 
 
¡Oh!, San Germán de Capua, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado santo, y que, por misión tuvisteis
la de convencer a los bizantinos, para que, fin pusiesen
al “cisma acaciano”, que duraba ya, treinta y cinco años,
y, que, con éxito culminó, firmándose a vos, gracias
la famosa “Fórmula de Hormisdas”. Vos, que nacisteis en cuna
de oro, lo disteis todo a los pobres, para luego dedicaros a
la oración y a la vida espiritual. Más tarde, elegido fuisteis
obispo por el clero gracias a la aclamación popular, dedicándoos
en cuerpo y alma, a la evangelización de vuestra fiel grey,
con benévola paciencia y el conocimiento del amor a Cristo.
Fiel amigo de san Benito, de san Sabino, y del Papa San Juan I,
propiciasteis un clima de piedad y de amor hacia los pobres.
Amado y querido en vuestro tiempo, tanto por propios y extraños,
cuando vos, entregasteis vuestra alma al Padre, cuenta San
Gregorio, que, hallándose San Benito en el Monte Casino, vio a
los ángeles del Señor llevando vuestra alma “a la eterna felicidad”.
Y, sí, hoy, estáis en la plena gloria coronado todo de luz
como justo premio a vuestra entrega sin medida de amor y fe;
¡Oh!, San Germán de Capua, “vivo milagro de Cristo”.
de la vida y su amado santo, y que, por misión tuvisteis
la de convencer a los bizantinos, para que, fin pusiesen
al “cisma acaciano”, que duraba ya, treinta y cinco años,
y, que, con éxito culminó, firmándose a vos, gracias
la famosa “Fórmula de Hormisdas”. Vos, que nacisteis en cuna
de oro, lo disteis todo a los pobres, para luego dedicaros a
la oración y a la vida espiritual. Más tarde, elegido fuisteis
obispo por el clero gracias a la aclamación popular, dedicándoos
en cuerpo y alma, a la evangelización de vuestra fiel grey,
con benévola paciencia y el conocimiento del amor a Cristo.
Fiel amigo de san Benito, de san Sabino, y del Papa San Juan I,
propiciasteis un clima de piedad y de amor hacia los pobres.
Amado y querido en vuestro tiempo, tanto por propios y extraños,
cuando vos, entregasteis vuestra alma al Padre, cuenta San
Gregorio, que, hallándose San Benito en el Monte Casino, vio a
los ángeles del Señor llevando vuestra alma “a la eterna felicidad”.
Y, sí, hoy, estáis en la plena gloria coronado todo de luz
como justo premio a vuestra entrega sin medida de amor y fe;
¡Oh!, San Germán de Capua, “vivo milagro de Cristo”.
© 2017 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Octubre
San Germán de Capua
Obispo
Martirologio Romano: En Capua, en la Campania, san Germán, obispo, del que habla el papa san Gregorio I Magno en sus escritos. c. 541.
Nació en Capua, hijo de Amancio y Juliana, ilustres ciudadanos de la 
ciudad; al morir su padre, Germán heredó un ingente patrimonio y, con el
 consentimiento de su madre, vendió todo y donó a los pobres lo 
recaudado. Así se pudo dedicar más libremente a la vida espiritual, a la
 que se sentía llamado, con las santas lecturas, oración y 
mortificaciones. En el 519, al morir el obispo de Capua, Alejandro, fue 
designado por el clero y el pueblo, a sucederle; después de resistirse 
por humildad, aceptó el encargo.
El “Liber Pontificalis” nos relata algunos hechos ciertos; el papa 
san Hormisdas, después que habían fallado los intentos de sus 
predecesores, pensó en terminar con el cisma acaciano en Oriente, cuando
 fue elegido emperador Justino I en el 518.
El cisma tuvo origen cuando el patriarca de Constantinopla, Acacio, 
para terminar con la controversia entre católicos y monofisitas, acordó 
con estos últimos, sugerir al emperador Zenón de Bisancio promulgar, en 
el 482, el “Henótikon”, fórmula de unión de los dos pensamientos 
religiosos; la fórmula dirigida a todo el imperio no resolvió algunos 
puntos teológicos delicados, y no satisfizo a ninguno. El papa san Félix
 III depuso y excomulgó a Acacio, en el 484, iniciando así el cisma, que
 duró 35 años.
El cisma que había separado de Roma a la Iglesia de Oriente, provocó 
el concepto de independencia del Sumo Pontífice, el cual reivindicaba el
 derecho pontificio para definir en materia de fe y disciplina. El 
emperador Justino I, desde el mismo día de su elección, junto con otros 
personajes influyentes de la corte bizantina, como su sobrino Justiniano
 y el patriarca Juan, pidieron al Papa que enviase una legación para 
restablecer la paz entre las dos Iglesias.
Así en Enero del 519, el papa san Hormisdas, de acuerdo con el rey 
Teodorico, envió una tercera legación, guiada por el obispo de Capua, 
Germán, y compuesta además de otro obispo llamado Juan, el diácono 
romano Félix, el célebre Dióscoro, diácono alejandrino residente en 
Roma, del sacerdote romano Blando y el notario eclesiástico Pedro. El 
hecho de que Germán encabezara esta misión, denota el gran aprecio que 
se tenía por su doctrina, sabiduría y virtud. Fueron acogidos 
triunfalmente en Constantinopla y recibidos en solemne audiencia por el 
Emperador; leído el célebre libelio del papa san Hormisdas, por fin los 
obispos presentes aceptaron las tesis pontificias y también el patriarca
 Juan se aceptó la fórmula del Papa. La paz en la Iglesia se había 
alcanzado y el cisma finalizado.
Los legados pontificios permanecieron más de un año en Bizancio para 
consolidar el resultado de la reconciliación, en la que se condenó 
también como herejes a Nestorio y Eutiques, y para superar los problemas
 que podrían causar algunos monjes escindidos. Hacia el 520 regresaron a
 Roma.
San Gregorio Magno en sus “Diálogos” nos narra la gran amistad que le
 unió a san Benito de Nursia, que en una visión que tuvo en Montecasino,
 vio su alma elevada al cielo por los ángeles. Oró toda su vida por la 
santificación de san Pascasio. También fue amigo de san Sabino, obispo 
de Canosa y del papa san Juan I. Patrón de Cassino.
(http://vidas-santas.blogspot.pe/2013/10/san-german-de-capua-obispo.html)
 
