¡Oh! Santa Bibiana, vos sois la hija del Dios de la vida y,
su amada santa que víctima fuisteis de la persecución
de Julián el Apóstata y que éste, os obligó a apostatar
de vuestra fe, encerrándoos en la cárcel. Vos, así os
enfrentasteis al gobernador con valor y arrojo, hasta
que os ataron a una columna y os flagelaron y jamás
desististeis de vuestra fe. Así, mataron vuestro cuerpo,
pero vuestra alma, intacta voló a su único Amo: Dios,
quien os coronó, con corona de luz y de eternidad, como
premio a vuestra entrega de amor, fe, valor y constancia.
Bernini, os representa con los instrumentos del martirio
que os dieron la vida: la columna donde fuisteis flagelada,
los azotes, la corona del martirio y vuestra sonrisa eterna.
Hoy, luego de una capilla, está la basílica, sobre el monte
Esquilino construida por Simplicio Papa; en cuyo pórtico
se lee: “juxta Licinianum ubi corpus eius requiescit”;
¡oh!, Santa Bibiana, “viva por la gloria de Jesucristo”.
su amada santa que víctima fuisteis de la persecución
de Julián el Apóstata y que éste, os obligó a apostatar
de vuestra fe, encerrándoos en la cárcel. Vos, así os
enfrentasteis al gobernador con valor y arrojo, hasta
que os ataron a una columna y os flagelaron y jamás
desististeis de vuestra fe. Así, mataron vuestro cuerpo,
pero vuestra alma, intacta voló a su único Amo: Dios,
quien os coronó, con corona de luz y de eternidad, como
premio a vuestra entrega de amor, fe, valor y constancia.
Bernini, os representa con los instrumentos del martirio
que os dieron la vida: la columna donde fuisteis flagelada,
los azotes, la corona del martirio y vuestra sonrisa eterna.
Hoy, luego de una capilla, está la basílica, sobre el monte
Esquilino construida por Simplicio Papa; en cuyo pórtico
se lee: “juxta Licinianum ubi corpus eius requiescit”;
¡oh!, Santa Bibiana, “viva por la gloria de Jesucristo”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Diciembre
Santa Bibiana (Viviana)
Mártir
Santa Bibiana (Viviana)
Mártir
Martirologio Romano: En Roma, santa Bibiana, mártir, a quien el
papa san Simplicio dedicó una basílica en el Esquilino (s. inc.).
Etimología: Bibiana = “aquella que vive”, es de origen latino.
Ya se menciona en el Liber Pontificalis el culto a la mártir Bibiana
cuando se afirma en él que el Papa Simplicio (468 – 473) le dedicó una
basílica. Restaurada en el siglo XVII por el infatigable papa Urbano
VIII quien con su pasión renacentista, además de salvar un monumento
antiguo, quiso dejar un testimonio litúrgico del hallazgo incluyendo en
el calendario de la Iglesia universal la fiesta de Santa Bibiana en el
día 2 de Diciembre. La basílica tiene tres naves divididas por ocho
columnas antiguas y contiene una escultura graciosa de la Santa
esculpida por Bernini. Está situada cerca de la vía férrea, da nombre al
túnel por donde se ésta se cruza —Arcos de Santa Bibiana— se halla
próxima a la Stazione Termini.
¿Quién fue Santa Bibiana?
Bernini, todo arte, la representa con los instrumentos del martirio
que le dieron la Vida: la columna donde fue flagelada, los azotes, la
corona del martirio y la sonrisa en su cara. Pero todo ello, con ser
verdadero, es cosa común y aplicable a la mayor parte de los mártires
cristianos en la Roma pagana, por lo que es decir mucho y, al mismo
tiempo, nada acerca de un personaje concreto.
El relato de las actas no es fiable. Las actas de los mártires que
comienzan a proliferar y los escritos aún más tardíos del martirio no
son dignos de crédito histórico por las añadiduras apócrifas y
contradicciones que contienen. Incluso los datos que se mencionan, como
hacer responsable de su martirio al emperador Juliano el Apóstata,
adolecen de un pronunciado desinterés cronológico. La leyenda de nuestra
santa que relata pormenorizadamente su martirio es una novela ejemplar
que aplica un esquema general romano.
Pero es cierto que Santa Bibiana existió y que fue mártir.
Posiblemente también existieron su madre Dafrosa y su hermana Demetria
cuyos sarcófagos intactos se descubrieron debajo de los dos vasos de
vidrio con inscripciones que conservaban las reliquias de la Santa. La
historia se remonta como más remoto documento al papa Simplicio que se
sitúa en el siglo V. La veneración de esta mártir es anterior al ese
dato. Y por ello no está lejos de la verdad histórica la afirmación de
que vivió santa Bibiana a finales del siglo III, antes incluso de lo que
cantan las actas.
Es, pues, Bibiana una santa de la que poco sabemos por los documentos
que pueden aducirse con valoración histórica cierta. Conocemos su
existencia y la entrega colmada, definitiva, que de su vida hizo a Dios,
dándole un sí apoteósico con el martirio. Todo lo demás ¿qué importa?
Al fin y al cabo, las piedras talladas, papiros, pellejos, papeles y
datos informáticos en donde pueda constar la historia más completa de
cualquier santo no son más que raspar en la corteza sin alcanzar jamás
ese núcleo personal de la relación entre el santo —la santa en nuestro
caso— y Dios. Lo que consta en los archivos nos puede llevar al
reconocimiento de sus virtudes, pero la reciprocidad de amores entre
redimido y Redentor es un misterio siempre escondido para la historia y
patente sólo cabe Dios.