Día litúrgico: Domingo XXIX (A) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mt 22,15-21): «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios».
Hoy, por decirlo de alguna manera, Dios defiende su terreno:
ni quiere pisotearnos ni acepta que le pisoteemos. ¿Hasta dónde llega el
poder del “César”? ¿A partir de dónde empieza el poder de Dios? ¡Qué
malos somos! ¡Incluso desearíamos poner una frontera entre “yo” y
“Dios”!: aquí está mi libertad y allí está tu cielo… Dios no quiere
mezclarse en nuestros asuntos temporales, pero tampoco acepta que
anulemos su voz… Cierto, “soy libre”; pero también es cierto que sin
Dios “yo no sería libre” (ni siquiera “yo sería”).
—«Sólo Dios es Dios, y dejemos que Dios sea Dios» (Benedicto XVI).