07 julio, 2005

DE LA TIERRA DE ADENTRO


LUIS ERNESTO CHACON DELGADO, desde la capital Arqueológica de Sud América, Patrimonio Cultural del Mundo, el Cusco, eleva su voz al infinito y canta a su tierra y a sus Dioses Andinos, y ahí están sus versos al Quwa, (Felino Sagrado), al Illapa (Rayo) y al Apu Ausanqati; asumiendo su rol como hombre andino que recibe el mensaje y luego iniciado canta a la Mama Pacha, a los Awkis y a los Apus, y con sus versos llenos de fe en el nuevo cusqueñismo andino, da calor de nuevo y más vida a la herencia andina, y por fin escuchamos hablar a los mismos dioses de Saqsaywáman, Laqo y Kusilluchayuq, que desde el ukhu pacha comienzan a cantar la historia que la ciencia fue incapaz de ello, y con razón se dice, donde termina ciencia, comienza el arte a descubrir los secretos del mundo y Luis Ernesto, con su libro "DE LA TIERRA DE ADENTRO", llega a tiempo para contar su mensaje, a su pueblo que sediento espera la palabra de los apus y los dioses andinos, en momentos que lloramos la agresión a nuestra Identidad Nacional.

Pero los poemas de Luis Ernesto nos traen este hermoso libro para reencontrarnos por fin con nuestra realidad, porque, en Kusilluchayuq se "abrió el Sésamo Andino" como él dice, y tuvo que llegar Luis Ernesto para contarlo. Creo sinceramente que este poemario, asume plenamente la herencia Inka y Preinka de la Cultura Andina del Cusco y al enfrentarse el autor a los mitos, los interpreta y los descongela para hablar de ellos, y con ellos, gracias a su frondosa creatividad recibimos jubilosos el mensaje andino.

Luis Ernesto, ingresa de esta manera como un clarividente defensor de lo nuestro, de lo Andino y lo Peruano, e ahí el reencuentro con nuestra identidad. Esperamos que siga produciendo estos cantares que aluden al Gran Estado Inka del Cusco. Felicitaciones para el autor. Termino citando algunos hermosos poemas, que a mi parecer reflejan el valor de este precioso libro:

MACHUPICCCHU

Designios superiores te concibieron
te alzaste en la roca misma
en la savia propia de la selva
en el perfume mixto espacial
en la creación salvaje atroz.

La vieja montaña te parió
la vieja montaña tu gente albergó
la vieja monataña tus secretos sabe
siente el bullicio de aquellos aún
los ve caminar, hablar, amar...

El hombre aquél tabicó la amalgama
hizo del cielo su proefecía
de la ubérrima tierra su sustento
del granito su cobijo
bajo el espíritu del sol y la luna.

Vivió su tiempo y se fué
¿A donde, ¿Por qué?
!Dios lo sabe!
!Y mi corazón también!
!Machupicchu, Machupicchu!.

!TAYTACHA! (!SEÑOR!)

Redentor Divino
tu rostro miro
tus espinas también
lacerado tu cuerpo
morada tu piel
gacho tu rostro
humilde tu fin
juraron un día
Patrono hacerte
volcáronse todos
gimiendo implorando
y Tú escuchaste y Tú los oíste
cesó la tierra su epilepsia
la calma volvió
paseáronte de ñuqcho
tus andas llevaron
y todos te aclamaron
grandes y pequeños
extraños y cholos
constreñido el corazón
rodillas en loza
abrazos y rezos
tembló Huacaypata
!gritaron!
!milagro! !milagro!

Luis Barreda Murillo
Dr. en Antropología y Ciencias Históricas, fundador del programa de Arqueología de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco- UNSAAC.

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