22 junio, 2025
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo


21 junio, 2025
San Luis Gonzaga, Patrono de los estudiantes
¡Oh!, San Luis Gonzaga, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y que, honor, hicisteis al significado
de vuestro nombre: “batallador glorioso”. Vos, en práctica
pusisteis los consejos de San Roberto Belarmino: Frecuente
confesión y comunión, mucha devoción a Nuestra Señora y
vidas de santos leer, para serlo algún día. “Voto de castidad”,
hicisteis ante la imagen de Nuestra Señora, y os mantuvisteis
puro siempre. A menudo solíais preguntaros, antes de hacer
o algo decir: “¿De qué sirve esto para la eternidad?”. Un día,
os dijo la Madre de Dios: “¡Debes entrar en la Compañía de
mi Hijo!”. Y vos, cumplisteis con Ella, dándoos íntegro. Las
palabras de San Pablo: “Domino mi cuerpo y lo reduzco a
servidumbre, no sea que, enseñando a otros a salvarse, me
condene yo mismo”. Un día pedisteis permiso a vuestro padre,
para haceros religioso, pero él no os dejó y por el contrario, os
llevó a grandes fiestas, palacios y juegos para que se os olvidara
el deseo de ser sacerdote. Después de varios meses os preguntó:
“¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?”, y vos respondisteis:
“En eso pienso noche y día”. Por, ello, él, os hizo desfilar junto
a la caballería, montado en un burro y mirando hacia atrás. Os
silbaron pero con ello, dominasteis tal afrenta. Finalmente,
vuestro padre, os permitió entrar de jesuita. Vuestro confesor,
San Roberto, que os acompañó en la hora de la muerte, dijo que
vos, moristeis sin haber cometido ni un sólo pecado mortal
en vida. Y de milagro, vuestro padre, empezó a volverse mucho
más piadoso de lo que era antes, muriendo santamente. Y,
por ello, en vuestro día, reza la Iglesia: “Señor: ya que no pudimos
imitar a San Luis en la inocencia, que por lo menos lo logremos
imitar en la penitencia. Amén”. Y, un día, desde el cielo os llamó,
Nuestro Padre, y posando vuestros ojos, en el santo crucifijo
dijisteis: “Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del
Señor”. Y, así, voló, vuestra alma al cielo, y éste, se alegró de
teneros, como vos, lo habíais ansiado siempre: ¡Coronado todo,
con corona de luz eterna! Santa Magdalena de Pazzi, os vio
en un éxtasis en el cielo, y djo: “Yo nunca me había imaginado
que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el paraíso”.
Santo Patrono de todos los Jóvenes mantenidos puros y castos;
¡Oh!, San Luis de Gonzaga, “vivo amor, santidad y pureza de Dios”.
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de Junio
San Luis Gonzaga
(Luis en alemán significa: batallador glorioso).
San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568. Hijo del marqués de Gonzaga; de pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social. Siendo niño sin saber lo que decía, empezó a repetir palabras groseras que les había oído a los militares, hasta que su maestro lo corrigió. También un día por imprudencia juvenil hizo estallar un cañón con grave peligro de varios soldados. De estos dos pecados lloró y se arrepintió toda la vida. La primera comunión se la dio San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán.
San Luis estuvo como edecán en palacios de altos gobernantes, pero nunca fijó sus ojos en el rostro de las mujeres. Y así se libró de muchas tentaciones. Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para llegar a ser santo: 1º. Frecuente confesión y comunión. 2º. Mucha devoción a la Sma. Virgen. 3ro. Leer vidas de Santos. Ante una imagen de la Sma. Virgen en Florencia hizo juramento de permanecer siempre puro. Eso se llama “Voto de castidad”. Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: “¿De qué sirve esto para la eternidad?” y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.
Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Sma. Virgen le decía: “¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!”. Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita. Le pidió permiso al papá para hacerse religioso, pero él no lo dejó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. Después de varios meses le preguntó: “¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?”, y el joven le respondió: “En eso pienso noche y día”. Entonces el papá le permitió entrar de jesuita. (En un desfile de orgullosos jinetes en caballos elegantes, Luis desfiló montado en un burro y mirando hacia atrás. Lo silbaron pero con eso dominó su orgullo).
