14 enero, 2016

San Félix de Nola,

 

 ¡Oh!, San Félix de Nola, vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
su amado santo y que, con amor os abrazasteis a la cruz de Cristo,
para su soldado por siempre ser. Y, grande debió ser vuestra obra,
para que, a vos os rindieran homenajes otros santos. Padecisteis
las persecuciones por Decio y Valeriano. Pero, san Paulino,
poeta y obispo de Nola, escribió vuestra biografía y os tuvo, como
santo protector. También lo hicieron Beda, san Agustín y san
Gregorio Turonense, tanto que, san Dámaso Papa, os dedicó
un vívido poema. El impío Decio, para destruir la Iglesia, ordenó
apresar y procesar a los obispos, presbíteros y diáconos. Y,
entonces, Máximo Obispo, en las montañas de los Apeninos
se refugió, y, como vos, presbítero erais, en la ciudad os quedasteis
a cargo de vuestros fieles, para cuidarlos y protegerlos. Y, mientras
vuestro Obispo, en las montañas refugiado estaba, hambre,
frío, dolor y tristeza padeciendo; vos, amor, caridad y lealtad
le demostrasteis, socorriéndole y sorteando graves peligros y
riesgos de la persecución de vuestro tiempo. Así, tamaña fue vuestra
humildad, que os negasteis a reemplazar a Máximo y, preferisteis
quedaros como presbítero, para continuar evangelizando a vuestra
grey. Y, un día, arrestado fuisteis y conducido a la cárcel, atándoos
con cadenas, permaneciendo así, varios meses. Mientras tanto,
Máximo, vuestro obispo, fallecía, en las montañas. Os pidieron
ser obispo, pero volvisteis a negaros. Un tiempo más, vuestra alma
voló al cielo, luego de haberla gastado en buena lid, para corona
de luz recibir, como premio a vuestra entrega de amor y fidelidad;
¡oh!, San Félix de Nola, “vivo amor y fidelísimo siervo de Jesucristo”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de enero
San Felix de Nola
Mártir


Señor Dios, Rey Omnipotente: tú que le permitiste a tu mártir San Félix conseguir favores tan maravillosos para sí y para sus devotos, haz que nuestra fe sea también tan grande que consigamos maravillosas intervenciones tuyas en favor nuestro y en favor de los que necesitan la ayuda de nuestra oración. Amen.

Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa “feliz”, en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.

Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.

Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.

No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.

Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.

Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.

Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.

Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba.


 (http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Felix_de_Nola.htm)