13 febrero, 2018

San Benigno de Todi

 
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¡Oh!, San Benigno de Todi, vos, sois el hijo del Dios de la Vida y  
amado santo, y el que, honor hicisteis al significado de vuestro
nombre: “aquel que actúa con benevolencia”. Cuentan que un fraile,
quiso llevar a su convento vuestra cabeza, que reposaba dentro
de un relicario de plata en el monasterio de benedictinas, pero,
no pudo salir del templo, por no haber podido localizar las puertas,
así, se vio obligado a depositar vuestras reliquias en el sitio
donde estaban. Vos, en vida, os disteis a conocer como un gran
propagador de la fe cristiana; haciéndolo con alegría y con notable
entusiasmo. Y, Ponciano, que os conocía muy bien, os consagró
presbítero para apoyarse en vos, para la propagación de la fe. Los
crueles Maximiano y Diocleciano, están persiguiendo a los creyentes,
pero la grey confortada está, por vos, que con riesgo de vuestra
vida, la hacéis fuerte y valerosa. Socorréis a los confesores,
los presos en las cárceles, visitáis las casas de los débiles
buscándolos por los campos y estáis cerca de los que torturados
son, acompañándolos en su martirio. Lleno, del Espíritu Santo,
predicabais imitando a vuestro Maestro, Jesucristo, para intentar
convertir a los paganos idolátricos, animándolos a comprender
que, los ídolos son una falsía y su culto tributado, es ofensa a
Dios. Y, no os importa ya vuestra vida, pues, sois de la verdad
portador y, conocéis bien que ella no os pertenece. Por ello,
incómodo para los impíos resultasteis y luego, la maldad cuerpo
tomó: fuisteis apresado y obligado a apostatar, cosa que jamás
hicisteis a pesar de los tormentos que soportasteis vos, y
vuestro valiente discípulo, hasta que logran cortaros la cabeza,
aquella misma que el fraile aquél, quiso llevar a “mejores manos”.
Pero, ¡qué bien hicisteis vuestra tarea catequética de mano del
maravilloso Espíritu Santo, que nunca os abandonó. Hoy, hacen
falta muchos sacerdotes en el mundo que os imiten, no sólo
en la palabra, sino en la obra. Así, voló vuestra alma al cielo,
para corona de luz recibir como premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Benigno de Todi, “vivo amor por la grey del Dios Vivo”.

 

2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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13 de Febrero
San Benigno de Todi
Presbítero y Mártir
Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: En Todi, ciudad de la Umbría, san Benigno, presbítero y mártir (s. IV).


Etimología: Benigno = Aquel que actúa con Benevolencia, es de origen latino.
Breve Biografía

Dicen que un fraile, en un arrebato de falsa devoción, quiso llevarse a su convento -eso que se llama robar una cosa sagrada y como agravante en un sitio también sagrado- la cabeza del santo que reposaba dentro de un relicario de plata en el monasterio de benedictinas que se llama «De las Milicias», en Todes. En su intento, y sin saber muy bien lo que pasaba, no pudo salir del templo por no poder localizar las puertas hasta poco antes tan expeditas. Así, se vio obligado a depositar la reliquia de san Benigno en el sitio que le correspondía.

Todes es una de las primeras ciudades evangelizadas de Hungría. Benigno vive en la segunda mitad del siglo III. Y se ha dado conocer entre los suyos como un insigne propagador de la fe cristiana; lo hace con alegría y con notable entusiasmo. El obispo Ponciano conoce su afán apostólico y está al tanto de la sinceridad de su vida; un día lo consagra presbítero para apoyarse en él en el cumplimiento obligado de atender a su grey y de extender la Salvación.

Llegada la persecución de Maximiano y Diocleciano, la comunidad de creyentes está confortada por la atención espiritual que con riesgo constante de su vida le presta el buen sacerdote Benigno. Socorre a los confesores de la fe presos en las cárceles; visita las casas de los débiles y les busca por los campos que los cobijan para darles aliento; y se las arregla para estar cerca de los que son torturados, acompañando hasta donde es posible humanamente a los que se disponen al martirio.

Pasado el peor momento de estupor, se llena de la audacia del Espíritu Santo y comienza a predicar con fortaleza de Jesucristo. Ahora lo hace públicamente en el intento de convertir a los paganos que están en el terrible error de la idolatría. El principal foco de atención de su discurso es hacerles comprender que los ídolos son una necedad y el culto que se les tributa supone una verdadera ofensa al único Dios que merece adoración y puede darles la salvación ofrecida a todos los hombres sin excepción. Ya no le importa su vida. Se sabe portador de la verdad y conoce bien que ella no es exclusivamente para él. Sólo Jesús es el Señor y todos han de servirle.

Lo que era presumible con ese comportamiento se hace realidad. Es apresado y obligado a apostatar, siendo inútiles los tormentos que tuvo que soportar el fiel y valiente discípulo. Por fin, muere el 13 de febrero del año 303 con la cabeza cortada, aquella que el fraile quiso cambiar de sitio.

La catequesis, es decir, llevar a Cristo a los demás, comporta la responsabilidad de ser fiel a lo que se propone y ni que decir tiene que en este contexto la vida humana no es ningún valor absoluto. ¡Qué bien lo supo hacer san Benigno sin tener que darle vueltas a los textos de las bibliotecas de las universidades que aún no se habían inventado! Fue sencillamente el don del Espíritu Santo. Hoy también hacen bastante falta sacerdotes -no sólo en Hungría- cuidadosos menos de su propia vida que de la Salvación que ofrecen y ¡obispos que los descubran!

(http://es.catholic.net/op/articulos/32021/benigno-de-todi-santo.html)

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