En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo “Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor”. La mamá logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo. San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: “Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo”.
Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. (A veces sentía remordimiento porque le parecía que deseaba demasiado irse al cielo). Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida. Apenas el hijo se hizo religioso su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo.
Santa Magdalena de Pazzi vio en un éxtasis o visión a San Luis en el cielo, y decía: “Yo nunca me había imaginado que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el paraíso”. Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. El era extraordinariamente amable y bien educado. Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día murió. Ese viernes es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. La oración que la Iglesia le dirige a Dios en la fiesta de este santo le dice: “Señor: ya que no pudimos imitar a San Luis en la inocencia, que por lo menos lo logremos imitar en la penitencia. Amén”.


20 junio, 2025
Nuestra Señora de la Consolación, Patrona de Turín


19 junio, 2025
San Romualdo Abad, Fundador de la Congregación Camaldulense de la Orden de San Benito
¡Oh!, San Romualdo; vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y que, honor y fama le disteis al significado
de vuestro nombre: “Glorioso en el mando”. Decíais vos de
la vida en la montaña: “Dichosos los ermitaños que se alejan
del mundo a estas soledades, donde las malas costumbres
y los malos ejemplos no los esclavizan”. Y, allí, en la soledad
de la misma, os dedicasteis a rezar y a penitencia hacer
tanto que, vuestro padre, arrepentido de su antigua vida
os siguió feliz. Fundador de conventos y de milagros hacedor,
vidas de santos leíais y os esmerabais por imitarlos en
cualidades y virtudes sobresalientes. Comías poco y dedicabais
muy pocas horas al sueño, tanto de día, como de noche. En
medio de aquella disciplina, os azotaban tentaciones terribles
de impureza, y los más horribles ataques del maligno, tanto
que, a gritos clamabais: “¡Jesús misericordioso!, compasión
ten de mí”. Y, al oír esto, huía el demonio y la paz y os
cubría de nuevo. Felizmente, os quedasteis entre nosotros
con vuestros “Camaldulenses”, observando perpetuo silencio
y a la oración y a la meditación dedicados. En cierta ocasión
y en claro y vívido éxtasis, dijisteis: “Amado Cristo Jesús,
¡Vos sois el consuelo más grande que existe para vuestros
amigos!” Y, San Grignon de Monfort: “Ante estos campeones
de la santidad, nosotros somos unos pollos mojados y unos
burros muertos”. La última noche de vuestra vida, dos monjes
os visitaron porque os sentíais muy débil, y les pedisteis
que ambos se retirasen y que volviesen de madrugada a rezar
salmos. Pero, presintiendo de que vos, murieseis de pronto,
se escondieron detrás de la puerta. Luego de un rato, no
percibieron ruido ni movimiento, encendieron la luz y vieron
vuestro cadáver, boca arriba, después de que, vuestra alma
había al cielo volado, para coronada ser con corona de luz
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor y fe;
¡oh!, San Romualdo, “vivo penitente y contemplativo de Dios”.
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 junio, 2025
San Gregorio Barbarigo, promotor del hábito de la lectura espiritual
de la Vida y su amado santo. Huérfano como fuisteis,
vuestro padre, os formó de manera increíble y, os hizo
conocer el campo de la guerra, la ciencia y la diplomacia,
pero a vos, os atraía más, el cielo y sus santos frutos:
tener una relación con Dios y la salvación de las almas.
Os encantaba la astronomía y admirabais la gran obra
de Dios. Y, así, un día, os ordenaron de sacerdote,
y os confiaron muchos puestos, entre otros, el de presidente
ser de la comisión para atender a los enfermos de tifo.
