
¡Oh!, Santa Ester, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa, y a la zasón reina de Persia en aquél tiempo
y que, honor hicisteis al significado de vuestro nombre:
“estrella” Vuestro libro, el El libro de Ester, nos narra la historia
en la que El rey Asuero, repudia a la reina Vasti, su mujer,
para que vos, os convirtieras en su esposa y reina de Persia.
Vos, confiabais en Dios y os sobrepusisteis a vuestra debilidad
e intercedisteis por vuestro pueblo cuando el primer ministro
Amán, quiso exterminar a todos los judíos, por Mardoqueo,
empezando, padre adoptivo vuestro. Vos, en un banquete, al
rey confiasteis vuestro origen hebreo y protección pedisteis
para vos, y para los vuestros contra Amán. El rey os concedió
lo pedido y Amán colgado fue en el mismo patíbulo que había
preparado para Mardoqueo, y vuestro pueblo fue autorizado a
vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto
de Amán, debía aniquilado ser en el reino de los persas. En
memoria de este acontecimiento vuestro pueblo instituyó la
Fiesta de las Suertes. Los santos Padres ven en vos, a quien
por su pueblo intercedió, una figura de la Santísima Virgen
María, “auxilium christianorum”. Y, Dios, sólo lo sabe y lo
sabe muy bien, porque vos, fuisteis para vuestro pueblo y
por disposición de Él, lo que es María para el pueblo cristiano.
Por ello, estáis hoy, coronada toda de luz como justo premio
a vuestra entrega increíble de amor, misericordia, valor y fe;
¡oh!, Santa Ester, “viva émula de María y estrella de Dios”.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1° de Julio
Santa Ester
Reina de Persia
Etimológicamente significa “estrella”. Viene de la lengua persa. El 
libro de Ester contiene una de las más emocionantes escenas de la 
Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina 
Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, 
confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su 
pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar
 a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. 
En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió 
protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey 
concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había 
preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de
 sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser 
aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz 
acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las
 Suertes).
El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia hebrea, sólo 
contiene 10 capítulos, y es más corto que el originario, debido a que la
 Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim, 
en que se leía este libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo
 añadió los últimos capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos 
que se encuentran en la versión griega de Teodoción, pero faltan en la 
forma actual del texto hebreo.
El carácter histórico del libro siempre ha sido reconocido, tanto por
 la tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho manifiesto nos 
muestra la historicidad del libro, y es la existencia de la mencionada 
fiesta de Purim, que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin 
embargo, han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que 
relegan el libro de Ester a la categoría de los libros didácticos o le 
atribuyen solamente un carácter histórico en sentido lato. Es éste un 
punto que debe estudiarse a la luz de las normas trazadas en la 
Encíclica “Divino Afflante Spiritu”. Hasta aclararse la cuestión damos 
preferencia a la opinión tradicional.
En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos por la época
 de Jerjes I (485-465 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.
La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de
 Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro
 de Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos y
 protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros
 sagrados.
Los santos Padres ven en Ester, que intercedió por su pueblo, una 
figura de la Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que 
Ester fue para su pueblo por disposición de Dios, lo es María para el 
pueblo cristiano.
 
