta la ciudad. Ninguno de los dos grupos tenía la menor idea de todo lo que dependía de esa caja. Es justamente en este punto que conviene focalizar nuestras reflexiones.

Puede ser que un inmenso plan de Dios esté escondido a lo largo de nuestros caminos. No tenemos la menor idea en qué va a depender de nosotros, pero Dios nos pide el desapego de nuestros intereses, y que tengamos una preocupación por su gloria y por el bien del prójimo. ¿Fantasía? Los primeros mercaderes, en el momento en que dejaron la caja tirada en la playa, habrían considerado una fantasía tal reflexión…

Pidamos, pues, a Nuestra Señora de la Paz que eleve nuestros corazones para que nos preocupemos con las cosas celestiales; que nos interesemos por las “cajas” destinadas a ser transportadas por nosotros. Pues así es que cumpliremos los magníficos designios de Dios, que aún no conocemos.

(http://www.fatima.pe/articulo-558-nuestra-senora-de-la-paz)