Y, vos, allí, mostrasteis cuánto de Dios, teníais, pues
visitabais enfermos, enterrabais muertos, ayudabais viudas
y huérfanos y consolabais hogares que en la orfandad habían
quedado. Vendisteis vuestros bienes y los donasteis
a los pobres, y luego os propusisteis imitar en todo
a San Carlos Borromeo. Propagasteis libros religiosos y leer
a San Francisco de Sales. Cuando salíais a evangelizar,
os hospedabais en casas de vuestros pobres y con ellos
comíais. De día, enseñabais catecismo, y, a la gente pobre
atendíais y por la noche en oración la pasabais. Con el
cargo de Cardenal, os mostrabais como un sencillo sacerdote.
Fundasteis imprentas y propagasteis libros religiosos,
y os esmerasteis para formar seminaristas que fuesen excelentes
sacerdotes. La gente decía: “Monseñor es misericordioso
con todos. Con el único con el cual es severo es consigo
mismo”. Vos repetíais: “para el cuerpo basta poco alimento
y ordinario, pero para el alma son necesarias muchas
lecturas y que sean bien espirituales”. Y, así, luego de
haber gastado vuestra vida en buena lid, voló vuestra
alma al cielo, para coronada ser, con corona de luz,
como premio justo a vuestra entrega de inmenso amor y fe;
¡Oh!, San Gregorio Barbarigo, “viva misericordia de Dios”.
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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17 junio, 2025
San Alberto Chmielowski, Pintor, religioso y fundador


16 junio, 2025
San Juan Francisco Regis, Patrono de los misioneros rurales
¡Oh!, San Juan Francisco de Regis; vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo, y el mismo que,
lenguaje sencillo usasteis para conocer hacer el mensaje
de Nuestro Señor, y así, hicisteis que marchasen a su
conversión, sin importaros la elegancia del sermón.
Uno de vuestros compañeros dijo de vos: “Juan Francisco
se humilla él mismo hasta el extremo, pero demuestra
por los demás un aprecio admirable”. Confesar y predicar
sin dejar de repartir vuestro amor a los pobres y recuperar
las perdidas ovejas para el Reino de los cielos ganar,
fue vuestra vida. Pío XII Papa, de vos dijo: “Un predicador
que merece muy bien llamado ser Patrono de las misiones
populares”. Entre católicos y herejes vuestra tarea
desplegasteis: gente corrompida y buena; pobres y ricos;
sabios e ignorantes, que frutos abundantes dio y sus
antiguas y malas vidas abandonaron. Poco antes de morir
dijisteis vos: “veo a Nuestro Señor y a su Santísima Madre,
que preparan un sitio en el cielo para mí”. Y diciendo:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, sus amorosos
brazos recibieron vuestra alma, que coronada fue con corona
de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor y fe.
Y, más tarde el joven San Juan María Vianey, ante vuestra santa
tumba ser sacerdote, se propuso a toda costa. ¡Y, lo fue!
¡Y qué sacerdote! ¡Qué amor! ¡Qué fe! ¡Qué milagros y dones!
¡oh!, San Juan Francisco Regis; “vivo amor, fe y luz de Cristo Vivo”.
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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16 de junio
San Juan Francisco Regis
Patrono de los misioneros rurales
Cada 16 de junio, la Iglesia celebra a San Juan Francisco Régis, sacerdote y misionero francés de la Compañía de Jesús. Los jesuitas franceses lo tienen como su santo patrono, mientras que la Iglesia toda, por determinación del Papa Pío XII, lo venera como “patrono de los misioneros rurales”.
Juan Francisco fue discípulo directo de San Francisco Javier -quien le ayudó a encontrar su vocación misionera- y entre sus devotos se cuentan santos legendarios como San Juan María Vianney o San Marcelino Champagnat. El primero de estos dos, el Cura de Ars, en la última etapa de su vida llegó a decir: “Todo lo que he hecho se lo debo a él».
Discernimiento
Juan Francisco nació el 31 de enero de 1597 en una pequeña aldea de la región de Languedoc en Francia. En 1611 ingresó al prestigioso colegio jesuita de la ciudad de Béziers, en donde integraría la Congregación Mariana (hoy, Comunidades de Vida Cristiana, CVX).
Con los otros miembros de la Congregación empezó a trabajar en el servicio directo a los más pobres. Esta experiencia lo llevaría a cuestionar el sentido de su vida y particularmente de su futuro. Juan Francisco quería servir al pobre, en quien está Cristo sufriente, y, al mismo tiempo era consciente de que Dios podría estar llamándolo a un compromiso de vida. Entonces, empezó una etapa de reflexión y discernimiento vocacional con la ayuda de algunos jesuitas mayores. Juan Francisco terminaría descubriendo que el Señor lo llamaba a ser sacerdote.
El 8 de diciembre de 1616, a los 19 años, ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en Toulouse. Allí dio muestra de que se estaba tomando las cosas muy en serio. Juan Francisco suscitó la admiración de sus compañeros, testigos de su fervor y entusiasmo. Alguna vez uno de ellos comentó: «Juan Francisco se humilla él mismo hasta el extremo, pero demuestra por los demás un aprecio admirable”.
Misionero rural
En 1630, a los 33 años, fue ordenado sacerdote y al año siguiente fue enviado como misionero a su pueblo natal. Juan Francisco se sintió muy contento por aquel encargo, algo que deseaba de corazón y donde podía poner al servicio de los demás todas sus capacidades, incluyendo la fortaleza física con la que Dios lo había dotado. Se sentía servidor del pueblo, al que amaba como Cristo amó al suyo. Fue también el inicio de un largo itinerario misionero en las más diversas zonas rurales de Francia. Para 1633 ya había realizado los cuatro votos de los jesuitas.
A diario, el santo se entregaba con toda generosidad a sus labores. Sus compañeros solían decir de él: «Juan Francisco hace el oficio de cinco misioneros», y no les faltaba razón. Al jesuita le tocó hacer misión en momentos en los que los hugonotes -protestantes franceses- habían aumentado su presencia en muchos pueblos y comunidades rurales. Estuvo primero en Montpellier, luego en la diócesis de Viviers y después en Le Cheylard. El número de pueblos en los que estuvo es incontable.
A los 43 años, 24 de ellos como religioso, 10 como sacerdote y 9 como misionero, había consolidado el llamado que Dios le hizo desde joven. Su vida sencilla y ejemplar ya le había ganado fama de santidad entre sus conocidos. La gente lo llamaba cariño «el santo», algo que nunca le agradó, aunque aceptaba con mansedumbre.
Servidor de la humanidad, defensor de la dignidad
El P. Juan Francisco SJ construyó varios refugios para mujeres rescatadas de la prostitución. Constituyó un grupo de mujeres acaudaladas para que financien esta obra, y organizó talleres -especialmente de costura- en los que las mujeres rescatadas pudieran trabajar dignamente y agenciarse de lo necesario para vivir. Esto le valió ser blanco de enemigos violentos y poderosos: en más de una ocasión fue golpeado y amenazado de muerte por grupos de proxenetas.
El jesuita también desempeñó un papel muy importante durante la plaga de Toulouse (1631), durante la cual trabajó como enfermero. En esa oportunidad creó la Confraternidad del Bendito Sacramento; y junto con sus miembros constituyó una cadena de solidaridad entre los fieles, cuya ayuda sirvió para recaudar dinero y comida para los hambrientos.
El santo falleció en 1640 e inmediatamente apareció un movimiento popular que lo aclamaba como santo. Fue beatificado el 18 de mayo de 1716 y canonizado el 16 de junio de 1737.(ACI prensa).


15 junio, 2025
La Santísima Trinidad (C)


14 junio, 2025
Los Mártires de Córdova



12 junio, 2025
San Juan de Sahagún, Eremita y predicador OESA
de la Vida y su amado santo. Vuestros padres hijos no
tenían e hicieron una novena de ayunos, oraciones y
limosnas en honor de la Santísima Virgen y obtuvieron
como respuesta de Ella, el nacimiento de vos, que, en
adelante seríais su honor y alegría. Os educaron con
los monjes benedictinos, demostrando inclinación hacia
el sacerdocio, que seguisteis gracias a vuestro obispo.
Ordenado sacerdote os nombró secretario y canónigo de
la catedral, pero éstos cargos nos os llenaban el alma.
Por ello, pedisteis ser nombrado para una pobre parroquia,
donde os sentisteis feliz. La teología se convirtió en
vuestra especialidad, y un día os invitaron a hacer el
sermón en honor de San Sebastián, el mismo que rebasó
todas las expectativas, creciendo vuestra popularidad.
Más adelante, os sobrevino una grave enfermedad con
peligro de perder vuestra vida, y vos, prometisteis a
Dios que si os devolvía la salud, entraríais de religioso.
Y, así fue. Dios os concedió la salud y vos, entrasteis
de religioso agustino. En el noviciado os pusieron a
lavar platos y barrer corredores y desyerbar los campos
y jardines, y vos, siendo todo un doctor, lo hacíais con
gran humildad y total esmero. Un día, mientras servíais
el vino a la comunidad, multiplicasteis el poco de vino
que os quedaba, y lo servisteis a muchos comensales y os
sobró vino. A vos, nadie os ganaba con el cumplimiento
de vuestros deberes, penitencias, obediencia y humildad.
Erais un predicador elocuente y vuestros sermones empezaron
a transformar a las gentes. Como persona erais un hombre
amable con todos, devotísimo del Santísimo Sacramento
y amigo de dedicar largo tiempo a la meditación y a la
oración. Las gentes cuando os veían rezar decían: “parece
un ángel”. El estudio que más os agradaba era el de la
Sagrada Biblia, porque con su lectura comprendíais y
amabais más, la palabra de Dios. Pasabais todo el día
visitando enfermos, poniendo paz entre las familias
desunidas y ayudando a los pobres, tanto que se os olvidaba
de ir a alimentaros. Erais muy duro en la confesión, de
manera especial con los que no querían enmendarse y se
confesaban sólo para comulgar. Vuestra palabra, transformó
a muchos que estaban impasibles en sus vicios y malas
costumbres. Tardabais mucho en celebrar la Santa Misa,
pero vos, veíais a Jesucristo en la Sagrada Eucaristía y
al verlo os quedabais en éxtasis y ya no eras capaz de
proseguir con la celebración. Predicabais fuerte contra
los ricos que explotan a los pobres. Cierto rico, amargado
por estas predicaciones, pagó a dos delincuentes para que
atentaran contra vos. Pero cuando llegaron junto vos,
sintieron un gran terror que no fueron capaces de mover
sus manos. En otra ocasión, hablasteis contra los gamonales
que no pagaban lo justo a sus campesinos y desde entonces
no os permitieron volver a predicar en ese pueblo. Vuestros
preferidos eran los huérfanos, los enfermos, los más pobres
y los ancianos, para ellos recogíais limosnas y buscabais
albergues. A las muchachas en peligro les conseguíais
familias dignas que les dieran amor, sanas ocupaciones y
las protegieran. Vos, hicisteis frecuentes milagros y
salvasteis a Salamanca de la peste del tifo con vuestras
oraciones. Un día, un joven cayó a un hondo pozo y vos
lo sacasteis con solo vuestra correa, y, sin saber cómo,
salió el joven desde el fondo. La gente se puso a gritar
“¡Milagro! ¡Milagro!”, pero vos, os escondisteis para no recibir
ninguna felicitación. Salamanca estaba en sequía, pero vos
dijisteis que con vuestra muerte llegarían lluvias abundantes.
Y así sucedió: apenas entregasteis vuestra alma a Dios,
enseguida llegaron copiosas lluvias. Y, así, y luego de
haber gastado vuestra vida, en buena lid, voló vuestra alma
al cielo para coronada ser con corona de luz, por vuestro amor;
¡Oh! San Juan de Sahagún «vivo amor por el Dios de la Vida».
© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

